2ª DESDE
LAS 5,45
ESTAMOS RESPONDIENDO AL FUEGO Adolf Hitler (1889—1945):
Sonó el teléfono.
---La abuela ha muerto—la abuela ha muerto---dijo el hombre al otro lado
de la línea. El receptor del mensaje colgó y dio a sus hombres la orden de
marcha.
Cuando se acercaban a su meta, un edificio junto a un poste de madera de
más de cien metros de alto en la frontera alemana con Polonia, estaba declinando el último día
de agosto del año 1939, no está claro si eran cinco o seis hombres. Todo se estaba produciendo según el plan y
rápidamente se apoderaron de la emisora. Sin embargo la operación quedó
frustrada por la imposibilidad de emitir las propias señales: la emisora sólo
retransmitía la programación emitida desde Breslavia . Finalmente, uno de los
hombre, el más ducho en técnicas radiofónica,
encontró un micrófono de comunicación interna que en ese momento escuchaban el
Volksempfanger” oyeron la noticia de que la emisora de Gleiwitz había sido
atacada por un grupo de polacos, noticia seguida de una proclama en polaco que
animaba a todos los polacos a que lucharan contra los alemanes. Desde hacía
semanas los periódicos y la alemana, bajo la dirección del ministro de
propaganda Joseph Goebbels, venían informando de ataques polacos en la
frontera. En esas circunstancias como la ocupación de aquella emisora alemana
cerca de Gleiwtz, ciudad de la Alta Silesia, parecía haberse llrgada n momento
crítico.
Todo aquel que la mañana del día siguiente, el 1 de
septiembre de 1939, Conectó el Volksempfanger oyó Adolf Hitler la palabra ante el
Reichtag—una mera asamblea de camisas pardas desde que, años atrás, se hubiera
eliminado a los adversarios políticos, que había sido convocado de forma
apresurada. Hitler se puso la careta de paladín de la paz y, sin apostar ni una
sola prueba concreta,enumeró todo los
esfuerzos y tras referirse a los ataques
polacos contra ciudadanos alemanes, declaró: “Hoy por la noche Polonia ha
disparado por primera vez en nuestro propio territorio y con soldados regulares.
Desde las 5/45 estamos respondiendo al fuego. Y a partir de ahora responderemos
a las bombas con las bombas”
La hora declarada de las 5/45 era falsa. Una hora antes el buque de guerra
alemán Scheswig—Holstein, que estaba anclado en el puerto de Dancing (Ciudad de Prusia Oriental también conocida
por su nombre polaco, Gdansk), ya había disparado contra el fuerte polaco de Westerplatte.
Mientras Hitler hablaba las tropas alemanas estaban cruzando la frontera polaca
con un despliegue de fuerza avasalladora
y con el apoyo de ataques aéreos masivos. Desde las primeras horas era
imposible no ver que aquello no era una guerra defensiva , sino una ofensiva
planeada desde hacía mucho tiempo. El 3 de septiembre Gran Bretaña y Francia
declararon la guerra a Alemania: la segunda guerra mundial había
comenzado.
Desde hacia años Alemania se iba
acercando paso a paso hasta el umbral de la guerra. Después de que Adolf Hitler
fuera nombrado canciller del Reich en enero de 1933, EL y sus secuaces,
los nacionalsocialistas, lograron hacerse ráìdamente con el poder absoluto del país. Pronto disolvieron por la fuerza a
todos los partidos salvo el NSDAP y encerraron en campos de concentración o
asesinaron a los adversarios políticos y
los judíos. La opinión pública había aceptado todo esto sin ofrecer demasiada
resistencia, pues con los nacionalsocialistas parecía que Alemania volvía a ser
fuerte y que había superado la miseria
económica. Pronto se alcanzó el pleno empleo. ¿Eran los nacionalsocialistas
unos expertos de la economía y Hitler un genio de la política económica? Ni una
cosa ni la otra. A este último los asuntos económicos le interesaban más bien
poco, y las cifras le aburrían. Las causas de la recuperación económica fueron
el enorme rearme militar y la adopción de unas medidas presupuestarias
temerarias. Tan sólo cuatro días después
de su nombramiento como canciller, Hitler, lucho en el bando franquista
y en 1937 un escuadrón de bombarderos alemanas redujeron Gernika a
escombros y cenizas. En agosto de 1936,
en un memorándum secreto, Hitler ordenó que al cabo de cuatro años el ejército
alemán tenía que estar en condiciones de soportar una guerra. La política
económica de Hitler, por tanto fue la preparación para la guerra. Ese mismo
año, la celebración de los juegos Olímpicos
en Berlín le sirvió a Hitler para organizar un espectáculo sin
precedentes con el que ofuscó no sólo Alemania, sino al mundo entero. En marzo de 1938
la Whermacht invadió Austria y Hitler anunció en Viena el Anschlus
(“anexión”) de su antigua patria al Reich alemán. Tampoco en este momento se
observó ninguna reacción destacable las demás potencias europeas. A continuación Hitler exigió a
Checoslovaquia la cesión de las
provincia de los Sudestes (donde vivía
la minoría germano hablante) al Reich
alemán. En la conferencia de Múnich de setiembre de ese mismo año, Inglaterra y
Francia, que habían optado por la estrategia del appeasement
(^apaciguamiento^), también consintieron al agresor este último atropelló.
Hitler se puso furioso, pues su objetivo no era otro que provocar la guerra.
Francia e Inglaterra permanecieron de brazos cruzados incluso cuando, en marzo de 1939, Hitler se apoderó del resto de Checoslovaquia.
Entonces Hitler se dirigió a Polonia. Preparó el ataque como pretexto de que los polacos habían atacado a
ciudadanos alemanas en Danzig y con una propaganda que no se cansaba de
calificar a esta ciudad alemana. Tras
firmar un pacto de no agresión con su archienemigo Stalin y acordar en secreto con la futura
repartición de Polonia conquistada , en
agosto de 1939 ya se encontraba ante un
camino expedito. Para la
invasión era necesario un motivo medianamente presentable, aún cuando pocos
días antes de la guerra Hitler hubiese declarado: “Nadie preguntará al vencedor
si dijo la verdad”. La tarea de brindar un motivo para desencarnar la ofensiva
fue encomendada a Reinhard Heydrich (el segundo del Reichsfuhrer SS Heinrich Himmler ), que a su vez delegó la misión en Alfred Naujochs, el hombre adecuado para las faenas especiales. La noche
del 31de octubre, Heydrich (el segundo del Reichsfuhrer
SS Heinrich Himmler), que a su vez delegó la misión en Alfred Naujocks, el hombre adecuado para las faenas
especiales. La noche del 31 de octubre, Heydrich teléfoneó a Naujocks y dijo las
palabras “La abuela ha muerto”: era la
contraseña para entar en acción. Naujocks y sus hombres, que se habían dejado
crecer la barba y patillas para parecerse a la imagen que entonces los alemanes
tenían de los polacos, “ocuparon” la emisora de Gleiwitz. Para que no cupiera
ninguna duda acerca de la autenticidad del ataque polaco, dejaron un muerto.
Franciszek Honiok, un silesiano de ascendencia polaca que había sido detenido
en la víspera, sirvió de “conserva”, cínica denominación que utilizaban las SS
para referirse a las víctimas ficticias. Puede considerarse a Franciszek Honiok
la primera víctima de la segunda guerra mundial. Le inyectaron veneno y le
tomaron una fotografía que mandaron a Berlín, donde la propaganda hizo el
resto. Sin embargo, Heydrich no había quedado satisfecho, y ordenó que se colocarán
de inmediato en la sala de mando de la emisora dos “conservas” más,
dos presos que habían sido asesinados en el campo de concentración de Schsenhausen. En su discurso,
Hitler no mencionó la “ocupación” de la emisora de Gleiwitz, pero la propaganda
en los periódicos y la radio declaró que este ataque a la emisora perpetrada
por guerrilleros polacos era la gota que había colmado el vaso. Ahora ya había
fuego al que poder responder” Los polacos pudieron ofrecer. El
ejército polaco, técnicamente muy inferior, luchó con valentía pero en vano.
Cuando el 17 de septiembre de 1939 el gobierno polaco huyó a territorio rumano y el
Ejército Rojo de Stalin, según lo acordado con Berlín, invadió el este de
Polonia, el destino del país. Varsovia quedó sellada y reducida por los
bombardeos aéreos alemanes a un montón de ruinas, capituó diez días después. El
6 de octubre se rindieron los últimos soldados polacos que resistían, tras lo
cual los soldados alemanes ocuparon la ciudad con sus métodos espantosos. La
segunda guerra mundial se cobraría la vida de más de sesenta millones de
personas. De todas ellas, al menos seis millones fueron polacos, la mayoría de
ellos civiles.
Volksempfanger
era un modelo de receptor de radio diseñado por Otto Griessing a instancia de
Goebbels
Whermacht. Con este nombre
se designó a las fuerzas aramadas alemanas en la época posterior al Tratado de
Versalles y antes de que fueran rebautizadas como Wehrmacht
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