martes, 3 de julio de 2012


3ª ¿QUEREIS LA GUERRA TOTAL?                                       Josep Goebbels (1897—1945)
Joseph Goeebbels conmocionado. A finales de 1942 no paraban de llegar malas noticias sobre el 6º ejército, cercado en Stalin grado. ¿Deberían darse finalmente por vencidas las tropas alemanas ante los rusos?                                                                            Al ministro del Reich de propaganda le asaltó el miedo de que pudiera perderse la guerra. A él, el maestro de la ofuscación que desde la llegada al poder de los nacionalsocialistas había hechizado una y otra vez los alemanes con sus artes demoniacas, le costó trabajo mantener la compostura. Se resquebrajó su creencia en la inefabilidad de su Fuhrer, Adolf Hitler, al que pocos veneraban tanto como él. Después de que Inglaterra, capitaneada por Churchill, logrará resistir los ataques aéreos alemanes contra la isla Británica, Hitler dirigió su furor de conquista contra Rusia y ordenó a la Wehrmacht la ofensiva contra la Unión Soviética. El dictador alemán nunca pensó en respetar el pacto de no agresión firmado con Stalin; al contrario: desde  el principio de la guerra el objetivo de Hitler no fue sino la conquista y destrucción  de la Unión Soviética. El pacto germano—soviético le sirvió de seguro transitorio para la invasión de Polonia y para guardarse las espaldas mientras luchaba contra las potencias occidentales.                                                            El 22 de junio de 19941 el ejército alemán  puso en marcha la Operación Barbarroja: se adentró en la gran extensión del territorio ruso con tres millones de hombres y más de 3.500 carros de combate divididos en tres grupos de ejércitos (Norte, Centro y Sur). En lo que se esperaba que fuera una guerra de conquista sin piedad, los soldados alemanes debían destruir la Unión Soviética y hacer realidad el sueño nacionalsocialista de obtener “espacio vital en este”. Como justificación no contaban únicamente con la ideología de la superioridad de Herrenrasse (“raza de  señores”) aria, sino que, además, Hitler proclamó que la guerra contra la Unión Soviética era la Krieg zweier weltanschuungen (“guerra entre dos cosmovisiones”), en la cual, tal como se indicó explícitamente al ejército alemán, la caballerosidad y el tradicional código de honor soldadesco eran improcedentes”. La Komissarbefehl (orden de los comisarios) ordenaba que los comisarios políticos enemigos capturados fueron ejecutados inmediatamente y los asesinatos de los Sondereinsatz-gruppen (grupos especiales de intervención) sembraron el terror en la zona de retaguardia. Los judíos fueron reunidos y fusilados a miles sin excepción. Al principio, la victoria contra el Ejército Rojo parecía ser solo una cuestión de tiempo. Tras conquistar rápidamente el Báltico, Ucrania y Bielorusia, la Wwhrmacht avanzó hasta las puertas de Moscú. Entonces llegó el otoño y el barro, y finalmente el invierno. La ofensiva soviética de invierno recuperó muchos territorios conquistados por el ejército alemán. El verano de 1942 volvió a traer éxitos para la wehrmaccht, como la conquista de Crimea y la incursión en el Cáucaso pero poco apoco fue quedando claro que la ambición de Hitler había extendido demasiado el frente. Se estaban terminando los recursos para abastecer a las tropas y el ejército Rojo todavía distaba de ser vencido; por el contario, gracias a los suministros de material de los aliados y al traslado de buena parte del armamento a las profundidades de Siberia, Stalin pudo movilizar nuevas tropas. Hitler había dado la orden de conquistar la ciudad que llevaba el nombre de su enemigo; Stalin grado. Cuando la ciudad estaba a punto de caer, los soldados alemanes se enzarzaron en costosos combates casa por casa. Sin embargo, e destino del 6º. Ejército se decidió fuera de la ciudad. La situación geográfica de Stalin-grado, junto a una gran curva del Volga, permitió al ejército soviético realizar una vigorosa operación de tenaza y cerca a los alemanes en noviembre de 1942. En lo sucesivo Hitler recibió en la Wolfsschanze (la´Guardia del Lobo´), su cuartel general en Rastenburg (Prusia Oriental, actual Polonia), una noticia catastrófica tras otra. Con todo, poco antes de Navidad Hitler prohibió la retirada y ordenó que se conservara Stalin grado a toda costa.                                                                   Mientras los soldados alemanes pasaban hambre y morían en Stalingrado,Goebbels pasó el fin de año en su finca al norte de Berlín. Hasta entonces su carrera había descrito un ascenso vertiginoso. Nacido  en la localidad renana de Rheydt, estudio filosofía y literatura materia en las que llegó a doctorarse. Por culpa de un pie Zambo no ingresó en él ejército. Tras la primera guerra mundial tuvo una crisis existencial. Después de fracasar en sus intentos literarios, dirigió su atención hacia las ideologías que dominaban la política, en el periodo de posguerra. Inicialmente se sintió atraído por las ideas comunistas, pero pronto se inclinó  por ideario  nacionalista conservador y fascista. A la vez que sufría la miseria en sus propias carnes, echaba la culpa de todas las crisis de aquella época al mundo financiero y, en última instancia, a los judíos. Se adhirió a los nacionalistas y se convirtió  en un partidario incondicional de Hitler. Su talento para la agitación lo convirtió en el jefe de propaganda del partido y en 1933, cuando Hitler llegó al poder fue nombrado ministro del Reich de propaganda y educación. Tenía una destreza magistral para coordinar todos los medios y utilizar y las nuevas técnicas, como la radio y el cine. Cuando Hitler provocó la segunda Guerra Mundial  con la invasión de Polonia, Goedbels, pese a que sentía más inquietud que entusiasmo, siguió sin reservas la política del Fuhrwrer. En las entradas de su diario de los primeros días de 1943 todavía intenta infundirse valor así mismo. No obstante estaba bien informado y no podía pasar por alto las malas noticias que le llegaban desde el Alto Mando del ejército relativas a las deficientes capacidades del Fuhrer como jefe militar. ¿Que debía hacer? Aunque no le quedaban esperanzas seguía disponiendo de una buena reservar de fanatismo. Goebbels llegó a la conclusión de que, para cambiar a un enemigo que cada día parecía más poderoso, debería armarse mucho mejor el frente interior. El pueblo alEmán debía ser movilizado de . una manera total. El día del Año Nuevo  anotó en su diario: Der radikalste und totalste Krieg ist derkurzeste, un der bring den entscheidenden Sieg” (La guerra más radical y más total es la más corta y trae la victoria decisiva”). Esperaba que Hitler le en cargase llevar a cabo el necesario programa de movilización.                                   
El 21 de enero Goobbels fue a la Wolsschance  el cuartel general de Prusia Oriental. Mostró a Hitler su plan para la conversión de todos los ámbitos de la vida en una “guerra total”, Hasta entonces Hitler había rechazado esa clase de planes, pues temía que perjudicaran a la moral bélica de la población. Pero durante la entrevista no pararon de llegar malas noticias de Stalin grado, donde la situación era desesperada, y Hitler dio su aprobación. Con el fin de lograr la Endsieg (“victoria final). Ordenó la movilización total de todos los recursos humanos y materiales; entre otras cosas, a partir de ahora se podía reclamar para el servicio militar a todos los hombres con edades comprendidas entre los dieciséis  y los setenta y cinco años y a todas las mujeres  entre los diecisiete y los cuarentaicinco. No obstante para la decepción de Goebbels, Hitler encargó la aplicación de estas medidas a otras instancias de gobierno.                                                                          El 31 de enero el 6º Ejército capituló en Stalin grado. Unos 150.000 soldados alemanes habían caído en combate, se habían congelado o habían muerto de hambre cerca de 91.000 fueron hechos prisioneros. El 4 de febrero el Volkischer Beobachter, el periódico oficial de los nacionalsocialistas, público el siguiente titular: “Sie starben, damit Deutschland lebe” (Han muerto para que Allemania viva” La propaganda procuró dar un sentido a las víctimas. Pero en Reich alemán el ánimo era de derrota. La gente intuía que se había producido un giro decisivo en la guerra. ¿Qué camino iban a tomar los alemanes? Visto en retrospectiva, parece que el 18 de febrero de 1943 dos acontecimientos ofrecieron las dos respuestas posibles a esta pregunta. En munich, dos estudiantes distribuyeron panfletos en los porches, balaustradas y repisas  del patio de la universidad. En ese momento se estaban dando clases y el patio estaba casi vacío. El conserje descubrió a los dos estudiantes infragantis y los entregó a la Gestapo (la policía  secreta del estado). Los hermanos Hans y Shophie Scholl pertenecían a la Weisse Rose (Rosa Blanca), un grupo de resistencia fundado por Hans Scholl y su camarada Alexander Schmorrell que se había convertido en adversario del régimen nazi causa de sus experiencias en el frente y los rumores que circulaban sobre los asesinos de civiles. En junio de 1942 la Weisse Rose llevó a cabo sus primeras acciones contra el régimen hitleriano: repartieron panfletos que a la postresería fatal para todo el grupo. Todos los miembros y simpatizantes de la Weisse Rose fueron detenidos y ajusticiados. En el último panfleto del grupo se podía leer, entre otras cosas: “El nombre de Alemania que dará manchado para siempre si la juventud alemana no se levanta vengadora y ex piadora y destruye a sus tiranos y erige una nueva Europa del espíritu”. Y “¡ los muertos de Stalin grado nos exhortan a entrar en acción!”. Ese mismo día Joseph Goebbels habló en el Sportpalats de Berlín ante un auditorio formado por tres mil personas. Dijo que quería ofrecer una verdadera descripción de la difícil situación del país al “pueblo alemán educado, instruido y disciplinado en el nacionalsocialismo”, un pueblo que podía soportar “toda la verdad”. A sus espaldas figuraba una frase escrita con letras gigantescas: “Totaler Krieg-Kurzester Krieg” (“La guerra total es la guerra más corta”). Con un uniforme de color marrón  claro y el brazal con la cruz gamada, adoptó su postura habitual de los discursos: su delgada figura tiesa como un palo, un brazo pegado a la cadera y con el otro subrayando sus palabras, ora con el puño cerrado, ora con el dedo extendido. Goebbels explicó que había invitado como público a un “segmento” del pueblo alemán en el mejor sentido de la palabra”, herido de guerra, soldados del frente condecorados, obreros, científicos empleados miembros del partido y “miles de mujeres alemanas”, “Vosotros, los que os habéis congragado aquí—prosiguió , en este momento representáis a la nación alemana. Y a vosotros quiero dirigir diez preguntas, que debéis contestarme en representación del pueblo alemán ante todo el mundo, pero en especial ante nuestros enemigos, que nos están escuchando con sus emisoras de radio.” La cuarta pregunta se convirtió en la más (tristemente) célebre” La cuarta pregunta se convirtió en la más (tristemente) célebre: “Los ingleses afirman—dijo Goebbels— que el pueblo alemán se resiste a las medidas de guerra total adoptada por el gobierno y que no quiere la guerra total, sino la capitulación". Y entonces añadió a voz en grito: “Ich frage euch: Wollt ihr den totalen Krieg” (“Yo os pregunto: ¿Queréis la guerra total más total y más radical de lo que hoy podemos siquiera llegar a gritos fanáticos de adhesión. Tras otras preguntas, que el público respondió con otras tantas afirmaciones estruendosas, el discurso de Goedbels terminó con una declaración de lealtad a Adolf Hitler: “Der Fuhrer hat befohlen, Wir werden ihm folgen” (El Fuhrer ha ordenado, nosotros le seguiremos”) y culminó con las terribles palabras: “ Nun Volk, steh auf, und Aturm, brichlos!” (pueblo levántate y haz que la tormenta se desate!”). El auditorio rugía. Tras el fin del discurso de Goebbels, la radio siguió transmitiendo durante veinte minutos el griterío de júbilo y entusiasmo. Goebbels comentó: “Creo que nunca ni siquera en la época de la guerra se ha vivido en el Sportpalas una escena semejante”. Pero esa misma noche anotó con cinismo: “Esta hora de la idiocia. Si hubiera ordenado a la gente que saltaran desde el tercer piso del Columbushaus lo habrían hecho”.
El Columbushau era un edificio de oficinas de nueve plantas situada en la berlinesa Potsdamer Platz. (N. del t.). Así, pues el 18 de febrero de l943, día en que fracasaron las actividades de la Rosa Blanca, significa por un lado, la oportunidad de los alemanes, por pequeña que fuera, de detener la guerra por sí mismos, por otro lado el discurso de Goebbels representa el camino que los alemanes tomaron finalmente, el de la marcha incondicional hacia la previsible y completa catástrofe. Goebbels vió frustrada su esperanza de desempeñar un papel más activo en la dirección de la guerra. Ni recibió nuevas competencias plenas ni su discurso provocó una movilización decisiva de la población. No obstante su discurso provocó una movilización decisiva de la población. No obstantes, su discurso no dejó de tener consecuencias y quedó grabado en la memoria no sólo de los alemanes sino también los aliados. La guerra que todavía duraría dos años más, se fue convirtiendo en una “guerra total” de forma paulatina. En verano de 1943 se amplió el servicio militar obligatorio: los miembros de las juventudes hitlerianas de menos de dieciocho años podían ser trasladados directamente de los campos de entrenamiento militar a la Wehrmacht. No fue hasta 1944, cinco días después del atentado e intento del golpe de Estado, el 20 de julio, llevado a cabo por un grupo de oficiales de la Wehrmacht, cuando Hitler ordenó a Hermann Goring que “toda vida pública se ajustase a las exigencias de la guerra total en todos los aspectos” En la época posterior al discurso de Goebbels la guerra se cobró un número mucho mayor de víctimas que durante los primeros años del conflicto. Al final de la contienda el número de Víctimas mortales llegó a la cifra  de los sesenta millones, la mayoría de soldados y civiles de la Unión Soviética. Aproximadamente seis millones de judíos fueron víctimas del Holocausto, proyecto monstruoso que se ejecutó con gran minuciosidad burocrática y despliegue industrial. Hombres mujeres y niños fueron matados, como los minusválidos, los homosexuales o los gitanos, que tampoco encajaban en la ideología racista de los nacionalsocialista, sufrieron una persecución y asesinato igualmente crueles y despiadados.                    La hubiera querido o no, el pueblo alemán  tuvo que apechugar con la guerra total cuando esta cayó encima. Desde el otoño de 1944, después de haber realizado durante los años anteriores ataques esporádicos contra objetivos concretos, los bombarderos estadounidenses y británicos destruyeron las grandes ciudades alemanas. Casi ninguna ciudad alemana se libró de los mortíferos escuadrones, aunque las más castigadas fueron Berlín, Hamburgo, Colonia y Dresde, con decenas de miles de muertos.                                       Goebbels se mantuvo leal a su Fuhrer hasta el tétrico final en el bunker del subsuelo de la bombardeada Cancillería del Reich. Mientras Hitler se suicidaba junto con Eva Braun, su amante durante años y con la que se había casado en la víspera. Goebbels y su esposa terminaban con sus vidas en una habitación contigua, después de asesinar con veneno a sus seis hijos.











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