martes, 28 de junio de 2011






LA CURACION ASTRAL


En  la práctica diaria de la terapia nos enfrenamos a una constante frustración al comprobar que aún poniendo todo los medios, todos los recursos y la mejor de las intenciones, la enfermedad hace estragos y los pacientes se ven sometidos a infecciones, dolencias y procesos incurables.  De hecho las personas lógicamente se mueren por imperativo vital ó genético.
Personas sanas durante casi toda su vida, de repente se ven afectados por uno u otro proceso patológico, como si de un reloj biológico se despertara fatalmente para crear una enfermedad.
Observamos a diario en igual medida, que tal o cual tratamiento que funciona en casi todos los casos, no tiene ningún efecto con tal o cual persona.  Y es igualmente cierto que ciertas enfermedades vienen asociados a procesos degenerativos, otras afecciones asociadas y además, causas psicosomáticas y estados emocionales que inciden negativamente en el paciente.
Ante este panorama el terapeuta busca incansablemente cómo intervenir con éxito y resolver los problemas.
A lo largo de todos estos años, he podido observar que cada enfermedad esta reflejada perfecta y sistemáticamente en las cartas natales de las personas.
Las experiencias del ser humano están absolutamente programadas, hasta en el más mínimo de los detalles. Ya se que esto choca de lleno con el concepto utilizado en la tradición judeo-cristiana del libre arbitrio. Pero la mejor manera de enfrentarse a esta afirmación es estudiar Astrología en profundidad, tanto en la vertiente médica, como psicológica.
He observado que existen dos formas de patología generalizada. Por un lado, las enfermedades kármicas, y la segunda las enfermedades funcionales.
Las enfermedades kármicas se dan indefectiblemente por los movimientos propios de las cartas natales, como son las progresiones simbólicas y las secundarias.
Las enfermedades funcionales se dan sobre todo por los tránsitos planetarios, incidiendo sobre los planetas y ángulos en sus posiciones radicales.
Nacemos ya con unas claras predisposiciones patológicas. Imaginemos por ejemplo una carta natal con una conjunción planetaria de Saturno, Marte y Plutón en Leo. Sin duda estamos ante una configuración que predispone a riesgo cardiaco y problemas en la espalda, sobre todo hacia la zona media dorsal. Aun en el mejor de los casos esta conjunción da debilidad y patología. Desde el punto de vista psicológico, esta conjunción planetaria da intolerancia, intransigencia y una forma de comportamiento rígido y orgulloso. De esta manera estamos vinculando un comportamiento a una posible afección cardiaca. Es decir, estamos ante un claro hecho psicosomático.
Veremos posteriormente que los movimientos de la carta sobre dicha conjunción puede dar enfermedad, y en igual medida,  los tránsitos planetarios establecen otro riesgo añadido. De esta manera podemos saber a la perfección cuando se van a dar los riesgos cardiacos o los dolores de espalda, simplemente estudiando los movimientos planetarios de cada carta.
Podemos saber de una manera clara cuando se van a dar las incidencias o los riesgos más importantes, programando la terapia o prescribiéndole un medicamento profiláctico. Y por supuesto sabremos cuando va a desaparecer el riesgo. Puedo afirmar que la Astrología médica es la forma de diagnóstico preventivo más eficaz del mundo.

Hasta aquí algo que simplemente se puede comprobar desde un compromiso serio con la investigación. Pero el problema que se nos plantea es algo de una tremenda profundidad metafísica. Si los movimientos planetarios causan las patologías, ¿Dónde radican las enfermedades?, ¿En el hombre o en los planetas?
A lo largo de todos estos años, he podido observar que la concepción filosófica del individuo como ente, que nos han enseñado en la escuela o en la religión, están profundamente equivocadas. De hecho el hombre y todo nuestro Sistema Solar, no son sino una sola entidad ínter conexionada profundamente. Marte además del planeta rojo tiene que ver con el hierro o la energía de mi propio cuerpo.  El inmenso Júpiter esta profundamente vinculado a nuestro pequeño hígado y Saturno habla de la calidad de nuestro sistema óseo.

COMPOSICIÓN FUNDAMENTAL DEL SER.

Las tradiciones orientales describen al ser, como un ente formado a su vez de siete cuerpos interconexionados. El cuerpo más denso, sería el físico, luego estaría el etéreo, y finalmente a su alrededor, otros tantos cuerpos más sutiles y mas difusos, a los que popularmente se ha venido en llamar “aura”.
El clarividente ve el cuerpo físico, a su alrededor una especie de envoltura más o menos densa de color blanquecino algodonoso, y después de este revestimiento, y en diversos tonos de colores hasta casi metro y medio de otro cuerpo sutil.
No quiero extenderme en disquisiciones metafísicas. Simplemente afirmar que cuando enfermamos, todas las envolturas que nos forman se ven afectadas, variando su intensidad y su color. 
Una persona próxima a morir tiene estos cuerpos de color oscuro, sin brillo y apagado. Va perdiendo la vitalidad y finalmente cuando muere estos vehículos o cuerpos sutiles desaparecen finalmente.
-         La terapia física, mediante ingestión de medicamentos, dietas o alimentación actúa sobre el cuerpo físico, y una vez que este comienza a regenerarse, crece el cuerpo etéreo y el consecuentemente el aura.
-         La terapia bioenergética, como la acupuntura, el reiky, la homeopatía y otras tantas similares, actúan más sobre el cuerpo etéreo, haciendo que luego se regenere el cuerpo físico y el aura.

Pero he observado que las conjunciones planetarias de la carta natal del individuo, afectan poderosamente al aura, haciendo que se condicione luego el cuerpo etéreo y finalmente el cuerpo físico. Citando el ejemplo anterior, imaginemos que ahora que Saturno está transitando por Leo. Se dará irremediablemente que cuando se conjunte a Plutón o a Marte, se dará casi con seguridad, o un infarto o en el mejor de los casos, una dorsalgia. Y se dará a pesar de que el paciente no ha ingerido nada dañino, ni ha cambiado hábitos o ha producido ningún trauma. De hecho los infartos se suelen dar en condiciones de absoluta normalidad.
Es como si el detonante de la enfermedad, con independencia del cuerpo, lo tuviera el planeta de la carta radical o el planeta en tránsito.
Lo que hemos observado en este caso, que con la conjunción planetaria, se da en  el mismo instante un cambio en el aura o “cuerpo astral” del individuo por la acción de un “astro”. Y posteriormente y como consecuencia, se ve afectado el cuerpo etéreo y finalmente en el físico.

Hemos citado previamente que con la terapia física actuamos sobre el cuerpo físico. Que con la terapia bioenergética, actuamos sobre el cuerpo etéreo. ¿Pero como podemos actuar contra la acción de los astros en nuestro cuerpo astral?

A este respecto se ha escrito mucho sobre la bioenergética, como la ciencia que estudia la causa fundamental de las enfermedades, pero esta claro que se queda absolutamente corta y no explica la acción planetaria.
Como he citado en otras ocasiones, Hipócrates afirmaba: “El médico que no sepa Astrología, no debería llamarse médico” y lo afirmaba por que fue comprobando, como nosotros, que ciertas acciones planetarias tenían toda la fuerza para desencadenar una acción patológica, aunque el individuo no tenía ninguna causa ni motivo para estar enfermo.
El como otros tantos, ponían remedios físicos ingiriendo fitoterapia o en nuestro días medicina. La terapéutica china empleaba agujas para activar el proceso bioenergético del cuerpo. Incluso en el siglo pasado y como punto culminante de la idea psicosomática, se emplea la hipnosis y el proceso sugestivo para hacer cambios somáticos. Liebault y Berenhein, consiguen en Nancy una estadística milenaria de casos curados por el sistema hipnótico.
Por otro lado Hanenmann consigue cambiar los efectos tremendos de la farmacopea y de los remedios con efectos secundarios tremendos, con los remedios homeopáticos, sin efectos secundarios.
Pero los unos y los otros, antes y después, comprobaron que de repente, sin lógica, aun poniendo todos los medios profilácticos a mano, las personas enfermaban, o morían.
Lo curioso es que estas enfermedades o empeoramientos ilógicos para el terapeuta, se pueden explicar desde el punto de vista de la Astrología Médica.
¿Son acaso los planetas los que en ciertos casos, causan la muerte?.... Por supuesto que no. Pero todas estas reflexiones, nos adentran al mundo de la magia, de la alquimia, del milagro o de lo imponderable. Nos adentran en el mundo de “la curación espiritual”.

Si nos adentramos en las actuaciones de ciertos magos de la Edad Media o incluso algunos druidas, brujos y alquimistas,  comprobábamos que cuando el médico no llegaba, ellos extrañamente conseguían en forma aparentemente milagrosa curaciones inauditas.
¿Cómo es posible que Agripa, haciendo un círculo en el suelo con extraños símbolos y una simple prenda de un enfermo, consiguiera sanar a una persona incluso a miles de kilómetros de distancia?

Volviendo al ejemplo de los planetas malignos en Leo. Si Consiguiéramos neutralizar la acción de Saturno sobre los planetas radicales de la carta natal del individuo, conseguiríamos sin duda evitar el infarto o la dorsalgia. Pero desgraciadamente esto no se enseña en las actuales Facultades de Medicina; no así en la Medicina que los mismos árabes practicaron en España en la Edad Media, por no reiterar la alusión al propio Hipócrates o el mismísimo Paracelso.
¿Quiere esto decir, que utilizando la curación Astral vale sanar?....Por supuesto que no. Como he citado anteriormente es imprescindible utilizar el método físico, el bioenergético y la curación astral.
Habría que darle por ejemplo: Coenzima, Q-10, L-Carnitina y un poco de potasio. Habría que aplicarle a nivel energético, tres o cuatro puntos de acupuntura en meridiano de corazón, o en el Triple calentador, etc.etc.
Y finalmente tendríamos que aplicar por medio de la radiónica una serie de terapias, empleando además de los métodos convencionales en estos casos, alguna onda de forma a base de talismanes, incluyendo los Genios de la Kábala.
De esta manera tendríamos un método integral de sanación.
Pero aquí no termina todo.
Digo que no termina todo, por que en la medicina convencional se actúa por sintomatología. En la Astrología Médica, se actúa precisamente cuando hay que hacerlo; es decir, en el momento en que las fuerzas cósmicas nos lo permiten. De esta manera, no estamos solos, no curamos con nuestros medios, sino con la ayuda de fuerzas y energías, superiores al ser humano y con el Cosmos a nuestro favor.

Si los médicos pudiesen ver el aura, se darían cuenta que antes y mejor que la analítica, el aura humana expresa con mucho tiempo de antelación las debilidades y las posibles patologías.

Si además de clarividente fuesen buenos astrólogos, se darían cuenta en igual medida, que cada movimiento de la carta natal, tiene su reflejo en el aura. El buen astrólogo sigue un código matemático, y el clarividente un código visual, siendo el uno consecuencia del otro o viceversa.

Los antiguos magos, diseñaron talismanes que aplicados en forma precisa, en el momento oportuno y con el método adecuado, conseguían la curación espiritual. Otros emplearon la mejor máquina radiónica del mundo; es decir, el cerebro, para dialogar con los Logos Planetarios, intentado aplacar la acción planetaria sobre el enfermo, consiguiendo verdaderos prodigios que aún hoy son inexplicables, o bien se califican de milagros.

Pero insisto en afirmar que no es correcto aplicar solo una forma de terapia. Se deben emplear los tres sistemas a la vez:
-         La curación por medios físicos, empleando productos adecuados.
-         La curación por medios síquicos y bioenergéticos.
-         La curación espiritual
-         Y por supuesto aplicando las terapias de acuerdo a un calendario establecido con el patrón de la Carta natal.

Muchos médicos se sorprenderían de las posibilidades que te da la ciencia de la Astrología Médica, para establecer un calendario de riesgos.

Esta claro que resulta complicado encontrar profesionales que además de medicina, sepan bioenergética y además Astrología. Pero el trabajo coordinado entre los diversos especialistas puede y debe dar a la Medicina una visión más holística y más completa.
Se que es una utopía, pero sin duda lo conseguiremos algún día.

La medicina ha avanzado en forma magistral en diagnóstico por medios físicos, mecánicos, informáticos, radiactivos. Ha conseguido verdaderas virtuosidades en la aplicación del láser, de microcirugía y de biología. Pero todos estos adelantos, buenos y positivos, están dirigidos a la curación física y al cuerpo físico o bioenergético. Pero el hombre es algo más que un conjunto de células y de aminoácidos. Tiene un cuerpo mental, un cuerpo psíquico y un cuerpo astral, que requieren se tratados con los modos y maneras de su propia naturaleza distinta y diferenciada.

Desgraciadamente en la farmacopea; es decir en la aplicación de productos químicos y medicinas, se esta llegando a legalizar verdaderos venenos en nombre del “mal menor”. Y los efectos secundarios de algunos productos terapéuticos tienen multitud de efectos secundarios.
La industria farmacéutica va poco a poco arrinconando la medicina natural y esto es un gravísimo error.

Un  producto terapéutico conseguido por síntesis, no tiene principios activos. Un producto natural actúa no solo en una sustancia química determinada, sino que los otros principios activos son sinérgicos con ella, produciendo un efecto más sano, sin efectos secundarios. Pero lo más importante, cuando entregamos al enfermo un producto vivo natural, al ser un ente vivo, puede ser bio-energetizado como si de un ser humano se tratara, por medio de la potenciación astral de cada producto.
Por ejemplo, si la coenzima Q-10, la potenciamos con un talismán, sobre una onda de forma dentro del Signo de Leo, conseguiremos activar dicho Logo planetario o lo que es lo mismo, movilizar lo señores del Karma para aplacar la Ley causa-efecto, a la que estamos sometidos todos por el hecho de nacer en nuestro planeta.

Desgraciadamente como vengo diciendo todas estas afirmaciones son para el médico convencional de nuestros días “brujerías”. ¡Qué sorpresa se van a dar cuando pasen al otro lado! Cuando vean que la vida no termina con la muerte. Que somos algo más que materia y que la salud y la enfermedad se expresa en el plano físico, en el psíquico o anímico y en el espiritual.





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