A NUESTRO QUERIDO AMIGO PEDRO GONZALEZ VEGA...
¡VIAJERO INCANSABLE!, SIEMPRE DISPUESTO A ESBOZAR UNA SONRISA CORDIAL EN COMPAÑÍA DE SUS AMIGOS
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El pasado día cinco de Mayo del 2.006, cuando comienza a remitir los fríos del largo invierno, y los días diáfanos y soleados nos adelantan la promesa del próximo verano, nuestro queridísimo amigo, ¡Viajero infatigable del Alma!, Don Pedro González Vega, de ochenta y siete años de edad, partió, en la intimidad y en la cercanía de sus seres queridos, a ese último viaje que todos realizaremos un día de estos (esperando que sea lejano en el tiempo, preferentemente).
La noticia nos llenó de profunda tristeza a todos sus buenos amigos porque no queríamos que así fuera; pese a ser un veterano escritor y explorador del Alma Humana, tuvo que marchar para compartir con “su otra familia” una nueva – y feliz espero – existencia. Y es que, nuestro buen amigo Pedro, era una persona de una vitalidad asombrosa, con una agilidad mental, memoria e ilusiones que resultaban un aliciente para todos aquellos que tuvimos la fortuna de contar con su amistad.
Brillaba tanto su personalidad, que realmente nos costaba creer que fuera octogenario. Aún recuerdo cuando en compañía del también muy buen amigo y escritor Canario Don Talio Noda Gómez, aquel día en casa de Pedro, un cuatro del cuatro del dos mil cuatro (¡curioso, sí!), en el cual, Pedro se puso a tocar el piano su más famosa y conocida canción: «¡Adiós a Mis Islas!», con una extraordinaria fuerza y profesionalidad que jamás hubiera sospechado. Tanto fue así, que hasta el buen Talio, rompió a cantar la letra de la canción, pese a estar en aquellas jornadas, aquejado de la garganta por una gripe. Aquella tarde de animada charla entre amigos, recuerdos de San Borondón y música fue inolvidable y llena de magia, de la cual guardo fiel recuerdo porque tuve el acierto de grabarla en cinta magnetofónica para la posteridad y ahora es un tesoro que custodio en mi archivo. ¡Qué suerte el hecho de tener varias cosas grabadas, programas de radio, entrevistas, etc., con nuestro querido amigo Pedro!, al menos, cuando se le eche de menos, puede uno seguir sonriéndose con sus divertidas anécdotas o recordando de manera entrañable sus enseñanzas.
La interpretación de Pedro al piano era realmente magistral, dotada de una destreza que asombraba, al igual que su pulcritud en el arte de la mecanografía, por eso, al ver un señor mayor, con el pelo blanco por la edad, uno daba por sentado que esas facultades quedarían mermadas, pero en él no se daba el caso: la juventud que tenía en la mirada llegaba a encantar, y es que, como él siempre decía: «¡Tengo hambre de amistad!», y al final, efectivamente, muchos y buenos amigos le han despedido tristes en un sentido, pero contentos por haber disfrutado de su enriquecedora amistad por otro.
También me parece increíble el hecho de que la leyenda de una Isla Fantasma en Canarias, como es el caso de San Borondón, me haya acercado y traído tan buenas amistades como es el caso de Don Pedro González Vega, Don Paco Padrón Hernández (Que en Paz descanse), y otros tantos y buenos amigos a los que nos gusta auto denominarnos como Samborondonístas... Al menos, nos queda la ilusión de pensar, que tanto Pedro como Paco, ya se encuentran en la Isla de San Borondón, disfrutando de sus paisajes y de todos los buenos amigos allí reunidos, que aguantarán con paciencia las pequeñas travesuras de estos dos buenos amigos Atlantarios, dotados también de ese toque picaruelo que los hacía tan maduros y tan niños a la vez.... ¡Que Dios los Bendiga a los dos!, y a todos lo que como ellos, nos tomemos el serio viaje de la vida en este Mundo, a través del buen humor y la amistad sincera.
La huella que Don Pedro nos ha dejado, parte desde La Sabiduría y de La Generosidad , pues en él se daban de manera magistral estos dos conceptos, siendo también muy difícil conocerle personalmente y no ganarle un cariño especial de inmediato. Sin lugar a dudas, sin imposiciones, ni de manera forzada, Pedro nos marcó de manera alegre y sincera a cuantos le conocimos y compartimos buenos momentos con él, teniendo como seña distintivas el hecho de Compartir. Como homenaje a él, trataremos todos de seguir su camino, compartiendo con nuestros seres queridos y amigos las ganas de vivir, los conocimientos y los momentos por disfrutar, pues al final de nuestros días, espero encontrarme a mis seres queridos, a Pedro, a Paco y a tantos amigos buenos, que un día partieron, en la antesala de La Luz , para darme la bienvenida a la nueva vida que sin duda nos espera al otro lado.
Pero mientras tanto, en lo que llega el momento de reunirnos de nuevo en el futuro y en otro lugar, nos lega Don Pedro González Vega, muchos libros suyos, amenos donde los haya, donde descubriremos el lado más humano de éste prolífico escritor, siendo los más famosos «El Mensaje de San Borondón», «Nos los Dictadores», «Caminos de Inmortalidad. La Huella de los Dioses», «Emigrante. Más allá del Tiempo y la Memoria » y «Atlantes. Misión Planetaria en La Tierra », los cuales recomiendo.
No será un triste sollozo el que te despida Querido Pedro, sino un ¡Gracias!, por todo lo que hemos tenido ocasión de aprender de ti, de la forma de vivir que has sugerido con tu existencia y un ¡Seguiremos adelante como tu nos has enseñado!, sin decirnos en ningún caso cómo debemos vivir; simplemente, tu vida y el amor que te profesa tu encantadora familia, nos sirven a todos de ejemplo, por ello, te despido con la reflexión de que: ¡muchos quisieran marcharse de este mundo con las maletas llenas de cariño y buenos recuerdos, como tu lo has hecho, porque la bondad de tu corazón jamás ha dejado de brillar, y eso, se ha notado!
Lo que sí tengo que lamentar es el infortunado accidente mortal que tuvo tu querido hijo Pedro con su avioneta, hará poco más de un mes..., creo que es una experiencia muy dura y difícil de asimilar para un padre tan cariñoso como tu y para todos tus hijos y familiares, pues todos damos por sentado, de manera natural, que serán nuestros hijos los que nos despidan, como ha sido siempre. En éste caso, también me parece injusto que haya sido de esta manera; pero quiero consolarme en la idea que ya estás de nuevo con él, fundidos en un abrazo alegre de estar de nuevo juntos.
Para finalizar, al igual que le deseamos todos nosotros en su momento a nuestro querido amigo “Paco Padrón”, también a ti quiero desearte: «¡Feliz viaje por el Universo multidimensional... Viajero del Alma!»
Luis Javier Velasco Quintana
Sanborondonista e investigador
Es un día cálido y luminoso, un 5 de Mayo para ser más precisos. Algo se palpa en el ambiente. Algo está a punto de ocurrir… …¡Alguien se nos va! Alguien nos deja un regusto agridulce en el alma. Agrio por la pena de la partida y dulce por la alegría de lo que nos deja como legado. Amistad, cariño, generosidad y una buena dosis de buen humor y buen hacer.
Pedro se los ha ido pero... ¡Creo que no muy lejos! Porque mientras, pienso en él, en los buenos ratos pasados en radio, en su humor y en su calidez.
Observo cómo de entre unas nubes que hay sobre el mar, algo comienza a materializarse. Una tenue bruma es lo único que nos hace aún invisible lo que se oculta tras las nubes. Y, de repente.... ... un magnífico rayo de sol abre la bruma y nos permite ver una isla .... Las olas rompen en sus acantilados escarpados... se perfilan sus verdes cumbres, el Sol reverbera en sus magníficas playas, pero... ...¡Un momento!!! ¡En esa zona no hay ninguna isla!!! ¡No hay nada como lo que estoy viendo en esa zona de mar!
Y entonces, una voz conocida e inolvidable me dice muy bajito al oído: «... es San Borondón, la Non Trubada , la Isla Mágica y voy hacia ella. No penéis por mí, voy a ser Feliz».
¡Que así sea Pedro! Viajero Infatigable en este mundo y en otros. Que tu nueva andadura comience en esta Isla Mágica y que desde allí nos transmitas a todos, amigos y familiares, tu alegría, tu Paz, tu bondad. Que tu humor nos reconforte para seguir adelante.
No te nos has ido lejos, lo sé, sólo estás a un paso más allá. ¡Nos veremos nuevamente, mi entrañable amigo!.
Asunción Sarais Ceva
Investigadora y ufóloga
Recordando el viaje de un Atlante
Pedro González Vega presumía con razón, de tener una salud de hierro. Algunos sustos que la vida le había ido dando motivaron que adoptara hábitos de vida saludables, transmitiendo una vitalidad realmente envidiable. Sin embargo, la vida le tenía reservado un duro golpe meses atrás, cuando uno de sus hijos fallecía en un accidente de avioneta.
Me lo contó nuestro común amigo Luis. Su ánimo y su salud se resintieron de tal manera, que al final se adelantó su último viaje para el pasado 5 de mayo. Pedro González Vega con 87 años fue un personaje excepcional, autor de obras imprescindibles como “El mensaje de San Borondón” o “Atlantes, misión planetaria en la Tierra ”, este último de reciente aparición.
Durante su convalecencia en el hospital terminó otro libro, “Guañameñe”; que cuando tuve la oportunidad de encontrarme cara a cara con él en 2005, estaba a mitad de redactar. Tuve la fortuna de conocerle el pasado verano, cuando viajamos a Gran Canaria específicamente con ese objetivo. Encontré en aquel personaje risueño y de trato afable, el resumen de una experiencia vital intransferible y tremendamente enriquecedora; tomamos café (bueno, yo, él se cuidaba de tan sólo degustarlo) hablamos de sus libros y de los míos, de lo mucho que había aún por hacer, de la importancia de lo cotidiano, de la insensatez que supone creerse en posesión de la verdad o de razones superiores a la de los demás. Me contó y me permitió que lo compartiera con los oyentes de Esencia de Medianoche, sus experiencias al filo del misterio, algunas justo en la frontera de esa Muerte que ahora ha mirado de cara.
Me escandalizó, también debo confesarlo, con algunas afirmaciones que realizó y que estimularon mi capacidad de sorpresa, que a fuerza de embates se haya bastante cauterizada. Lógicamente indagué en sus aventuras borondonianas y debo reconocer que no encontré fisuras en su relato, en especial es se viaje de Aristán que tanto me ha hecho pensar y al que en algún momento me he referido sin disimulado escepticismo.
En fin amigo, ojalá que hayas recuperado la serenidad después de los últimos tropiezos que la vida se empeñó en poner en tu camino. Agradezco haberte conocido.
José Gregorio González
Investigador, escritor, profesional de la radiodifusión y Samborondonista
Dijo el director de cine italiano Federico Fellio que no hay un final, no existe un principio… solamente existe una infinita pasión por la Vida.
Ése es el fiel reflejo de nuestro querido amigo Pedro González Vega, soñador infinito de esa bella senda que llamamos Vida, escritor incansable de cuantos sueños eternos puedan existir, viajero tenaz por los mares que envuelven los caminos más hermosos de nuestra existencia… Amigo inolvidable que sabía hacer brillar a aquellos que tenía a su alrededor, que brindaba con su fuerza, con su sonrisa, un poco de luz en los momentos más difíciles.
Subtituló su libro “Emigrante”, publicado por la editorial Benchomo en el año 2004, con la frase Más allá del tiempo y la memoria; unas palabras que ahora se me antojan perpetuas e imborrables en el recuerdo, pues nuestro compañero y amigo supo reflejar (y dejar) en aquellos que tuvimos la suerte de conocerlo una sensación de alegría insaciable y recuerdos propiamente imborrables… Pedro sabía cómo llegar al interior del corazón más frío con sólo una palabra, con esa mirada cálida y llena de Vida que inundaba de emociones, de sentimientos sencillamente verdaderos a cualquier persona que se cruzara en su camino… porque precisa y simplemente eso era nuestro compañero: una de las personas más bellas del mundo.
Aunque es una “pérdida” muy triste, me ayuda la idea de saber (sin temor a equivocarme), que ahora estará paseando con nuestro también añorado y desaparecido amigo Francisco Padrón por esas playas eternas y delicadas de la isla de San Borondón, recordando momentos, reviviendo experiencias, pero, sobre todo, descubriendo el secreto que aún oculta nuestra estudiada y tan investigada ínsula. Paco, Viajero del Alma, haciendo de las suyas; Pedro, llenando de Vida hasta el más minúsculo grano de arena dorada.
Hasta siempre querido Amigo. Supiste enseñarme cosas que desconocía, y darme, con tu existencia, las fuerzas que necesité en unos momentos sinceramente difíciles.
…Porque vivir en los corazones, que dejamos tras nosotros, es no morir. Porque, sin duda alguna, y aunque se nos haga difícil la realidad, un ángel volvió al cielo… Porque, innegablemente, los ángeles vuelven al cielo…
Christian Pérez
Escritor e investigador, director de Misteriosonline.com
En estos enrevesados caminos de la vida confluyen caminos, y también con Pedro coincidí. Los maestros siempre siembran su saber allí donde van, un recuerdo desde el corazón para Pedro González.
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