HETERODOXIA: CAMINO HACIA LA VERDAR:
“Los hechos condenados de hoy, son los hechos aceptados mañana… Los heterodoxos, los rebeldes, son los artífices del progreso científico. Esta es la frase que el ufólogo y escritor A. R.B., plasmo a modo de subtítulo en su libro Galería de condenados”. Hay que reconocer que en esta reflexión reside la clave para comprender la gran injusticia que la ciencia y los organismos oficiales han cometido a lo largo de toda la historia con todas aquellas personas que se han atrevido a manifestar postulados contrarios a las leyes científicas oficiales. Quien mejor que A. R.B., incansable buscador de lo insólito y uno de los más cualificados investigadores OVNI del mundo, sabe lo que es enfrentarse contra la mentalidad conservadora y racionalista que siempre ha mostrado la comunidad científica, quien si no éste luchador inagotable de la verdad sabe lo humano ante la atónita mirada de ingenuos y discriminativos “nombres de ciencia” que no admiten la existencia de nada que no pueda comprobarse por sus “precisos” instrumentos de análisis de laboratorio. “precisos” instrumentos de análisis de laboratorio. Antonio Ribera, licenciado en filosofía y letras, autor de más de sesenta obras dedicadas a temas transcendentes, fundador del Centro de Estudios Interplanetarios de Barcelona (CEI), y cofundador del Centro de Recuperación e Investigaciones Submarinas también de Barcelona (CRIS), a dedicado 45 años de su vida al estudio de temas marginados por la ciencia oficial, sucesos extraordinarios que rayan los límites de lo desconocido, actualmente está considerado como la máxima autoridad mundial en el campo de la investigación Ufológica. Aquí le conocemos popularmente como el “Padre de la Ufología Española”, por ser el indiscutible pionero de la investigación OVNI en este país. A pesar de su notoriedad, y reconocimiento público por su brillante aportación cultural (condecorado con la Cruz de san Jordi” de la mano de Jordi Pujol en 1991). A sus 75 años, su vida no ha sido un camino fácil de vino y rosas, muy al contrario, asido víctima de muchas presiones por parte de algunos círculos “cientifistas” que le han atacado por sus profundas teorías. Antonio Ribera siempre se ha caracterizado por su tenacidad, firmeza y seguridad con que se ha manifestado a la hora de defender la realidad extraterrestre, por ello siempre ha tenido que dar la cara sin temor, dando a conocer la rica casuística OVNI al gran público sin importarle olas críticas y la ignorancia ajena. No olvidemos que si nos remontamos a sus inicios en la investigación OVNI estamos hablando de la sociedad de los sesenta. Época en que se tildaba de “loco” a cualquiera que hablara de “platillos volantes”, época en la que resultaba penoso hablar de estos temas por la escasa apertura mental de las gentes. A. R. B, con la verdad por delante, jamás se dejó doblegar ante nadie, siguiendo un código moral y ético muy personal. Hoy afirma que, en algunos momentos vivió épocas de verdadera incomprensión y soledad, nada extraño en un hombre avanzado a su época como él que apuntaba demasiado alto para que los demás pudieran alcanzarle… Esa tenacidad, esa rectitud que imperaba en su interior y le hacía avanzar sin un ejemplar único de Heterodoxo puro, en vías de extinción” un hombre de firmes convicciones que, sintiendo inquietud hacia determinados fenómenos que desafiaban a la ciencia, los trató con la atención que se merecían y con una que se merecían y con una especia metodología científica establecida. Y es que al fin y al cabo, el verdadero Heterodoxo acepta los hechos tal y como son, y no se resiste a su comprensión porque se halla desligado de las “leyes” que imponen algunas “ciencias” ortodoxas... Así, con el fenómeno OVNI Antonio anduvo a contrapelo de las ideas cientifistas tradicionales que aseguran que ninguna civilización cósmica puede llegar hasta la tierra por las tremendas distancias estelares , debatiendo este ridículo comentario, argumentando que los científicos cometen un grave error al comparar los medios tecnológicos humanos con los de los alienígenas, puesto que según sus palabras, “los OVNIS no son cápsulas de la NASA…
Lo cierto es que hay que reconocer que los científicos siempre creen a pies juntillas haber llegado a un techo tecnológico infranqueable, se fijan unas metas y cuando las superan con un gran descubrimiento revolucionario creen haberlo solucionado todo. Los últimos avances técnicos desarrollados para la conquista del espacio siempre son considerados como INSUPERABLES. Los cientifistas cerrados de mollera fabrican una barrera mental de la que imaginan ya no podrá ser cruzada. Hablarles de que otros seres nos visitan en nuestro planeta es como destrozarle sus esquemas, contempla dicha posibilidad como algo absolutamente imposible técnicamente hablando, y les resulta demasiado “fantasioso” que existan otras civilizaciones que hayan superado nuestro nivel tecnológico y hayan podido llegar hasta aquí. Creen que su ciencia es la única ciencia... Esta estrechez mental no permite que la mente humana se expanda hacia otras realidades y al mismo obstaculiza la evolución de toda la civilización humana que intenta avanzar. Esta estrechez mental no permite que la mente humana se expanda hacia otras realidades y al mismo tiempo obstaculizar la evolución de toda civilización humana que intenta avanzar. Esta errónea actitud dificulta el trabajo de personas, que como Antonio Ribera, tienen una línea de pensamientos que va mucho más allá de la capacidad de razonamiento lógico actual que sólo se rige por la reducida y rudimentaria metodología científica. La verdad sea dicha, la ciencia se quedaría estancada si no fuera por unos pocos y osados aventurer0s que se atreven a dar un paso más allá del conocimiento humano actual. Dichos osados aventureros podríamos de nominarles Heterodoxos y a simple vista no se distinguen en apariencia del resto de mortales, pero en cuanto a su actitud frente a la sociedad si son rápidamente identificados como “bichos raros”, personas que van a contracorriente de las demás, persiguiendo una única prioridad: buscar la verdad con una sola arma , la franqueza… Aquel que practique el arte de pensar por sí mismo es un heterodoxo de pura cepa. Pero aquel que piense y viva más en el futuro que en el presente, y sienta en su interior la necesidad imperiosa de buscar más allá de lo conocido por el hombre, es ya un Heterodoxo de primerísima calidad. HETERODOXO: ES aquel que no se conforma con las explicaciones “oficiales” que ofrece la ciencia sobre la vida y el universo. Es precisamente ante los grandes misterios de la humanidad en donde el hombre se hace grande buscando su identidad en soledad, el hombre se busca y no se encuentra, se rebela contra sí mismo, porque se halla perdido en el vacío, navegando a la deriva, dominado por la corriente de la naturaleza. El Heterodoxo se diferencia del “cientifista” típico, por las siguientes razones:
A) – Se ha encontrado a sí mismo, confía más consigo mismo y se atreve a buscar respuestas con su personal e intransferible metodología de trabajo
B) – En su búsqueda de la verdad, le mueve una innata quietud por conocer los misterios más inhóspitos y transcendentales que se originan desde lo más profundo de su ser, y le capacita de una flexible amplitud de miras. Su mente es amplia y expansiva, se abre a otras realidades debido a su necesidad de conocer nuevas realidades, y por consiguiente le da cabida a fenómenos que otras mentes estrechas marginan por su “complejidad”.
C) - Vive en el futuro, en una línea de pensamiento innovador avanzado para su tiempo. Su personalidad es puramente “Juliovernesca”
D) – Adapta su inteligencia a los hechos sobre los que estudia. Los “cientifistas hacen lo contrario a esta última actitud, ellos prefieren modificar o alterar la realidad que aceptarla tal como es. Sólo así logran “digerir” algunos pequeños esbozos de la realidad, especializándose solapadamente en el estudio de los elementos más fáciles analizables por su naturaleza puramente física. Así , cuando existe inquietud hacia las rocas y los minerales, él “cientifistA” se especializa en Geología, estudia a fondo las estructuras rocosas de la Tierra y los componentes químicos de los minerales, pero n0 va más allá… “Ah pero… ¿pero es que hay algo más?... se preguntará si se le insinúa que no todo. El heterodoxo interesado en geología buscará más allá de las apariencias, y rastreará la posible existencia de “energía” y fuerzas magnéticas en la tierra en un ente vivo llamado “GAYA.
A menudo, la ciencia oficial a criticado duramente a la Heterodoxia por afirmar hechos sin base científica, tildando a algunos Heterodoxos de ilusos, pues bien, en este punto es necesario hacer un pequeño inciso, aquí si hay alguien verdaderamente iluso y fantasioso son aquellos científicos que NIEGAN sistemáticamente realidades evidentes como la presencia de otras civilizaciones cósmicas en la Tierra, que es un hecho demostrable, y se aventuran a teorizar miles de rocambolescas hipótesis a cerca del universo. Sin poseer ninguna prueba fehaciente ya dan por hecho que el universo se originó por una gran explosión, la teoría del “Big-Bang”, y se dedican a postular la posible cantidad de civilizaciones que podrían existir sólo en nuestra galaxia, e incluso a partir de sus rudimentarios conocimientos sobre la vida celular en el universo, se aventuran a imaginarse que tipo de formas de vida podrían existir, de que estarían compuestas y que formas tendrían. A mi juicio, teorizar en exceso conduce a fantasear sin lugar a dudas…
A demás, los Heterodoxos investigan hechos, y no movidos por la fe, sino por bases sólidas en las que asentarse, cosa que no hacen muchos cientifistas Astronómicos” que se imaginan seres de mil formas distintas a la nuestra en el cosmos.
Cuando algún Ufólogo afirma que determinados seres extraterrestres presenciados por testigos fiables, han sido descritos como criaturas perfectamente humanas, dichos “cientifistas” niegan rotundamente que puedan ser iguales que nosotros, aun sin poseer ninguna prueba de lo contrario, CREEN firmemente que los Heterodoxos prestan sus “servicios” y cualidades especiales para hallar respuestas coherentes.
La trascendencia se halla en el punto de mira del Heterodoxo nato.
Ahondar en los enigmas irresolubles que la ciencia oficial no logra desenmascarar, es su máxima aspiración, adoptando un papel de despertador de conciencias” que se incita a que las mentes inquietas empiecen a pensar por sí mismas y empiecen a buscar respuestas por sí solas.
El heterodoxo no se deja “atar” por las cadenas de la racionalidad extrema que arrastran la mayoría de cientifistas” fieles a sus ya decrépitas ideologías de las épocas de las cavernas.
La mayoría de científicos cerrados de mollera son tan extremadamente fieles a las leyes que dicta mina su ciencia, que se hayan verdaderamente esclavizados en un mundo constituido por cuatro paredes que no les permite ver más allá de sus narices.
Su “ciencia” es para ellos como la doctrina de una religión, hay que seguir al pie de la letra las normas impuestas de forma que no se puede aceptar nada que no reúna las condiciones químicas y matemáticas inscritas en los libros genuinamente científicos.
Actualmente muchos institutos y escuelas son cómplices de un crimen social, la muerte de la mente.
La ciencia impone a la fuerza aquellos datos que conoce pero no permite libertad personal para buscar respuestas ajenas. Pues todo aquello que no es comprobable con sus instrumentos de análisis no es válido ni digno de atención…
El gran problema de los “cientifistas” cerrados de mollera se centra en lo siguiente:
La ciencia oficial a elaborado una serie de instrumentos para medir la realidad, y está convencida de que todos los elementos que constituyen la existencia son medible con su instrumental. Si la naturaleza produce fenómenos que escapan al análisis de cualquier sistema de medición, entonces reniegan de su existencia, preferimos ignorarlo antes que buscar otra forma de comprobarlo.
Los “cientifistas” imponen un método. Se cierran en banda considerando que aquello que han fabricado es lo único que existe capaz de medir la realidad que nos envuelve.
Actúan como si quisieran colar un hilo en el diminuto agujero de un alfiler, si el hilo entra por su agujero, perfecto. Pero en el caso de que el hilo no se ajuste a las mediadas del orificio, no se molestan siquiera en comprobar que el hilo es más grueso y que su alfiler es demasiado pequeño para colarlo…
Aquí es donde entramos los Heterodoxos y advertimos a la ciencia de que el fallo no está en el hilo que intentan colar, sino en el agujero, que por su estrechez no se ajusta…
El problema no está en los extraterrestres. Los espíritus, los fenómenos paranormales y las fuerzas ocultas de la naturaleza, pues siempre han estado aquí, es el hombre el que no ha sabido encontrar la forma de descubrir su real dimensión.
El “cientifista” clásico pretende dominar la naturaleza mediante el huso de fuerzas que aún desconoce, cuando lo que debería aprender es que la naturaleza es inmanente indómita, y el control que debe de ejercer primero es sobre sí mismo, si quiere comprender la realidad subyacente que entraña su propio ser.
El hombre es un ser imperfecto que aún no ha aprendido a encauzar sus potenciales para descubrir en su totalidad y en su entorno su propia E.T.S.
¿Quién es realmente fantasioso, el que afirma un hecho por haber sido presenciado por testigos directos o el que lo niega por depositar mayor fiabilidad a ideologías científicas que sólo se fundamentan en conclusiones inconexas?...
Teorizar en exceso es tarea habitual de muchos “cientifistas”, y no creo que un mayor número de hipótesis nos sea de verdadera utilidad frente al estudio de ciertos fenómenos. Al fin y al cabo una teoría sólo parte de una idea, pero no de una base demostrativa.
Así nos lo podría resumir el Premio Nobel de química Llya Pregonine, un buen científico “heterodoxo que asegura como “las teorías acaban por ser siempre rebatidas: su verdad es parcial, provisional. No debemos aspirar a elevar esta inteligencia a un grado en el que se pueda entender y asimilar los hechos, aunque en estos momentos aún se le entojan de absurdos. También era un absurdo para los hombres de ciencia del siglo XVIII el hecho o la simple idea de que el hombre viajara algún día a la Luna, y sin embargo esta es una experiencia superada hoy en día y aceptada por todos. Alo que debemos aspirar es a lograr comprender algún día la realidad subyacente y el sentido de los fenómenos inexplicables que se han venido producciendo a lo largo de la historia humana y que actualmente se sigue producciendo y prodigando.
Sabia reflexión para un hombre de ciencia que admite la impotencia científica por explicar ciertos fenómenos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario