lunes, 11 de julio de 2011

                              LA ESFINGE


 Ríos de tinta se han vertido sobre el significado de la esfinge en Egipto. ¿Quién la ha construido?, ¿Cuándo?, ¿Qué simboliza?
Los más racionalistas dicen que representa alguno de los faraones de la primera dinastía. Y por supuesto que fue realizada por los propios canteros egipcios.
Otros tantos hablan de un origen místico. Al parecer, representaría alguna constelación, conmemorando la influencia o el mestizaje de los dioses con el hombre.
Y sobre todo las distintas órdenes esotéricas, aseguran que tiene una connotación hermética, rodeada de misterios y con simbolismos; desde alquímicos, a cabalísticos, pasando por temas extraterrestres y otras tantas significaciones a cual más pintorescas.
Vamos nosotros a añadir un poco más de leña al fuego, revelando el verdadero significado de dicho monumento:

“- ¡Accede, ó hijo mío al atrio del templo! Observa atento cuanto te ha sido permitido conocer y luego viértelo sin miedo; pues solo los que tienen estos recuerdos en su espíritu comprenderán cuanto les es permitido conocer.

Un Ser con una túnica blanca, repleto de luz, de conocimiento y de paz, me entregó el báculo de mi linaje, para caminar por las sombras de la noche oscura del alma. Caminé con esfuerzo entre toda clase de bestias, de miedos y de tenebrosos recuerdos. Hasta que al final del túnel vi la Luz del Templo del Conocimiento.
Me acerqué extasiado puesto que son pocas las oportunidades que el Logos de la Sabiduría y el Guardián del Sagrado Registro, te conceden para vivir las claves de la memoria del tiempo.
Y finalmente con mis vestiduras, radiantes como la más pura y beatífica de las nieves, me arrodillé ante las dos columnas, frente al trono.
Y vi que el trono era de madera, con amplios apoyos para mis brazos. Y sobre el trono, había una túnica negra con ribetes dorados. Y aquello me era familiar. Como lo son mis propios hijos o mis propios miedos.
Luego de alguna o de todas partes, surgió una voz profunda con un extraño eco que decía: “Solo el que tuviere de antes se le dará”.

Casi al instante me vi arrebatado por un torbellino de colores hacia Egipto. Vi la esfinge. Pero no como esta ahora, sino con sus pulidas piedras relucientes al Sol del amanecer. Y contemplé igualmente las pirámides, henchidas de fuerza, y erguidas hacia el infinito. Y vi pisadas en la arena, y curiosamente esas huellas coincidían con las de mis propias sandalias. Pero en vez de caminar hacia delante, yo caminaba hacia atrás, repisando las que ya estaban dibujadas en la arena. Entendí, que esas huellas, las había dejado hace miles de años, alguien que era como yo; o acaso yo mismo.
Y se abrió el vientre de la esfinge y al instante me vi dentro de la misma. En su interior había un hombre sabio, con una túnica blanca reluciente y un gato. ¡Si un gato!,  con orejas puntiagudas como el lince Ibérico. Ojos carismáticamente atractivos. De tono grisáceo. El gato se puso de pié y le llegaba un poco más alto que la cintura del Sabio.
Aquella escena no solo me era familiar, sino que yo entendía con el Espíritu, que se había dado en el tiempo.
Luego el gato comenzó a hablarme sin mover los labios, ni siquiera un solo pelo del bigote. A la vez que en mi cerebro sentía su cálida voz, con arrullos cadenciosos.
-         Nosotros no somos de este planeta. Cuando el viejo continente se hundió (La Atlántida) los sacerdotes y hombres de conocimiento de aquella civilización, estaban en contacto con los que vosotros llamasteis “Dioses”
 Mientras el gato hablaba, las imágenes que ratificaban sus palabras acudían a mi como si estuviese en una película de cine. Pero en vez de verlo en una pantalla plana, yo podía sentir el aroma de los árboles, el murmullo de los pájaros, siendo parte de su vuelo, sintiendo las emociones del aire, del agua y de la tierra, como si todo fuese uno.  
-         Fuimos traídos desde otro Planea, donde vive aún nuestra especie. Para nosotros venir a ayudaros fue algo que nos hacía sentir bien y los jefes de nuestra especie accedieron, pues cada experiencia que uno de los nuestros realiza en el confín del Cosmos, revierte en el alma colectiva de toda la especie. Y por un tiempo, nosotros, y vuestros hombres de bien, vivimos y convivimos juntos en paz y en armonía.

Luego el Sabio que estaba junto al gato dijo a su vez:

-         Estos hermanos nuestros, venidos de lejos, traían el don de la profecía, la telepatía y la capacidad de sentir a Dios en si mismos. Eran capaces de canalizar el alma, la voz y el sentimiento del conejo, o de la flor, o de las aguas del Nilo. Eran lo que vosotros ahora llamáis teléfono, pues los dioses vertían en ellos la sabiduría de millones de años luz, incluso desde otro espacio y tiempo, y nosotros, los más aventajados en la ciencia de los Misterios, lo recibíamos en nuestras mentes.
-         Fueron por tanto para nosotros mas valiosos, que los hombres; que nuestras propias mujeres. Eran no solo ellos, sino “ellos en nosotros”. Pues solo el sabio y el puro de corazón podía vivir con un ser que escuchaba a través de las paredes, que veía y conocía los más recónditos pensamientos del alma.
-         Al comienzo de la Era Dorada, donde nuestro Padre y Maestro Thot, dirigía nuestras vidas, eran muchos los “Gatos Celestiales” que vivían con nosotros en los templos y en nuestras casas. Pero la sombra de Set y de sus vasallos fue mermando la luz del alma de los hermanos y finalmente los “Gatos Sagrados” fueron muriendo con el propósito de no reproducirse, dado que solo pueden vivir en un clima limpio de maldad.
-         Los Antiguos Sabios, iniciados en los misterios fueron muriendo y cada generación posterior, fue alejándose de la Luz. Estos primeros Maestros, se hacían enterrar con sus gatos sagrados, pues sabían qué eran estos preciosos “animales”; y cuando digo animales, me duele el alma, pues sus almas son más bellas, que el más perfecto de los mortales. Pues, como bien digo, eran ellos; los Gratos Sagrados, los anfitriones, que nos precedían en el regreso al Reino del Espíritu, después de desencarnar.
-         Luego esta tradición fue recordada por los primeros faraones, que se hacían enterrar con sus gastos. Aunque en este caso, ya no eran sagrados, sino comunes, sin la luz del Espíritu.
-         Y los adeptos, para recordar el sagrado pacto entre el gato y el hombre, hicieron la esfinge con cuerpo de gato y cabeza de sabio. Pues así vivieron los hijos del conocimiento con sus sagradas bestias, venidas allende del Cosmos infinito.
-         Esta es la historia que tenemos que mostrarte para que la viertas a tu mundo, y en tu tiempo, pues es parte de tu ancestral compromiso con tus hermanos de sendero.

-         ¡Pero....... si nadie me va a creer......¡

A continuación vi como el hombre era comido por el gato, dejando solo fuera la cabeza. Eran realmente una esfinge. Y me dijeron:

- Cuéntalo como quieras, puesto que solo quien deba recordar, recordará. Esta escrito: “El que tenga de antes se le dará mas….”

Y casi al instante, me vi ante las puertas cerradas del Templo del Conocimiento. Aquel que está en los anales del tiempo, y al que solo se puede acceder por concesión del Guardián de la Sabiduría.

Per  Olivae Sinister

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