martes, 30 de octubre de 2012

LA CONFIANZA ES BUENA, EL CONTROL ES MEJOR


Vladimir Ilich Lenin (1870—1924)

Las sociedades europeas se iban modernizando a marchas forzadas; sólo en Rusia el tiempo parecía destinado. Es cierto que una y otra vez los valientes políticos reformistas, entre ellos el ministro de finanzas Serguei Julievich Witte, intentaban provocar el giro, pero siempre acababan chocando con el zar, su familia y la nobleza, la fina capa de establisment. Estos no hacían nada para sacar el país de la pobreza. Para los que se beneficiaban de la sociedad feudal, esta parecía ser la sociedad correcta e intocable para toda la eternidad, Pero el pueblo, en su gran mayoría campesinos, vivía en la miseria y no tenía ningún derecho político. Aunque en 1861 se había abolido la esclavitud, los campesinos, vivía en la miseria y no tenía ningún derecho político. Aunque en 1861 se había abolido la esclavitud, los campesinos seguían dependiendo de los grandes terratenientes. A principios del siglo XX la nobleza rusa poseía dos tercios de la propiedad de la tierra. Vladimir Ilich Ulianov y su hermano mayor eran dos hijos descastados: mientras que su padre, inspector de escuela y leal súbdito del zar, fue ennoblecido con un título hereditario por los servicios prestados, sus hijos—al principio sobre todo el hermano mayor de Vladimir Alexander—intentaba derrocar el régimen zarista con medios poco delicados. Alexander Ulianov fue ejecutado en 1887 por haber atentado contra el zar Alejandro III. Vladimir Ulianov, que entonces tenía diecisiete años, sufrió una profunda conmoción. Quien sabe hasta qué se dedicaba cada vez con mayor intensidad a la agitación política. La detención, el destierro en Siberia y el exilio fueron las consecuencias. En 1903 presentó en Londres sus tesis en el Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, que sirvieron para establecer un primer distanciamiento entre la fracción bolchevique (miembros de la mayoría”) la menchevique (miembros de la minoría”). A diferencia de los mencheviques, moderados y orientados a la socialdemocracia, los bolcheviques encabezado por Lenin (nombre que adoptó Vladimir Ulianov en el exilio) propugnaban la revolución comunista y el derrocamiento violento del régimen zarista. Durante la revolución de 1905, Lenin viajo desde Suiza para intentar extender el fuego revolucionario, y al no conseguirlo, optó por exiliarse a Finlandia, para desde allí, desplazarse después una vez más a Suiza. En sus años de exilio y gracias a sus constantes viajes, Lenin logró unir a la oposición de izquierda rusa, disgregada por toda Europa y formar un partido de cuadros con una organización férrea, lo que sería decisivo para la evolución del movimiento revolucionario. Cuando en 1917 y tras varios intentos fallidos, estalló en Rusia la revolución de febrero y el zar abdicó, Lenin pudo poner en práctica sus ideas de la “revolución proletaria”. El Kaiserreich alemán, que luchaba contra Rusia zarista en la primera guerra mundial y sabía lo que le convenía, puso a disposición de Lenin un tren lo llevó de Suiza a San Petersburgo, entonces petrógrado. Llegó a su destino la noche del 3 de abril de 1917. El día siguiente Lenin presentó sin tener a penas conocimiento de la situación concreta en el territorio ruso y por su cuenta y riesgo, sus Tesis de abril. Lemas como “¡Paz a cualquier precio!”, “¡Toda la tierra para los campesinos!” encontraron una amplia aceptación. Con la revolución de Octubree, organizada sobre todo por León Trotsky, los bolcheviques comunistas consiguieron derrocar por fin las fuerzas más bien moderadas que capitaneadas por Alesander Kerenski, habían llegado al poder tras la revolución de febrero. Una vez que se hubo hecho con el poder, Lenin lo retuvo sin contemplaciones. En 1921 ordenó a Trotsky y su Ejército Rojo que sofocaran la revuelta de marineros anarquistas que se habían sublevado en Kronstadt y que reclamaban “¡Soviets sin comunistas!”, Entretanto Lenin se había convertido en la autoridad indiscutida y en la última instancia del movimiento comunista no sólo en Rusia, sino para los comunistas del mundo entero. Lenin se inspiraba en el sistema ideológico de Karl Marx. Este había predicho que tras la revolución de la clase obrera se produciría una fase de transición del socialismo que a través de la dictadura del proletariado llevaría finalmente a la sociedad comunista, la promesa salvífica de la doctrina marxista. En esa sociedad desaparecería todas las clases y el Estado perdería todo su poder, y se haría realidad el principio que en su día había formulado es socialista francés Louis Blanc como sigue: “Cada cual según sus capacidades, cada cual según sus necesidades”. Sin embargo, con su interpretación y continuación de las ideas marxista, Lenin creó una nueva corriente, el marxismo—leninismo, que más tarde se convertiría en el modelo para muchos países comunistas y que se caracterizaba por la existencia de unas determinadas estructura de poder, como el politburó y la secretaria del comité central, que servían para asegurar la concentración del poder en una pequeña élite dirigente. El control y la mano dura caracterización el estilo de Lenin en la dirección del movimiento comunista y de Rusia, lo que se expresa en el más célebre de las frases atribuidas a él: “La confianza es buena, el control es mejor”. Sin embargo, no existen pruebas de que Lenin haya dicho esta frase. Se sostiene en varios ocasiones y que también se refleja en un viejo proverbio ruso que al parecer a Lenin le gustaba citar: “Doverai, no proverai (Confía, pero verifica”). Lenin nunca escribió explícitamente esta idea. Con todo, en sus obras completas, en un ensayo sobre el aventurismo, se encuentra la frase: “No creer en la palabra sino comprobar con el máximo rigor, este es el lema del obrero marxista”. Si consideramos las palabras de Lenin sobre este tema, en ninguna de las variantes en las que se han transmitido y se concede prioridad al control sobre la confianza, tal como sugiere la frase “La confianza es buena, el control es mejor. La aplicación de esta frase como máxima de gobierno. Puede provocar una prácticas más que objetables.



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