Los Chamanes, a quienes en nuestro mundo civilizado
denominamos curanderos y brujos, son poseedores de un
importante corpus de antiguas técnicas que utilizan para
curar y procurar bienestar tanto a los miembros de la
comunidad como a sí mismos.
Curiosamente, estos métodos chamánicos son
similares en todo el mundo, incluso entre
pueblos cuyas culturas difieren en otros muchos
aspectos y que, separados por océanos y
continentes durante decenas de miles de años,
no han tenido ningún tipo de contacto.
Estos pueblos a los que llamamos primitivos, al
carecer de nuestra avanzada tecnología médica,
tuvieron que desarrollar las capacidades
naturales de la mente en lo referente a salud y
métodos curativos, la uniformidad de las
técnicas chamánicas parece indicar que, a
fuerza de probar y equivocarse, pueblos
diversos llegaron a las mismas conclusiones.
El chamanismo es una gran aventura mental y
emocional, en la que paciente y chamán
participan en igual medida. Con sus esfuerzos y
su viaje heróico, el chamán ayuda a sus
pacientes a trascender su concepción normal y
cotidiana de la realidad, que incluye la visión
que de sí mismos tienen como enfermos. El
chamán comparte sus poderes especiales con los
pacientes y, en un nivel profundo de
conciencia, les convence de que hay alguien que
pone lo mejor de sí mismo en ayudarles. El
auto−sacrificio del chamán provoca en el
paciente un compromiso moral que le obliga a
luchar codo a codo con aquál para ayudarse a sí
mismo.
Estamos empezando a darnos cuenta de que ni
siquiera la moderna medicina occidental, que a
veces parece obrar milagros, puede solucionar
todos los problemas que tienen los enfermos o
aquellos que quieren prevenir la enfermedad.
Profesionales y pacientes buscan cada día
nuevos métodos suplementarios y muchos de los
que se encuentran entre la población sana
llevan a cabo experimentos por su cuenta para
descubrir alternativas viables que procuren
bienestar. A menudo, en el transcurso de estos
experimentos, se hace difícil, no sólo para el
profano, sino incluso para el profesional,
distinguir lo falso de lo eficaz. Los antiguos
métodos chamánicos, por el contrario, han
superado la prueba del tiempo; se han
experimentado, de hecho, durante mucho más
tiempo que, por ejemplo, el psicoanálisis y
otras técnicas psicoterapéuticas. Uno de los
propósitos de este libro es brindar al hombre
occidental, por primera vez, la oportunidad de
beneficiarse de estos conocimientos en su
búsqueda de tratamientos que complementen la
medicina tecnológica actual. (...)
Michael Harner − La Senda del Chamán
denominamos curanderos y brujos, son poseedores de un
importante corpus de antiguas técnicas que utilizan para
curar y procurar bienestar tanto a los miembros de la
comunidad como a sí mismos.
Curiosamente, estos métodos chamánicos son
similares en todo el mundo, incluso entre
pueblos cuyas culturas difieren en otros muchos
aspectos y que, separados por océanos y
continentes durante decenas de miles de años,
no han tenido ningún tipo de contacto.
Estos pueblos a los que llamamos primitivos, al
carecer de nuestra avanzada tecnología médica,
tuvieron que desarrollar las capacidades
naturales de la mente en lo referente a salud y
métodos curativos, la uniformidad de las
técnicas chamánicas parece indicar que, a
fuerza de probar y equivocarse, pueblos
diversos llegaron a las mismas conclusiones.
El chamanismo es una gran aventura mental y
emocional, en la que paciente y chamán
participan en igual medida. Con sus esfuerzos y
su viaje heróico, el chamán ayuda a sus
pacientes a trascender su concepción normal y
cotidiana de la realidad, que incluye la visión
que de sí mismos tienen como enfermos. El
chamán comparte sus poderes especiales con los
pacientes y, en un nivel profundo de
conciencia, les convence de que hay alguien que
pone lo mejor de sí mismo en ayudarles. El
auto−sacrificio del chamán provoca en el
paciente un compromiso moral que le obliga a
luchar codo a codo con aquál para ayudarse a sí
mismo.
Estamos empezando a darnos cuenta de que ni
siquiera la moderna medicina occidental, que a
veces parece obrar milagros, puede solucionar
todos los problemas que tienen los enfermos o
aquellos que quieren prevenir la enfermedad.
Profesionales y pacientes buscan cada día
nuevos métodos suplementarios y muchos de los
que se encuentran entre la población sana
llevan a cabo experimentos por su cuenta para
descubrir alternativas viables que procuren
bienestar. A menudo, en el transcurso de estos
experimentos, se hace difícil, no sólo para el
profano, sino incluso para el profesional,
distinguir lo falso de lo eficaz. Los antiguos
métodos chamánicos, por el contrario, han
superado la prueba del tiempo; se han
experimentado, de hecho, durante mucho más
tiempo que, por ejemplo, el psicoanálisis y
otras técnicas psicoterapéuticas. Uno de los
propósitos de este libro es brindar al hombre
occidental, por primera vez, la oportunidad de
beneficiarse de estos conocimientos en su
búsqueda de tratamientos que complementen la
medicina tecnológica actual. (...)
Michael Harner − La Senda del Chamán
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