miércoles, 12 de octubre de 2011


. Sanación.

 Desde tiempos inmemoriales, la Humanidad ha reconocido que nuestro Creador, en su amor, ha hecho crecer hierbas en las praderas que nos permiten sanar, así como cereales y frutas para nuestro alimento.
 Los astrólogos que han investigado las estrellas, y los homeópatas que han estudiado las plantas han buscado desde siempre el remedio que nos ayude a mantener nuestra salud y nuestra alegría de vivir.
 Para encontrar el remedio que nos pueda ayudar, debemos encontrar primero la meta de nuestra vida, el objetivo al que aspiramos, y entender las dificultades de nuestra vida. A estas dificultades las denominamos errores o debilidades, pero no queremos dejarnos intranquilizar por ellas, ya que no son otra cosa más que la prueba de que estamos realizando grandes cosas. Nuestros errores deberían ser nuestros estimulantes, porque eso significa que tenemos grandes objetivos.
Debemos adivinar qué batallas podemos soportar y a qué enemigo intentamos vencer especialmente, entonces podemos recoger agradecidamente la planta que es apropiada para ayudarnos a vencer. Deberíamos aceptar esas plantas de la naturaleza como una riqueza medicinal, como el regalo divino de nuestro Creador para ayudarnos con nuestras dificultades.
 Durante la verdadera curación no desaparece ningún pensamiento de la enfermedad. Lo que se tiene en consideración es el estado espiritual, sólo el problema espiritual. Lo que importa es dónde no nos hallamos en armonía con el plan divino. Esta desarmonía con nuestro yo espiritual puede provocar cientos de diferentes debilidades en nuestro cuerpo, ya que, al fin y al cabo, nuestro cuerpo lo que hace es reproducir el estado de nuestro espíritu, pero ¿qué papel juega? Si volvemos a poner en orden nuestro espíritu , entonces el cuerpo también sanará rápidamente. Resulta tal y como Cristo nos enseñó: “¿Qué es más fácil de decir que tus pecados te son perdonados, o levántate y anda?”  Por eso queremos volver a dejar claro que nuestra enfermedad corporal no juega ningún papel. Es el estado de nuestro espíritu, y sólo eso, lo que importa. Ignoran do completamente la enfermedad que padecemos, debemos por ello sólo tener en cuenta a cuál de los siguientes tipos de personalidad pertenecemos.
 Si se tuvieran dudas a la hora de elegir el remedio apropiado para cada uno, nos ayudaría si nos preguntásemos qué virtudes admiramos más en los otros o que defectos de las otras personas nos causan un rechazo más enérgico, ya que esos defectos que precisamente queremos eliminar en nosotros son los que más odiamos en las otras personas. De esta manera nos vemos incitados a eliminarlos en nosotros mismos.                        
 Todos nosotros somos sanadores y, con nuestro amor y compasión, estamos en circunstancias para ayudar a aquellas personas que realmente quieren sanar. Busque el conflicto espiritual del paciente que se esconde tras la enfermedad, déle el remedio que le ayudará a superar ese defecto y todas las esperanzas y estímulos que le pueda entregar, y la fuerza curativa en él hará el resto.

Capítulo 12. Los remedios.

ACHICORIA     Timidez/Amor.
 ¿Pertenece usted a ese grupo de personas que añoran servir al mundo? ¿A ese grupo que desea ardientemente dirigirse hacia los hombres con los brazos abiertos y bendecirlos? ¿A esas personas que quieren ayudar y consolar a los otros pero que, por algún motivo, se ven impedidas por las circunstancias o por otras personas?  ¿Se da cuenta de que es dominado por unas pocas personas en lugar de servir a muchas otras, de tal manera que sus posibilidades de dar tanto de sí, tal y como usted desea, se ven muy limitadas?  ¿Alcanza usted esa fase crítica cuando se da cuenta de que todas las personas cuentan con usted pero ninguno de manera especialmente fuerte?
 En este caso, la maravillosa y azul achicoria que crece en los campos de cereales le ayudará a alcanzar su libertad, la libertad que tan necesaria es para todos nosotros antes de poder servir al mundo.

MÍMULO     Miedo/Compasión.
 ¿Pertenece usted a ese grupo de personas que son miedosas?  ¿Pertenece a aquellos que tienen miedo de la gente o de las circunstancias de la vida?  ¿Es de esos que van por la vida valientemente pero que, sin embargo, el miedo les quita la alegría de vivir?  ¿Tienen miedo de cosas que jamás ocurren; de personas que, en realidad, no tienen ningún poder sobre usted; del futuro y de lo que él traerá consigo; miedo de caer enfermo o de perder la alegría; miedo de los convencionalismos o de otros cientos de cosas?
 ¿Desea luchar por su libertad pero, sin embargo, no tiene el valor de liberarse de las cadenas? Si ése es el caso, el mímulo que crece en las orillas de los ríos cristalinos le devolverá la libertad de amar su vida y usted aprenderá a tener el sentimiento de compasión más tierno para con las otras personas.

AGRIMONIA     Intranquilidad/Paz.
 ¿Es usted de aquellos que sufren perturbación de sentimientos, de aquellos cuya alma no encuentra la paz pero que, sin embargo, se abanderan como la víctima del mundo ocultando su tormento a sus semejantes, y que ríen, sonríen y hacen chistes ayudando a las otras personas a sentirse alegres mientras usted mismo padece? ¿Quiere combatir sus preocupaciones tomando alcohol y drogas para ser capaz de afrontar las difíciles pruebas de su vida? ¿Cree que en la vida necesita algo que le estimule para poder seguir adelante?
 Si ése es el caso, la maravillosa agrimonia que crece en los bordes de los caminos y en las praderas, con sus flores con forma de torre de iglesia y sus semillas acampanadas, le aportará la paz y el entendimiento. La lección de esta planta reside en el hecho de que hace que usted sea capaz de conservar la paz en presencia de todas las pruebas y dificultades con las que se encontrará en la vida, hasta que ya nadie sea capaz de poder apartarle de esa paz.

SCLERANTHUS     Indecisión/Estabilidad.
 ¿Pertenece usted a ese grupo de personas a las que le resulta difícil tomar decisiones, formarse una opinión de algo cuando en usted mismo aparecen pensamientos contradictorios que le impiden decidirse por un camino? ¿Es capaz esa indecisión de bloquearle el camino y retrasar sus progresos? ¿A veces le parece correcta una cosa y, un momento después, otra distinta?                                     
 Si ése es el caso, usted debe aprender a actuar espontáneamente en circunstancias desafiantes, a desarrollar una opinión correcta y permanecer fiel a ella. En esas circunstancias ayuda ese pequeño y verde ovillo de un año que crece en los campos de cereal.

CLEMÁTIDE     Indiferencia/Bondad.
 ¿Es usted una de esas personas que creen que la vida no es particularmente interesante; de ese grupo que, al levantarse, desean no tener que enfrentarse de nuevo a otro día más; de aquellos que creen que la vida es tan difícil, tan dura y tan amarga que no hay nada que merezca la pena y piensan que podrían volver a dormirse, ya que no compensa el esfuerzo de hacer un intento? ¿Tienen sus ojos esa mirada que denota que usted no pertenece a este mundo, que todavía está en sus sueños y que encuentran sus sueños mucho más hermosos que la vida misma? ¿Están a menudo sus pensamientos con otra persona que ya ha abandonado este mundo? Si usted tiene ese sentimiento, aprenda a  “mantenerse cuando no exista en usted nada más aparte de la voluntad que le ordena resistir”  Con eso ha alcanzado una gran victoria.
 La maravillosa planta, que adorna nuestros setos ahí donde el suelo está desnudo, la clemátide, cuyas semillas, que recuerdan a plumas, sólo desean ser arrastradas por el viento para así poder renacer de nuevo en cualquier sitio le ayudará a re encontrarse con la realidad, a enfrentarse con su vida, a encontrar su trabajo y le devolverá la alegría a su vida.

CENTAURA     Debilidad/Fuerza.
 ¿Es usted de esas personas que es utilizada por todo el mundo porque posee ese buen corazón que le impide decir que no a cualquier cosa? ¿Cede con tal de mantener la paz, en lugar de hacer lo que considera correcto porque, simplemente, no quiere luchar? ¿Pertenece usted a ese grupo de personas que tienen buenas intenciones pero que son pasivamente utilizadas, en lugar de elegir activamente su trabajo? Aquellos que han sido utilizados habrán recorrido un gran trecho del camino del servicio al prójimo una vez que hayan podido comprender que deben ser un poco más positivos en su vida.
 La centaura, que crece en nuestras praderas, le ayudará a encontrar su verdadero yo, de tal manera que usted pueda actuar con iniciativa y positivamente en lugar de dejarse utilizar desde una actitud pasiva.

GENCIANA     Duda/Entendimiento.
 ¿Pertenece usted a ese grupo de personas con grandes ideales que tienen la esperanza de hacer algo bueno? ¿Es usted de aquellos que se desilusionan si no consiguen alcanzar rápidamente su meta? ¿Si logra su objetivo, es presa de un estado de ánimo eufórico, mientras que cuando aparecen dificultades se deprimen rápidamente?
 Si ése es el caso, entonces la pequeña y amarga genciana, que crece en las praderas de nuestras colinas, le ayudará a permanecer fiel a su objetivo y a ser optimista, aun cuando las cosas se pongan difíciles. Esta planta le mantendrá siempre animado y le ayudará a tomar conciencia de que no existen fallos cuando se hace lo mejor que se puede, lo que también siempre parece ser el resultado más obvio.

VERBENA     Entusiasmo exagerado/Tolerancia.
 ¿Está usted en ese grupo que es presa de un entusiasmo exacerbado? ¿A esas personas que añoran llevar a cabo algo maravilloso y que desean hacer todo en un momento? ¿Le resulta difícil elaborar pacientemente su plan porque quiere tener rápidamente los resultados en sus manos? ¿Comprueba que su entusiasmo conduce a que, se comporte de una manera rígida con otras personas? ¿Quiere que los otros vean las cosas igual que las ve usted? ¿Intenta imponer a los otros su propia opinión y se muestra impaciente cuando no le obedecen?
 Si ése es el caso, usted tiene en su poder el convertirse al mismo tiempo en una personalidad dirigente y en un maestro para los otros. La verbena, esa pequeña planta con florecillas malvas que crece en los setos, le ayudará a conseguir esas cualidades que usted necesita. Ella le otorgará bondad para con sus semejantes y tolerancia frente a las opiniones de los otros. Le permitirá tomar conciencia de que los grandes objetivos de la vida se alcanzan suave y tranquilamente, sin tensión ni estrés 

IMPACIENCIA     Impaciencia/Perdón.
 ¿Pertenece usted a esas personas que, en lo más profundo de sí mismos, saben que tienen una tendencia hacia la crueldad? ¿Cuándo lucha y se siente importunado y molestado, le resulta difícil no enfadarse? ¿Permanece en usted el deseo de utilizar la fuerza para imponer su opinión a otros? ¿Es impaciente, consiguiendo esa a veces que Usted se convierta en una persona cruel? ¿Tiene su personalidad rasgos de un inquisidor?
 Si ése fuera el caso, aspire a lograr la bondad y el perdón, y esa pequeña flor de color malva, esa balsámica portadora de glándulas que crece en las orillas de los ríos de la región del Valais, le traerá la bendición ayudándole durante su camino.

CERATOSTIGMA     Ignorancia/Sabiduría.
 ¿Es usted de aquellos que tienen la sensación de sentirse sabios? ¿De aquellos que opinan que podrían ser un dirigente o un filósofo de sus semejantes? ¿Opina que en usted mismo reside el poder de aconsejar a sus semejantes cuando éstos tienen dificultades, de poder suavizar su preocupación y de poderles ayudar siempre en sus problemas? ¿Si embargo, y a causa de una falta de confianza en sí mismo, no se encuentra en situación de lograrlo, quizás porque atiende demasiado a la voz de los demás y presta mucha atención a los convencionalismos del mundo? ¿Se da cuenta de que es precisamente esa falta de confianza en sí mismos, esa ignorancia sobre su propia sabiduría y su propia persona, lo que le conduce a la tentación de seguir de manera excesivamente rígida los consejos de los demás?
 En ese caso, la ceratostigma le ayudará a encontrar su individualidad, su personalidad, liberándose de influencias externas, lo que le pondrá en situación de utilizar su enorme sabiduría para el bienestar de la humanidad.

HELIÁNTEMO     Temor/Valor.
 ¿Pertenece usted a ese grupo de personas que viven en una continua y profunda desesperación y temor? ¿Pertenece a aquellos que creen no poder soportar más? ¿A los que temen lo que ocurrirá: la muerte, el suicidio, la locura o cualquier terrible enfermedad? ¿O, quizás, tiene miedo de confrontarse con la desesperanza de las circunstancias de la vida material?
 Si eso es así, aprenda a permanecer fuerte y a luchar por su libertad aun en circunstancias de grandes dificultades. La maravillosa, pequeña y amarilla flor del heliántemo le proporcionará el valor para alcanzar su objetivo.

VIOLETA DE AGUA     Padecimiento/Alegría.
 ¿Se encuentra usted entre esas grandes almas que se esfuerza por servir a sus semejantes valientemente y sin protestar; que se afanan por llevar su padecimiento tranquilamente y sin resignarse que no admiten que su pesar influya en su trabajo diario? ¿Ha sufrido pérdidas importantes o ha vivido tiempos difíciles y, sin embargo, ha continuado viviendo tranquilamente? Si eso es así, entonces esa maravillosa flor acuática que se mueve libremente por la superficie de nuestros claros ríos le ayudará a percibir que, a través de su padecimiento, ha depurado y desarrollado un gran ideal que le ayudará a servir a sus semejantes aun cuando le hiera a usted mismo, a aprender a estar solo en este mundo y a lograr la gran alegría de la completa libertad, haciendo por ello un acabado servicio a la Humanidad. Y sólo con que eso se haga por una vez realidad, ya no supone sacrificio alguno, sino la maravillosa alegría de ayudar bajo todas las circunstancias. Además, esta pequeña planta le ayudará a comprender que todo lo que usted siempre ha considerado como cruel y triste sirve, en realidad, al bienestar de aquellos que usted compadece
 Todos nosotros podemos hacernos con el valor necesario y conservar un corazón valiente ya que Dios nos ha puesto en este mundo para un objetivo aún mayor.
 Él quiere que sepamos que somos sus hijos y que reconozcamos nuestra propia divinidad. Él desea que seamos perfectos, sanos y felices. Él pretende que sepamos que, a través de su amor, podemos conseguir todo, y nos recuerda que cuando lo olvidamos, entonces padecemos y pasamos a ser infelices. Él quiere que la vida de cada uno de nosotros esté llena de alegría, salud y un completo amor y servicio al prójimo, tal y como Cristo nos enseño: “Mi yugo y mi carga son ligeros”.
  Estos remedios pueden ser elaborados por productores homeopáticos. También uno mismo los puede elaborar siguiendo los pasos que se describen a continuación:
                                                                                                                                    
 - Coja una fuente de cristal no muy honda y llénela con agua de río o, preferentemente, de una fuente. Introduzca suficientes flores de la planta deseada, de manera que la superficie esté cubierta. Deje la fuente bajo el sol el tiempo necesario hasta que las flores comiencen a marchitarse. Saque cuidadosamente las flores y reparta el agua en botellas, mezclándola con la misma cantidad de coñac para su conservación.
  - Una sola gota es suficiente para preparar 0,2 litros (200 ml), con agua (dilución en agua de la solución stock o madre de arriba), de la que se tomarán las dosis necesarias utilizando como medida una cucharilla.
 - La dosis debería ser medida en la forma que el paciente considere necesaria; para casos agudos tomar cada hora; en casos crónicos, tres o cuatro veces al día, hasta que se perciba una mejora y el paciente pueda prescindir del remedio.
 - Y no olvidemos que siempre debemos agradecer a Dios que haya hecho crecer todas esas plantas medicinales para nuestra curación.     
                                                                                                                                                                                                                                                                                           
LOS REMEDIOS FLORALES Y SUS INDICADORES.

(Publicado en Epsom*, 1933) *Este artículo apareció probablemente en The Neuropathic Journal.

 Seguramente, la fuerza curativa de estas plantas nos resulta familiar a muchos de nosotros que ya hemos empleado los siguientes remedios. Los resultados que se han alcanzado con ellos ha superado ampliamente nuestras expectativas. Cientos de esos llamados casos incurables han sanado y han recuperado la felicidad.
 Estos remedios se prescriben en función del estado anímico del paciente, ignorándose por completo la enfermedad física que padece el cuerpo.
                                        
Los doce indicadores son los siguientes:

    1.   Atormentado    Agrimonia                     7.   El entusiasta                        Verbena
    2.   Temor               Heliántemo                   8.   Falta de valor                       Genciana
    3.   Miedo               Mímulo                         9.   El que es pisado por todos   Centaura
    4.   Indiferencia      Clemátide                    10.   El loco                                 Cerostigma
    5.   Dolor                Impaciencia                 11.   Aflicción                             Violeta de agua
    6.   Indecisión         Scleranthus                 12.    Bloqueo                              Achicoria

 Esencialmente existen 12 tipos principales de personalidad, de las cuales cada una puede manifestarse de manera positiva o negativa.
 Estos tipos diferentes de personalidad nos indicarán el signo del Zodiaco en el que se encontraba la Luna en el momento del nacimiento. Un estudio de estos signos zodiacales nos aporta los siguientes conocimientos:
1.          Tipo de personalidad.
2.          El objetivo y la obra de su vida.
3.          El (los) remedio(s) que le apoyarán en la realización del trabajo de su vida.
 Como sanadores, nos ocupamos únicamente de las manifestaciones negativas de estos doce tipos de personalidad.
 El secreto de la vida reside en ser honrados y sinceros en relación con nuestra personalidad y en no sufrir la intromisión de influencias externas.
 Averiguamos nuestra personalidad en función de la posición de la Luna en el momento de nuestro nacimiento, pero los astrólogos le otorgan un valor exagerado a los planetas, ya que, si podemos ser fieles a nuestra personalidad y honrados frente a nosotros mismos, no tenemos que temer influencia planetaria o externa alguna. Los remedios nos apoyan a mantener nuestra personalidad.
 Sólo en los estadios más tempranos del desarrollo resultamos influenciados o dominados directamente por uno o más planetas. Si logramos desarrollar por una vez el amor y, más concretamente, el profundo amor al prójimo, entonces nos liberamos de la influencia de nuestras estrellas, perdemos los hilos del destino, convirtiéndonos en el capitán de nuestro propio barco, sea para mejor o para peor.
 Lo que Hahnemann, Culpepper y otros grandes buscadores querían encontrar es la reacción mundial, espiritual, la que muestran esos doce tipos de personalidad, así como los remedios que pertenecen a cada tipo.
 Tenemos doce remedios. Qué sencillo es entonces ordenarlos con gran exactitud y explicarles a nuestros pacientes el motivo de su desarmonía, de su discordia interior, de su enfermedad, para poder ponerlos de nuevo en armonía con lo infinito de su alma y restablecer su salud corporal e intelectual.
 La sanación se completa en siete pasos,
que se desarrollan en el siguiente orden:
 - Paz. - Esperanza. - Alegría. - Confianza. - Seguridad. - Sabiduría. - Amor.  

 Cuando el paciente se encuentre lleno de amor, no de amor por sí mismo, sino de amor por el universo, entonces habrá dado la espalda a lo que llamamos enfermedad.                                                                                                                                           
 Las personas clemátida son indiferentes y no poseen un interés especial en la vida: son apáticas y no se esfuerzan realmente por recuperarse de la enfermedad o por concentrarse en el trabajo  diario. A menudo les gusta dormir mucho y poseen una mirada hasta cierto punto ajena al mundo.
 Las personas agrimonia están atormentadas internamente por la preocupación y el miedo, aun cuando externamente se comportan valerosamente para ocultar su tensión. Con frecuencia beben bastante o tomen drogas para poder soportar el estrés.
 Las persona scleranthus están invadidas por la indecisión. En su vida diaria les resulta muy difícil el poder tomar una decisión y, en caso de enfermedad, no están seguras de lo que quieren, considerando que algo es correcto por un momento y al instante siguiente opinan lo contrario.
 Los ceratostigma son los locos. Deberían ser profesores inteligentes, pero parece que prestan demasiada atención a las opiniones de los otros, dejándose influenciar fácilmente por circunstancias externas.
 Impaciencia es el dolor de un tipo de personalidad que viene provocado porque un canal por el que normalmente circulan la luz y la verdad espiritual está bloqueado. En el origen de este estado se observa a menudo una cierta dosis de crueldad.
 Los centaura son los que se dejan pisar por los demás. Parece que les falta cualquier poder de individualidad o de capacidad para negarse a ser utilizados por todos. No luchan por recuperar su libertad.
 La violeta de agua es el padecimiento, concretamente la aflicción, que sufren las grandes almas, que llevan valientemente y sin rechistar la carga de este sufrimiento con valor y resignación, sin molestar a los otros con ello y sin permitir que influya en la obra de su vida.                                                                                                                                                                      
 El mímulo es el miedo total. Estas personas hacen el débil intento de enfrentarse a sus perseguidores pero parecen estar como hipnotizadas soportando su miedo con calma y sin oponer resistencia. En general, siempre encuentran alguna disculpa para su comportamiento.
 La verbena es el entusiasta. Aquí nos encontramos con aquellas que se esfuerzan demasiado por alcanzar sus ideales, hiriéndose ellas mismas en ese intento. Se trata de personas que poseen elevadas metas, pero que, en lugar de ejercitar la paciencia y la benevolencia, lo hacen con energía y prisas. Son personas que han hecho ya suficientes progresos como para poder reconocer que los grandes ideales sólo se alcanzan sin estrés y sin prisas.
 La achicoria son las personas que quieren servir y en las cuales el amor ya se encuentra bien desarrollado, permitiendo que las influencias externas impidan la evolución libre de su amor, por lo que se encuentran paralizadas tanto espiritual como físicamente.
 La genciana es el desánimo. Aquí se trata de nuevo de personas a las que les gusta hacer muchas cosas pero que, sin embargo, permiten que la duda o la depresión les influya cuando aparecen las dificultades. A menudo desean fervientemente salirse con la suya en lugar de considerar las cosa desde una perspectiva más amplia.
 El heliántemo es el temor. El temor frente a algo más grande que las cosas materiales. El temor frente a la muerte, el propio suicidio o las fuerzas sobrenaturales. Aquí se trata de personas que luchan por su propia libertad espiritual.

 Si ahora pensamos en las doce cualidades de Cristo que aspiramos a conseguir y que él nos quiere enseñar, encontraremos las doce grandes lecciones de la vida.

 Aunque debemos aprender todas esas lecciones, concentrémonos en una determinada. Esta lección viene fijada por la posición de la Luna en el momento de nuestro nacimiento, indicándonos cuál es la meta principal de nuestra vida.

       Remedio                  Cualidad a desarrollar                   Error

     Agrimonia                         Tranquilidad                              Atormentado
     Scleranthus                        Perseverancia                            Indecisión
     Verbena                             Tolerancia                                 El entusiasta
     Clemátide                          Bondad                                      Indiferencia
     Achicoria                           Amor                                         Estancamiento
     Genciana                           Comprensión                             Ausencia de valor
     Violeta de agua                 Alegría                                       Padecimiento
     Centaura                            Poder                                         Se deja pisar por todos
     Impaciencia                       Perdón                                       Dolor
     Cerostigma                        Sabiduría                                   El loco
     Heliántemo                        Valor                                         Temor
     Mímulo                              Compasión                                Miedo

 Frascos con estos remedios pueden obtenerse de los antiguos fabricantes de productos homeopáticos, aunque también pueden ser elaborados por uno mismo, tal y como se describe a continuación.
 Coja un delgado recipiente de cristal y llénelo de agua clara de un río o, preferentemente, de una fuente. Deposite suficientes unidades florales de la planta en cuestión hasta que la superficie del agua quede totalmente cubierta. Deje el recipiente en un lugar soleado hasta que las flores comiencen a marchitarse. A continuación extraiga cuidadosamente las flores del agua añadiendo la misma cantidad de coñac para su conservación.                                                                                                                         
 Una única gota basta para preparar una botella de 0,2 litros de agua (200 mililitros), de la cual se tomará la dosis necesaria usando como dosificador una cucharilla.
 La dosis debe ser medida teniendo en cuenta las necesidades del paciente; en casos agudos, hay que suministrarlas cada hora; en casos crónicos, tres o cuatro veces al día hasta que se observe una mejora y el paciente pueda seguir adelante sin el remedio.
 La clemátide, la alegría del caminante, decora nuestros setos allí donde el suelo es calizo. La agrimonia y la verbena las encontramos en los bordes de los caminos. La achicoria y el scleranthus en los campos de cereal. La centaura, genciana y el heliántemo en las praderas. El mímulo y la impaciencia crecen en las proximidades de Crichowell, en una cuantas millas más allá de Abergavenny, aunque también se encuentran en otros condados de Inglaterra. La cerastostigma no crece silvestre en Gran Bretaña, pero existen estas plantas en los jardines de Pleasaunce, Overstrand, Norfolk y en el Kew Gardens. La violeta de agua se encuentra en nuestros claros y maravillosos ríos.
 Queremos glorificar siempre a Dios por haber hecho crecer en las praderas todas esa plantas medicinales que posibilitan nuestra curación.
                                                                                                                                                                                                                                            

LOS DOCE GRANDES REMEDIOS Y ALGUNOS EJEMPLOS DE SU USO Y PRESCRIPCIÓN 

(Febrero 1933).

 Los doce remedios con los que he trabajado en los últimos cinco años han revelado éxitos curativos tan prodigiosos y logrado curar tantas enfermedades de las denominadas incurables, incluso en casos en los que ha fracasado el tratamiento homeopático, que me preocupa explicar su aplicación de la forma más sencilla posible, de manera que incluso un laico en la materia pueda aplicarlos. Los remedios nunca desencadenan por sí mismos reacciones fuertes, ya que jamás provocan daños, independientemente de las cantidades en que se ingieran; y tampoco se producen efectos negativos cuando se administra el remedio correcto sí se consigue un efecto curativo
Ninguna de las plantas de las que he extraído estos remedios es venenosa. Todas son benefactoras; por eso no hay que tener ningún miedo a utilizarlas.
 El principio es el siguiente: hay doce estados espirituales, y cada uno de esos estados se corresponde con una planta curativa. Da lo mismo si la enfermedad es extremadamente grave o si se trata sólo de un ligero resfriado; el hecho de que dure unas cuantas horas o muchos años no juega ningún papel. Lo único decisivo para la selección del remedio adecuado es el estado espiritual.
 Los estados espirituales y los remedios correspondientes son los siguientes:
1.             En casos de emergencia, de gran peligro, ante el terror, el miedo o las depresiones, así como en todos los casos de emergencia en que la situación parece desesperada, adminístrese heliántemo.
2.             Para el miedo que no sea tan fuerte como el terror, adminístrese mímulo.
3.            Cuando el paciente esté intranquilo, medroso y atormentado, déle agrimonia-
4.             Cuando el paciente esté indeciso, cuando nada parezca lo adecuado, cuando parece que unas veces necesita una cosa y otras la otra, déle scleranthus.
5.             Si el paciente está soñoliento, obnubilado, desganado, ausente, indiferente, y no hace ningún esfuerzo por recuperar la salud, no mostrando la menor alegría por la vida, e incluso en determinados casos anhelando la muerte, adminístrese clemátide.
6.             Para la autocompasión, cuando el paciente se siente maltratado y tiene la sensación de no merecer su padecimiento, adminístrese achicoria.                                                                                                     
7.             El paciente al que le gustaría hacer tonterías, que no tiene la suficiente confianza en sí mismo para decidirse y escucha por ello el consejo de cualquiera, que prueba cualquier tratamiento posible que le proponen, necesita ceratostigma.
8.             Aquel paciente que está desalentado, que tiene éxito pero que siempre ve únicamente el la do negativo de las cosas y está deprimido, necesita genciana.
9.             Las voluntades fuertes que son difíciles de tratar porque siempre saben todo mejor y actúan según sus propias ideas, necesitan verbena.
10.       Para dolores fuertes, para el impulso de sanar lo más deprisa posible y para la impaciencia con los congéneres, adminístrese impaciencia.
11.       A los pacientes tranquilos y valientes, que no se quejan nunca, que no quieren intranquilizar a los demás por su enfermedad e intentan recuperar la salud por sus propias fuerzas, puede ayudarles la violeta de agua.
12.       A aquellos que están débiles, pálidos y sin vigor, que se sienten totalmente agotados y cansados, puede ayudarles la centaura.

 Los remedios se dosifican de la siguiente manera: tómense dos o tres gotas de la farmacia de remedios y échense en un frasquito de boticario normal, rellénese con agua, agítese bien y adminístrese el remedio en cucharaditas de té hasta la dosis requerida. En casos muy graves, cada cuarto de hora; en casos graves, cada hora, y en casos normales, tres o cuatro veces al día. En casos de pérdida de la conciencia, pueden humedecerse los labios del paciente con el remedio.
 Si el estado del paciente mejora, con frecuencia es necesario cambiar de remedio, al igual que cambia su estado espiritual. En algunos casos pueden llegar a ser necesarias hasta media docena de diferentes plantas curativas.
 Tomemos un ejemplo:
 Un hombre de 35 años lleva cinco semanas afectado de reumatismo fuerte. Cuando lo examiné por primera vez, casi todas las articulaciones de su cuerpo estaban inflamadas e hinchadas. Sufría grandes dolores y tenía un gran miedo. El paciente estaba muy enfermo y parecía estar cercano al límite en que no podría soportar el dolor.
 En las primeras veinte horas ingirió agrimonia cada hora, hasta que se apreció una notable mejoría y desaparecieron el dolor y la inflamación en todas las articulaciones, excepto en una articulación del hombro. El paciente se tranquilizó y su preocupación fue mucho menor. Continuó tomando agrimonia seis horas más hasta que pudo conciliar el sueño durante 4 horas seguidas. Cuando despertó, los dolores habían cesado. La siguiente etapa estuvo caracterizada por el miedo, miedo de que retornase el dolor, miedo de moverse para evitar que los dolores se instalasen de nuevo en sus articulaciones. En este estadio se prescribió mímulo, y al día siguiente el paciente pudo incorporarse, vestirse y afeitarse solo. A pesar del éxito curativo, el paciente se sentía sin ánimo y derrotado. Tomó genciana, y al tercer día volvía a estar completamente recuperado, yendo al cine y a la cantina del pueblo.
 En otros casos sólo se necesita un único remedio, como en el ejemplo siguiente:
 A una joven de 18 años se le habían extirpado seis meses antes algunos quistes de gran tamaño en la glándula tiroides. Los quistes se regeneraron, y se le explicó que tenía que esperar hasta  que fueran lo suficientemente grandes para operar de nuevo. Se trataba de una mujer delicada y menuda del tipo soñador, que no se preocupaba demasiado de su estado. Le prescribí clemátide, 3 veces al día durante una semana, con lo que los quistes desaparecieron completamente, y hasta la fecha, tres meses después, no existe ningún indicio de que se hayan regenerado, no siendo necesario seguir tomando el remedio.
 Una paciente sufría reumatismo agudo desde hacía dos años. Durante ese tiempo estuvo constantemente ingresada en clínicas. Cuando la examiné por primera vez, tenía las manos rígidas y grandes dolores, los tobillos eran de un tamaño doble del normal y la paciente apenas podía andar. Además, tenía dolores en los hombros, en la nuca y en la espalda. La paciente era una mujer marcadamente afable, tranquila y valiente, que había soportado su enfermedad con una admirable paciencia y valentía. En este caso, lo más indicado era a todas luces la violeta de agua, y la paciente estuvo tomando el remedio durante 2 semanas, tiempo durante el cual pudo constatarse una lenta mejoría. Después, vino una gran fase de ligera auto–compasión, que pudo superarse utilizando achicoria. Al cabo de 4 semanas, la paciente podía andar dos millas pero se sentía cada vez más insegura, por lo que se prescribió esclerantus. Más tarde, siguió una fase de ligera impaciencia, en la que deseaba poder volver a hacer todo lo que hacía antes, por lo que resultaba indicada la impaciencia. Al cabo de 8 semanas, la paciente era capaz de andar 4 millas y utilizar normalmente sus manos. Ya no tenía dolores y, excepción hecha de una insignificante rigidez e hinchazón del tobillo derecho, se hallaba completamente curada.
 Una paciente de unos 40 años sufrió durante tres semanas dolores poco localizados en el vientre. Las glándulas situadas en la región inguinal, bajo las axilas y en la nuca, se habían hinchado rápidamente. El reconocimiento registró una fuerte hinchazón de las glándulas del vientre, y el análisis de sangre indicó una leucemia linfática aguda. Naturalmente, el pronóstico era extremadamente grave. La paciente se daba cuenta de que tenía una enfermedad maligna. Le entró el pánico y secretamente pensó que lo más sencillo sería cometer un suicidio. Estuvo tomando heliántemo unos días, lo que hizo que remitieran los dolores del vientre y la inflamación de las glándulas. Acto seguido cambió la postura vital de la paciente y la mejoría le dio nuevos ánimos. El miedo a la muerte había desaparecido, si bien secretamente temía que su estado era demasiado bueno para ser cierto, de ahí que estuviera 2 semanas tomando mímulo. Posteriormente, el estado de la paciente fue normal, y desde hace seis meses vuelve a sentirse completamente restablecida.
 Un campesino sufría parálisis cervical que hacía que llevara la cabeza siempre inclinada hacia delante. Además, tenía debilitados los músculos oculares y los de la boca. Como era un hombre marcadamente voluntarioso, continuó asistiendo a su trabajo como de costumbre, negándose durante meses a someterse a un tratamiento. La verbena produjo su total curación en aproximadamente dos semanas.
 Una paciente de unos 40 años sufrió asma en su infancia. Todos los inviernos se veía obligada a guardar cama aproximadamente 4 meses. Le habían puesto ya una cantidad increíble de inyecciones de adrenalina y se había sometido a todos los tratamientos de asma imaginables, sin conseguir una mejoría. Como muchos asmáticos, sufría la tos ferina y otras enfermedades de las vías respiratorias. Su enfermedad era un terrible tormento. La reconocí en diciembre de 1930 por primera vez, y a finales de enero de 1931 la enfermedad se había curado totalmente con ayuda de la agrimonia. El invierno de 1933 sufrió una ligera recaída, que pudo controlarse fácilmente. La paciente no tuvo que guardar cama. Desde entonces no se ha constatado ningún otro indicio de la enfermedad.
                                                                                                                                                           

LOS DOCE REMEDIOS Y CUATRO REMEDIOS MENORES

(1933)*

 A todos los que están enfermos les diría lo siguiente: la enfermedad no habría podido conseguir nunca el poder que posee hoy día si el hombre no hubiera olvidado la protección natural contra la enfermedad, las plantas medicinales de las praderas. Además no hay ninguna enfermedad que pueda resistir el poder curativo de la planta adecuada si el paciente tiene el deseo sincero de sanar de nuevo. Realmente, la enfermedad no puede resistir a la planta medicinal correcta, como no puede hacerlo la oscuridad cuando las ventanas están abiertas de par en par y la luz del sol entra a raudales.
 Hemos pagado un alto precio por haber olvidado la ciencia curativa de la naturaleza, y lo hemos pagado en forma de infinidad de enfermedades que existen hoy día. Pero la naturaleza aguarda con paciencia, y lo único que necesitamos es volver a ella para encontrar el alivio a nuestros males.
 Desde tiempos inmemoriales, el hombre ha sabido que las plantas de la naturaleza podían curar sus enfermedades, y a través de los siglos hemos guardado en la memoria los nombres de quienes disponían de la verdadera ciencia de la curación por las plantas.
 Hemos tenido que padecer sólo porque hemos sustituido la ciencia curativa de la naturaleza por la del hombre, y ahora debemos regresar a ella para vernos libres de nuestras pesadas tareas. En presencia del saber curativo de la naturaleza, la enfermedad no tiene poder alguno. Todo miedo, toda depresión y toda desesperanza pueden eliminarse. No existe ninguna enfermedad que no pueda curarse.
 En este capítulo se describirán las doce plantas medicinales que poseen el poder de curar toda clase de enfermedades.                             
 Como plantas curativas de la naturaleza que son, tratan nuestra naturaleza. No importa que esté enferma nuestra mano, nuestro pie, nuestra cabeza o cualquier otra parte de nuestro cuerpo, ni tampoco importa la enfermedad que padezcamos. La enfermedad sólo nos puede afectar cuando en nuestra naturaleza hay algún desarreglo. Y esa discordancia es corregida por la planta medicinal, por lo que no sólo cura nuestro cuerpo, sino que nos hace más sanos y felices en todos los sentidos y traen la alegría a nuestras vidas.
 Para encontrar las plantas medicinales que necesitamos, no tenemos que pensar ni un solo instante en la enfermedad que padecemos, ni siquiera en si es grave o leve, o si nos afecta desde hace unas horas o desde hace muchos años. Todo lo que tenemos que hacer es detectar qué es lo que no funciona en nuestra naturaleza y tomar la planta medicinal que se corresponde con ese estado de ánimo.
 Nuestros desarreglos se manifiestan en uno o varios de los doce estados de ánimo, y, de acuerdo con el estado de ánimo instantáneo, podremos elegir el remedio necesario.
 No podemos estar enfermos sin perder la armonía con nuestra auténtica naturaleza. Pero sea cual sea el estado que se oculta tras nuestro problema, sea cual sea el error que se esconde en nuestro ser, carece de importancia. Porque estos remedios nos ayudarán a corregir el error, y de esta manera no curarán sólo la causa de nuestra enfermedad, sino que también nos prestarán su ayuda para restablecer nuestra salud física y mental.
 Estos remedios hacen brotar un estado de conjunto armónico, y a menudo nos hacen recuperar la alegría vital, nos liberan de nuestras preocupaciones y nuestros miedos: un estado que nunca antes habíamos conocido.
 Como ya se han mencionado, los errores de nuestro ser se expresan mediante doce estados de ánimo diferentes, existiendo para cada uno de ellos la correspondiente planta curativa que puede restablecer nuestra salud.
 Los doce estados de ánimo son los siguientes:
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                 
                          Debilidad                        Indecisión                  Desaliento
                          Desesperación            Indiferencia               Entusiasmo
                          Miedo                            Desasosiego                  Impaciencia
                          Tormento                      Duda de sí mismo     Distanciamiento

 A continuación sigue una explicación algo más detallada de estos estados de ánimo y su relación con los nombres de los distintos remedios.

CENTAURA  - - - - - Debilidad.     (Erythraea centaurium).
 Da fuerza. La debilidad después de la enfermedad: pálido, laso, cansado, sin energías, desmadejado, extenuado. La vitalidad está agotada. Aquellos que anhelan la paz a cualquier precio. Incluso cuando están enfermos, muestran una excesiva disposición a ayudar a los demás, y en su esfuerzo se agotan y se gastan. A menudo poseen un espíritu despierto, pero el cuerpo es débil, demasiado débil para realizar grandes esfuerzos. Debido a su carácter bondadoso, son modestos, sumisos y fácilmente impresionables.

HELIANTEMO - - - - - Desesperación.     (Helianthemum vulgaris).
 Es el remedio de los casos de emergencia. En casos de emergencia y ante peligros, así como en todas las situaciones desesperadas. Siempre que en la vida acecha algún peligro. Cuando el paciente tiene miedo o es presa del pánico. En casos en los que parece no haber esperanza alguna. Cuando nuestro espíritu se ve acechado por el peligro o cuando el paciente juega con la idea del suicidio o cuando amenaza volverse loco; o en una crisis nerviosa, ante el miedo a la muerte o en caso de depresión profunda.
                                                                                                                                                   
MÍMULO - - - - - Miedo.     (Mimulus luteus).
 El medio para vencer cualquier miedo. El miedo a la enfermedad, a los accidentes o a los peligros desconocidos. El miedo a las personas, a los familiares, a los extraños, a las multitudes, al ruido, a la murmuración o a la desconfianza de los demás o a la soledad. Miedo a la humedad, al frío, al calor o a la oscuridad. Estas personas tienen miedo de que su enfermedad conlleve complicaciones o de que sea incurable.

AGRIMONIA - - - - -Tormento.     (Agrimonia eupatoria).
 Este remedio aporta alivio a todo aquel que padece tormentos físicos o espirituales. Les da paz. El remedio para los desasosegados, los cargados de preocupaciones, los medrosos y los atormentados por una inquietud interna. Para todos aquellos que no pueden encontrar la tranquilidad y la paz espiritual. Existe una pléyade de personas que padecen estos males, que a menudo ocultan su tormento interior tras una falsa sonrisa y una serenidad fingida. Con frecuencia, de puertas afuera parecen ser los hombres más felices y contentos del mundo. Muchos de ellos se refugian en el alcohol o las drogas, estimulantes que les ayudan a seguir luchando. Hacen todo lo posible por evitar cargar a los demás con problemas. Enmascaran sus problemas incluso ante una enfermedad grave. Son personas valientes, y la agrimonia les ayudará.

SCLERANTHUS - - - - -Indecisión.     (Scleranthus annuus).
 Para quienes no pueden decidir qué es lo que quieren. Primero les parece correcta una cosa y luego otra. Sus deseos y sus síntomas corporales parecen desaparecer con tanta rapidez como habían aparecido. Cuando tienen fiebre, la temperatura les fluctúa mucho. Son indecisos y no pueden adoptar decisiones rápidas o concretas, y las que se adoptan cambian a toda velocidad. Sus movimientos son inseguros e incontrolados, así como su paso. Sus estados de ánimo fluctúan desde dar saltos de júbilo hasta el desconsuelo más fatal. En la conversación, saltan rápidamente de un tema a otro.         
                                                                                                                                                                                              
CLEMÁTIDE - - - - -Indiferencia.     (Clematis vitalba).
 El remedio contra todos los estados de somnolencia, obnubilación y desgana. Cuando el paciente pierde el interés y no hace ningún esfuerzo para volver a sanar. Parece indiferente a todo lo que pasa. Ya no puede entusiasmarse por nada. Cuando se habla con estas personas, sólo escuchan a medias. A menudo son personas absortas en meditaciones, ausentes, apáticas y abismadas en sus ideas. Tal vez piensen demasiado en una persona que han perdido o sueñan con objetivos que, sin embargo, no llegan a realizar. Parecen contentos, pero no despiertos del todo, y viven felices en sus sueños e ideales. En general, son tranquilos y delicados, pero en su vida no pueden encontrar suficiente alegría. No viven en el presente. Se desmayan con frecuencia y, cuando están inconscientes, es suficiente con humedecerles los labios con el remedio.

ACHICORIA - - - - -Desasosiego.     (Cichorium intybus).
 Cuando estas personas están enfermas, se preocupan mucho por los demás, por sus hijos, amigos y familiares. Se preocupan de si los demás tienen demasiado calor, demasiado frío, de si los demás no son felices y no disfrutan la vida. Son exagerados en sus esfuerzos por satisfacer a los demás. Les preguntan por sus deseos y necesidades. Este estado inhibe la paz interna del paciente y le pone constantemente en tensión. A veces, los pacientes se compadecen de sí mismos. Tienen la sensación de no haberse ganado su enfermedad. Se sienten desatendidos y víctimas del abuso de los demás. Con frecuencia, tienen un buen semblante, aunque estén enfermos. Pertenecen a la clase de personas cuya apariencia externa sana impide que se les tenga compasión.
                                                                                                                                               
CERATOSTIGMA - - - - -Duda de sí mismo.     (Ceratostigma willmottiana).
 El remedio para quienes se dejan influir con mucha facilidad. Para los que no tienen confianza en sí mismos y se confían demasiado al consejo ajeno. Escuchan primero un consejo y acto seguido prestan oídos al siguiente. La consecuencia de la falta de auto estima es que admiran demasiado a quienes defienden opiniones fijas, y confían demasiado en él. Esto les lleva a meterse con facilidad en dificultades. Cuando están enfermos, se encuentran bastantes seguros de que un tratamiento les va a ayudar, hasta que tienen noticias de otro distinto. Se someten a un tratamiento tras otro, dependiendo de quién les haya dado el último consejo. Hacen casi todo, sin pensar que sea bueno o malo par ellos, sólo con que el argumento sea un poco convincente. No confían en su propia capacidad de juicio. En vez de seguir sus propios deseos y necesidades, la mayoría de las veces se orientan por lo que otros piensan o por lo que otros les han aconsejado. Las ideas y opiniones de los demás son para ellos exageradamente importantes, lo que les hurta su propia personalidad. Siempre encuentran algún tipo de excusa para todo lo que hacen.

GENCIANA  - - - - -Desaliento.     (Gentiana amarella).
 El remedio para quienes están vacilantes o desalentados. Ven siempre el lado negro de la vida y son pesimistas en la re convalecencia, cuando creen que su enfermedad se ha estacionado. Son personas con éxito, pero tienden al desaliento y dudan de sus progresos. Este remedio ayuda a quienes tienen la sensación de que las dificultades que se les avecinan son insuperables, y pierden temporalmente el valor. En ese estado, lo único que necesitan es un poco de aliento, y este remedio puede ofrecérselo, ayudándoles a estar mejor.  

VERBENA - - -  - -Entusiasmo.     (Verbena officinalis).
 El remedio para los fuertes de voluntad. Para quienes son fuertes de espíritu y tienden a agotarse tanto física como espiritualmente. Se niegan a encajar una derrota, y siguen luchando cuando los demás hace ya tiempo que han abandonado. Siguen su propio camino. Tienen ideas fijas, y están muy seguros de saber qué es lo que está bien. Pueden negarse casi como posesos a seguir un tratamiento hasta que su estado les obligue a ello. Se dejan arrastrar por su entusiasmo, causándose a sí mismos un gran estrés. Tienden en todos los terrenos a la seriedad exagerada y a la tensión. Para ellos, la vida es un asunto penoso. Tienen sus propias opiniones fijas, y a veces pueden convencer a otros de su punto de vista, no estando abiertos a las opiniones de los demás.                                                                                                                                                    
Les disgusta tener que escuchar el consejo de los demás. Con mucha frecuencia, tienen grandes ideales y metas para el bien de la humanidad.

IMPACIENCIA - - - - -Impaciencia.     (Impatiens royalei).
 El remedio para todos los casos en que está presente la impaciencia. La impaciencia consigo mismo, el deseo de precipitar las cosas, de arreglarlas con rapidez, de hacer todo a la vez y volver a estar de nuevo arriba. La impaciencia con los demás, la irritabilidad por las pequeñeces. A estas personas les resulta difícil refrenar su temperamento. No saben esperar. Este estado de ánimo se haya muy extendido, y a menudo es un buen síntoma durante la convalecencia. La tranquilidad que aporta este remedio acelera el proceso de curación. En caso de dolores fuertes, es frecuente que se presente una gran impaciencia, por lo que el remedio ‘impaciencia’ es de gran valor en estos casos, en que se trata de aliviar los dolores y tranquilizar al paciente.

VIOLETA DE AGUA - - - - -Distanciamiento.     (Hottonia palustris).
 A menudo, estas personas poseen una gran belleza física y espiritual. Son afables, tranquilos y muy cultivados; controlan con maestría su destino y viven con serena resolución y seguridad. Les gusta estar solos. Cuando están enfermos son un poco orgullosos y distantes, lo que repercute sobre ellos mismos. Incluso en este caso son muy valientes e intentan luchar por salir adelante por sí solos, de conseguirlo sin ayuda de nadie, y no tratan de atemorizar o suponer una carga para los demás. De hecho, son almas valientes que parecen conocer cuál es su misión en la vida y que la cumplen con serena y decidida voluntad. No es frecuente que establezcan fuertes vínculos ni siquiera con las personas más cercanas. Los infortunios y la enfermedad la sopor tan con tranquilidad y valentía, sin quejarse.

LOS CUATRO REMEDIOS MENORES.

Pudiera ser que determinados casos parecieran no corresponder a ninguno de los doce remedios. Aparentemente, estos pacientes se habrían acostumbrado hasta tal punto a su enfermedad que la habrían hecho parte de sí mismos. Es difícil reconocer su propia esencia, puesto que se han adaptado a la enfermedad y han orientado su vida en función de ella, en lugar de someterse a un trata miento. Se han resignado, y contemplan su enfermedad como algo ineludible, en lugar de estar decididos a vencerla, y han adaptado su vida a la enfermedad.
 Estas personas han perdido mucho de su individualidad y de su personalidad. Necesitan ayuda para encontrar una salida al callejón sin salida en el que se han metido, antes de que se pueda des cubrir cuál de los doce remedios necesitan.
 Sin embargo, en realidad éstos no son casos desesperados, y para ellos hay cuatro remedios menores. Estos cuatro remedios menores liberarán a los pacientes de su estado de estancamiento y restablecerán finalmente el estado de actividad. Se recuperará la individualidad, ya que se podrá encontrar cuál de los doce remedios es el que se necesita para volver a sanar completamente.
 Hay personas que dicen lo siguiente: “Padezco esta enfermedad desde que era niño y no puedo verme esperar verme libre de ella.”  O llevan tanto tiempo enfermos que han llegado a pensar que no hay nada que se pueda hacer por ellos. O, quizás, se cuenten entre las personas que consideran el mal humos o los resfriados crónicos, o cualquier otra enfermedad crónica, como parte integrante de su naturaleza. Se acepta, efectivamente, como parte de su personalidad, en especial con determinados estados de ánimo, como irritabilidad, nerviosismo o inhibición, y realmente no son conscientes de que se trata de su propio Yo. Y, sin embargo, para todos esos pacientes hay esperanza de mejoría; basta con que lo deseen.
 Con los defectos de carácter o las debilidades corporales, la resignación sólo puede superarse si existe el deseo de curación, y en ese caso los cuatro remedios nos liberan de dicho estado, llevándonos a una disposición de ánimo que se halla al mismo nivel de los doce remedios. No obstante, hay una condición previa a toda curación: que el paciente tenga el deseo de sanar.                                                                                                                                                     
 Existen cuatro tipo de personalidad en las personas que han perdido las esperanzas, aunque no sean conscientes de ello, ya que, como se ha dicho, consideran el estado anormal de su espíritu o de su cuerpo como parte integrante de su carácter. Tal vez, esto sea más apropiado decirlo de las posturas vitales anímicas que de las mermas corporales, como se desprende de las explicaciones dadas para los remedios de brezo y agua de roca.

AULAGA - - - - -(Ulex europaeus).
 Estos pacientes dicen: “Lo he intentado todo, y no tiene sentido seguir intentándolo. No hay nada que pueda curarme.”
 Han dejado de intentarlo, se han rendido a su enfermedad y ya ni siquiera se quejan. Afirman que les han dicho que no se puede hacer nada por ellos y que para ellos no hay ningún remedio médico. Incluso si se someten a un tratamiento, piensan que después de haber estado tantos meses o tantos años enfermos no pueden esperar que una mejoría pueda durar demasiado.
 La razón de su resignación estriba en que, debido a un miedo, o temor, o tormento interno, han cedido a toda esperanza y han dejado de porfiar en pos de la curación. Pero con el efecto del remedio aulaga aún puede conseguirse una mejoría en todos estos casos, una mejoría que supera todo lo esperado. Después, puede suceder que resulte necesaria agrimonia o mímulo para lograr la curación completa.
 La aulaga es para aquellas personas que han sufrido mucho y han perdido el ánimo de seguir intentándolo.
 Las personas que necesitan el remedio de la aulaga están por lo general pálidas, y con frecuencia tienen grandes ojeras.                                                                                                                                                                                              
Dan la impresión de que necesitaran más luz del sol en sus vidas para disipar las nubes que los envuelven.                                                                                                                                                  
 Los capullos de la aulaga deberían recogerse justo antes de que florezcan del todo y expandan su aroma: Naturalmente, esto depende de la estación del año, pero probablemente podremos recolectar los capullos a mediados de abril.

ROBLE  Albar  - - - - -(Quercus pedunculata).
 El roble es adecuado para tipos de personalidad de quienes a pesar de que no tienen la menor esperanza de curarse, siguen luchando y están muy furiosos por hallarse enfermos.
 Estas personas llevan muchos años sufriendo enfermedades físicas, y, aunque apenas tienen ya alguna esperanza respecto a su estado de salud, siguen luchando a pesar de todo.
 Están furiosos por no poder sanar, y enojados por estar enfermos, porque producen dificultades a los demás y no pueden aportar su contribución a los deberes cotidianos. Están exasperados porque no pueden cumplir sus misiones en la vida y se tienen por unos fracasados.
 Estos pacientes no echan nunca la culpa a los demás, sino que cargan ellos mismos con toda la responsabilidad.
 Las enfermedades de estos tipos característicos de personalidad se manifiestan allí donde han perdido el equilibrio, tanto desde el punto de vista psíquico como físico; desde el punto de vista psíquico, en forma de graves crisis nerviosas o en forma de perturbación mental, que pueden describirse como totalmente desequilibradas (es decir, en situaciones de gran pérdida del control). Y lo mismo puede decirse del estado físico, donde el paciente pierde el control de determinadas partes del cuerpo o funciones corporales.
 Los pequeños y delicados peciolos del roble (oak) deberían recogerse cuando ya han florecido. También en este caso, depende del tiempo, pero probablemente podrán recolectarse a principios o mediados de mayo.
  
BREZO - - - - -(Calluna vulgaris).                                                                                                                                                                                            
  Es característico de las personas que pertenecen al tipo de personalidad del brezo el hecho de que se irritan por problemas de sus semejantes; no por los auténticos grandes problemas de la vi da, sino por las dificultades de la vida cotidiana.
 Les gusta preocuparse de personas que están en dificultades, llegando casi a imponerles su ayuda. Se enfurecen mucho cuando los demás no aceptan su consejo a pesar de que piensen que sería por su bien.
 Tratan por todos los medios a su alcance de convencer a los demás de su opinión, llegando incluso a obligarles a hacer lo que ellos consideran correcto.
 Su intención es realmente muy buena, y sus juicios, por lo general, resultan fundados, pero se someten a sí mismos a tensión en el deseo de estimular a las personas cercanas.
Es un estado de preocupación exagerada por la prosperidad de amigos y familiares, unida al deseo de tener que corregirlos.
 Este estado de ánimo se ha convertido hasta tal punto en parte de su ser que se considera una peculiaridad de su personalidad.
 Por lo general, estas personas padecen dolencias de corazón, palpitaciones, cefaleas palpitantes, alteraciones digestivas y otras enfermedades que son causadas, por ejemplo, por la fuerte excitación y los exagerados esfuerzos de ser una ayuda para los demás en sus deberes cotidianos
 Con gran frecuencia, sus enfermedades no son especialmente graves hasta alcanzar la edad madura, pero padecen un considerable malestar y deterioro de su vida cotidiana, causados por continuos dolores sin importancia. De la misma forma, tienden a tener miedo de sí mismos a la menor dificultad.
 Les gusta ver que alguien depende de ellos, y le sacan placer a la sensación de ser útiles y de poder ayudar a los demás en sus dificultades.
 Tienen una fuerte confianza en sí mismos, y no les faltan dotes, de manera que nunca dudan de su capacidad de poder dar a los demás consejos y apoyo.
 A menudo, estas personas tienen buena constitución y son de tez vigorosa, tienen un cuerpo enérgico, están llenos de energía y actividad y se agotan a sí mismos en sus esfuerzos por ayudar a los demás.                                     
 El remedio del brezo puede mejorar su estado de salud, mitigar sus angustias y quitarles la exagerada preocupación que tienen por su prójimo.
 En el caso del brezo, no deberíamos recoger las flores de la especie roja, sino de las maravillosas, delicadas y diminutas flores rosas del brezo que florece en agosto y septiembre en las monta ñas galesas y escocesas. La esencia del brezo debería elaborarse al mediodía; por el contrario, todas las restantes esencias que se mencionan en este libro deberían extraerse por la mañana.



* El primer capítulo del texto Los doce remedios, se publicó por primera vez en el mismo año, pero en fecha anterior, cuando Bach se encontraba en Marlow. El mismo financió la impresión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario