LA INFLUENCIA
EJERCIDA POR LA ORACIÓN Y LA PLEGARIA
En planos superiores es de un efecto que ni siquiera podemos es de un
efecto que ni siquiera podemos imaginar, pero desgraciadamente, a la inmensa
mayoría de la humanidad no nos han enseñado a orar, no sabemos orar, y ya es
hora que este concepto sea renovado de raíz, que tanto bien genera al mundo y
que en estos momentos se encuentra confundido en una atmósfera cristalizada,
dogmatizada, sin luz y sin color. Conflictiva y de rogatorias (versos) invertidas.
Orar es algo sublime e individual,
nacido del chacra coronario (del corazón) y fruto del sentimiento (del
plexo solar), para un interés comunitario. ¡Atención al dato!: quién pide para
sí mismo es un egoísta y un ignorante, por la seoncilla razón que desea separar
a los demás de las emanaciones, fluidos divinos, y porque el secreto de la
oración es Dar; es Ofrecer y no “pedir”. ¿Qué se le puede pedir a un ser
inteligencia o Mente Suprema). Que todo lo sabe, que todo lo ve y que en grado
de justa justicia Cósmica distribuye a cada cual sus propios merecimientos? Es
imposible ir en contra de las leyes naturales, más bien, principios
deontológicos y aquel que pide sin antes dar, se va alejando lentamente
del Concepto Divino. Rezar no significa
recitar repetitivamente un verso establecido por la tradición, ya que la
oración se inicia con las obras diarias y los comportamientos éticos emanados
de la conciencia, que es la fuerza interna superior que por todos los medios y
objetivamente informa antes de obrar y tomar decisiones. Las buenas obras, la
honradez y el afán de superación,
correspondencia a el modo más perfecto
de acercarse a la energía prima o Dios por mediación de los planes superiores,
y quien obra bien se aproxima a Dios porque es ésta una verdadera forma de
orar. El ser humano que le falta sensatez sólo se acuerda de orar cuando tiene
problemas, olvidando que dichos problemas son la causa de la desarmonía y de los bajos pensamientos que de una manera
u otra no ha querido (o no ha sabido) superar. Con frecuencia se acude a Dios
cuando hay tristezas, desasosiego y problemas sin compartir con Él, los momentos de alegría.
Orar no es “rezar”, pronunciando anquilosadas palabras o frases memorizadas, sino elevar el chacra del corazón
con conceptos propios, emitidos y visualizados mentalmente. La única oración, o
mejor aún, mantra universal que existe, fue enseñada no solo a los judíos
renovados (cristianos) sino toda la humanidad por él Maestro Jesús de Galilea
(no de Nazaret), que el Padre Nuestro, cuyo verdadero
contenido oculto, lo transcribo a continuación:
“PADRENUESTRO QUE ESTAS EN NOSOTROS SANTIFICADO EN TU NOMBRE HAZ POR SIEMPRE TU VOLUNTAD Y ENVIÁNOS TU REINO DADNOS EL ALIMENTO
ESPIRITUAL DE CADA DÍA,
PERDONANOS EN LA MEDIDA QUE
PERDONEMOS, LÍBRANOS
DE LAS FUERZAS NEGATIVAS PORQUE TUYO ES EL REINO,
EL PODER Y LA GLORIA
POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS,
ASÍ SEA.”
Orar tampoco es darse golpes de pecho y rasgarse las vestiduras, cuando el
corazón está lleno de rencor, de odio y de soberbia. ORAR NO ES PARTICIPAR BORREGUILMENTE EN UN LOCAL LLAMADO
IGLESIA HACIENDO LO QUE DICE DE MODO DICTATORIAL, sino integrarse al verdadero contenido humano. Es llevar
la responsabilidad de una pieza (nuestro espíritu) en una gran maquinaria
universal, sin disfrazarla en cómodas
poltronas y sillas gestatorias de opulencia, pompa, boato y excesos
gregarios.
Se ora físicamente en cualquier lugar, ya que Dios (la energía
espiritual que lo impregna todo) está presente en todas partes, RECORDANDO QUE EL PRINCIPAL TEMPLO. ESTÁ DENTRO DE UNO
MISMO, PUESTO QUE EN ÉL RESIDE NUESTRO DIOS INTERIOR, QUE EL ALTAR MAYOR ESTÁ
EN EL CORAZÓN Y QUE EL PODER DE IRRADIACIÓN (AURA) ESTÁ EN LA MENTE.
Según se me ha indicado se ora entrando en armonía con la Madre Naturaleza y ésta se logra
simultáneamente siguiendo los pasos siguientes (téngase en cuenta que esta se
logra en una sugerencia, nunca un mandato).
1º Cada mañana al levantarse y cada noche al acostarse, colocarse de pie
mirando en dirección Este con los brazos hasta tenerlos en posición vertical
(hacia el cielo) y mirando hacia él se inspira profundamente repitiendo
mentalmente “Esencia Divina Átomo vital, Fuerza y Amor venid ami, Deogracias”.
Se retiene la inspiración mientras se visualiza el átomo Divino fluyendo por
todo el cuerpo, luego se expulsa el aire lentamente dejando caer los brazos.
Este ejercicio ha de repetirse 3 veces seguidas y luego respirando normalmente
debe visualizarse el átomo de PRANA (energía espiritual precedente del Akashi)
cubriendo la tierra, fortaleciéndola y emanando paz y Amor magnético. El efecto
magnético-armónico nos impregna de tranquilidad, salud y bienestar. 2º Al mediodía
(12:00 h) se mira con los ojos cerrados al sol y se saluda mentalmente al
Padre/Madre Eterna, visualizando al mismo tiempo—una llama dorada fulgurante en
la parte superior del chacra corazón; (esotéricamente, esta llama es la
denominada Llama Trina, la cual tiene una triple actividad (“Padre, Hijo y Espíritu
Santo”), siendo el poder creativo del Cosmos, y es tan poderosa en el corazón
del hombre (donde se encuentra impregnada presentando los colores azul, dorado
y rosa) como el corazón del Gran Sol Espiritual Central, además la Llama Trina
puede multiplicarse a sí misma sin límites y producir otros puntos o vórtices
de conciencia). Después hay que imaginarse de pie dentro del cubo cabalístico
(tetra dimensional), observando cada faceta del cubo
como una evanescencia Divina
meditando:
“Dios delante de mí”: Quien me guía.
“Dios de tras de mí”:
Quien me mantiene.
“Dios a mi
derecha”: Quien me acompaña. “Dios a mi izquierda”:
Quien me aconseja
“Dios de bajo de mí”: Quien me
sirve.
“Dios sobre mí: Quien me observa y protege.
Ahora , hay
que ver mentalmente como la
llama de nuestro corazón se expande
cubriendo toda la Tierra con un intenso
y decidido calor de unión, paz y Amor. Este ejercicio dura
unos dos minutos como máximo y es una forma oculta de recibir y expandir la
Energía Suprema. Es importantísimo decir
que, sólo bastaría que un 1% de la humanidad realizase esta oración a la misma
hora, para equilibrar el mundo.
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