LA FASCINACIÓN COMO TRAMPA MENTAL
Cuidado que la imaginación puede crear una ilusión que deviene realidad absoluta para quienes la están viviendo. Aunque, de hecho, no exista. Un ejemplo la constituyen los individuos recuperados de áreas sectarias. Desconectadas de estas áreas, eran o son personas con voluntad propia probablemente. Pero dentro del área de fascinación generada por un personaje-lider suficientemente atractivo, uno, psiquiátricamente sano, puede perder su propia voluntad y entregarse a una causa que a lo mejor esencialmente desconoce, pero que se le ha revestido de caramelo y uno pica pensando que está cumpliendo una gran cosa.
Y en este estado de fascinación es capaz de hacer cualquier cosa, y estoy seguro de que alguno de mis lectores habrá experimentado alguna vez este estado de ánimo, que se agudiza cuando participa del juego el factor del magnetismo amoroso. Hay realidades subjetivas que para comprenderlas hay que vivirlas —o, mejor, haberlas vivido— pero que no por ello son menos eficaces y menos activas.
ANDREA FABER KAISER
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