domingo, 12 de febrero de 2012


(Por Julio Andrés Pagano)

Tu corazón está abierto y vibra en la luz del amor.

Siente cada palabra. Este mensaje es orientado por la divina fuerza de los seres que aún no ves, pero sabes que te sienten, te aman y te escuchan. Su luz recorrerá tu interior para aumentar tu confianza. Eres un reluciente espíritu que vehiculiza la frecuencia del amor. Vives una experiencia humana que te permite evolucionar despertando corazones. Estás aquí para brillar y así anunciar que comenzó la era luminosa. Bella es tu tarea. Recuerda

La vibración que emana cada una de estas líneas conmoverá tu corazón. Su energía tiene la gracia de hacer que tus ojos trasciendan la ilusión. Estás de paso. No lo olvides. Tu estadía en la Tierra es temporal. El verdadero desafío consiste, ahora, en no renunciar a la pureza de tu alma. Son pocos los pasos que restan, pero muy intensos y desgastantes. Confía. Todo pasa. Retornaste para inspirar, transformar y liberar. No temas. Te auxilian.

No eres el único al que le gustaría tener un libro de instrucciones al cual ajustarse para evitar caer en el juego de las dudas y los miedos que propone la mente. Estás bien encaminado. No te preocupes. Pase lo que pase, conduce tu mirada hacia tu diáfano cielo interno. Tu corazón te habla. Escúchalo. No dejes que te aplaque la densidad de quienes optan por vivir en la esclavitud de la inconsciencia. Tu verdadera esencia es luz.

Hay veces que sientes que tu firmeza tambalea ante la falta de certezas. Es ahí cuando más aflora la necesidad de contar con un guión que permita desterrar los cuestionamientos. No existen mapas que señalicen tu camino. Lo sabes. Los alineamientos no son físicos, laten en tu interior. Así fue acordado para desarrollar habilidades que potencien la magia de tu vuelo dorado. Persiste. Puedes. Somos peregrinos. No hay cansancio capaz de marchitarte.

No te preocupes por la magnitud del caos, es sólo transformación. El cambio es una realidad que todo tu Ser aplaude. Gracias por la luz de tu permanente entrega. Humanizar es una labor profunda, que requiere de una cristalina cuota de valentía y compasión. Tus acciones se sienten, no se cuantifican. Estás acompañado, pulsa bajo el fulgor del amor. Maestro eres, tu presencia ilumina. Te abrazan. Te honran. Este es tu momento. Recuerda.


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