ES UN PEQUEÑO PASO PARA UN HOMBRE PERO UN GRAN SALTO PARA LA HUMANIDAD: Neil Armstrong (nacido en l930)
En medio de gran expectación general que provocó el primer vuelo a la Luna, faltó el debate acerca de las palabras que debía decir Neil Amstrong, comandante de la misión Apolo 11, al pisar el satélite de la Tierra Amstrong, un hombre callado y reservado, iba a ser el primer hombre en pisar suelo extraterrestre. En una entrevista televisiva que concedió poco antes de la misión, respondió con evasivas a esta pregunta y dijo que todavía no se había “ocupado este tema con la atención que merecía”. Durante todo el vuelo de la nave Apolo 11, con destino a la Luna, no dejó de dar vueltas no a la cuestión de que palabras debía decir. Finalmente se decidió por las frase: “That´s one samall step for a man, one giant leap for mankind” (Es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad”). El 21 de julio de 1969, cuando abandonó el módulo lunar y bajó hasta la superficie lunar por una corta y estrecha es escalerilla, se hizo un lío, informó Chisptoph Drosser en un artículo publicado en Die Zeit, y acabó diciendo: “One small step for a man”, tragándose la a delante de man, La historiografía pasó por alto esta minucia, entre otras cosas porque todo el mundo se dio prisa en difundir la frase en la forma correcta. Un año antes de que Neil Armstrong obtuviera una plaza de astronauta en 1962, el presidente John F. Kennedy había anunciado entre el congreso que en esa misma década un norteamericano pisaría la Luna. “No hacemos todo esto porque sea fácil, sino porque difícil”, fue su justificación del proyecto. Kennedy proclamó aquel objetivo para responder a los grandes éxitos obtenidos por la astronáutica soviética. Se había iniciado la competencia de la Guerra Fría, que también se jugaba en el terreno de la comparación entre los logros de ambos sistemas políticos. En el terreno de la cosmonáutica, la Unión Soviética llevaba la delantera desde la década de 1950. Occidente sufrió la primera conmoción cuando en 1957 la Unión Soviética lanzó al espacio el Sputnik 1, el primer satélite que se ponía en órbita, y con ello inició la navegación espacial. La superior técnica de cohetes del enemigo demostró a Occidente la amenaza potencial que podía representar su aplicación a la creación de misiles nucleares. Esta circunstancia, sumada a la competición de los dos sistemas, hizo que un año después de lanzamiento del Sputnik , en los Estados Unidos se fundara la NASA, la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio. Con todo, los americanos seguían muy rezagados en la carrera espacial. Cuando el 12 de abril de l961 el astronauta soviético Yuri Gagarin realizó el primer vuelo espacial pilotado y parecía que la astronáutica de Estados Unidos estaba a años de distancia, Kennedy se propuso algo que parecía utópico. Fueron muchos los que creyeron que su objetivo de volar a la Luna era una empresa acohetes sólo podían transportar naves espaciales y de cuatro toneladas de peso, y estas sólo podían llevar a un tripulante. La declaración de intenciones de Kennedy y los medios económicos que se dedicaron a la empresa hicieron que se pusiera en marcha el programa Apolo. Armstrong había recibido formación como ingeniero espacial y había participado en la guerra de Corea pilotó más de doscientos aviones distintos, incluidos aviones a reacción, planeadores. Aviones cohete y helicópteros. Cuando obtuvo su plaza de astronauta, en 1962, se mudó a El Lago, Texas, cerca del Centro de Vuelos Espaciales de Houston, para comenzar su instrucción. En1966 voló en su primera misión espacial como comandante de la Géminis 8, con David Scot. Durante esa misión, Armstrong logró acoplar su nave espacial con el Agena, un satélite de prueba que ya estaba en órbita. Al ser elegido comandante del Apolo once, la primera misión pilotada a la Luna, Armstrong obtuvo la distinción de convertirse en la primera persona que caminaría por un mundo que no era la Tierra. El 16 de julio, el cohete Saturno V despegó de cabo Cañaveral, en florida, entonces se llamaba cabo Kennedy en memoria del iniciador del proyecto. El 20 julio Armstrong y su compañero Edwin Buzz Aldrin consiguieron aterrizar con el modo lunar Eagle sobre el Mare Tranquilitatis, el mar de la tranquilidad, un desierto de piedra en el que si algo falta, es precisamente agua. Durante la aproximación a la superficie lunar falló el ordenador de a bordo y Amstong tuvo que pilotar manualmente el módulo durante el alunizaje. El anuncio del logro de la operación de alunizaje también se hizo célebre: The Eagle has landed” (el Águila se ha posado”). Seis horas después Armstrong descendió por la escalerilla. Quince minutos después de hubiera abierto la escotilla comenzó la transmisión televisiva que siguieron casi mil millones de personas. Por fín Arnstrong pisó la Luna con el pie izquierdo y pronunció sus últimas palabras A continuación describió el suelo lunar, era polvoriento y se pegaba a las suela como el polvo de carbón. Sus pies solo se hundían unos pocos centímetros y dejaban unas huellas bien visibles. Unos veinte minutos después lo siguió Aldrin. Los dos astronautas izaron la bandera estadounidense y exploraron la superficie lunar durante dos horas y media. A Causa de la escasa fuerza de gravedad del satélite de la Tierra, los astronautas con toda la impedimenta que transportaban (traje, casco, bomba de oxígeno… con lo que en la Tierra habrían pesado ciento ochenta quilos) Solo pesaban treinta kilos y saltaban como canguros. Arnstrong y Aldrin realizaron algunos experimentos simples, recogieron muestras minerales y volvieron a subir al módulo, donde pasaron la noche. Casi veintitrés horas después de alunizaje encendieron el mecanismo propulsor del módulo Eagle y regresaron a la cápsula de mando y el módulo de servicio que abastecía a la nave. Una vez realizado el acoplamiento, Amstrong y Aldron entraron en la cápsula de mando, donde se encontraba Michael Collins—quien, durante todo este tiempo, había estado dando vueltas alrededor de la Luna---, y arrojaron el módulo Lunar, tras lo cual los astronautas pusieron rumbo a la Tierra. Frenando su caída con paracaídas amerizaron en el pacífico. Los tres astronautas, equipados con trajes biológicos, subieron a un bote neumático donde los recogió un helicóptero que les llevó al portaviones Horner. Alló, a través de la ventana de una cabina de cuarentena ----pues no se sabía si habían traído de segérmenes peligrosos de su misión---, los saludaron el presidente americano Richard Nixon y todas las cadenas televisivas del mundo occidental La primera misión pilotada de alunizaje y los primeros pasos de un hombre en un planeta extraño fueron, en efecto un hito fundamental en la evolución de la aeronáutica espacial. Quizá sólo las futuras generaciones lleguen a reconocer la verdadera dimensión de logro, pues es posible que algún día---esperemos que no antes de miles de años—la Tierra no deje de ser habitable. Si para entonces ha encontrado nuevos espacios vitales, podrá decirse que el remoto 1969 se dio el primer paso decisivo en ese camino.
En medio de gran expectación general que provocó el primer vuelo a la Luna, faltó el debate acerca de las palabras que debía decir Neil Amstrong, comandante de la misión Apolo 11, al pisar el satélite de la Tierra Amstrong, un hombre callado y reservado, iba a ser el primer hombre en pisar suelo extraterrestre. En una entrevista televisiva que concedió poco antes de la misión, respondió con evasivas a esta pregunta y dijo que todavía no se había “ocupado este tema con la atención que merecía”. Durante todo el vuelo de la nave Apolo 11, con destino a la Luna, no dejó de dar vueltas no a la cuestión de que palabras debía decir. Finalmente se decidió por las frase: “That´s one samall step for a man, one giant leap for mankind” (Es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad”). El 21 de julio de 1969, cuando abandonó el módulo lunar y bajó hasta la superficie lunar por una corta y estrecha es escalerilla, se hizo un lío, informó Chisptoph Drosser en un artículo publicado en Die Zeit, y acabó diciendo: “One small step for a man”, tragándose la a delante de man, La historiografía pasó por alto esta minucia, entre otras cosas porque todo el mundo se dio prisa en difundir la frase en la forma correcta. Un año antes de que Neil Armstrong obtuviera una plaza de astronauta en 1962, el presidente John F. Kennedy había anunciado entre el congreso que en esa misma década un norteamericano pisaría la Luna. “No hacemos todo esto porque sea fácil, sino porque difícil”, fue su justificación del proyecto. Kennedy proclamó aquel objetivo para responder a los grandes éxitos obtenidos por la astronáutica soviética. Se había iniciado la competencia de la Guerra Fría, que también se jugaba en el terreno de la comparación entre los logros de ambos sistemas políticos. En el terreno de la cosmonáutica, la Unión Soviética llevaba la delantera desde la década de 1950. Occidente sufrió la primera conmoción cuando en 1957 la Unión Soviética lanzó al espacio el Sputnik 1, el primer satélite que se ponía en órbita, y con ello inició la navegación espacial. La superior técnica de cohetes del enemigo demostró a Occidente la amenaza potencial que podía representar su aplicación a la creación de misiles nucleares. Esta circunstancia, sumada a la competición de los dos sistemas, hizo que un año después de lanzamiento del Sputnik , en los Estados Unidos se fundara la NASA, la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio. Con todo, los americanos seguían muy rezagados en la carrera espacial. Cuando el 12 de abril de l961 el astronauta soviético Yuri Gagarin realizó el primer vuelo espacial pilotado y parecía que la astronáutica de Estados Unidos estaba a años de distancia, Kennedy se propuso algo que parecía utópico. Fueron muchos los que creyeron que su objetivo de volar a la Luna era una empresa acohetes sólo podían transportar naves espaciales y de cuatro toneladas de peso, y estas sólo podían llevar a un tripulante. La declaración de intenciones de Kennedy y los medios económicos que se dedicaron a la empresa hicieron que se pusiera en marcha el programa Apolo. Armstrong había recibido formación como ingeniero espacial y había participado en la guerra de Corea pilotó más de doscientos aviones distintos, incluidos aviones a reacción, planeadores. Aviones cohete y helicópteros. Cuando obtuvo su plaza de astronauta, en 1962, se mudó a El Lago, Texas, cerca del Centro de Vuelos Espaciales de Houston, para comenzar su instrucción. En1966 voló en su primera misión espacial como comandante de la Géminis 8, con David Scot. Durante esa misión, Armstrong logró acoplar su nave espacial con el Agena, un satélite de prueba que ya estaba en órbita. Al ser elegido comandante del Apolo once, la primera misión pilotada a la Luna, Armstrong obtuvo la distinción de convertirse en la primera persona que caminaría por un mundo que no era la Tierra. El 16 de julio, el cohete Saturno V despegó de cabo Cañaveral, en florida, entonces se llamaba cabo Kennedy en memoria del iniciador del proyecto. El 20 julio Armstrong y su compañero Edwin Buzz Aldrin consiguieron aterrizar con el modo lunar Eagle sobre el Mare Tranquilitatis, el mar de la tranquilidad, un desierto de piedra en el que si algo falta, es precisamente agua. Durante la aproximación a la superficie lunar falló el ordenador de a bordo y Amstong tuvo que pilotar manualmente el módulo durante el alunizaje. El anuncio del logro de la operación de alunizaje también se hizo célebre: The Eagle has landed” (el Águila se ha posado”). Seis horas después Armstrong descendió por la escalerilla. Quince minutos después de hubiera abierto la escotilla comenzó la transmisión televisiva que siguieron casi mil millones de personas. Por fín Arnstrong pisó la Luna con el pie izquierdo y pronunció sus últimas palabras A continuación describió el suelo lunar, era polvoriento y se pegaba a las suela como el polvo de carbón. Sus pies solo se hundían unos pocos centímetros y dejaban unas huellas bien visibles. Unos veinte minutos después lo siguió Aldrin. Los dos astronautas izaron la bandera estadounidense y exploraron la superficie lunar durante dos horas y media. A Causa de la escasa fuerza de gravedad del satélite de la Tierra, los astronautas con toda la impedimenta que transportaban (traje, casco, bomba de oxígeno… con lo que en la Tierra habrían pesado ciento ochenta quilos) Solo pesaban treinta kilos y saltaban como canguros. Arnstrong y Aldrin realizaron algunos experimentos simples, recogieron muestras minerales y volvieron a subir al módulo, donde pasaron la noche. Casi veintitrés horas después de alunizaje encendieron el mecanismo propulsor del módulo Eagle y regresaron a la cápsula de mando y el módulo de servicio que abastecía a la nave. Una vez realizado el acoplamiento, Amstrong y Aldron entraron en la cápsula de mando, donde se encontraba Michael Collins—quien, durante todo este tiempo, había estado dando vueltas alrededor de la Luna---, y arrojaron el módulo Lunar, tras lo cual los astronautas pusieron rumbo a la Tierra. Frenando su caída con paracaídas amerizaron en el pacífico. Los tres astronautas, equipados con trajes biológicos, subieron a un bote neumático donde los recogió un helicóptero que les llevó al portaviones Horner. Alló, a través de la ventana de una cabina de cuarentena ----pues no se sabía si habían traído de segérmenes peligrosos de su misión---, los saludaron el presidente americano Richard Nixon y todas las cadenas televisivas del mundo occidental La primera misión pilotada de alunizaje y los primeros pasos de un hombre en un planeta extraño fueron, en efecto un hito fundamental en la evolución de la aeronáutica espacial. Quizá sólo las futuras generaciones lleguen a reconocer la verdadera dimensión de logro, pues es posible que algún día---esperemos que no antes de miles de años—la Tierra no deje de ser habitable. Si para entonces ha encontrado nuevos espacios vitales, podrá decirse que el remoto 1969 se dio el primer paso decisivo en ese camino.
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