jueves, 13 de septiembre de 2012

BORRÓN Y CUENTA NUEVA:


Mucha gente se pregunta por que el virus causante del SIDA no ha podido controlarse aún, ni ser eliminado del organismo humano al cabo de 12 años de haber sido detectada la enfermedad, en 1981. Otros se preguntan por qué si había médicos que indicaron como había que curar a los afectados del síndrome tóxico de 1981 en España, la administración dejó morir a más de 650 personas y permitió que quedaran afectadas más de 60.000 españoles. Tal vez eche un poco de luz sobre estos enigmas, el saber que existe un plan de eliminación de casi la mitad de la población del planeta, para garantizar la supervivencia de la otra mitad-

Este artículo fue publicado en él Nº 49 de la revista Mas Allá de la ciencia, Madrid a marzo de 1993

LA PRIMER VEZ QUE SE PUBLICÓ ESTE ARTÍCULO POR PRIMERA VEZ FUE EN 1993. Así mismo desde el mismo periodo en el que se ubica la fecha de 1981 hasta nuestros días han transcurrido 31 años desde ese punto de partida esta enfermedad ha podido ser controlada en su mayoría a través de medicamentos únicamente. Por lo que esto da lugar ha que las personas que lo han adquirido han conseguido mejorar su nivel de vida y al mismo tiempo aumentar sus años de vida, pero no así su mortandad

El 24 de julio de 1980 el Departamento de Estado norteamericano hacia público el “informe Glotal 2000 para el Presidente”, preparado conjuntamente con el Consejo de la Casa Blanca sobre la calidad medioambiental, y cuyo sobre la calidad medioambiental, y cuyo proyecto, dirigido por personajes de la cumbre de la Comisión Trilateral como Zbigniew Brzezinski y Cyrus Vance, se remontaba a los primeros días de la administración trilateral de Jimmy Carter.+

La finalidad de este informe era, de hecho, legitimar a posteriori una política perseguida desde hacia tiempo por la Comisión Trilateral, el Consejo de Relaciones Exteriores de New York y otros bloques pensantes del Establisment liberal norteamericano.

Se trata del planteamiento político de un verdadero genocidio a escala planetaria. La proposición esencial de este largo informe es que toda la política norteamericana futura de penda esencialmente de un control de la población. Los temas evocados en el informe, al igual que en numerosos documentos anexos, son las múltiples penurias y crisis que se considera amenazan al mundo en los años venideros: crisis de los recursos del agua, penuria de energía, penuria de materiales estratégicos y así sucesivamente. Y todas estas crisis, según dicho informe, tienen una causa esencial fundamental: el crecimiento demográfico. Si no se toman medidas para frenar este crecimiento, en el año 2000 habrá 2400 millones de seres humanos “de más”, subrayan los expertos. Dado que este exceso de población es el origen de todos los problemas graves que afrontan la humanidad hoy en día, dichos expertos recomiendan que la política norteamericana tanto interior como exterior, tienda hacia este objetivo: a saber, ¡ la eliminación de 2400 millones de seres en los años venideros. Pero. ¿Cómo puede eliminarse tamaña masa de seres humanos en una época en que oficialmente se está abogando por la confraternización armada entre las grandes potencias –reducidas ya a una sola--. En que parece inevitable la paz mundial, y se plantea como harto difícil el exterminio violento de seres humanos a gran escala? Parece claro que había que buscar forma, otras fórmulas para eliminar a la humanidad sobrante, Una de ellas sería la de minar el organismo humano en el marco de un ataque menos vistoso y declarado: había que recurrir a las posibilidades que ofrece la guerra de “baja intensidad”, efecto de la cual podrían muy bien ser determinadas nuevas enfermedades, por poner un ejemplo, el Sida.

Oficialmente se dice que el Sida es de origen desconocido, que su solución está más o menos lejana, y que el tratamiento más efectivo, hoy en día, es el AZT o azidotimidina, una droga altamente tóxica.

Sí el Poder quisiera, el SIDA posiblemente ya sería curable. En este sentido ha venido investigando por ejemplo el instinto Weizmann en Israel, sin ningún tipo de financiación adecuada.

Paralelamente, en Francia, el Dr. Mirko Beljanski desarrollaba sin apoyo oficial alguna otra serie de productos que parecen frenar la progresión del virus causante del Sida. Años atrás ya le habían expulsado del Instinto Pasteur—en el que había trabajado durante 27 años como jefe de investigación--, porque sus hallazgos relativos a la terapia del cáncer no encajaban en la filosofía sanitaria oficial.

Los intereses de las grandes multinacionales farmacéuticas son muchas veces más determinantes que el objetivo final de la curación de los enfermos.

Pero cabe otro trasfondo en la pandemia del SIDA. No en vano, un informe de los servicios de Inteligencia españoles insinuaba ya en año 1987 la posibilidad de que el virus del SIDA hubiera sido creado en un laboratorio y que la expansión de la enfermedad podía enmarcarse en el contexto de una guerra de baja intensidad.

Y naturalmente comienzan a tambalearse los pocos resortes de confianza que uno aún tenía en los dirigentes de la comunidad humana. Uno sabía—porque salta a la vista—que la política la religión, y todo cuanto supone un poder sobre las masas humanas, se mueven prioritariamente por intereses económicos, por pautas de dominio que poco tienen que ver con la satisfacción, la felicidad y el bienestar de los ciudadanos, y mucho por el contrario con la lucha de unos pocos por empuñar cada vez con mayor firmeza las riendas del control total. Pero lo que uno eriza los pocos pelos ingenuos que aún le quedaban, es la evidencia de que este juego del que es víctima participa incluso en la ruleta de la sanidad internacional.

En el año 1981 se descubren dos enfermedades nuevas desconocidas en el planeta h-asta entonces, y cuyos orígenes siguen siendo oficialmente, hasta hoy, sendos misterios. Me refiero naturalmente al Síndrome Tóxico español y al Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), de proporciones planetarias. En la historia de ambos síndromes se ven envueltos dos organismos de proyección mundial: la OMS (Organización Mundial de la Salud y el CDC (Cenón Mundial de la Salud y el CDC (Center for Disease Control— Centro de control de Enfermedades): y una multinacional de la industria química Bayer.

En lo que respecta al Sida. La multinacional alemana reconoció a principios de 1987 que había comercializado un fármaco coagulante que actuó como transmisor del virus de inmunodeficiencia humana (VIH). El virus del Sida. Un fármaco. El coagulante factor VIII, que se obtiene a partir de un concentrado de plasma sanguíneo, transmitió el virus del Sida a la mitad de los seis mil hemofílicos de la antigua República Federal de Alemania, creando alarma en todo el mundo. Un elevado número de ellos contrajo la enfermedad y una parte han muerto

ANDREAS FABER KAISER

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