El contactado Jonathan Swift
Otro tipo de contacto es el que nos ofrecen de forma indirecta escritores como por ejemplo Jonathan Swift o Julio Verne.
En sus Viajes de Gulliver, en el capítulo Viaje a Laput, Jonathan Swift, el singular cura loco, dejan de San Patricio, en Dublín da a conocer singulares datos astronómicos correctos, que en su siglo nadie conocía aun. Gulliver el
personaje por cuya boca habla Swift
arma que dichos datos los obtuvo de unos individuos que tripulaban una isla volante, redonda y resplandeciente, gobernada a voluntad por sus tripulantes recurriendo al magnetismo. Dichos
tripulantes le comunican a Gulliver la existencia en _orbita alrededor de Marte de dos satélites minúsculos, imposibles de ver a simple vista. Insisto:
nadie conocía la existencia de los satélites de Marte en el momento en que se publicaron los Viajes de Gulliver, en el año 1727. Los satélites de Marte exactamente dos y además pequeños fueron descubiertos para la ciencia
oficial por el astrónomo Asaph Hall en el año 1877, desde el observatorio de Washington. Ciento cincuenta años después de ser descritos por Jonathan Swift.
El contactado Julio Verne
Otro caso comparable al de Jonathan Swift es el del tambi_en novelista Julio Verne. En su obra De la Tierra a la Luna avanza notables coincidencias con los vuelos tripulados que el hombre realizaría cien años mas tarde. Veamos
algunas: En la novela de Verne, los viajeros a la Luna tres, al igual que los tripulantes de las futuras capsulas Apolo son lanzados desde la península de Florida, en los Estados Unidos, desde un lugar que dista solamente 200Km. de Cabo Cañaveral, en la misma Florida. En la novela de Verne, los protagonistas dudan inicialmente si efectuar el lanzamiento desde Florida desde el litoral meridional de Texas. Y si la NASA lanza las capsulas Apolo desde Florida, instaló su mundialmente famosa central de operaciones precisamente en Houston, en el litoral meridional de Texas. La duración del
viaje de la Tierra a la Luna es, en la novela, de tres días, exactamente la duración del viaje real efectuado por los astronautas americanos cien años mas tarde. De regreso a la Tierra, la cápsula de los tres intrépidos viajeros de la novela cae en el océano Pacífico, en donde un navío estadounidense los rescató. Y la capsula que efectuó el primer vuelo humano a la Luna
Apolo 8
, rescatada igualmente por un navío estadounidense, cayó también en el Pacífico, apenas a dos millas y media de distancia del lugar indicado en la novela de Julio Verne. Una diana sin discusión, si consideramos que
la superficie del océano Pacifico es de 166 millones de Km. cuadrados. Mas:
el comandante de la cápsula Apolo 8, en una carta enviada al nieto de Julio Verne, en la que califica a _este de _uno de los grandes adelantados de la era del espacio_, escribe: _Nuestra nave espacial fue lanzada desde Florida, al igual que la de Barbicane, y tenía el mismo peso y la misma longitud que
aquella._ El primer vuelo humano a la Luna imaginado (?) por Julio Verne partió en diciembre de un año indeterminado de la década de los 60 del siglo pasado. El primer vuelo humano tripulado a la Luna se realizó cien años mas tarde, y efectivamente en el mes de diciembre de un año de la década de los 60: fue el 21 de diciembre de 1968 cuando el Apolo 8 los primeros tres hombres llegaron a la Luna, la orbitaron y regresaron a la Tierra, amerizando en el Pacífico. . .Tal vez Julio Verne se acercó excesivamente a la realidad para que todo no fuera mas que una coincidencia casual.
Los ejemplos de Jonathan Swift, de Julio Verne y de muchos otros no mostrados aquí nos colocan sobre una pista. >De dónde obtuvieron sus datos? Entre las varias posibilidades, no cabe perder de vista _esta: que alguien no perteneciente a nuestra especie humana terrestre nos pudiera inocular determinadas ideas. Sería una forma de contacto, de manipulación y de encauzamiento tan inadvertida, como grave y posible.
Caudillos contactados
Otro estilo de contacto lo brindan las biografías de distintos líderes de la antigüedad, de los que si bien no se tiene noticia de contactos directos con seres
extrahumanos, quedan patentes intervenciones inteligentes procedentes de las alturas, por lo general en favor de los respectivos líderes. Recordemos como ejemplos los casos de Aulio Postumio, que vio apoyada en el año 498
antes de JC su batalla contra Tarquino y Octavio Manilio, junto al lago Regilo,
por la repentina presencia de dos extraños jinetes de estatura superior a la humana, que se pusieron a la cabeza de las tropas de Aulio Postumio y dieron la vuelta a la batalla, en favor de Postumio; de Alejandro Magno,
al que varios escudos volantes en formación triangular propiciaron con su decidida intervención el asalto y toma de Tiro, en el año 322 antes de JC; de Cesar, cuya vida se ve salpicada de apariciones sobrehumanas, entre las que destaca el objeto ígneo que cayo del cielo para precipitarse sobre el campamento
de su adversario Pompeyo, en el año 48 antes de JC, para decidir la victoria ocasionalmente a favor de Cesar; de Constantino el Grande, que obtuvo la victoria sobre Majencia y se convirtió al cristianismo, en el año 312, después de hacer acto de presencia sobre sus tropas un enorme objeto volante no
Identifcado en forma de cruz o de espada; de Carlomagno, finalmente, cuyas tropas superaron el asedio a su castillo de Sigisburg, al que les estaban sometiendo los sajones, gracias a la aparición inesperada de dos escudos volantes
a baja altura sobre el castillo, que hicieron huir despavoridos a los sajones que, además, se convirtieron al cristianismo por esta aparición celeste.
Cabría hablar aun del contenido de las epopeyas del Mahabharata y del
Ramayana, de los conocimientos imposibles de los dogones, en Mali, del éxodo de los Aztecas, calcado del de los israelitas, y de tantos otros ejemplos de contactos con fenómenos extrahumanos inteligentes en la antigüedad. Pero una vez mas, la casuística es muchísimo mas amplia que el espacio disponible
para reejarla.
Andreas FABER-KAISER, 1992
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