Historia de Greenpeace
Era la década de los setenta. La época de la sicodelia, de la rebeldía y de la imaginación al poder. El espíritu activista y los movimientos estudiantiles habían calado hondo en muchos países en 1968. Nadie quería actuar de manera tibia: era todo o nada. La gente se cuestionaba y, sobre todo, quería respuestas. Si no las había, las provocaba. Había la creencia firme de que otro mundo era posible.
En 1969, Estados Unidos quería llevar a cabo pruebas nucleares en la isla de Amchitka, en el archipiélago de la Aleutianas, Canadá. Y en ese entonces, dos estadounidenses indignados, Irving y Dorothy Stowe, abandonaron su país en protesta por la guerra de Vietnam y por las normas en materia militar de su país de origen. Llegaron a Canadá en 1966, con sus hijos Robert y Barbara.
El hogar de la familia Stowe se convirtió en un centro de acción en Canadá para protestar contra las pruebas nucleares estadounidenses. Un par de amigos de la familia, Marie y Jim Bohlen, tuvieron la idea de dirigirse en una embarcación hacia la zona de pruebas. Ahí se sembraría la primera semilla que más tarde daría origen a Greenpeace.
Dos periodistas se emocionaron con el proyecto, Bob Hunter y Ben Metcalfe, y con su experiencia contribuyeron a atraer la atención de los medios de comunicación. El pequeño grupo comenzó a recibir adeptos: todos inspirados, todos soñadores, todos trabajando por un mismo fin en común. Bill Darnell, de 22 años de edad, organizó una “caravana ecológica” y él inspiró el nombre que ha permanecido durante cuatro décadas: después de la reunión, cuando Irving Stowe dijo “paz”, Darnell respondió: “Que sea una paz verde" (green peace) y entonces, sin saberlo, habían dado origen al nombre y a la organización más famosa y audaz del mundo.
Desde entonces, Greenpeace adoptó el principio básico de la acción directa pacífica y no violenta como estrategia para protestar contra políticos, gobiernos, empresas, y desafiar así a los tomadores de decisiones para lograr su misión: un planeta verde, socialmente justo, pacífico y sin desigualdad.
En 1969, Estados Unidos quería llevar a cabo pruebas nucleares en la isla de Amchitka, en el archipiélago de la Aleutianas, Canadá. Y en ese entonces, dos estadounidenses indignados, Irving y Dorothy Stowe, abandonaron su país en protesta por la guerra de Vietnam y por las normas en materia militar de su país de origen. Llegaron a Canadá en 1966, con sus hijos Robert y Barbara.
El hogar de la familia Stowe se convirtió en un centro de acción en Canadá para protestar contra las pruebas nucleares estadounidenses. Un par de amigos de la familia, Marie y Jim Bohlen, tuvieron la idea de dirigirse en una embarcación hacia la zona de pruebas. Ahí se sembraría la primera semilla que más tarde daría origen a Greenpeace.
Dos periodistas se emocionaron con el proyecto, Bob Hunter y Ben Metcalfe, y con su experiencia contribuyeron a atraer la atención de los medios de comunicación. El pequeño grupo comenzó a recibir adeptos: todos inspirados, todos soñadores, todos trabajando por un mismo fin en común. Bill Darnell, de 22 años de edad, organizó una “caravana ecológica” y él inspiró el nombre que ha permanecido durante cuatro décadas: después de la reunión, cuando Irving Stowe dijo “paz”, Darnell respondió: “Que sea una paz verde" (green peace) y entonces, sin saberlo, habían dado origen al nombre y a la organización más famosa y audaz del mundo.
Desde entonces, Greenpeace adoptó el principio básico de la acción directa pacífica y no violenta como estrategia para protestar contra políticos, gobiernos, empresas, y desafiar así a los tomadores de decisiones para lograr su misión: un planeta verde, socialmente justo, pacífico y sin desigualdad.
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