La cueva denominada Gran Dolina está totalmente colmatada por sedimentos que forman un yacimiento excepcional de más de 20 metros de profundidad. La construcción de la trinchera del ferrocarril cortó la cueva y destruyó su boca de entrada y parte del yacimiento. Pero nos ha quedado una gran parte de este último, expuesto a la vista en la pared derecha de la trinchera. El yacimiento de la Gran Dolina está organizado en once niveles estratigráficos, que se depositaron en distintos momentos del Pleistoceno, desde hace un millón de años hasta finales del Pleistoceno medio, hace unos 130 000 años. Los niveles de la Gran Dolina se nombran con la letras TD(Trinchera Dolina) y su número de orden correspondiente: TD1, el más bajo, a TD11, el más alto de la secuencia. Cada nivel puede estar formado por uno o más capas o estratos. En varios niveles se han recuperado restos fósiles de vertebrados y utensilios fabricados por los homínidos en sílex, cuarzo, cuarcita, arenisca y caliza. La entrada y el vestíbulo de la cueva fueron utilizados como campamento en algunos momentos del Pleistoceno, según demuestran las excavaciones de los niveles TD10 y TD6. La cueva de la Gran Dolina se abrió al exterior hace unos 900 000 años (nivel TD4). En ese momento entraron o cayeron animales en su interior. Durante la excavación de un sector de TD4 se han obtenido fósiles de ciervos gigantes y rinocerontes, entre otros mamíferos. También entraron homínidos en la cavidad, como lo demuestra el hallazgo de varias herramientas de cuarcita fabricadas con cantos recogidos en las terrazas del río Arlanzón.
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