martes, 4 de enero de 2011

MÁXIMA PARA RECORDAR



Si quieres ser bueno has de pensar primero que eres malo para autoanalizarte y ver tus defectos.

Si quieres que hablen bien de ti, aprende a hablar primero bien de los demás. Y cuando hayas aprendido a
hablar bien de ellos, esfuérzate igualmente en beneficiarles. Así cosecharás el fruto de que hablen bien de ti.

Las dificultades demuestran lo que son los hombres.

Cuida por todos los medios posibles de lo tuyo; pero no codicies lo ajeno; la honradez y
la virtud son tuyas, ¿quién podrá despojarte de ellas?
Como quiera que en nuestra constitución hay dos principios íntimamente unidos: el cuerpo en común con
 los brutos y la razón y el sentimiento en común con los dioses, muchos se inclinan a aquel infeliz y
 mortal parentesco, y sólo unos cuantos al divino y dichoso.

Algunos se desvían hacia el parentesco animal y son desleales, traidores y perniciosos como lobos; otros
son salvajes e indómitos como el león; pero la mayoría somos viles y falaces como las zorras. Porque ¿qué
 otra cosa es un hombre maligno y calumniador sino un zorro o algo todavía más ruin y
perverso? Ten cuidado, por lo tanto, de no llegar a ser perverso.

Si alguien contradice verdades muy evidentes, no será fácil encontrar argumentos que le muevan a cambiar de opinión.

Examínate a ver si eres rico o feliz. Si eres rico, ten por cierto que no es un bien ni está en tu poder el serlo.
Pero si eres feliz, no solamente es un bien, sino que está en tu poder serlo toda vía más. Porque la riqueza es
 un temporáneo préstamo de la fortuna y la felicidad depende de tu buena voluntad.

No es la pobreza lo que aflige, sino los codiciosos deseos, ni tampoco la riqueza libra del temor sino tan
 sólo el raciocinio. Por lo tanto, si contraes el hábito de razonar, no ambicionarás riquezas ni te quejarás de la pobreza.

Hay mucha diferencia entre la vida regulada y la licenciosa y liberal. Una proviene del orden, la honradez y
 la sobriedad. Otra resulta de la disolución, el lujo, el desorden y la bellaquería. Una merece elogio y otra vituperio.
 Por lo tanto, si quieres vivir bien, procura que no te alaben los libertinos.

En las celebraciones y fiestas acuérdate de que tienes dos invitados: El cuerpo y el Alma. Lo que des al
 cuerpo lo perderás muy pronto; lo que des al Alma lo conservarás eternamente.

Vale más restar fama rindiendo tributo a la verdad, que buscar el público aplauso quedando vencido por la verdad.

Si buscas la verdad, no intentes vencer por todos los medios posibles; pero cuando encuentres la verdad ten por seguro que nadie logrará vencerte.

Mejor es vivir libre y sin temor en compañía de un hombre libre, que ser esclavo en compañía de muchos.

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