martes, 25 de enero de 2011

PLÉYADES, LIRA, LA LUZ DE SIETE COLORES Y EL NÚMERO SIETE


Existe un interesante artefacto que se descubrió y que data de la primera época cristiana. Se trata de un sello cilíndrico con la inscripción Orpheos Bakkikos y tiene un hombre crucificado con una luna creciente descansando sobre la parte superior de la cruz. Encima están las siete estrellas identificadas como las Pléyades. Las Pléyades eran conocidas en la antigüedad como Lira u Orfeo. La inscripción Orpheos Bakkikos literalmente significa «Hombre verdadero Dios verdadero». Orfeo fue un prototipo más antiguo del Cristo que existió en la mitología griega. Era hijo de Eagro, rey de Tracia, y de la musa Calíope. Orfeo gozaba del favor de Apolo, quien le otorgó numerosos dones. También le regaló una lira con siete cuerdas. Se dice que Orfeo tocaba la lira con unos sones tan melodiosos y enternecedores que los ríos dejaban de fluir, los árboles de moverse al viento y las piedras le seguían. También podía amansar a las fieras. Su voz era tan dulce y hermosa que podía calmar las olas o adormecer a los dragones. También se dice que Orfeo enseñaba los misterios de Eleusis, tras su propia iniciación en los misterios de Osiris. Después de participar en la búsqueda del vellocino de oro junto con los argonautas, Orfeo se casó con una ninfa que fue mordida por una serpiente y murió. Abrumado de dolor, pidió permiso a Zeus, que se lo concedió, para volverla a traer a la Tierra desde los infiernos. Con su lira calmó a los animales salvajes y a las furias del Hades, pero le avisaron de que no mirara a su amada hasta que llegara al mundo de los vivos. Justo antes de llegar a las puertas del infierno, miró hacia atrás para asegurarse de que su esposa le seguía. Ella desapareció de su vista y jamás regresó. Al volver al mundo de los vivos, Orfeo siguió siendo fiel a su esposa y rechazó el amor de todas las demás mujeres, que lo descuartizaron. Este mito sigue el modelo de Osiris, que también fue descuartizado. Muestra que el amor de Orfeo trascendía el amor humano y que las criaturas de la Tierra finalmente lo rechazarían, a él y a sus principios. La parte más importante del mito es su lira de siete cuerdas. Esto ilustra el poder de la influencia del septenario. Podía literalmente controlar la materia y dominar a las bestias. En este sentido, las Pléyades están relacionadas con el reino de la conciencia en el que se dan los planos de la creación. Si quisiéramos ir a inspeccionar los patrones de los diferentes aspectos de la Tierra, sería recomendable que fuéramos a las Pléyades. Se ha descubierto que en el interior de la constelación de las Pléyades existe una forma de energía de elevada carga, que se conoce como el cinturón de fotones. Como nuestro Sol da la vuelta a las Pléyades aproximadamente cada 24.000 años, solamente podemos preguntarnos cuál es el efecto exacto que este cinturón de fotones tiene sobre nuestra cultura o las entidades que dicen canalizar energía procedente de esa región. En cualquier caso, ese lugar de nuestra galaxia está inundado de luz. En la práctica puede que descubra usted que los pleyadianos actúan siguiendo más o menos los principios de la holografía. Es como el principio que seguía Nikola Tesla para desarrollar mentalmente sus proyectos, con todo detalle, antes de pasarlos a unos planos escritos. Siempre eran correctos. Quizá únicamente el tiempo, o las propias experiencias del lector, revelarán cuál es exactamente la verdad.
Aunque se ha llamado a las Pléyades «la sala de los planos», no existe mención alguna sobre el arquitecto.
Quizá sea ésta una historia para otro tiempo, pero la lira de Orfeo nos ofrece una pista. Después de que Orfeo fuera desmembrado y muriera, Zeus atendió las peticiones de Apolo y de las musas al colocar la lira en las estrellas, en recuerdo de Orfeo y de sus obras. Esta constelación es la que actualmente se conoce como Lira. El arquetipo de Lira se discute en un libro llamado The Prism of Lyra (El prisma de Lira). Según este libro y otras leyendas, los humanoides que colonizaron las Pléyades, sirio y Orión eran todos originarios de Lira. Se la considera un prisma porque después de la caída de la línea temporal original, la conciencia de luz pura se fragmentó en los siete rayos de luz tal como podemos observar en el arco iris. Se cree que Lira es la matriz de donde surgió toda la luz. Esto nos lleva a otro tema que deberíamos tratar adecuadamente en otra obra: el estudio de la luz.
El concepto del «sagrado siete» tiene relación con las diferentes emanaciones o sephiroth que forman el resto de la creación, lo que nosotros conocemos como universo. Son los siete puntos de referencia fundamentales de la creación que corresponden a los siete chakras. Si estudia los libros que tratan sobre cábala y chakras penetrará en los aspectos invisibles de la existencia y verá cómo se repiten los «sietes». Es simplemente cuestión de cómo está construido el universo. Éste es el misterio de los «siete». En la mitología aria, las siete Pléyades eran las niñeras de Marte, el dios de la guerra, el general de los ejércitos celestiales. La expresión «ejércitos celestiales» se refiere a los yoghis del cielo y a los venerables sabios de la tierra. Esto hace que Marte sea equiparable al arcángel Miguel, el guerrero celestial que aprisionó al dragón o a la serpiente para domesticar su sabiduría iluminada. Esto se puede explicar en términos sencillos si nos damos cuenta de que el universo manifestado está construido con el sistema kundalini. Es algo parecido a un tipo particular de software para un ordenador. Podemos optar por seguir el sistema operativo o no, pero allí está. El pensamiento cristiano común nos ha dicho que tenemos que alejarnos de la serpiente, pero Jesucristo dijo: «Sed tan astutos como la serpiente, y tan gentiles como la paloma.» Cuando Miguel aprisiona a la serpiente, es una analogía del dominio sobre estos siete principios de la existencia. Él es el maestro de todos los yoguis y sabios porque conoce lo que éstos enseñan. En este sentido, Miguel o Marte es un maestro ascendido. Esta analogía de la guerra en los cielos nos lleva al Apocalipsis.

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