domingo, 29 de mayo de 2011

ALTERNATIVA EXTRATERRESTRE EL AMOR






EL AMOR



Cada relato, cada film, cada leyenda, tienen siempre consigo la escena del amor entre una pareja. No se concibe una película sin esta escena. También nuestro relato tiene la imagen tan acostumbrada, pero es necesario que así sea, pues el amor, el hombre y la mujer y su unión, son el principio de otro sinfín de respuestas que presiden nuestra vida y nuestros anhelos.

El tiempo y el clima me hacían pensar que estábamos en primavera, cuando tuve que acompañar a una asamblea o reunión a mi hermano; previamente tuve que ordenar los elementos de estudio que el día anterior habían ocupado mi tiempo. Cada recipiente de cristal, con los que Manor y Lerón habían manipulado, tuve que alinearlos por tamaños sobre repisas de madera noble, que se apilaban ordenadamente encima del butacón y de la mesa larga de operaciones. Posteriormente cambié mi túnica por la de color más fuerte y apropiada para salir, y con sumo gusto cogí una fruta parecida a la manzana que había sobre un frutero redondo, para saborearla entre mis vigilias de ese nuevo día. Por fin traspasé la puerta para irrumpir en el camino donde esperaba Manor, con una sonrisa en sus labios.

¿Cómo sabías que saldría en este momento? ¿Llevas mucho tiempo esperando?

Yo te desperté a la hora precisa y por tanto deberíamos coincidir, como así ha sido.

Es una suerte tener este sentido que puede influenciar el sueño del otro.

Existen vínculos de comunicación diversos, entre los hombres y entre los animales. Incluso las plantas desarrollan ciertas pautas comunicativas.

El principio de la comunicación es el mismo que el del teléfono tradicional. Sólo a través del elemento preciso, se puede comunicar y éste está patente en el espacio y en el tiempo. E1 elemento comunicativo o vía de comunicación más efectivo, es la luz, puesto que graba las impresiones e imágenes que se dan en su seno y las mantiene y transporta eternamente. Nosotros proyectamos esta luz en una profunda oscuridad alimentada y ese valor de contraste nos selecciona esas imágenes e impresiones que se filtran en la excitación de ambos principios: luz, tinieblas.

Debes de pensar Juan, que el alma de la Divinidad es precisamente la luz, debido a que tal elemento no obedece a ninguna ley limitadora. El hombre ha aislado la luz en sus diversas partículas, pero lo cierto es que simplemente ha comenzado a intuir su naturaleza física, olvidándose del elemento psíquico y espiritual.

¿Quieres decirme que la luz tiene ambos elementos?

Tú observa nuestro sistema solar y verás un Sol que alimenta los dinamismos físicos, psíquicos y espirituales del sistema planetario o células, con sus enzimas que somos nosotros. Ahora imagínate que la luz en su elemento primordial, tiene precisamente soles autónomos que potencialmente son capaces de portar un orden genético biológico, psíquico y espiritual; es decir que por sí solos pueden crear principios expansivos de vida y existencia.

¿Como si fueran millones y millones de pequeños Dioses que van juntitos de la mano y que forman un rayo luminoso que nosotros vemos?

¡Muy bien!, este ejemplo capta en síntesis aquello que te quería decir. El elemento primordial de la luz, no es ni mas ni menos que un Dios potencialmente reducido a la escala más pequeña, pero que reúne todos y cada uno de los elementos informativos de un orden infinito de posibilidades manifestativas. Algún día llegará, que recogiendo los rayos luminosos provenientes de los más lejanos orígenes, veremos plasmados los secretos más sutiles de la existencia. La luz lleva en su seno la semilla germinadora de nuevos órdenes y nuevos planteamientos. Ama la luz y ella te informará a cada instante con nuevos conceptos y nuevas energías.

Era maravillosamente ameno esperar el nuevo día que siempre te traía conocimientos nuevos, y mi espíritu gritaba por dentro: ¡gracias maestro!, mientras procuraba cariñosamente la mirada de Manor que me acogía con el carisma de su amor y reconocimiento. Nos acercábamos a la sala del consejo y mi hermano inexplicablemente retrasó sus pasos, y poniéndose a la zaga me empujaba a caminar hacia el interior de la estancia. Ascendimos los escalones, pasando bajo unas columnas semejantes a los edificios griegos como el Partenón. Topamos con una puerta de madera recia, de color oscuro con incrustaciones doradas, que tuvimos que rebasar para entrar en una sala circular 1lena de asientos alineados en círculos concéntricos y que a semejanza de un estadio se superponían en desnivel hasta cierta altura considerable, de manera que la cabeza de cada persona sobresalía de las otras y así todos se observaban recíprocamente. Confundida con los hermanos, mi mirada iba recorriendo los rostros familiares que cada día me obsequiaban con sus sonrisas. ¡En un instante, toda la adrenalina de mi cuerpo se agolpó en el estomago, para proyectarme como un autómata hacia una mujer que entre los hermanos miraba especialmente mi alma! Esa mirada era distinta, yo veía sus ojos, pero los suyos hablaban a mi corazón con un lenguaje particularmente distinto al de cualquier otro ser humano; incluso diferente al idioma de la fraternidad que yo había experimentado. No sólo era mi espíritu quien se excitaba en ese momento, también mi cuerpo estaba motivado extrañamente. La mujer, con una túnica semejante a la mía, con cabellos negros y rostro aparentemente normal, encerraba un carisma atractivo para mí, pero que no podría racionalizar. Sentía que un protagonismo extraño y potente me empujaba a amarla por encima de mi voluntad. Se acercó y cogiéndome las manos entre las suyas, me miró profundamente, dejando asomar dos lágrimas que resbalaban lentamente por sus mejillas.

¡Amado mío, cuánto he esperado este momento! Llevaba conmigo una carga de emocionalidad que debía entregarte para que fecunde entre nosotros por nuestro amor. Ahora tú cogerás tu protagonismo y crecerás para dirigirme y complementarme, siendo dos en uno y ese uno macho en tu espíritu y hembra en el mío.

Tomé un anillo que me entregaba, y se lo puse en su dedo haciéndola mía desde ese momento, Después solamente nos miramos diciendo tantas cosas, que no podría expresarlas mejor que con el silencio que vivimos en ese instante y la elocuencia de nuestros ojos y manos que se acariciaban constantemente.

Manor se adelantó por fin a mi altura, y me dijo:

Ahora estás completamente lleno de tu identidad. Santifica esta unión y vive feliz este momento, porque no la verás más hasta que un día en tu mundo aparezca frente a ti, después de cumplir aquello que te hemos programado.

Ella me miraba con felicidad a pesar de estas palabras, como si ya supiera de antemano de esta espera. Y ahora, al momento de recordar estas imágenes, mi espíritu tiene la certeza de que pronto he de encontrarla para reunirnos y partir a nuestro hogar de felicidad. Ya no me importaba la reunión o la asamblea, que de un momento a otro comenzaría con toda solemnidad; trasladé con mis ojos la súplica a Manor, que cogiéndonos de los hombros nos sacó del edificio y nos empujó al lago que aquella mañana parecía más bonito que nunca. Puso en mis manos una tinaja de barro, con vino en su interior y en las manos de la mujer un trozo de pan. Descendimos entre los árboles a la orilla del agua, donde nos sentamos uno frente al otro.

¿Cuál es tu nombre?

Me llamo Galina.

Partimos el pan y comimos al unísono bebiendo a continuación. En medio de nosotros yo sentía la presencia de Él, que puso un manto blanco entre ambos, y así con esta imagen y este recuerdo, evoco aquel momento que tanto me hace añorar a mi amada. Un beso fue la despedida y un beso será el encuentro. Aquella noche en el reposo de mi sueño, fui arrebatado en el espíritu y visité el "porqué" de todas estas cosas. Por un momento vislumbré el futuro de mi retorno, que ahora al escribirlo estoy viviendo y aquellas caras de mis hermanos me parece haberlas visto en aquellos que están próximos a mi espíritu en este tiempo y mi amada está presente en mi ánimo esperando a que haya concluido mi trabajo para partir en un total abrazo de amor.

En otra de las ocasiones propicias, pude preguntar a mi hermano:

¿Cómo es el amor por una mujer?

Querido hijo, nunca se tiene edad suficiente para amar, pues el tiempo del amor es eterno, y si éste fecunda los corazones de los amantes, se perpetua eternamente en el devenir de las existencias, pasando por las distintas experiencias del amor creativo, pasional, tolerante, doloroso y así constantemente para descubrir a cada instante el amor más grande que reposa en la cuna de la confianza, de la libertad, del equilibrio y del deseo constante. Vosotros hijo mío, cuando aseguráis que amáis a una mujer, enseguida revestís ese amor de celos, de desconfianza, de inseguridad y lo que es peor de posesivismo, que termina por matar el amor y acercar vuestros corazones a la tristeza y a menudo al odio contra todo lo que vosotros interpretáis como enemigos de vuestro amor. Amar es vivir intensamente la alegría que se despierta en tu propio corazón y alimentar esta alegría, dándole todo lo que su lógica demanda. Hacer fuerte y seguro este ánimo, dividiendo tu amor en tantas partes como sean necesarias para cubrir las tristezas que lo amenazan. Nosotros multiplicamos el amor de la pareja, pues de nuestro propio amor reservamos una parte para hacerla andrógena con la que nos pertenece por intimidad. Así cuando el amor propio se encuentra con el del ser amado, nunca se encuentran dos, sino todos y cada uno de los que has fortificado y alimentado en tu corazón. La linfa de la vida y de la creatividad es el amor, sin él, todo se apagaría. Debes escalar los grados de esta virtud, a través de su comprensión y de su sentimiento. Aquel que es tocado por este privilegio no puede permanecer triste u opaco. Debes tomar esta herramienta y ascender al conocimiento de lo absoluto. Pocos han descubierto el sentido del amor carismático entre el hombre y la mujer. La respiración de Dios en este misterio, hace feliz a cada cuerpo, a cada pensamiento y a cada espíritu, que sólo añoran servir esta respiración para engrandecer la naturaleza de lo Divino y ser engrandecidos a través de esta voluntad. Vuestro mundo está triste por no poseer este misterio que acercaría al hombre a la creatividad de un devenir perfecto de armonía, paz y justicia.

Gracias Manor, creo que estoy enamorado.

Existen descubrimientos y verdades interiores que tú sientes especialmente y que no puedes transmitir a los demás por no existir un lenguaje apropiado; pero tu amada, tu compañera, es la única que fecunda este descubrimiento interior y lo riega y alimenta durante tu paso en la vida. Tú te sabes vivo y trascendente, continuado y presente entre la certeza y la plasmación de la misma, que tu amada custodia celosamente, por ser el fruto de la unión carismática. Llega un momento de perfecta comunión y tú y ella os miráis en el mismo latido, compartiendo lo fecundado y descubierto en vuestra operatividad y simbiosis.

Así te amo Galina. Visítame en cualquier cuerpo, posee cualquier alma, pero bésame de nuevo, pues estoy cojo sin ese sentido que sólo tu presencia sabe darme.





LA AUTOSUFICIENCIA



Intento ahora contener brevemente en unas hojas los conceptos tan benéficos que recibí en el camino y búsqueda de la autosuficiencia y del sentido de individualidad dentro de la comunidad. Un día previo al desayuno de la mañana, coincidimos varias personas en torno a Manor, que me hablaba como intentando meter en mí este sentido de autor responsabilidad.

Desearía de todo corazón que toda tu vida estuviera marcada por un sentido real de autosuficiencia y de autor responsabilidad. Todo aquello que el hombre necesita responderse, está en su interior y debe con esfuerzo hacerlo revivir en su memoria y en su conocimiento.

Mientras hablaba, todos los hermanos grababan con gran sentido de respeto, todas las enseñanzas. Y no porque estas cosas no las conocieran, sino porque son viejos conocedores del poder de la revelación y en el momento que uno de ellos encarna el verdadero conocimiento, todos los demás se someten al carisma de la gnosis, que vincula a los espíritus y las conciencias que lo sirven. Después de mi estancia en la ciudad, he conocido y visto muy pocos hombres que sean capaces de atraer hacia sí el verdadero conocimiento o sabiduría, pero a aquel que lleguen estas líneas, yo le pido que si siente por la boca de otro esta profunda verdad, comulgue con todo su corazón y se una a esta gnosis, puesto que serán esos momentos, los más intensos de su vida. Como venía diciendo, era Manor quien en ese momento portaba el conocimiento y continuó hablando a mi interés expectante:

La verdad no es fácil ciertamente. Cada hombre deberá esforzarse para conseguir llegar a su verdadera identidad, que le hace existir y motivarse por una u otra cosa. En la misma forma que un ser se siente vivo, porque se alimenta y se mueve en su aspecto físico, el alimento trascendental de su existencia, está en responder a todos y cada uno de los "porqués" que sea capaz de plantearse. La vida de un individuo, no puede responder a cuestiones planteadas por una idea, otro individuo, o en definitiva, algo que no nazca de la verdadera naturaleza de su identidad. El hombre debe encontrar su verdadero puesto y alimentar su constante crecimiento evolutivo. En vuestra civilización Juan, es fácil ver a masas terribles de hombres que se mueven impersonalmente en torno a una imagen, un político, un eslogan o cualquier otro aspecto exterior. Estos hombres no son más que instrumentos de esa otra entidad que los arrebata, su verdadera personalidad. Estas personas querido hijo, no son más que muertos vivos, de ahí la frase de Jesús: "Dejad que los muertos se ocupen de los muertos, porque yo he venido para los vivos". Mi verdadero ejemplo hacia ti no es otro que el de empujarte a que cojas tu verdadera identidad espiritual y no dejándote influenciar por otras entidades, trates de realizar aquella verdad que se te ha de revelar en tu existencia; porque no eres como tú crees ser, sino como el espíritu te va mostrando en cada nueva experiencia.

Pero tú no ignoras que el ser uno mismo, engendra sufrimiento y dolor, pues cualquiera que se opone a la mayoría, perece por ella.

Esta dicho: "Sed astutos como serpientes y cándidos como palomas". Tú no has venido al mundo para combatir, pues tú no eres hijo de la guerra, sino de la paz. Que sean ellos los que combatan entre sí por su impotencia. Deberás ser la llama que prenda sus mechas ya preparadas. Está también dicho por el Maestro de los Maestros: "Yo no he venido al mundo a traeros la paz, sino la discordia", y precisamente por ser consciente de su responsabilidad espiritual, no podía sustraerse a su protagonismo. Cuando la verdad prende en el hombre, el sentido del dolor y del sufrimiento cambia a un nuevo concepto de asimilación, pues es este dolor y sufrimiento el polo que empuja a perseverar en esa identidad real y aislada. Como te he dicho en otras ocasiones, tú eres potencialmente un universo, por contener dentro de ti millones y millones de espermatozoides; o lo que es lo mismo, seres vivos, y esta simple verdad debe empujarte a una ética o comportamiento responsable y en un verdadero sentido de inquietud hacia tu verdadera identidad. También te he dicho que todo aquello que se plantee en tu interior como problemático, tiene una respuesta que reside inherente en el mismo planteamiento y lo uno y lo otro son parte de la evolución misma. Gracias a esta motivación tú creces en identidad y protagonismo. Nada deberá pararte en esta búsqueda. Un problema no puede frenarte; si no puedes resolverlo hoy, mañana te vendrá la respuesta en la manera menos inesperada. Nosotros somos conscientes de ver la sonrisa de nuestro Padre Creador en el autosuficiente y responsable de sus capacidades, porque es así que nos asemejamos a su identidad, y es sólo así, con esta capacidad de ser enteros, con la que podemos producir equilibrio y seguridad a los demás. Una comunidad de cojos no podrá jamás competir en una carrera pedestre, así pues una comunidad perfecta no puede albergar en su interior personas no definidas, puesto que en ese caso la comunidad estaría pendiente de reacciones nuevas y contrarias en el sujeto no apto para tal experiencia.

¿Debo entender entonces, que es la comunidad, la que debemos proyectarnos como meta?

No Juan, la comunidad no es una meta sino un medio más o menos propicio en el camino de la evolución. La individualidad es algo que la puedes poseer y con tu libre arbitrio dirigir o condicionar, pero la comunidad no puede ser condicionada ni poseída por ti, pues ella obedece a otra lógica superior que ha puesto a estos individuos y a estas conciencias aquí y no allí, con estas capacidades o con aquellas. Bien entendido que no se puede dejar a esta lógica superior los problemas de la convivencia y de la subsistencia más elemental. Podría entenderse que la comunidad está confiada a un gobierno, como vosotros decís en vuestras sociedades, pero este planteamiento es en el fondo una carencia del real sentido de la individualidad, pues ya te expliqué el fundamento de la comunidad regida por la ley que reside en cada ente y no por la mayoría parlamentaria o por una u otra autoridad. Es precisamente esta idea de posesión de la comunidad por parte de un gobernante o de cualquier otra entidad dirigente, la que hace las revoluciones y las guerras en vuestro orden.

Pero existen diversos comportamientos, que no pueden ser asumidos individualmente, sino que necesitan de la colectividad para su realización.

Lo que te estoy explicando no rompe con esta afirmación que me haces. Existen operatividades reservadas a la colectividad y otras que forman parte del protagonismo individual, pero en ningún caso el hombre debe acercarse a ellas sin el sentido de ser él en esta realización y no de ser el otro que le condiciona o dirige en la operación. Nosotros hemos observado este principio de autosuficiencia contemplando el universo vivo formado por soles, planetas y galaxias; como cada uno de los astros y de los planetas más pequeños, no renuncian nunca a su verdadero protagonismo vital, a pesar de saberse ínfimos e incomparables con la masa universal y cósmica que los contiene. Todos en la economía creativa son absolutamente irremplazables y este sentido de autosuficiencia, contribuye al devenir de la Divinidad. Nada está, perdido al azar, precisamente porque el azar no existe y así cada elemento contiene instintivamente la memoria pensante y viva de saberse parte de un macro cosmos.

Todo lo que me dices está muy bien Manor y yo te comprendo perfectamente, pero la realidad de la convivencia diaria te impide observar este principio.

Está escrito que sólo llegarán los mejores, precisamente por una elección de calidad que llevará a la raza al mejoramiento y adquisición de una mayor conciencia universal. Yo sé muy bien que la vida diaria atenta contra este planteamiento, pero a semejanza del principio de los anticuerpos que tu organismo desarrolla para combatir la, enfermedad, así cada experiencia vivida y asimilada en el dolor o el sufrimiento, será un anticuerpo que te inmunizará contra otras presiones y afecciones.

¿Te imaginas que nuestra civilización de un sólo signo evolutivo dejara por debilidad fermentar algún sentimiento de odio o de desamor?, este caso no es posible a nuestro nivel, precisamente porque cada uno es autosuficiente y sólo puede producir armonía y nunca desamor o violencia.

¿Al menos tendréis reservas mentales, puesto que esto es lo último que el hombre destierra de su interior?

Cuando el niño nace no lleva colgado de su cuerpo o de su alma, tal condición de "reservas mentales", esto no es natural en el hombre. La sangre sí es natural, el pelo es natural, el pensamiento correcto es natural también, pero no así estas reservas que sólo se alimentan de vuestra debilidad y de vuestra imposibilidad de rechazar algo que no os pertenece. Nosotros no hacemos las cosas por o con relación a otro que está enfrente, puede más el sentido del "deber hacer" en sí mismo y por esta circunstancia no se puede fecundar otro sentimiento o planteamiento que por naturaleza debe pertenecer a tu prójimo. Sé que esto es duro de entender, si se tiene en cuenta que nos puede mover un sentimiento ego centrista, pero es precisamente esta posibilidad, la que nos empuja a la autosuficiencia constante en todos los órdenes y a producir equilibrio a la colectividad. Es efectivamente cierto, que determinadas operatividades competen a la colectividad y éstas son asumidas con el mismo sentido de autor responsabilidad por todos nosotros, como un solo cuerpo y una sola conciencia. En tal campo no puede abonar la reserva mental, puesto que no crecería nunca. Esta posibilidad está erradicada de nuestra sociedad. Hemos observado vuestras formas de vida y lo primero que hemos constatado es la presencia de un tirano con millones de tentáculos y con gran poder, que lleva sobre su cabeza un cartel que dice: "consumo", y que os esclaviza matando vuestra alma y vuestro sentido de protagonismo. Nos hemos acercado a uno de vuestros niños y le hemos preguntado cuál era la flor más bonita, él nos ha respondido que nunca tuvo una en sus manos. No obstante, el niño se sabía de memoria todos los films y todos los comerciales que salían reproducidos en la televisión. Pudimos comprobar que este niño, a semejanza de otros, no tenía pautas de comportamiento individual, y funcionaba condicionado v codificado a semejanza de tantos otros, respondiendo a las directrices dictadas por este monstruo llamado consumo. Esta circunstancia es muy grave para vuestra subsistencia y vosotros no hacéis nada por remediarla, puesto que alimentáis al monstruo con más necedad y con más alimento nocivo y deletéreo.

Después de este pensamiento y esta reflexión tan crítica de Manor, quedé impresionado por la posibilidad de haberse perdido este sentido de individualidad en los niños, pues tal circunstancia podría en cierto modo atentar a la subsistencia, como él afirmaba. Después de contemplar y observar a los niños a mi regreso, comprobé esta certeza, que produce sólo sujetos masificados e instrumentalizados por el monstruo de la estupidez humana. Es lamentable pero absolutamente cierta, esta observación de mi maestro.

En vuestra civilización existe latente en el hombre el sentido de manada, propio de la evolución animal. Las personas tienden a juntarse para satisfacer su autosuficiencia y buscan consciente o inconscientemente un jefe que los dirija y los encamine en su futuro. Tal planteamiento es en su raíz totalmente primitivo y semejante a los animales que son dirigidos por un alma colectiva. El hombre no está conducido por esta alma, sino que reside en él la Inteligencia pensante y deliberadora que en pocas o en ninguna ocasión, ponéis en práctica. Vosotros llamáis inteligente a aquel que es capaz de desarrollar un mayor ejercicio mental o de asimilación de determinados conocimientos. Para nosotros ser inteligente significa saber atraer e interpretar la verdadera sabiduría, que no reside tanto en el hombre, como en el mismo cosmos de una forma inmaterial y sólo obediente a una lógica superior.

¿Entonces, la idea de jefe se debe excluir o romper de nuestro orden social?

A lo largo del tiempo, observo en ti precisamente esta imagen de sumisión a una autoridad o sentido de inferioridad que yo no te he dado jamás. Tú me crees un maestro y además piensas que mi espíritu es superior al tuyo. Esto querido Juan es dejarse condicionar sólo por tu naturaleza negativa que tratará por todos los medios de disuadirte en lo que debería ser la verdadera comunión o fraternidad. El hombre deberá asimilar para su futura convivencia la necesidad de respetar la justicia y la jerarquía con un planteamiento no de sumisión o condicionamiento, sino con una cualidad que no gobierna o impone, a la vez que los gobernantes deben aceptar la idea de no poseer a los gobernados. La verdadera autoridad es la ley, que es inmaterial e incontenible en su naturaleza. Todas estas cosas te fueron explicadas por el gobernador y tú todavía no las sientes en tu interior. No basta con comprenderlas, deberás entrar en el ámbito de las relaciones reales del espíritu, que te empujan a una verdadera fraternidad de hombres y mujeres no condicionados por este mal.

Yo me quedé meditando largo rato en estas últimas palabras de mi hermano, pues en el fondo me dolía intensamente que no pudiera llegar a sentir este carisma especial que él me anunciaba y que yo intuía próximo a mi corazón. No obstante no era difícil para mí saberme amado sin ninguna mancha, a la vez que mi amor y mi gratitud no estaban mermados o mezclados con otros sentimientos negativos o condicionantes. Justo en ese instante, me miró y me dijo:

¿Has comprendido bien Juan?

No sólo he comprendido, creo haber entendido e intuido interiormente lo que tú me dices y este sentido me acerca un poco más a vosotros y a vuestro ánimo y presencia.

Todo este capítulo ha impresionado enormemente mi corazón, puesto que la mayoría de sus planteamientos rompía a cada instante con una imagen o conocimiento interno, que me habían inculcado desde pequeño, bien la sociedad o bien mis padres y educadores. Todas las palabras de Manor podrían entenderse con un sentido de ruptura hacia todo lo que nos rodea, incluso atentaba con la imagen del amor del prójimo, siendo en realidad el mensaje de amor y justicia a más alto nivel que he recibido en mi vida. Al momento de escribir estas páginas he recorrido un largo camino con este planteamiento, que he tratado de inculcar o explicar a las personas que por su naturaleza espiritual deberían de haberlo aceptado mejor, pero a cada instante me encontré con la incomprensión o con la repulsa a esa imagen de individualidad que parece romper con el amor fraternal. Vivir intensamente este principio de autosuficiencia y de individualidad responsable te proyecta necesariamente a la más grande de las comunidades vivientes en el cosmos. No es difícil pasar por este camino del sentimiento, al umbral de los misterios más incógnitos y no es penoso tampoco hablar con el corazón de tu hermano lejano en el universo, puesto que es precisamente este vínculo individual, el que define la similitud de todos y cada uno de los seres pensantes que existen y vibran en el seno del latido universal.





LA ESCUELA



Una de las experiencias que tuve que vivir en la preparación y paso por la ciudad de mis sueños, fue la de hacer de profesor y alumno de los niños de la comunidad. Todo comenzó una mañana que Manor y una bellísima mujer, llamada Esther, acudieron a mi encuentro para llevarme a la escuela donde se albergaban muchos niños y niñas alegres y felices en su mundo, un poco apartado de los mayores. La escuela estaba formada por diversas casas muy largas y de un solo piso, como casi todas las que componían la ciudad. Se asomaban a un patio central repleto de verde intenso y con elementos de juego muy raros esparcidos por la superficie. Los niños de distintas edades, jugaban aparentemente como juegan todos los niños de todas las ciudades, completamente revueltos, bulliciosos y alegres en sus expresiones y ademanes. El contemplarles por unos instantes, te invitaba a jugar con esa despreocupación maravillosa propia de las almas felices e inmaculadas. ¡Qué bonitos eran!, ¡Qué alegría me proporcionaron en esos momentos tan intensamente vividos!

Seguí a Manor y Esther hasta el interior de una de estas casas, toda de madera bien pulida y lisa. Penetramos en lo que debía ser una clase de enseñanza, no distinta a las que nosotros frecuentamos en las mismas edades. Nos enfrentamos a veinte o veinticinco niños de edades comprendidas entre los diez y los trece años. Me hicieron sentar delante de ellos entre Manor y Esther como guardianes de mi persona y ésta última se dirigió a los más pequeños con estas palabras:

Como todos sabéis, tenemos entre nosotros a nuestro hermano Juan, que ha venido de otra civilización con el solo objeto de conocernos y recibir las enseñanzas precisas en su labor futura. Una de estas labores que debe realizar en nuestra comunidad está relacionada con la convivencia entre nosotros, para recibir de vuestras almas el cariño que sin duda sabréis ofrecerle.

Después de sentarse Esther, Manor tomó la palabra a su vez y les dijo cariñosamente:

Debéis de contar a Juan vuestras inquietudes y vuestros sentimientos, tenéis que procurar adquirir todo el conocimiento que su experiencia y su vida de planteamientos distintos, que puede ofreceros.

Después de estas palabras, se volvió y me miró, a la vez que con un gesto de cabeza, me invitaba a comenzar el diálogo que debería improvisar sin preparación alguna. Recuerdo muy bien haberme puesto de mil colores ante los ojos asombrados de los niños, que se miraban esperando oír mi voz. Todos los cuellos se estiraron un poco para invitarme a hablar y por fin dirigiéndome al primero de ellos con pelo totalmente rubio, le pregunté:

¿Cuántos años tienes?

Tengo doce años. ¿Cuántos tienes tú?

Treinta... ¿Qué materias estudiáis?

¿Qué es estudiar exactamente?

Ya empezaban las preguntas que son tan difíciles de responder y ya comenzaba a ponerme nervioso. Los niños de nuestras ciudades, estudian en los libros aquellos conocimientos, que luego les ayudarán en su vida y les procurarán un puesto de trabajo.

Nosotros no tenemos libros para estudiar, aprendemos las claves que necesitamos para activar aquello que está en nosotros y que hemos heredado de nuestros espíritus. ¿Por qué se debe estudiar para después trabajar?, ¿tan difícil es trabajar en vuestra sociedad?

Qué podía responderle al niño para que entendiera los razonamientos y los puntos de vista de nuestras vidas, tan raras y extrañas a su lógica.

El trabajo, como tú debes saber, es de distintas especialidades o niveles y para ejercitarse en uno o en otro, es necesario adquirir ciertos conocimientos o especializaciones que te permitan desarrollar sin error estas funciones diversas.

El niño se quedó un poco extrañado, pensando que sin duda deberíamos ser una raza anormal o subdesarrollada para estudiar la forma de hacer producir la tierra o de poder fabricar el pan o los tejidos. En su ciudad a nadie se le enseña a manejar una herramienta, todos conocen instintivamente su manejo y las tareas propias de la subsistencia y de la labor, sin que necesariamente tuvieran que estudiarlas con antelación. Pero el sentido de las preguntas del niño iban por el aspecto discriminatorio que en nuestra convivencia damos al hombre con carrera y al ignorante que no ha estudiado. Ellos comparten por igual las tareas más sofisticadas con las más rudas, sin distinción de clase o de especiales conocimientos. Su tecnología era en tal calidad sintética y en su evolución tan elevada, que los conocimientos más normales en su orden, se presentan a nuestros ojos como verdaderos problemas de ciencia. Una niña sentada junto al primero de los preguntados, me interrogó a su vez con rapidez:

¿Cuántos hijos tienes?

No tengo ninguno; no he encontrado la compañera ideal para tenerlos.

La niña se quedó un poco triste, por tener que aceptar la afirmación a sus oídos tan dura de mi respuesta, debido al sentido tan elevado que este pueblo tiene de la creatividad responsable. Les es muy difícil imaginar que un hombre o una mujer en edad adulta para engendrar, no expresen este sagrado don. De nuevo la niña me preguntó:

¿Por qué dejáis a los niños morir de hambre? ¿No tenéis suficientes alimentos para ellos?

Esta pregunta me la hacía con una lágrima en sus ojos, que resbalaba sin querer por su mejilla y me conmoví por la denuncia tan espontánea y dura que me hacía un maestro de la dulzura, como lo era el espíritu de la niña, llena de candor. No pude responder más que con otra lágrima, que de igual manera salió de mis ojos y cayó hasta el suelo, mientras en mi mente apareció la aberrante imagen del consumista desperdiciando comidas, o las cuantiosas y absurdas fiestas de despilfarro y degeneración que contemplan en el mismo acto, imágenes atroces de una humanidad más pobre muriendo de hambre y de calamidades.

Querida niña, no puedo responderte de ninguna manera para que puedas entenderme, puesto que tu naturaleza no aceptaría el odio o el desamor; pero en mi mundo no todos son como vosotros y estas cosas pasan a pesar nuestro. Te ruego no me las preguntes. Dime tú: ¿Qué te gustaría ser de mayor?

Quiero ser madre y conocer el sentido del ritmo para poder hacer música. ¿Te gusta la música?

Sí, me gusta mucho.

Una de las pasiones que más determinan a estos niños, es la música, tanto colectiva como individualmente, precisamente porque con la música son capaces de penetrar en otro estado de contemplación o de asimilación más afín a conceptos de dimensiones más elevadas. En un momento de ese mismo día, asistí a una interpretación musical y me quedé maravillado porque lo que tocaban no era otra cosa que latidos o vibraciones que penetraban en tu alma elevándote entre las notas que te empujan a erguir el cuerpo y sentirte flotar en cada sonido. Desde los últimos asientos, un niño más alto que los demás, me preguntó con decisión:

¿Por qué los niños de tu mundo se drogan?

Por culpa de los mayores, puesto que han engañado a la juventud, instrumentalizándola a los fines más bajos y dañinos y con el sólo objeto de enriquecerse unos pocos, con el sacrificio de otros.

¿Pero no conocen la ley de causa efecto?

Otra pregunta de dificultad para responder. Todos conocemos la ley de causa efecto, pero, ¿cómo puedo explicar que conociéndola perseveremos en el mal y en el error haciéndonos daño constantemente?

La conocen, pero no la practican porque viven engañados y van en pos de metas dañinas, que sólo buscan el aniquilamiento del hombre.

E1 niño se sentó, pero mi respuesta le había activado profundamente en su interior y estoy seguro que esta afirmación mía, le elevó aún más en el empeño de seguir al bien por el bien.

Fui entrevistado uno por uno y recibiendo respuestas y preguntas de diversa naturaleza, incluso muy típicas, como la que me solicitaba una chiquilla menudita en relación al por qué tenemos jueces en nuestra sociedad. Ella creía que eran perfectos y que podían juzgar a los demás a partir de esta perfección, pero al responderle que también los jueces tienen defectos, no podía entender entonces, cómo eran capaces de juzgar a otros. Otro niño se inquietaba por lo absurdo que resultaba para él el estudiar carreras como derecho, ciencias políticas, sociología, psicología, etc., etc.... En su lógica el estudiar derecho resulta extraño, pues a nadie hay que defender o castigar, ni a nadie se le debe explicar la ley. No entendía cómo se puede amar a esta materia de estudio, decía que no era natural querer a lo impotente o a lo remendante de lo que la ley, nacida de cada ser, dicta a la persona. No entendía cuál era la función de los notarios, de los economistas, de los asesores, de los fiscales y de otros tantos planteamientos que a lo largo de nuestra conversación pudimos desmenuzar. Para ellos, todas estas profesiones resultan incapaces y fuera de toda lógica. Me sometieron, a un careo tan duro que al final terminé por confesar mi total impotencia. Tuvieron una gran perspicacia al preguntarme el porqué del Código Civil, del Código de Comercio, de la Legislación de los Impuestos, del Derecho Penal, de las Constituciones y de las Cartas Programáticas. Yo les respondía que todas estas cosas no las conocía en su totalidad, pues era muy difícil asimilar las miles de páginas y conceptos que contienen. Entonces ellos me dijeron con su lógica, que no podía ser un buen ciudadano cuando no conozco mis propias normas de convivencia. Ciertamente hemos llegado a tal punto de estupidez, que cualquier actuación natural o espontánea del individuo podría causar delito o incumplir alguno de los reglamentos anteriormente enumerados. Seguramente llegará el día que un pastor o una persona alejada de la convivencia, como los labriegos y similares, al acercarse a la ciudad, cometiera alguna falta contra la Ley del Suelo, contra la de los Impuestos, contra la urbanidad o contra cualquiera de las majaderías legales que el hombre ha inventado en su convivencia. Otros niños me preguntaron cosas diversas y yo a su vez les planteé otro sinfín de ellas, que no puedo exponerlas aquí, por haber olvidado algunas y por extensas otras. Alguna fue muy curiosa, como la de: ¿Por qué vestís con esos tubos de tela en vuestros brazos y piernas?

Fueron dos los días que viví con los niños y con sus profesores y se llenaron de inquietudes; pero realmente lo más importante que pude asimilar, no fueron las preguntas y respuestas a las que me sometí, sino las vivencias que pude realizar en su compañía.

En la mañana del primer día, dialogué un momento con Esther sobre el sistema de enseñanza y ella me explicaba lo siguiente:

Nosotros tenemos siempre presente que no podemos ser nunca maestros de aquello que se renueva en y por los niños, portadores de una nueva y mayor conciencia. Nuestra real misión es la de cuidar el sistema o método que propiciará el despertar de todo lo que potencialmente contienen las diversas personalidades de estos niños. En la educación cuidamos sobre todo el comportamiento respecto a ellos, para que no sea otra cosa que el protagonismo de los mismos y nunca el del maestro. Los condicionamientos que portan en sus conciencias no adiestradas al mundo de la materia, son volumétricos y no lógicos con nuestros planteamientos; por tal motivo tratamos de ayudar a su propia personalidad en el desmenuzamiento y acoplamiento de esta verdad absoluta a los planos de vivencia.

¿Qué sistema empleáis para esta curiosa técnica?

No es curiosa Juan, es una verdad absoluta no operante en vuestra civilización absurda, que ha matado la linfa contenida en vuestros hijos, para que prevalezca la del padre o la estupidez de los mayores. Nosotros hemos observado en cada cosa que vive y palpita, que el renovamiento o mutación de lo viejo en lo nuevo, trae consigo verdadera sabiduría y somos absolutamente obedientes a este principio. El método en sí no tiene reglas fijas, pero la misión del maestro o educador dotado de sensibilidad, es captar la necesidad que la colectividad requiere y canalizarla en la realización del quehacer diario. Para que me entiendas gráficamente, podría tratarse de una imagen parecida a un solo niño formado por todos, que te pide jugar, leer o hacer música, en fin, el tratar de penetrar en el sentir colectivo de toda la clase es francamente difícil, pero no imposible para aquellos que tienen como método de su vida, el servir de esta forma tan bella. No obstante el maestro deberá recoger a su vez las individualidades peculiares de cada uno y catalizarlas, dirigiéndolas por el camino preciso.

Entonces, ¿más que maestros sois psicólogos?

Es muy frecuente en vuestra lógica separar en diversas materias algo que acompaña a la personalidad de cada individuo. La preparación es sobre todo interior y de valores, más que de estudio escolástico.

Estas palabras con Esther, me habían llevado a descubrir los verdaderos valores que debería portar un maestro y que tan escasamente se observan en nuestras escuelas e instituciones repletas de educadores con títulos flamantes, pero carentes de sensibilidad para vivir con los alumnos. A continuación tomó la palabra Manor, para decirme:

Confiamos y veneramos la clase tuteladora, a la que hemos confiado la misión de cuidar de nuestra evolución y entregamos nuestra responsabilidad a estas personas, que repletas, de aristocracia espiritual, realizan su función con altruismo y conscientes de ser los instrumentos de un devenir ordenado y responsable. Condenamos vuestros sistemas, que han entregado a los niños al absurdo. Sois guiados por gobernantes corrompidos hacia una sociedad dirigida por el egoísmo. Vuestros cuerpos están confiados a una medicina que sólo pone remiendos y parches, por ser incapaz de cuidar al hombre en su raíz; vuestras almas son dirigidas por sacerdotes y educadores que os han dado un Dios tirano y castigador sin esperanza de futuro y que han matado las ansias expansivas de las energías jóvenes que desean el cambio. Y por último, vuestros espíritus están entregados a la bestia que mueve los hilos de la corrupción y del odio, poniendo a unos contra otros en una afrenta constante de desgaste y de anulación.

Algunas palabras de Manor eran realmente duras, pero siempre verdaderas y cargadas de sentido. En estos momentos la raza humana tiende hacia su propia anulación y cualquier manifestación de la misma, o bien está errada, o alimentada en su interior con los más bajos instintos; pero es duro que otro de fuera te lo diga y te enumere los pecados que vives en tu casa y que alimentas consciente o inconscientemente. Pero como este capítulo habla de las experiencias de la escuela, debo proseguir para contar cómo fui llevado por los niños a las márgenes de la ciudad y pude contemplarles perfectamente dirigidos por alguno de entre ellos mismos en la edificación de una de las casas, que grano a grano, ladrillo a ladrillo, iban edificando con una perfecta satisfacción. Me acerqué al que parecía más activo y le pregunté:

¿Por qué hacéis estas cosas?, ¿no son cosas de mayores?

¿Por qué de mayores?, nosotros somos libres en nuestra civilización, de atar y desatar nuestros destinos. Nadie nos impone y a nadie imponemos. Sabemos interpretar conscientemente nuestro papel responsable en la sociedad y no podemos substraernos a la labor de edificar el bien en todas sus manifestaciones. Observando a vuestra juventud, vemos que la iniciativa del altruismo y del protagonismo no existe en ellos y además son reprimidos y dirigidos a una operatividad que sólo interesa al egoísmo de unos pocos mayores. Hemos visto que se limitan a vegetar enfrente de sus libros pasivamente, sin dar salida a los numerosos impulsos creativos y experimentativos. Parte de nuestra enseñanza radica en la experimentación consciente, como el ejemplo que tú ahora puedes observar. Gran parte de nuestro esfuerzo se encamina a la construcción de las edificaciones que contiene esta ciudad y que son impregnadas de nuestra animosidad edificativa y experimentativa.

Aquel niño más bien parecía un anciano por la forma de expresarse y me sentía realmente pequeño al oírle hablar con tanta seguridad y aplomo en sí mismo. Atraído por esta seguridad, volví a preguntar con deleite:

¿Pero, qué podéis aprender en esta tarea, que no pueda ser asimilado en la escuela? Nosotros estudiamos sólo los aspectos generales de estas acciones sin que necesariamente debamos experimentarlas.

Nosotros debemos fundirnos y transformarnos en la realización de aquello que deseamos construir. Todas y cada una de las piedras y materiales de esta casa, están revestidos de nuestras vibraciones, que harán psiquizar cada pensamiento y cada impulso que en ella se den hacia un determinado fin en el que hemos puesto nuestro empeño y nuestro esfuerzo. Cada elemento que forma nuestra civilización, está absolutamente impregnado de nuestro amor creador y nada se escapa a nuestro control, puesto que cada elemento es una continuación de nosotros mismos. Si tú observaras la naturaleza, verías que cada animal hace su propio hábitat puesto que en caso contrario no podría vivir en aquello que no le es familiar y le pertenece.

Esto que dices es posesivismo. ¿Para qué están las constructoras o los especialistas en este trabajo?

¿Tienes tu posesivismo con tu corazón o tus riñones?

Era imposible hablar con aquellos niños sin salir perfectamente confundido. En la labor que atentamente contemplaba, lo más impresionante era la aparente tranquilidad con que dirigían sus movimientos, parecía como si en cada tarea impusieran su alma llena de reposo y sensatez. En un momento determinado, las labores concluyeron y se dispusieron a comer en nuestra compañía. La comida había sido elaborada por ellos con una perfecta autonomía y se sentaron todos en torno a una mesa redonda de madera sólida, que repleta de platos del mismo material, fue servida precisamente por aquellos que en la construcción habían dirigido los procesos de mando, con una total disposición y presteza. Lo que luego pude vivir, me llenó de asombro. Reviví una antigua costumbre de nuestra civilización. Todas las miradas se concentraron en Manor, como el de más edad, y éste poniéndose en pie y elevando los ojos al cielo sobre la sumisa mirada de los niños, bendijo la mesa y a los comensales con un solo gesto de auténtico paternalismo. Algo debía tener aquella bendición, porque en ese momento un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y algo muy bonito se fijó en mi corazón. Ahora en los momentos de verdadera comunión entre los que me son afines al espíritu, de nuevo alzo yo mi mano y la dirijo en la misma forma a los alimentos y a las almas que se sientan en la misma mesa, y lo hago con la total certeza de transmitir el verdadero maná que da sal y levadura a los alimentos que nutrirán nuestro cuerpo y nuestra alma. Comimos con alegría todos revueltos y felices y puedo asegurar que era un niño más, totalmente despreocupado y juguetón. Nadie podía sustraerse a este impulso que imponía la presencia de tantas almas jóvenes. Después de comer, acompañé a Manor y Esther a otro ángulo de la ciudad, donde otro grupo de jóvenes de distintas edades estaban podando las ramas de diversos árboles, que en ese lugar crecían frondosos y repletos de frutos. Uno de los niños se nos acercó y nos ofreció una herramienta semejante a un hacha, para que iniciáramos la misma tarea que ellos, y después de situarnos a cada uno en un sitio distinto, desapareció en la misma forma que había venido a nuestro encuentro. El grupo trabajaba rítmicamente a los sones de una bellísima canción de notas simples que cantaban constantemente. En un momento de la tarea, pregunté al que junto a mi trabajaba abstraído en su labor:

¿Con qué fin realizáis este trabajo?

Son dos los fines principales. El primero, asumir la tarea de nuestro quehacer diario en la colectividad; el segundo, es el puro y simple contacto con la naturaleza. Esta canción que ahora escuchas, no es siempre la misma, está dictada y captada por la vibración viva y latente en el entorno natural que nos envuelve.

¿Quieres decirme que la canción no la conocíais hasta este momento?

No se puede conocer lo que está por suceder en la mente gigante de la naturaleza, sólo se te revela en la medida que tú pulses las teclas de su armonía. Nosotros hacemos sonar este instrumento natural, que gusta de ser tocado y acariciado.

Estas conclusiones salidas de la boca de un niño, eran realmente sorprendentes y además llenas de un carismático sentido de participación.... ¿Cómo se podía hacer sonar la naturaleza? .... El niño me respondía de esta manera:

Nosotros encarnamos conscientes este sentido que el Maestro Jesucristo os mostró al tiempo de su manifestación en el mundo, pues era tal la participación y la simbiosis de su espíritu con las fuerzas naturales o zigos, que paraba las aguas y los vientos a su voluntad y era tal la sensibilidad de la naturaleza hacia Él, que el día de su muerte, un grito de dolor salió de las entrañas de la Tierra y se oyó en los confines del universo. En esa misma medida, somos capaces de escuchar los ritmos de estas fuerzas primordiales.

Pero para lograr esto, se necesita estar terriblemente evolucionado...

E1 topo ignora el arco iris, pero a pesar de esta circunstancia, esta maravilla natural sigue existiendo. El sonido del trueno no es captado por el sordo, pero truena intensamente en las tormentas. El que escuche bien la naturaleza, percibirá los sonidos y las vibraciones que su particular sensibilidad sepa atraer y que determinan los estados de estas fuerzas o zigos.

Eran realmente peligrosos de entrevistar, a cada instante te encontrabas con una reprimenda de sentido lógico y sabio de sus naturales y genuinas conciencias. Luego de esta tarea, todos se juntaron en torno al fuego y comenzaron a relatar sus impresiones sobre los conceptos que Esther les sugería y me quedé maravillado de lo que allí se hablaba, que no pude entender en toda su extensión, por plantearse temas de dimensiones nuevas y totalmente desconocidas para mí. Luego de dos horas de charla, se despidieron todos con alegría, después de una jornada de total y absoluta participación. Jamás vi tanta intensidad en unos niños, realmente vivían con plenitud cada segundo de sus vidas y parecían aprender con cada respiración y con cada gesto. Habían conseguido cansarme con tanta actividad y acompañado de mis hermanos, regresé a mi reposo bien ganado, entre la alegría de un día bien vivido y experimentado. El segundo día de mi estancia en la escuela, me acerqué a contemplar las tareas de los alumnos ya casi adultos, que operaban con aparatos muy sofisticados para medir el firmamento y las estrellas y a otros grupos que investigaban como los biólogos de nuestra civilización. También entrevisté a los estudiantes de medicina, pero dada su importancia en este caso, lo relataré en un capítulo aparte. Ahora sólo plasmaré algunas facetas de la conversación que mantuve con alguno de los que observaban el firmamento. Me acerqué a un grupo y me dirigí a aquél que se disponía a satisfacer mi interés, preguntándole:

¿Qué tarea realizáis exactamente?

E1 último de nuestros peldaños en la enseñanza organizada y dirigida por los educadores, es la observación del universo y del firmamento que nos contiene. Después de estudiar intensamente la naturaleza próxima, proyectamos nuestro interés al modelo de arriba, que dicta el patrón de una sabiduría eterna.

¿Cómo es ese dictado?

E1 mejor matemático de vuestra civilización, deberá calcular las distancias exactas de todas las estrellas que vienen en la galaxia, antes de llamarse maestro de matemáticas. El mejor filósofo deberá responderse a todos los pequeños porqués de este universo vivo y en constante movimiento. El mejor científico deberá escalar un poco más a Dios. Este es nuestro modelo de enseñanza eterna e inacabable. Un antiguo axioma dice: "El universo es mental", y es efectivamente cierto que existen tantas ideas y cuerpos en el pensamiento en torno a nosotros poblando el infinito cosmos, que para desmenuzarlas necesitaríamos trillones de años. El cosmos está constantemente dictando, pues es un sinfín de ideas superpuestas y acumuladas en el éter, en el aire, en el Sol, en cada planta, en cada respiración.... Sólo hay que quitar la venda de los ojos y la cera de los oídos y tendremos el dictado más maravilloso que podamos imaginar. El simple pensamiento que elaboras, al instante queda impreso y grabado en el cosmos, para que otro oído u otro ojo, lo escuche y contemple. Por todo esto Juan, nosotros no tenemos libros, sólo nos hace falta uno, que es el que contiene todos los demás.

¿Cómo aplicáis estos conocimientos?

Cada sabiduría asimilada y experimentada, produce un crecimiento biológico, psíquico y espiritual, que engrandece el árbol de la vida nutriendo nuestra existencia. Por este principio, cada conocimiento asimilado por uno de los individuos, repercute consciente e inconscientemente en la raza, a los niveles que te he dicho.

¿Cómo es posible que tu saber se introduzca en mis neuronas?

Hemos entrevistado a un niño pequeño de vuestra civilización, por la posibilidad de que exista un vínculo de unión y de comunión entre todos los seres vivos de nuestro planeta. ¿Sabes lo que el niño de tres años nos ha respondido?: "El mismo aire besa la cara de nuestros cuerpos y la misma noche cubre nuestros sueños". Imagínate los infinitos vínculos de unión que pueden existir a partir de lo declarado por el niño.

He procurado reunir los datos más significativos que me tocó vivir en estos días de experiencias y ahora con toda la conciencia, puedo asegurar, que no existen joyas más preciadas y que más sonrisas produzcan en el rostro de nuestro Padre Creador, que los niños. Me enamoré de ellos y me propuse producir lo necesario para que en el futuro, nuestros niños sepan dirigir los destinos de una nueva humanidad con verdaderos valores universales y positivos. Nunca se debería maltratar a los pequeños porque son las lágrimas de Dios en la Tierra. "Lo que hacéis a uno de éstos, me lo hacéis a mí, estas palabras recorrerán las conciencias de cada hombre de este tiempo y la justicia hará estragos entre los mezquinos que han negado y humillado este don divino. Que cada uno de vosotros ponga fin a este capítulo y con esa meta comprometa su ánimo y su empeño en una nueva conciencia de cambio.

¿Son unos seres superdotados, verdad? Pero no está tan lejano el día que estos niños poblarán nuestras calles y nuestras escuelas: quizá alguno de nuestros hijos lleve ya consigo el gen de cambio. Que así sea....





MEDICINA



Otra experiencia definitiva fue la vivencia tan directa y participativa que pude obtener junto a los médicos y biólogos que conjuntamente desarrollaban sus técnicas y sus conocimientos, en una de las tantas estancias próximas a la escuela. Como pude informarme, la Medicina, la Biología, junto con las ramas propias de la Astronomía y Astrología, forman la columna vertebral de la intelectualidad más elevada de este pueblo. Los estudiantes de estas materias, están cautivados por su estudio e investigación. Recuerdo con curiosidad la imagen mental que al salir de todas estas experiencias hice, comparando el amor al estudio y a la ciencia de estos seres, con las universidades nuestras, repletas de ideales políticos y degeneradas filosofías absurdas, que han poseído a nuestras joyas, y han convertido la escuela en el centro de reunión del caos moral e intelectual. Un planteamiento de esta índole en aquellos estudiosos es realmente imposible. Todos, todos están entregados sin reservas o merma alguna a la labor investigadora que cotidianamente efectúan para su bien y el devenir de la comunidad. Como cada día, estaba acompañado de Manor y fuimos requeridos por el hermano que vigilaba los paneles centrales de la computadora motriz de la ciudad. Se nos ordenó encaminarnos al recinto de estudios de estas materias, confiando nuestras personas una vez allí, a otro hermano muy joven, con cabeza ampliamente abultada y cabellos negros muy largos, quien, previamente había sido designado para servir de interlocutor y guía en esta vivencia programada en mi enseñanza complementaria. Entramos a una sala repleta de instrumentos anárquicos en sus formas y en sus estilos y tomamos asiento delante de una grandísima pantalla. Me fue conectada una red de sensores en determinadas partes del cuerpo y nuestro guía, que se llamaba Serpis, comenzó su instrucción de esta manera.

Bienvenido seas en nombre de todos y de nuestro equipo estudioso. He sido seleccionado para instruirte conceptualmente en los principios básicos de nuestra medicina y considero un honor, tenerte en mi presencia con tu ánimo abierto y sincero.

Tomó una pausa y se sentó junto a mí, para proseguir:

Nosotros consideramos al hombre en su integridad, dividido en tres partes fundamentales: espíritu, alma y cuerpo. Cada una de estas partes está perfectamente motivada e instruida por la otra, para que al unísono funcionen sincrónicamente coordinadas por la energía psíquica y espiritual del cosmos; es decir, que la perfección de la máquina humana responde a una programación que viene de una Superior Inteligencia y vuelve al hombre operante y consciente de su vivencia. Nuestra medicina no es superficial y se limita a curar el cuerpo en su manifestación física, como hacéis en vuestra sociedad. Penetramos en las verdaderas causas de las anomalías y curamos tanto los problemas psíquicos, como los que se originan a nivel espiritual o trascendente. Para conocer el cuerpo, asimilamos todos y cada uno de los "porqués" que nuestras capacidades captan del orden natural y biológico, que como seguramente sabes, está perfectamente resumido y asimilado en cada cuerpo humano. Consideramos esta corporalidad humana como la simbiosis o codificación de millones de años experimentados y realizados en los distintos pasos evolutivos de la materia, que a su vez motiva las células más elementales y los tejidos más complejos de nuestra naturaleza. Pero este cuerpo no funciona aisladamente obedeciendo a reacciones mecánicas, físicas o químicas, sino que es la consecuencia directa del alma o aspecto psíquico que la impulsa a su funcionamiento, siendo a su vez esta naturaleza psíquica o alma, la consecuencia directa de la operatividad del espíritu omnipresente y eterno, por ser de naturaleza Divina. Después de describirte sintéticamente al hombre, puedes imaginar, que nuestra medicina está enfocada y dirigida en torno a satisfacer las distintas necesidades que se crean en cada una de las partes esenciales del hombre. Pero a diferencia de vuestros médicos, no hacemos tantas especialidades de un solo problema o mal, puesto que consideramos al enfermo y no a la enfermedad. Cuando existe una anomalía, no es ni más ni menos que el resultado de un desequilibrio de estos tres componentes y enseguida procuramos curar la causa y no el efecto, como vosotros hacéis.

No te entiendo muy bien Serpis, te ruego que me lo expliques.

Imagínate un barril en cuyo interior se crea una reacción que debilita las paredes de su envoltura. En un momento determinado, el barril presenta un orificio que vuestra medicina tapa rápidamente, para a continuación producirse otro y otro, que vuestros médicos siguen tapando con millones de productos, hasta que se consigue la intoxicación del enfermo y el agravamiento de la enfermedad. Nosotros atajamos la causa primaria y motivadora que está dentro del barril y no en sus paredes, ¿comprendes?

Si. ¿Cómo se podría remediar este estado de cosas?

Vuestros médicos están educados para curar al hombre en un solo aspecto físico y racional y son totalmente insensibles y opacos a las potencias interiores, cuyo cuidado y atención, lo dejan a los sacerdotes o quizá en estos últimos tiempos, a los psicólogos. Nuestros médicos no se hacen en el estudio. Al igual que los maestros, nacen con esa predisposición especial y esa virtud que les hace penetrar en esta sensibilidad del hombre y curar las causas y no los efectos. Esta real medicina, fue practicada por Jesús en el tiempo antiguo, y fue perseguido y crucificado por ello.

Pero Jesús no curaba, hacía milagros, que es totalmente distinto.

Una religión llena de misterios y llena de milagros, no puede ser nunca amada por los que la sirven, porque no la entienden. Yo no puedo amar a mi hijo, si éste no ha nacido y no sé si nacerá. Las actuaciones de tesis están perfectamente justificadas en nuestra ciencia volumétrica, que considera al hombre motivado por causas internas y no circunstancias externas y superficiales. Esta tesis conocía esta trascendental cualidad del hombre y actuaba sobre estas potencias, para manifestarse a continuación de su intervención, los efectos en el aspecto físico, dado que el terminal físico del hombre es precisamente el resultado de estas potencias interiores.

Entonces, ¿en vuestra medicina no existen especialidades o ramas diferenciadas?

Nosotros estudiamos al hombre y sus "porqués" y hombre sólo hay uno, por tanto, la medicina en este aspecto es sólo una. Si tuviéramos distintos hombres, con distintas composiciones fundamentales, seguramente nuestros planteamientos serían distintos, pero nuestra ciencia es y tiende a lo sintético. Recuerda Juan este dicho, que nosotros aplicamos con frecuencia: "Después de infinitas formas de multiplicidad y de otras tantas caras y modos de cada concepto, sólo se encuentra la unidad sustancial que las abarca y las contiene en un solo latido y un solo suspiro del pensamiento ideal". Lo sintético es lo que define y lo derivado, lo que impresiona y matiza.

Después de esta breve charla, me indicó que prestara atención a la pantalla situada enfrente de mis ojos, para activar a mi espalda una serie de mandos que proyectaron luz e imagen a la misma. Lo primero que vimos eran mis pies totalmente desnudos, a pesar del calzado que portaba, luego la imagen desapareció para ver sólo uno de ellos y posteriormente el dedo más grueso del mismo.

Bien Juan, vamos a repasar tu cuerpo y por primera vez en tu vida, vas a verte por dentro con absoluta nitidez. Procura asimilar las imágenes y condensar las reacciones que veas, puesto que hemos activado determinados centros nerviosos de tu cerebro a la memoria fotográfica de todo cuanto observemos en este camino, que será muy largo y a través de todo tu organismo.

Antes de proseguir el relato, debo manifestar, que a la salida de la ciudad y en determinadas ocasiones que fui requerido en el consuelo de algún enfermo o sanamiento de alguna enfermedad, pude ver a través de una pantalla mental interna, el miembro o anomalía física del enfermo, gracias a la programación que determinados centros de mi cerebro, sufrieron en la experiencia que ahora relato.

La pantalla seguía mostrándome imágenes impresionantes de mi cuerpo pero a tamaño enorme, como si recorriera grandes túneles o calles de tejidos y células. Resulta fantástico experimentar este fenómeno Clínico que te hace saltar en cada vértebra, reparar en cada nervio y trascender en cada golpe de vitalidad. Después de esta observación detallada de toda mi naturaleza, me enamoré de mi mismo y me preguntaba y me pregunto cómo hay personas que se quitan la vida, y cómo hay seres que no creen en Dios. Fui instruido no sólo en los aspectos físicos del cuerpo material, sino que se grabó en lo más recóndito de mis neuronas y en la propia esencia de mi espíritu, aquellos conocimientos de naturaleza imponderable que no se ajustan al lenguaje racional, pero que yo sé, me pertenecen y saldrán a la luz obedeciendo a la objetividad de la justicia que visite mi ánimo de dar y corregir el mal. Si los médicos de mi sociedad conocieran el aspecto fundamental de la medicina, de naturaleza inmaterial, se enamorarían de su propio trabajo y dejaríamos de ver la total y absoluta falta de responsabilidad que les dirige en su ciencia racionalista y absurda. Serpis prosiguió hablando una vez concluida la experiencia de visualización, para decirme:

En vuestra sociedad, existen determinados curanderos que actúan en el cuerpo sustancial o motivador y consiguen resultados que sorprenden a la ciencia oficial y a los médicos más cualificados, que no obstante se encargan de negar su mérito y ridiculizarlos. Estas personas por sus características psicofísicas y con el consentimiento de una Superior Voluntad, atraen hacia sí la energía astral o dinámica precisa, para aplicarla al lugar donde se presenta la anomalía o carencia, con el consiguiente resultado satisfactorio.

Pero existen muchos farsantes.

Esta dicho: "Por sus frutos les reconoceréis".

Prosiguió con más candor y entusiasmo la conversación y Serpis se volcaba en cada palabra y en cada enseñanza, como intentando hacerme partícipe de todo su ímpetu.

Hemos observado el Universo constantemente y nuestros archivos están repletos de datos, que nos proyectan a una mayor conciencia y conocimiento de nuestras propias naturalezas. Somos una copia exacta de este Universo que nos contiene.

Pero es imposible observar todo el Universo...

Fuiste instruido en la función real de la imaginación y deberías saber que esta potencia se alimenta de los fundamentos reales de lo que vibra en nuestro alrededor y en nosotros mismos. Nuestra tecnología ha logrado penetrar con elementos psiquizados y con el principio de esta imaginación, a campos impensables para vosotros. Nos hemos hecho acreedores a una ciencia superior, que nos ha sido portada por otros seres de otros mundos, amantes de nuestro progreso y nuestra entrega. Todos estos elementos de trabajo y sobre todo la predisposición o virtud que encierran los servidores de esta medicina, producen una ciencia exacta, que no deja nada a la casualidad y que edifica sólo bienestar.

¿Existen muchas enfermedades entre vosotros?

Ninguna, hemos aislado totalmente las causas que las producen.

Entonces, ¿para qué queréis estudiar medicina?

Bastaría tu presencia para justificar todo mi amor por el conocimiento, pero debes esforzarte en comprender que cada médico nuestro es sobre todo un filósofo, un amante del descubrimiento constante, puesto que es sólo conociendo cada día más, que se puede aumentar el amor.

¿Qué tiene que ver el conocimiento con el amor?

El cosmos descubre maravilla tras maravilla, belleza tras belleza, progreso tras progreso; ¿conoces tú alguien que no ame lo maravilloso, lo bello y lo progresivo? ... La comunión más elevada de nuestra raza se da entre estos seres amantes de la ciencia, que son capaces de atraer hacia sí la gnosis o el conocimiento total de las causas primordiales. Su paso y su presencia, están auroleadas por un clima de perfecta armonía y equilibrio.

Después de estas preguntas y respuestas, nos encaminamos a otra sala, en cuyo interior se encontraba una camilla protegida en su extremo con células de naturaleza lumínica, que se encendieron al justo momento de ser activadas por Serpis. Luego Manor se acostó mirando al techo, sobre la camilla, y cerrando los ojos se dispuso a servir de conejito de indias para la nueva experiencia. Serpis activó otros mandos y encima de Manor se empezaron a formar miles y miles de cordones luminosos de distintas intensidades y colores, que dibujaban perfectamente el volumen de su imagen, como una reproducción en luz. Enseguida pregunté:

¡Qué cosa más maravillosa!... ¿Qué es?

Lo que ahora estás viendo, no es otra cosa que las corrientes dinámicas del cuerpo de nuestro hermano. Para que te hagas una idea, la réplica volumétrica de vuestra acupuntura. Hemos conseguido descubrir miles de estas corrientes coordinadoras y estamos en la consecución de descubrir otras, que resaltan a la excitación de nuestros medios. En estos momentos estás viendo una parcela pequeña de nuestro universo sobre el cuerpo de Manor, que por cierto está perfectamente equilibrado y sereno.

Una leve sonrisa se dibujó en los labios de Manor por el cumplido de su hermano y éste sonrió a su vez, devolviéndole el chiste.

Como has podido comprobar, nuestra medicina es totalmente positiva y perfectamente coordinada por una ciencia que no deja nada a la improvisación o al azar, como hace la vuestra, que no sólo no consigue resultados positivos, sino que se reviste de auténtica crueldad hacia los enfermos y hacia los animales, con las prácticas de vivisección.

Habíamos concluido las experiencias y demostraciones prácticas, pero quedaban todavía algunas respuestas por asimilar:

La composición física del hombre, está formada por los elementos o fuerzas primordiales de la naturaleza, coordinadas por el elemento psíquico emanado por el Sol. Nuestro cuerpo come la naturaleza física, que inseminada por la energía psíquica, pasa a convertirse en energía y sangre, que riega nuestras células y nuestros tejidos. Esta naturaleza ingerida por nuestro cuerpo, es transformada y retornada a su exterior, bien en energía elaborada o en esfuerzo edificador y funcional, creándose constantemente un ciclo de reasimilación. Pero la energía psíquica, por no ser de naturaleza corpórea y no estar sometida a las leyes físicas, retorna al generador principal o Sol, pero en energía experimentada y concienciada. De este principio podéis observar, que la inter relación entre el Sol y el hombre es total y dependiente. Está dicho: "Beberéis mi sangre", y es efectivamente cierto, si se tiene en cuenta que esta energía no es otra cosa que el fluido vital convertido en líquido o sangre.

Ya que hablas de sangre.... En nuestra sociedad determinadas sectas religiosas, prohíben la transfusión de sangre y son tan férreas sus normas, que incluso dejan morir a los pequeños antes de someterles a una transfusión.

Nosotros pensamos que la transfusión indiscriminada de la sangre no se debería de dar, puesto que es necesario corregir los males en las causas, pero como te he explicado previamente, la sangre no es otra cosa que energía transformada y que no nos pertenece en su raíz, sino que somos portadores de ella, para restituirla y servirla ordenadamente. La sangre entregada se recupera enseguida en cualquier cuerpo, pero el caso que me planteas es simplemente una prueba de amor y amar. Es dar la sangre, como Él nos la dio hasta la última gota, o como nos la da el Sol, sin pedirnos nada a cambio.

Seguimos a Serpis hasta una sala más espaciosa, repleta de paneles con dibujos numerosísimos, sobre miles y miles de animales y formas, tanto animadas como inanimadas; incluso figuras humanoides diversas y extrañas. Estas láminas y dibujos formaban parte de los estudios y clasificaciones que a través de miles de años, esta civilización ha efectuado sobre el mundo dinámico y estático, tanto de nuestro planeta como de otros que han tenido la dicha de contactar, a través de las diversas visitas e intercambios científicos y culturales. Después penetramos en otra sala más pequeña, que contenía una macro computadora recolectora de fluidos, donde tuve que registrar mis impulsos dinámicos, a través de la imposición de mis manos en unas pantallas luminosas.

En estos momentos has sido microfilmado y registrado biodinámicamente y formas parte del archivo médico de nuestra ciencia.

Esto es un poco anormal. Entre los míos se llamaría espionaje.

Todos estos archivos, serán entregados a la humanidad, al momento preciso de su llegada a las cotas necesarias de convivencia y justicia que les permita usar nuestra tecnología con sabia cordura. En esta computadora se encuentran registradas todas las formas inimaginables de diagnóstico e investigación humana y animal. Los datos se obtienen a través de las memorias instintivas presentes en todos los organismos.

No entiendo muy bien tus explicaciones.

Te lo diré de la forma más científica posible. Tu corazón, tus órganos y tu cuerpo, funcionan a pesar tuyo, corno si una mente instintiva supiera los ritmos, las pausas y las frecuencias. Si nosotros consultáramos a tu razonamiento sobre tus características, no obtendríamos más que una parcela muy subjetiva de tu parecer, mientras que si consultamos a la mente instintiva o cerebro inmaterial que contiene tu cuerpo en relación con su dependencia energética exterior, obtendríamos unos datos precisos, tanto del presente como del pasado y del futuro, al estar memorizadas todas y cada una de tus reacciones en tus células o en tus átomos más elementales. En un futuro próximo, esta técnica formará parte de vuestra ciencia, pero sólo al momento de conquistar los valores previamente anunciados.

He tratado de resumir conceptualmente toda la vivencia que pude registrar en esta experiencia y después de todo lo vivido, me he enamorado de la medicina y de la biología, por ser una forma maravillosa de proyección y de realización. Fuimos acompañados por Serpis hasta la salida de la facultad de medicina y sus palabras finales me llenaron de alegría:

Querido Juan, un día tu espíritu recordará tu verdadera vocación, próxima a nuestros esfuerzos y a nuestra ciencia. Siempre te llevaremos en el corazón.

Se abrazó a mí y me dio tres besos prolongados y cargados de afección, que nunca podré olvidar.

Luego de este tiempo, he marchado entre los estudiantes de medicina de mi sociedad, buscando un Serpis entre ellos y sólo he encontrado seres atados a convencionalismos, planteamientos políticos, laborales, etc. etc..., presurosos para atender a la subversión y al inconformismo llenos de ideas esclavizantes dictadas por seres que han matado sus ansias de protagonismo individual. He visto muchos médicos que se sirven de la medicina para sus fines egoístas y no que la sirven sin pedir nada a cambio. Si hubiera relatado a Serpis la actividad que la medicina ha creado en torno a los honorarios cuantiosísimos que estos médicos imponen a sus pacientes, se hubiera entristecido por utilizar este medio tutelador y maravilloso, para fines especulativos y lucrativos. "Curar es un don reservado a los puros de corazón". Estas palabras me las repetía muchas veces Serpis en nuestras conversaciones.



Del libro: "Alternativa Extraterrestre"

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