La Conciencia en el Estado de Vigilia
En nuestro estado común de vigilia es el Ego Humano, incluyendo en este término a sus aspectos superior, intermedio e inferior, el centro activo de conciencia; y su campo de actividad es el mundo físico y el mundo interno e invisible de los pensamientos y sensaciones.
La característica que distingue al estado de vigilia de los demás estados, parece ser que consiste en estar consciente simultáneamente de los planos físico y mental. El Ego observa el mundo externo mediante los cinco sentidos; y al mundo interno, por vigilar la sucesión de pensamientos y sensaciones que desfilan en la "pantalla de la mente." Nuestra actividad puede ser principalmente física, pero aún así, existe un flujo callado de pensamientos que corre a través de la mente; o nuestra labor puede ser principalmente mental, pero aún así, siempre estamos conscientes de nuestro medioambiente físico. Como quiera, sabemos que si estuviéramos haciendo nuestro esfuerzo máximo en cualquiera de los dos campos, la actividad en la otra dirección se torna mínima. Por ejemplo, un atleta no podría correr en una competencia y al mismo tiempo concentrarse en un problema mental. La menor actividad mental que él pueda tener, la debe aplicar para sostener a su esfuerzo físico. Por el otro lado, si debemos darle nuestra atención completa a un problema mental, la mejor forma de hacerlo es empezar por reducir al mínimo las actividades físicas.
Las funciones automáticas del cuerpo, tales como la circulación de la sangre, la respiración, la digestión de los alimentos, etc., por supuesto que se hacen de continuo, porque ello logra que el grupo electrógeno provea la energía para el cerebro. No obstante, esas funciones no juegan una parte directa en el trabajo mental, como tampoco son un estorbo, a menos que hayan sido sobre-estimuladas. Por ejemplo, sabemos lo difícil que es concentrarse en un problema metafísico profundo después de haber tenido una comida sobreabundante.
Un cuerpo físico que se sobrestimula con comida, o con ejercicio físico, se vuelve un obstáculo para la actividad mental. Un cuerpo tan pasivo que podría olvidar su existencia, seria el menor de los obstáculos para ejecutar trabajo mental.
De esta manera, existen tres compañeros necesarios para dirigir el estado consciente de permanecer alerta: el Ego Humano-aspecto del Rayo, la mente y el cuerpo físico, este último incluye también al cuerpo modelo, etc. De todos ellos, es el Rayo el que vitaliza a la mente y al cuerpo; y la mente es el vínculo entre ellos; y el cuerpo es el substrato para la actividad de todos. Si cualquiera de los compañeros está ausente, el Rayo se vuelve inconsciente de ese plano. Todos los compañeros deben estar presentes y cooperando armoniosamente como una unidad, a fin de que el Rayo pueda experimentar el estado de conciencia común de permanecer alerta.
El Soñar Despierto
Una desconexión parcial del Ego de su aparato sensorial puede ocurrir durante el estado de vigilia.
Después de vivir por algún tiempo en una calle bulliciosa, acabamos por acostumbrarnos al ruido. Los sonidos llegan a nuestros oídos tan fuertemente como antes, pero subconscientemente hemos aprendido a prevenir que esos ruidos alcancen nuestra conciencia. Hemos tenido éxito en "desconectar el embrague" entre el Ego y el aparato sensorial, en este caso particular.
También podemos estar en un cuarto profundamente interesados en leer un libro, o en resolver un problema abstracto, y no ponerle atención al tictac del reloj, o no darnos cuenta que alguien está pasando por el cuarto. La persona pasa dentro del alcance de nuestra vista, el sonido del tictac del reloj alcanza nuestros oídos; los ojos y los oídos están funcionando normalmente, pero las impresiones transmitidas por ellos hacia el cerebro no se registran en nuestra conciencia porque el Ego está absorto en el plano mental. Esta vez, "el embrague está conectado completamente" en el plano mental, y el resultado es que el Ego cesó de estar consciente de lo que sucede en el plano físico.
Decimos que la persona en esa condición está "absorta en meditación," que "está soñando despierta," reconociendo que esa persona está en una condición similar a la de cuando se duerme. También podemos decir: "él está distraído," "que él no está allí."
Si lo queremos despertar, le decimos en broma: "Bájate de esa nube," dándole, tal vez, una palmadita en la espalda. Así, el Ego retira su atención del plano mental y la vuelve a su medioambiente físico.
Cuando el Ego regresa después de tal "viaje" en el plano mental, puede parecer aturdido, y al principio no reconoce su ambiente, porque mentalmente "él ha estado en algún otro lugar," y ahora lo confunde con su contorno físico actual. Pero la situación se aclara casi de inmediato, y el Ego ocupa otra vez su "puesto de observación," y nuevamente está totalmente en uso de su mente y de su aparato sensorial. Él cambió de la condición netamente mental al estado común de permanecer despierto. Él "ha bajado a la materia." Él "ha puesto el embrague en posición neutra," donde él opera la combinación usual de las actividades físicas y mentales.
Así fue posible para el Ego retirarse del plano físico y dejar de existir allí, y luego manifestarse en el plano mental y activarse en él. Esto demuestra que es posible para el Ego, el que pueda retener completa conciencia mental sin contar con la noción del plano físico.
Durante este período, el plano físico podría también no existir, esto es, cuando el Ego está activado en el plano mental, porque no toma parte útil en esa actividad mental del Ego.
Durante su ausencia del plano físico y mientras existe en el plano mental, el Ego todavía retiene su identidad y se autoreconoce como el mismo Yo soy Yo que es en la condición común del estado de vigilia.
La Sabiduría Antigua nos dice que existen otros planos superiores arriba del mental, y que así como el Rayo de Conciencia puede retirarse del plano físico y volverse activo en el mental, así también puede retirarse del plano mental y volverse activo en cualquiera de esos planos superiores. Como su vehículo en el plano mental es el cerebro-mente ordinario, así también, en el plano siguiente superior, es una Mente Superior, la cual es parte de un vehículo superior, los que existen independientemente del cuerpo y el cerebro físicos. El porqué no somos conscientes de esas experiencias en nuestro estado de vigilia, es debido a que ellas no ocurren en la mente común, y por lo tanto, no pueden registrarse como recuerdos en el cerebro.
Para nosotros, cuyas experiencias comunes no van más allá del plano mental, podría ser difícil imaginar cualquier actividad arriba de ese plano mental y describir la naturaleza del plano en el cual tal actividad pueda ocurrir. Por lo tanto, podríamos concluir que tal actividad y tales planos no existen. Pero, ¿Es ésta una posición justificada? Por comparación, veamos como nuestra actividad mental le parecería a una entidad cuya mayor actividad se centra en el plano físico, por ejemplo, un perro. Supongamos que su dueño está sentado en su butaca completamente absorto en la lectura de un libro, mientras el perro está echado sobre la alfombra mirando a su amo. El perro lo ve inamovible, como si fuera una estatua mirando fijamente un libro, Para el perro, esto es una actividad completamente inútil y un desperdicio total de tiempo. Él es incapaz de entender que su amo está intensamente activo en el plano mental.
Los períodos de sueño y las condiciones después de la muerte del Ego, aparentemente se muestran como tiempos de inactividad; aunque no tenemos manera de formarnos una opinión acerca de cómo podrían ser esas actividades. Así que, ¿No podrían esos períodos y condiciones mencionados estar completamente llenos de actividad intensa?
Preparándonos Para Ir a Dormir
La presencia del Rayo vitaliza la mente y el cuerpo para la actividad del día, lo cual es un drenaje de los recursos del cuerpo, lo que se convierte en agotamiento al llegar la noche. En esta condición, el cuerpo y el cerebro ya no son herramientas útiles para el Rayo; y así, él se retira de sus vehículos en el plano físico. Durante el período consiguiente de inactividad, las energías del cuerpo son restauradas por los procesos naturales de reconstrucción y curación.
Nuestro programa de prepararse para dormir consiste en reducir la actividad del cuerpo a un mínimo. Buscamos un lugar tranquilo y una cama cómoda, de tal forma que el ruido y la incomodidad no aten la conciencia al cuerpo. Apagamos la luz, y nos autodesconectamos de nuestro aparato sensorial tanto como se requiera. Ponemos "el embrague fuera de uso" en el plano físico. Tomando una cita del antiguo Upanishads, podemos decir: "cerramos las avenidas de los sentidos."
Sin Embargo, el Rayo de Conciencia continúa vitalizando el cerebro, cuyo propósito es mantener consciente de su existencia al Ego Humano. Mientras el sueño viene, él puede pensar acerca de lo que pasó durante el día, o puede hacer planes para el día siguiente. Gradualmente esas imágenes mentales se vuelven imprecisas y vagas, y cada vez se torna más difícil para la conciencia concentrarse en ellas. Si algo importante ocurre, entonces el Ego puede imponer su autoridad y obligar a la mente a regresar al trabajo, algunas veces tan repentinamente que pareciera que, aún hasta el último momento antes de retirarse, el Ego permanece sin alterarse. Todavía su función es la de mandar y observar. Pero todo tiene su límite, aún para el criado incondicional, así que hay un punto en el cual el cerebro se resiste a seguir trabajando, y el Rayo es finalmente obligado a autodesconectarse de sus compañeros ya agotados. Ahora "él se ha desembragado completamente" de su aparato sensorial y su mente inferior. Entonces pierde la conciencia del plano físico porque ha abandonado sus únicos vehículos que lo conectan a ese plano.
El compañerismo que hizo posible la noción de este plano ha dejado de funcionar como unidad, y por esta vez, sus partes componentes se han desarmado. Una de esas partes, el cuerpo, yace ahora en cama, inerte y pasivo. La mente inferior y su cerebro están desvitalizados. El Rayo de Conciencia se ha retirado, y el Ego Humano duerme.
Esas partes componentes no han dejado de existir, aunque su condición de ser es ahora completamente diferente de la que forma una unidad completa. El caso podría compararse a lo que le ocurre al agua cuando sus elementos se separan. Cuando esto sucede, el agua deja de ser y ya no está más en su estado líquido. Como quiera, el agua potencialmente todavía existe, pero sus elementos están separados, y ahora su condición es la de dos gases invisibles, enteramente diferente de esa que existe cuando, combinando esos gases, forman el agua.
El Dormir — El Soñar
Cuando El Rayo de Conciencia se retira del plano físico-mental, él va hacia el plano mental superior. Aquí, él funciona mediante su vehículo, la Mente Superior, como el Ego que Reencarna, o el Ego Superior; y ahora ese Ego entra en lo que es su existencia real. Mientras se duerme, nuestra vida exterior le parece al Ego Superior como un sueño irreal; lo mismo que al Ego Humano, durante el sueño, la actividad del Ego Superior le parece como una inconsciencia en blanco, o a veces, un sueño confuso.
La razón por la cual no recordamos en nuestro estado de vigilia ninguna de las experiencias reales del Ego Superior durante el sueño, es que esas experiencias no ocurren en la mente inferior, y no son, por lo tanto registradas en el cerebro, sino que ocurren en la Mente Superior; y el Ego, en su regreso al plano físico, solo ocasionalmente acarrea con él unos pocos fragmentos, los cuales pueden ser así transmitidos al cerebro. Al pasar a través del cerebro y la mente inferior, esos fragmentos son generalmente distorsionados, para que no podamos formarnos en nuestro estado de vigilia ninguna concepción cierta de las actividades del Ego Superior durante el sueño. Sin embargo, nuestros sueños nos dan indicios de que allí existen maneras de existencia, diferentes de las del estado de vigilia.
Cuando regresamos por la mañana a nuestro estado de vigilia, podemos tener un recuerdo claro de algún sueño en el que sabemos que tuvimos una parte activa. Otras veces tenemos una sensación de que tuvimos un sueño, pero somos incapaces de recordar qué soñamos. Algunas veces despertamos de repente y logramos atrapar la cola de un sueño, el cual rápidamente se nos escapa de la mente, algo así como las últimas escenas de una película que está precisamente terminando en la pantalla. Es como si nuestro Ego Superior hubiera estado mirando una película en otra pantalla de una porción de la Mente que no nos es familiar.
Posiblemente lo que más frecuentemente suceda es que la noche sea un bloqueo temporal de toda la conciencia, y cuando la mañana arriba, no tenemos recuerdos de ninguna experiencia en los sueños. Pero esta ausencia de recuerdos no es necesariamente una prueba de que no tuvimos ningún sueño. Después de una noche aparentemente sin sueños, sucede algunas veces que más tarde, durante el día, tenemos repentinamente en la mente, destellos de los recuerdos de un sueño, del cual, hasta ese momento, estábamos totalmente ignorantes de él, y que ahora se nos presenta con detalles completamente claros y distintos. Ahora el Ego recuerda y se autoreconoce como el actor y participante de ciertas experiencias que ocurrieron en el sueño, demostrando que, después de todo, el Ego, o alguna parte de él, ha estado consciente y activo cuando dormía, a pesar de que el Ego, que permanece despierto, al principio lo haya negado. Esto demuestra que aún lo que conocemos como una noche sin sueños, puede no serlo, sino que aquí también hemos tenido alguna forma de conciencia, aunque en este caso, la memoria nos falla.
Existen sueños en los cuales nos damos cuenta que hay más de un Ego en nosotros. Mientras una porción de nuestra conciencia está tomando parte activa en un sueño, otra porción parece que se aparta y observa el suceso, de lo cual podemos pensar: "Sé que esto es solamente un sueño."
No importa qué soñemos, lo que sí verdaderamente cuenta es que, o nosotros o alguna porción de nosotros, es la que toma la parte principal del sueño. No soñamos que alguien más es el actor principal, sino que reconocemos la identidad del actor del sueño como el Yo soy Yo de la vida mientras estamos alertas. Este sentimiento de identificación entre el Ego despierto y el Ego del sueño, se debe al hecho de que ambos Egos no son más que diferentes manifestaciones del mismo Rayo de Conciencia.
Cuando nos vamos a dormir tan pronto como cuando nos hemos dado el lujo de tener una comida sobreabundante, o cualquier otra clase de exceso imprudente, muchas veces sucede que la actividad intensificada del cuerpo retrasa a la conciencia, de tal manera que ella es incapaz de autoliberarse de su compañero que ahora se ha vuelto repugnante. "El embrague se soba," y el resultado es un estupor, en el cual el Ego está todavía parcialmente consciente en el plano físico-mental. El sueño consiguiente es intranquilo, a menudo acompañado por visiones caóticas y vagas, no es un sueño verdadero, y no da el descanso beneficioso que seguiría si la actividad del cuerpo estuviera reducida a sus funciones automáticas solamente.
Los sueños experimentados en esta condición tienen su sitio en la mente inferior, la cual está en estado de estupor, y no tienen relación con las experiencias verdaderas del Ego Superior que ocurren durante el sueño profundo.
Una persona que duerme placentera y profundamente, está totalmente desconectada de lo que sucede a su alrededor. No percibe impresiones del mundo externo a través de sus sentidos, aunque éstos están en un buen estado de funcionamiento. La persona no sabe dónde está, si está sola o acompañada, si es de día o de noche, si hace calor o frío. Su mente ha dejado de funcionar. No se puede comunicar con sus amigos, y ellos tampoco con él. Con la excepción de las funciones automáticas del cuerpo, él ha dejado de ser en el plano exterior. Mientras duerme, no podría ser menos activo aquí, ni mucho menos accesible a sus amigos, es como si su cuerpo estuviera realmente muerto. Cada vez que dormimos, la conciencia experimenta un proceso de separación del cuerpo físico. Se autolibera de las trabas del cuerpo material. "Muere a diario."
El Despertar
Durante la noche, los procesos beneficiosos de Madre Naturaleza reconstruyen los tejidos desgastados, y cuando la mañana asoma, el cuerpo y el cerebro están recuperados y refrescados. Ahora el Ego regresa de su andanza nocturna en terrenos desconocidos, y al atravesar la neblina del olvido que separa los dos estados de conciencia, reingresa y revitaliza su vehículo inactivo en el plano físico.
A pesar de que el Ego ha estado ausente en algún otro plano, aún así, sabemos que esa ausencia no equivale a la inexistencia, porque podemos despertarnos a medianoche, y el Ego está inmediatamente a mano para atender la llamada, después de la cual, él regresa otra vez a su estado de sueño, cuando su atención ya no es más requerida aquí.
Parece intencional que las experiencias del Ego en los planos internos deben mantenerse separadas de las del plano físico, porque al pasar de un plano a otro, la existencia a la que se entra obscurece completamente a la que se acaba de dejar. Nuestro paso de un plano a otro es tan gradual y suave que somos incapaces de observar el proceso, pareciera como si pasáramos a través de "una puerta giratoria de seguridad" que se cierra en un plano cuando el otro se abre.
Cuando el Ego reingresa al plano físico, a veces parece que duda en el umbral. Nos despertamos a medias, y luego nos dormimos otra vez, y puede suceder que, antes de que el Ego ingrese completamente en el estado de vigilia, él vaya de aquí para allá en repetidas veces, entre el plano físico y el del dormir. "El embrague se soba," y el Ego flota como si estuviera entre los dos planos, hasta que finalmente traspasa el umbral y "engrana correctamente el embrague" en el estado de vigilia.
Cuando él regresa al estado de vigilia, después de haberse deslizado dentro de la neblina del dormir, el Ego sigue un proceso inverso de cómo cuando él se va a dormir.
Al nomás entrar en su vehículo físico, algunas veces el Ego parece aturdido y desconcertado, como si él se encontrara en un ambiente no familiar, algo así como se siente un viajero cuando despierta en un hotel extraño; y le puede tomar unos segundos antes de que se dé cuenta que ha reingresado a su vehículo de ayer.
Finalmente el proceso se completa. El Rayo de Conciencia regresa y revitaliza el cerebro, y la mente inferior comienza a funcionar, y otra vez el Rayo está consciente y activo en el plano físico como el Ego Humano. El Observador, de regreso en su puesto de observación, recoge las madejas de pensamientos de los depósitos de la memoria, y otra vez, comienza a observar las imágenes en la pantalla de la mente. Una vez más, siente los impulsos de los órganos corporales, y recibe las impresiones del mundo externo mediante sus cinco sentidos. La vida en común de ayer es restablecida, y otra vez, está actuando como una unidad de trabajo, y el ser humano reasume su ronda diaria de actividades en el plano físico-mental.
Exactamente como el hidrógeno y el oxígeno se unen al surgir de sus estados gaseosos invisibles, y aparecen en su estado líquido visible como agua, así mismo lo hacen los compañeros de la constitución humana, cuando se vuelven a unir, surgiendo de sus variados estados inactivos e invisibles, para aparecer como una combinación que conforma una entidad humana activa en el plano físico.
Así, mediante el proceso de despertar, el Ego regresa de su estado superior desconocido de existencia a su vehículo material. Ha descendido o "ha caído dentro de la materia." Él está "re-in-carnis," otra vez en carne. Él ha experimentado su proceso diario de renacer.
Estados Anormales de Conciencia
Con ciertas fiebres y otras enfermedades, el paciente pierde la conciencia del mundo a su alrededor, y se vuelve delirante. Pareciera que está consciente "en algún otro lugar." Ve y observa entidades y sucesos, y atraviesa experiencias que no ocurren en el mundo físico. Sin embargo, esos sucesos le parecen tan reales al paciente, que le producen una impresión muy profunda. Su cuerpo transpira, y también puede dar muestras de estar horrorizado por su experiencia. Él puede hablar como si estuviera lejos, e incoherentemente describe lo que ve, pero no escucha lo que se le habla, y no está consciente del plano físico.
Después que la enfermedad es superada, él no puede recordar ninguna de sus experiencias, y puede estar dispuesto a negar que alguna vez tuvo una. Sin embargo, quienes lo vieron al estar a su lado en el lecho de enfermo, saben que debido a su estado de agitación, él realmente tuvo algún tipo de experiencia, y por lo tanto, alguna clase de existencia en alguno de los planos de la Naturaleza, diferente del plano físico-mental que conocemos.
Un caso similar es aquel en el cual el paciente cae en un estado de coma o de inconsciencia prolongada, la que, en algunos casos, puede durar por meses. Durante ese período, el paciente no registra impresiones recibidas a través de los sentidos, aún cuando ellos funcionen normalmente; como tampoco él está mentalmente activo. No tenemos ninguna indicación, en este caso, en donde pueda estar la conciencia, pero al recobrar la salud, el paciente puede estar completamente ignorante de las experiencias por las cuales pasó. Él puede aún estar dispuesto a negar que padeció un periodo prolongado de inconsciencia, pensando que él recién acaba de despertarse después de unas cuantas horas de sueño.
Alguien que esté bajo influencia hipnótica no está consciente del ambiente a su alrededor. Sus sentidos físicos están normales, pero las impresiones sensoriales no llegan a su conciencia, porque el mecanismo delicado de la constitución interna del Hombre ha sido manoseado. Otra entidad con mayor voluntad se ha impuesto entre el Rayo de Conciencia y sus vehículos en el plano físico. El Ego Humano se ha dividido, y a la porción superior se le obligó a salir de donde ahora ya no tiene más control de su dominio legítimo. La porción inferior que permanece, ahora está sin la guía y ayuda que proviene de la presencia del Rayo. Ese pobre residuo del Hombre es por ahora, la víctima desamparada del hipnotizador, a la voluntad del cual, ahora obedece.
En esa condición debilitada y desorganizada, la mente inferior equivoca ideas mantenidas en la mente controladora del hipnotizador para los objetos físicos, demostrando así que, para los "ojos de la mente," los pensamientos son objetos visibles.
El sujeto, mientras está bajo la influencia hipnótica, puede estar activo, tanto en el plano físico como también con alguna porción de la mente inferior; sin embargo, cuando es liberado por el hipnotizador, él no puede recordar lo que ocurrió, y puede, en contra del testimonio de testigos, asegurar que él estuvo inactivo durante ese período aludido.
Un sonámbulo está inconsciente de las impresiones que recibe a través de sus sentidos físicos, aún cuando camina con sus ojos abiertos y su capacidad auditiva funciona en estado normal. Cuando él experimenta esta condición, él puede estar físicamente muy activo, puede subir a lo alto de un edificio, caminar sobre lugares en los cuales se expone a los peligros más grandes, donde un paso en falso le puede acarrear la muerte. Al final, él regresa a su cama, y cuando despierta, puede estar completamente ignorante de cuanto hizo.
Ha sido demostrado que bajo ciertas condiciones anormales, la conciencia puede separarse del cuerpo; y así, el cuerpo es reducido a un estado inactivo conocido como "animación suspendida." Existen casos registrados de faquires hindúes, quienes han permanecido "enterrados vivos" por muchas semanas en esa condición, y a veces, hasta por meses. En este caso, el cuerpo ha sido especialmente preparado para que suspenda todas sus actividades físicas, así como también para estar protegido de lesiones externas. Cuando deben despertar, y los amigos del faquir le dan a ese cuerpo el tratamiento resucitador, la conciencia regresa y reasume su actividad normal.
Ejemplos extraños del fracaso de nuestra memoria para registrar nuestras experiencias, aún en el plano físico, son muy a menudo reportados por la prensa. En esta condición anormal, conocida como "amnesia o pérdida de la memoria," un individuo puede repentinamente, y por alguna razón todavía desconocida, perder la noción de su identidad, su nombre y todo lo relacionado con su vida pasada. A él se le puede encontrar vagabundeando en una ciudad extraña, y en algunos casos, parece aceptar esas circunstancias alteradas; y desde allí, puede empezar una nueva vida bajo otro nombre, gradualmente pensando de sí mismo como otra persona.
Existen casos registrados en los cuales esa condición ha permanecido veinte años, y después, por alguna razón apenas entendida, la memoria del período anterior de su vida, regresa con todos sus detalles; excluyendo así, la memoria del segundo período, de una manera tan completa como ese segundo período había excluido el primero.
Aquí hay muchos misterios que no entendemos, pero dos realidades importantes se vuelven evidentes: 1. Nuestra memoria puede volverse un testigo de muy poca confianza, aún cuando se debe probar que el suceso ha ocurrido en el plano físico o no. 2. La conciencia en el primer período no fue aniquilada o excluida durante el segundo período, o no pudo regresar en el tercer período.
Deducciones Respecto a los Estados de Conciencia
Las Enseñanzas Antiguas nos dicen que el Ego durante duerme, y después de la muerte, existe en un cuerpo etéreo-espiritual, independiente del cuerpo físico, el cual está activo en planos internos e invisibles para nosotros.
Examinemos ahora, la pequeña provisión de conocimiento que tenemos respecto a los diferentes estados de conciencia, y veamos como se compara a las Enseñanzas Antiguas.
Nuestra conciencia en el estado de vigilia consiste en experimentar consciente y simultáneamente los planos físico y mental. El prerrequisito necesario para nuestra existencia en esos planos — el vehículo mediante el cual experimentamos esos planos — es el cuerpo físico, el cerebro y la mente inferior.
En los sueños y en algún estado anormal de conciencia, tenemos experiencias que no ocurrieron en los planos comunes, ya sea el físico o el mental. El hecho de que tengamos esas experiencias demuestra que tenemos cierta existencia, la cual debe ocurrir en algún plano interno, aún desconocido para nosotros.
Si el Ego pudiera observar el desarrollo de los sucesos, tal y como lo hizo en esos planos internos, el Ego debe haber tenido un vehículo o instrumento, un juego de sentidos internos, a fin de realizar esas observaciones.
Así como el cuerpo físico y el cerebro son prerrequisitos para la existencia en los planos físico y mental, lo mismo aplica para un cuerpo en un plano interno, donde ese cuerpo debe contar con un aparato sensorial adecuado y adaptado a ese plano en el cual las experiencias se presentan, como prerrequisito también necesario, para la existencia en esos planos internos.
En nuestro estado de alerta, sabemos que si queremos obtener un rendimiento máximo, ya sea en el plano mental o en el físico, uno de ellos debe ser reducido a un mínimo, a fin de darle al otro un alcance mayor. Mediante esa separación, la cual debe ser la mayor posible, resultados óptimos pueden ser obtenidos. El mismo principio puede aplicarse respecto a la separación entre todos los planos de conciencia, y quizá ésta sea la razón por la cual hacemos posible el excluir un plano cuando pasamos a otro diferente. Por ejemplo, cuando nos disponemos a ir a dormir, atravesamos una neblina de olvido, un período de inconsciencia, justamente antes de dormirnos. Cuando despertamos, nos parece que salimos de esa neblina, y en cada caso, perdemos la memoria del plano que dejamos atrás, de una manera más o menos completa.
Lo mismo aplica para los estados anormales de conciencia. Mientras se activa en uno de ellos, el Yo evidentemente está completamente ignorante del plano físico, y cuando regresa a su estado normal, el Ego usualmente ha olvidado las experiencias en esos planos anormales, porque uno excluye al otro.
Cuando el Ego se retira del plano físico al de dormir, o hacia uno cualquiera de los anormales, tal retiro no registra ningún cambio en el plano físico que queda atrás. Sin embargo, la pérdida de la memoria es tan completa que, tan pronto como el Ego se encuentre en su nuevo ambiente, el plano físico no es tan solo olvidado, sino que pareciera no haber tenido existencia anteriormente. De una manera parecida, en su estado de alerta, el plano de dormir al Ego le parece tan irreal que normalmente lo olvida por completo, y por lo tanto, por esa vez, ese plano deja de ser, en cuanto al Ego se refiere.
Desde ese punto de vista, no es extraño que el Ego, dentro de un estado de conciencia, esté dispuesto a negar la realidad de otros estados. Como quiera, sabemos que tal negación es injusta, porque la experiencia nos demuestra que lo que parece inactividad, o aún más, lo que parece ser inexistente cuando lo vemos desde otro plano distinto, puede ser que allí ocurra un estado de actividad intensa de una naturaleza diferente, si lo vemos desde el plano donde la experiencia se presenta. La experiencia también nos demuestra que otros planos de conciencia pueden existir, de lo cual, al permanecer en el estado de alerta normal, somos completamente ignorantes de ellos, y así, nos parecen inexistentes.
Por lo tanto, lo que nos parece ser un período de inconsciencia o de inexistencia, ya sea al dormir o después de la muerte, muy bien podrían ser planos llenos de intensa actividad, de cuya existencia somos completamente ignorantes en nuestro estado normal de alerta.
Así como el plano físico deja de ser para el Ego cuando se retira a otros planos, así mismo le pasa al Ego al desaparecer y dejar de ser para quienes continúan conscientes en el plano físico. El regreso del Ego, lo cual ocurre en su debida oportunidad, nos demuestra que esa ausencia, como quiera, no significa extinción.
Cierto sentido de identidad, o noción del hilo de la continuidad de su existencia, es percibido por el Ego en las diversas condiciones de la conciencia. Por ejemplo, al soñar despiertos sabemos que el Ego es el mismo que el de la condición de alerta. En sueños comunes y en estados anormales, cuando se recuerdan, también nos autoreconocemos, o tenemos tal vez una reflexión vaga de nosotros mismos, como el actor principal. Sentimos el vínculo que ata los diversos aspectos del Ego a su fuente, el Rayo de Conciencia; y que es el mismo Yo soy Yo, o una porción de él, el que se convierte en el observador, espectador o el que experimenta los hechos, los cuales varían de acuerdo al escenario en el cual ocurren.
Ahora veamos qué papel desempeña el cuerpo físico en las diversas actividades no físicas del Ego.
Las funciones automáticas normales del cuerpo no afectan directamente las condiciones de conciencia del Ego.
La actividad intensa del cuerpo reduce la capacidad para desarrollar trabajo mental.
La mejor condición para trabajar mentalmente es conseguir un estado pasivo del cuerpo.
Al soñar despiertos, el cuerpo se desactiva.
El dormir es causado por el fracaso del cuerpo, mediante fatiga, para suministrar la energía para el funcionamiento adecuado del cerebro.
Actividad física inevitable impide el sueño.
El dormir es el abandono del cuerpo de parte del Ego.
Sobrestimulación provocada por una comida sobreabundante impide un sueño restaurador, y ata al Ego a su cuerpo.
La mejor condición para disponerse a dormir es desatar las cadenas del cuerpo y volverlo pasivo, logrando que el Yo se libere para que despegue con rumbo a otros planos de conciencia.
El cuerpo no participa en las experiencias del Ego cuando se está en estado de coma, o en una condición de delirio debido a una fiebre.
El cuerpo se vuelve completamente inactivo, y sus funciones automáticas se reducen casi a cero, en casos de animación suspendida e inducida artificialmente.
¿Pueden estos hechos indicarnos que el cuerpo no es útil para el Ego, y que en un momento dado puede ser un estorbo para actividades que no son físicas?
Las funciones del cuerpo son similares a las de una caldera que provee el vapor para el funcionamiento de una máquina. La máquina se activa mediante la caldera, pero cuando el ingeniero detiene la producción de vapor para marcharse a su casa, la máquina también se detiene, y la caldera deja de ser útil y se vuelve inactiva.
De igual manera, cuando el Ego mentalmente se activa, el cuerpo debe proveer la energía que el cerebro necesita, mas cuando el Ego se retira a dormir, la mente inferior se desactiva, y el cuerpo deja de ser útil para el Ego.
En cuanto el ingeniero esté fuera de actividades laborales, la caldera también está fuera de funcionamiento, pero cuando el ingeniero regresa a sus obligaciones al día siguiente, se necesita haber dejado esa caldera en buenas condiciones y con un fuego mínimo para que, al reanudar el trabajo, sea fácil producir vapor. El cuerpo, con sus funciones automáticas, se mantiene en estado de preparación para las actividades del día siguiente, pero durante el sueño no es de utilidad para el Ego, igual que la caldera, la cual no es útil para el ingeniero cuando la máquina no trabaja.
De esta manera, si el cuerpo juega un papel subordinado en la actividad mental, la cual es la de mayor importancia para el Ego en la condición de alerta; y aún más, si el cuerpo es todavía menos importante para las actividades normales del Ego durante el dormir, y si aún se puede volver un estorbo para esas actividades, entonces, ¿Para qué puede servir el cuerpo al Ego en su existencia y actividades después de la muerte?
En nuestro estado común de vigilia es el Ego Humano, incluyendo en este término a sus aspectos superior, intermedio e inferior, el centro activo de conciencia; y su campo de actividad es el mundo físico y el mundo interno e invisible de los pensamientos y sensaciones.
La característica que distingue al estado de vigilia de los demás estados, parece ser que consiste en estar consciente simultáneamente de los planos físico y mental. El Ego observa el mundo externo mediante los cinco sentidos; y al mundo interno, por vigilar la sucesión de pensamientos y sensaciones que desfilan en la "pantalla de la mente." Nuestra actividad puede ser principalmente física, pero aún así, existe un flujo callado de pensamientos que corre a través de la mente; o nuestra labor puede ser principalmente mental, pero aún así, siempre estamos conscientes de nuestro medioambiente físico. Como quiera, sabemos que si estuviéramos haciendo nuestro esfuerzo máximo en cualquiera de los dos campos, la actividad en la otra dirección se torna mínima. Por ejemplo, un atleta no podría correr en una competencia y al mismo tiempo concentrarse en un problema mental. La menor actividad mental que él pueda tener, la debe aplicar para sostener a su esfuerzo físico. Por el otro lado, si debemos darle nuestra atención completa a un problema mental, la mejor forma de hacerlo es empezar por reducir al mínimo las actividades físicas.
Las funciones automáticas del cuerpo, tales como la circulación de la sangre, la respiración, la digestión de los alimentos, etc., por supuesto que se hacen de continuo, porque ello logra que el grupo electrógeno provea la energía para el cerebro. No obstante, esas funciones no juegan una parte directa en el trabajo mental, como tampoco son un estorbo, a menos que hayan sido sobre-estimuladas. Por ejemplo, sabemos lo difícil que es concentrarse en un problema metafísico profundo después de haber tenido una comida sobreabundante.
Un cuerpo físico que se sobrestimula con comida, o con ejercicio físico, se vuelve un obstáculo para la actividad mental. Un cuerpo tan pasivo que podría olvidar su existencia, seria el menor de los obstáculos para ejecutar trabajo mental.
De esta manera, existen tres compañeros necesarios para dirigir el estado consciente de permanecer alerta: el Ego Humano-aspecto del Rayo, la mente y el cuerpo físico, este último incluye también al cuerpo modelo, etc. De todos ellos, es el Rayo el que vitaliza a la mente y al cuerpo; y la mente es el vínculo entre ellos; y el cuerpo es el substrato para la actividad de todos. Si cualquiera de los compañeros está ausente, el Rayo se vuelve inconsciente de ese plano. Todos los compañeros deben estar presentes y cooperando armoniosamente como una unidad, a fin de que el Rayo pueda experimentar el estado de conciencia común de permanecer alerta.
El Soñar Despierto
Una desconexión parcial del Ego de su aparato sensorial puede ocurrir durante el estado de vigilia.
Después de vivir por algún tiempo en una calle bulliciosa, acabamos por acostumbrarnos al ruido. Los sonidos llegan a nuestros oídos tan fuertemente como antes, pero subconscientemente hemos aprendido a prevenir que esos ruidos alcancen nuestra conciencia. Hemos tenido éxito en "desconectar el embrague" entre el Ego y el aparato sensorial, en este caso particular.
También podemos estar en un cuarto profundamente interesados en leer un libro, o en resolver un problema abstracto, y no ponerle atención al tictac del reloj, o no darnos cuenta que alguien está pasando por el cuarto. La persona pasa dentro del alcance de nuestra vista, el sonido del tictac del reloj alcanza nuestros oídos; los ojos y los oídos están funcionando normalmente, pero las impresiones transmitidas por ellos hacia el cerebro no se registran en nuestra conciencia porque el Ego está absorto en el plano mental. Esta vez, "el embrague está conectado completamente" en el plano mental, y el resultado es que el Ego cesó de estar consciente de lo que sucede en el plano físico.
Decimos que la persona en esa condición está "absorta en meditación," que "está soñando despierta," reconociendo que esa persona está en una condición similar a la de cuando se duerme. También podemos decir: "él está distraído," "que él no está allí."
Si lo queremos despertar, le decimos en broma: "Bájate de esa nube," dándole, tal vez, una palmadita en la espalda. Así, el Ego retira su atención del plano mental y la vuelve a su medioambiente físico.
Cuando el Ego regresa después de tal "viaje" en el plano mental, puede parecer aturdido, y al principio no reconoce su ambiente, porque mentalmente "él ha estado en algún otro lugar," y ahora lo confunde con su contorno físico actual. Pero la situación se aclara casi de inmediato, y el Ego ocupa otra vez su "puesto de observación," y nuevamente está totalmente en uso de su mente y de su aparato sensorial. Él cambió de la condición netamente mental al estado común de permanecer despierto. Él "ha bajado a la materia." Él "ha puesto el embrague en posición neutra," donde él opera la combinación usual de las actividades físicas y mentales.
Así fue posible para el Ego retirarse del plano físico y dejar de existir allí, y luego manifestarse en el plano mental y activarse en él. Esto demuestra que es posible para el Ego, el que pueda retener completa conciencia mental sin contar con la noción del plano físico.
Durante este período, el plano físico podría también no existir, esto es, cuando el Ego está activado en el plano mental, porque no toma parte útil en esa actividad mental del Ego.
Durante su ausencia del plano físico y mientras existe en el plano mental, el Ego todavía retiene su identidad y se autoreconoce como el mismo Yo soy Yo que es en la condición común del estado de vigilia.
La Sabiduría Antigua nos dice que existen otros planos superiores arriba del mental, y que así como el Rayo de Conciencia puede retirarse del plano físico y volverse activo en el mental, así también puede retirarse del plano mental y volverse activo en cualquiera de esos planos superiores. Como su vehículo en el plano mental es el cerebro-mente ordinario, así también, en el plano siguiente superior, es una Mente Superior, la cual es parte de un vehículo superior, los que existen independientemente del cuerpo y el cerebro físicos. El porqué no somos conscientes de esas experiencias en nuestro estado de vigilia, es debido a que ellas no ocurren en la mente común, y por lo tanto, no pueden registrarse como recuerdos en el cerebro.
Para nosotros, cuyas experiencias comunes no van más allá del plano mental, podría ser difícil imaginar cualquier actividad arriba de ese plano mental y describir la naturaleza del plano en el cual tal actividad pueda ocurrir. Por lo tanto, podríamos concluir que tal actividad y tales planos no existen. Pero, ¿Es ésta una posición justificada? Por comparación, veamos como nuestra actividad mental le parecería a una entidad cuya mayor actividad se centra en el plano físico, por ejemplo, un perro. Supongamos que su dueño está sentado en su butaca completamente absorto en la lectura de un libro, mientras el perro está echado sobre la alfombra mirando a su amo. El perro lo ve inamovible, como si fuera una estatua mirando fijamente un libro, Para el perro, esto es una actividad completamente inútil y un desperdicio total de tiempo. Él es incapaz de entender que su amo está intensamente activo en el plano mental.
Los períodos de sueño y las condiciones después de la muerte del Ego, aparentemente se muestran como tiempos de inactividad; aunque no tenemos manera de formarnos una opinión acerca de cómo podrían ser esas actividades. Así que, ¿No podrían esos períodos y condiciones mencionados estar completamente llenos de actividad intensa?
Preparándonos Para Ir a Dormir
La presencia del Rayo vitaliza la mente y el cuerpo para la actividad del día, lo cual es un drenaje de los recursos del cuerpo, lo que se convierte en agotamiento al llegar la noche. En esta condición, el cuerpo y el cerebro ya no son herramientas útiles para el Rayo; y así, él se retira de sus vehículos en el plano físico. Durante el período consiguiente de inactividad, las energías del cuerpo son restauradas por los procesos naturales de reconstrucción y curación.
Nuestro programa de prepararse para dormir consiste en reducir la actividad del cuerpo a un mínimo. Buscamos un lugar tranquilo y una cama cómoda, de tal forma que el ruido y la incomodidad no aten la conciencia al cuerpo. Apagamos la luz, y nos autodesconectamos de nuestro aparato sensorial tanto como se requiera. Ponemos "el embrague fuera de uso" en el plano físico. Tomando una cita del antiguo Upanishads, podemos decir: "cerramos las avenidas de los sentidos."
Sin Embargo, el Rayo de Conciencia continúa vitalizando el cerebro, cuyo propósito es mantener consciente de su existencia al Ego Humano. Mientras el sueño viene, él puede pensar acerca de lo que pasó durante el día, o puede hacer planes para el día siguiente. Gradualmente esas imágenes mentales se vuelven imprecisas y vagas, y cada vez se torna más difícil para la conciencia concentrarse en ellas. Si algo importante ocurre, entonces el Ego puede imponer su autoridad y obligar a la mente a regresar al trabajo, algunas veces tan repentinamente que pareciera que, aún hasta el último momento antes de retirarse, el Ego permanece sin alterarse. Todavía su función es la de mandar y observar. Pero todo tiene su límite, aún para el criado incondicional, así que hay un punto en el cual el cerebro se resiste a seguir trabajando, y el Rayo es finalmente obligado a autodesconectarse de sus compañeros ya agotados. Ahora "él se ha desembragado completamente" de su aparato sensorial y su mente inferior. Entonces pierde la conciencia del plano físico porque ha abandonado sus únicos vehículos que lo conectan a ese plano.
El compañerismo que hizo posible la noción de este plano ha dejado de funcionar como unidad, y por esta vez, sus partes componentes se han desarmado. Una de esas partes, el cuerpo, yace ahora en cama, inerte y pasivo. La mente inferior y su cerebro están desvitalizados. El Rayo de Conciencia se ha retirado, y el Ego Humano duerme.
Esas partes componentes no han dejado de existir, aunque su condición de ser es ahora completamente diferente de la que forma una unidad completa. El caso podría compararse a lo que le ocurre al agua cuando sus elementos se separan. Cuando esto sucede, el agua deja de ser y ya no está más en su estado líquido. Como quiera, el agua potencialmente todavía existe, pero sus elementos están separados, y ahora su condición es la de dos gases invisibles, enteramente diferente de esa que existe cuando, combinando esos gases, forman el agua.
El Dormir — El Soñar
Cuando El Rayo de Conciencia se retira del plano físico-mental, él va hacia el plano mental superior. Aquí, él funciona mediante su vehículo, la Mente Superior, como el Ego que Reencarna, o el Ego Superior; y ahora ese Ego entra en lo que es su existencia real. Mientras se duerme, nuestra vida exterior le parece al Ego Superior como un sueño irreal; lo mismo que al Ego Humano, durante el sueño, la actividad del Ego Superior le parece como una inconsciencia en blanco, o a veces, un sueño confuso.
La razón por la cual no recordamos en nuestro estado de vigilia ninguna de las experiencias reales del Ego Superior durante el sueño, es que esas experiencias no ocurren en la mente inferior, y no son, por lo tanto registradas en el cerebro, sino que ocurren en la Mente Superior; y el Ego, en su regreso al plano físico, solo ocasionalmente acarrea con él unos pocos fragmentos, los cuales pueden ser así transmitidos al cerebro. Al pasar a través del cerebro y la mente inferior, esos fragmentos son generalmente distorsionados, para que no podamos formarnos en nuestro estado de vigilia ninguna concepción cierta de las actividades del Ego Superior durante el sueño. Sin embargo, nuestros sueños nos dan indicios de que allí existen maneras de existencia, diferentes de las del estado de vigilia.
Cuando regresamos por la mañana a nuestro estado de vigilia, podemos tener un recuerdo claro de algún sueño en el que sabemos que tuvimos una parte activa. Otras veces tenemos una sensación de que tuvimos un sueño, pero somos incapaces de recordar qué soñamos. Algunas veces despertamos de repente y logramos atrapar la cola de un sueño, el cual rápidamente se nos escapa de la mente, algo así como las últimas escenas de una película que está precisamente terminando en la pantalla. Es como si nuestro Ego Superior hubiera estado mirando una película en otra pantalla de una porción de la Mente que no nos es familiar.
Posiblemente lo que más frecuentemente suceda es que la noche sea un bloqueo temporal de toda la conciencia, y cuando la mañana arriba, no tenemos recuerdos de ninguna experiencia en los sueños. Pero esta ausencia de recuerdos no es necesariamente una prueba de que no tuvimos ningún sueño. Después de una noche aparentemente sin sueños, sucede algunas veces que más tarde, durante el día, tenemos repentinamente en la mente, destellos de los recuerdos de un sueño, del cual, hasta ese momento, estábamos totalmente ignorantes de él, y que ahora se nos presenta con detalles completamente claros y distintos. Ahora el Ego recuerda y se autoreconoce como el actor y participante de ciertas experiencias que ocurrieron en el sueño, demostrando que, después de todo, el Ego, o alguna parte de él, ha estado consciente y activo cuando dormía, a pesar de que el Ego, que permanece despierto, al principio lo haya negado. Esto demuestra que aún lo que conocemos como una noche sin sueños, puede no serlo, sino que aquí también hemos tenido alguna forma de conciencia, aunque en este caso, la memoria nos falla.
Existen sueños en los cuales nos damos cuenta que hay más de un Ego en nosotros. Mientras una porción de nuestra conciencia está tomando parte activa en un sueño, otra porción parece que se aparta y observa el suceso, de lo cual podemos pensar: "Sé que esto es solamente un sueño."
No importa qué soñemos, lo que sí verdaderamente cuenta es que, o nosotros o alguna porción de nosotros, es la que toma la parte principal del sueño. No soñamos que alguien más es el actor principal, sino que reconocemos la identidad del actor del sueño como el Yo soy Yo de la vida mientras estamos alertas. Este sentimiento de identificación entre el Ego despierto y el Ego del sueño, se debe al hecho de que ambos Egos no son más que diferentes manifestaciones del mismo Rayo de Conciencia.
Cuando nos vamos a dormir tan pronto como cuando nos hemos dado el lujo de tener una comida sobreabundante, o cualquier otra clase de exceso imprudente, muchas veces sucede que la actividad intensificada del cuerpo retrasa a la conciencia, de tal manera que ella es incapaz de autoliberarse de su compañero que ahora se ha vuelto repugnante. "El embrague se soba," y el resultado es un estupor, en el cual el Ego está todavía parcialmente consciente en el plano físico-mental. El sueño consiguiente es intranquilo, a menudo acompañado por visiones caóticas y vagas, no es un sueño verdadero, y no da el descanso beneficioso que seguiría si la actividad del cuerpo estuviera reducida a sus funciones automáticas solamente.
Los sueños experimentados en esta condición tienen su sitio en la mente inferior, la cual está en estado de estupor, y no tienen relación con las experiencias verdaderas del Ego Superior que ocurren durante el sueño profundo.
Una persona que duerme placentera y profundamente, está totalmente desconectada de lo que sucede a su alrededor. No percibe impresiones del mundo externo a través de sus sentidos, aunque éstos están en un buen estado de funcionamiento. La persona no sabe dónde está, si está sola o acompañada, si es de día o de noche, si hace calor o frío. Su mente ha dejado de funcionar. No se puede comunicar con sus amigos, y ellos tampoco con él. Con la excepción de las funciones automáticas del cuerpo, él ha dejado de ser en el plano exterior. Mientras duerme, no podría ser menos activo aquí, ni mucho menos accesible a sus amigos, es como si su cuerpo estuviera realmente muerto. Cada vez que dormimos, la conciencia experimenta un proceso de separación del cuerpo físico. Se autolibera de las trabas del cuerpo material. "Muere a diario."
El Despertar
Durante la noche, los procesos beneficiosos de Madre Naturaleza reconstruyen los tejidos desgastados, y cuando la mañana asoma, el cuerpo y el cerebro están recuperados y refrescados. Ahora el Ego regresa de su andanza nocturna en terrenos desconocidos, y al atravesar la neblina del olvido que separa los dos estados de conciencia, reingresa y revitaliza su vehículo inactivo en el plano físico.
A pesar de que el Ego ha estado ausente en algún otro plano, aún así, sabemos que esa ausencia no equivale a la inexistencia, porque podemos despertarnos a medianoche, y el Ego está inmediatamente a mano para atender la llamada, después de la cual, él regresa otra vez a su estado de sueño, cuando su atención ya no es más requerida aquí.
Parece intencional que las experiencias del Ego en los planos internos deben mantenerse separadas de las del plano físico, porque al pasar de un plano a otro, la existencia a la que se entra obscurece completamente a la que se acaba de dejar. Nuestro paso de un plano a otro es tan gradual y suave que somos incapaces de observar el proceso, pareciera como si pasáramos a través de "una puerta giratoria de seguridad" que se cierra en un plano cuando el otro se abre.
Cuando el Ego reingresa al plano físico, a veces parece que duda en el umbral. Nos despertamos a medias, y luego nos dormimos otra vez, y puede suceder que, antes de que el Ego ingrese completamente en el estado de vigilia, él vaya de aquí para allá en repetidas veces, entre el plano físico y el del dormir. "El embrague se soba," y el Ego flota como si estuviera entre los dos planos, hasta que finalmente traspasa el umbral y "engrana correctamente el embrague" en el estado de vigilia.
Cuando él regresa al estado de vigilia, después de haberse deslizado dentro de la neblina del dormir, el Ego sigue un proceso inverso de cómo cuando él se va a dormir.
Al nomás entrar en su vehículo físico, algunas veces el Ego parece aturdido y desconcertado, como si él se encontrara en un ambiente no familiar, algo así como se siente un viajero cuando despierta en un hotel extraño; y le puede tomar unos segundos antes de que se dé cuenta que ha reingresado a su vehículo de ayer.
Finalmente el proceso se completa. El Rayo de Conciencia regresa y revitaliza el cerebro, y la mente inferior comienza a funcionar, y otra vez el Rayo está consciente y activo en el plano físico como el Ego Humano. El Observador, de regreso en su puesto de observación, recoge las madejas de pensamientos de los depósitos de la memoria, y otra vez, comienza a observar las imágenes en la pantalla de la mente. Una vez más, siente los impulsos de los órganos corporales, y recibe las impresiones del mundo externo mediante sus cinco sentidos. La vida en común de ayer es restablecida, y otra vez, está actuando como una unidad de trabajo, y el ser humano reasume su ronda diaria de actividades en el plano físico-mental.
Exactamente como el hidrógeno y el oxígeno se unen al surgir de sus estados gaseosos invisibles, y aparecen en su estado líquido visible como agua, así mismo lo hacen los compañeros de la constitución humana, cuando se vuelven a unir, surgiendo de sus variados estados inactivos e invisibles, para aparecer como una combinación que conforma una entidad humana activa en el plano físico.
Así, mediante el proceso de despertar, el Ego regresa de su estado superior desconocido de existencia a su vehículo material. Ha descendido o "ha caído dentro de la materia." Él está "re-in-carnis," otra vez en carne. Él ha experimentado su proceso diario de renacer.
Estados Anormales de Conciencia
Con ciertas fiebres y otras enfermedades, el paciente pierde la conciencia del mundo a su alrededor, y se vuelve delirante. Pareciera que está consciente "en algún otro lugar." Ve y observa entidades y sucesos, y atraviesa experiencias que no ocurren en el mundo físico. Sin embargo, esos sucesos le parecen tan reales al paciente, que le producen una impresión muy profunda. Su cuerpo transpira, y también puede dar muestras de estar horrorizado por su experiencia. Él puede hablar como si estuviera lejos, e incoherentemente describe lo que ve, pero no escucha lo que se le habla, y no está consciente del plano físico.
Después que la enfermedad es superada, él no puede recordar ninguna de sus experiencias, y puede estar dispuesto a negar que alguna vez tuvo una. Sin embargo, quienes lo vieron al estar a su lado en el lecho de enfermo, saben que debido a su estado de agitación, él realmente tuvo algún tipo de experiencia, y por lo tanto, alguna clase de existencia en alguno de los planos de la Naturaleza, diferente del plano físico-mental que conocemos.
Un caso similar es aquel en el cual el paciente cae en un estado de coma o de inconsciencia prolongada, la que, en algunos casos, puede durar por meses. Durante ese período, el paciente no registra impresiones recibidas a través de los sentidos, aún cuando ellos funcionen normalmente; como tampoco él está mentalmente activo. No tenemos ninguna indicación, en este caso, en donde pueda estar la conciencia, pero al recobrar la salud, el paciente puede estar completamente ignorante de las experiencias por las cuales pasó. Él puede aún estar dispuesto a negar que padeció un periodo prolongado de inconsciencia, pensando que él recién acaba de despertarse después de unas cuantas horas de sueño.
Alguien que esté bajo influencia hipnótica no está consciente del ambiente a su alrededor. Sus sentidos físicos están normales, pero las impresiones sensoriales no llegan a su conciencia, porque el mecanismo delicado de la constitución interna del Hombre ha sido manoseado. Otra entidad con mayor voluntad se ha impuesto entre el Rayo de Conciencia y sus vehículos en el plano físico. El Ego Humano se ha dividido, y a la porción superior se le obligó a salir de donde ahora ya no tiene más control de su dominio legítimo. La porción inferior que permanece, ahora está sin la guía y ayuda que proviene de la presencia del Rayo. Ese pobre residuo del Hombre es por ahora, la víctima desamparada del hipnotizador, a la voluntad del cual, ahora obedece.
En esa condición debilitada y desorganizada, la mente inferior equivoca ideas mantenidas en la mente controladora del hipnotizador para los objetos físicos, demostrando así que, para los "ojos de la mente," los pensamientos son objetos visibles.
El sujeto, mientras está bajo la influencia hipnótica, puede estar activo, tanto en el plano físico como también con alguna porción de la mente inferior; sin embargo, cuando es liberado por el hipnotizador, él no puede recordar lo que ocurrió, y puede, en contra del testimonio de testigos, asegurar que él estuvo inactivo durante ese período aludido.
Un sonámbulo está inconsciente de las impresiones que recibe a través de sus sentidos físicos, aún cuando camina con sus ojos abiertos y su capacidad auditiva funciona en estado normal. Cuando él experimenta esta condición, él puede estar físicamente muy activo, puede subir a lo alto de un edificio, caminar sobre lugares en los cuales se expone a los peligros más grandes, donde un paso en falso le puede acarrear la muerte. Al final, él regresa a su cama, y cuando despierta, puede estar completamente ignorante de cuanto hizo.
Ha sido demostrado que bajo ciertas condiciones anormales, la conciencia puede separarse del cuerpo; y así, el cuerpo es reducido a un estado inactivo conocido como "animación suspendida." Existen casos registrados de faquires hindúes, quienes han permanecido "enterrados vivos" por muchas semanas en esa condición, y a veces, hasta por meses. En este caso, el cuerpo ha sido especialmente preparado para que suspenda todas sus actividades físicas, así como también para estar protegido de lesiones externas. Cuando deben despertar, y los amigos del faquir le dan a ese cuerpo el tratamiento resucitador, la conciencia regresa y reasume su actividad normal.
Ejemplos extraños del fracaso de nuestra memoria para registrar nuestras experiencias, aún en el plano físico, son muy a menudo reportados por la prensa. En esta condición anormal, conocida como "amnesia o pérdida de la memoria," un individuo puede repentinamente, y por alguna razón todavía desconocida, perder la noción de su identidad, su nombre y todo lo relacionado con su vida pasada. A él se le puede encontrar vagabundeando en una ciudad extraña, y en algunos casos, parece aceptar esas circunstancias alteradas; y desde allí, puede empezar una nueva vida bajo otro nombre, gradualmente pensando de sí mismo como otra persona.
Existen casos registrados en los cuales esa condición ha permanecido veinte años, y después, por alguna razón apenas entendida, la memoria del período anterior de su vida, regresa con todos sus detalles; excluyendo así, la memoria del segundo período, de una manera tan completa como ese segundo período había excluido el primero.
Aquí hay muchos misterios que no entendemos, pero dos realidades importantes se vuelven evidentes: 1. Nuestra memoria puede volverse un testigo de muy poca confianza, aún cuando se debe probar que el suceso ha ocurrido en el plano físico o no. 2. La conciencia en el primer período no fue aniquilada o excluida durante el segundo período, o no pudo regresar en el tercer período.
Deducciones Respecto a los Estados de Conciencia
Las Enseñanzas Antiguas nos dicen que el Ego durante duerme, y después de la muerte, existe en un cuerpo etéreo-espiritual, independiente del cuerpo físico, el cual está activo en planos internos e invisibles para nosotros.
Examinemos ahora, la pequeña provisión de conocimiento que tenemos respecto a los diferentes estados de conciencia, y veamos como se compara a las Enseñanzas Antiguas.
Nuestra conciencia en el estado de vigilia consiste en experimentar consciente y simultáneamente los planos físico y mental. El prerrequisito necesario para nuestra existencia en esos planos — el vehículo mediante el cual experimentamos esos planos — es el cuerpo físico, el cerebro y la mente inferior.
En los sueños y en algún estado anormal de conciencia, tenemos experiencias que no ocurrieron en los planos comunes, ya sea el físico o el mental. El hecho de que tengamos esas experiencias demuestra que tenemos cierta existencia, la cual debe ocurrir en algún plano interno, aún desconocido para nosotros.
Si el Ego pudiera observar el desarrollo de los sucesos, tal y como lo hizo en esos planos internos, el Ego debe haber tenido un vehículo o instrumento, un juego de sentidos internos, a fin de realizar esas observaciones.
Así como el cuerpo físico y el cerebro son prerrequisitos para la existencia en los planos físico y mental, lo mismo aplica para un cuerpo en un plano interno, donde ese cuerpo debe contar con un aparato sensorial adecuado y adaptado a ese plano en el cual las experiencias se presentan, como prerrequisito también necesario, para la existencia en esos planos internos.
En nuestro estado de alerta, sabemos que si queremos obtener un rendimiento máximo, ya sea en el plano mental o en el físico, uno de ellos debe ser reducido a un mínimo, a fin de darle al otro un alcance mayor. Mediante esa separación, la cual debe ser la mayor posible, resultados óptimos pueden ser obtenidos. El mismo principio puede aplicarse respecto a la separación entre todos los planos de conciencia, y quizá ésta sea la razón por la cual hacemos posible el excluir un plano cuando pasamos a otro diferente. Por ejemplo, cuando nos disponemos a ir a dormir, atravesamos una neblina de olvido, un período de inconsciencia, justamente antes de dormirnos. Cuando despertamos, nos parece que salimos de esa neblina, y en cada caso, perdemos la memoria del plano que dejamos atrás, de una manera más o menos completa.
Lo mismo aplica para los estados anormales de conciencia. Mientras se activa en uno de ellos, el Yo evidentemente está completamente ignorante del plano físico, y cuando regresa a su estado normal, el Ego usualmente ha olvidado las experiencias en esos planos anormales, porque uno excluye al otro.
Cuando el Ego se retira del plano físico al de dormir, o hacia uno cualquiera de los anormales, tal retiro no registra ningún cambio en el plano físico que queda atrás. Sin embargo, la pérdida de la memoria es tan completa que, tan pronto como el Ego se encuentre en su nuevo ambiente, el plano físico no es tan solo olvidado, sino que pareciera no haber tenido existencia anteriormente. De una manera parecida, en su estado de alerta, el plano de dormir al Ego le parece tan irreal que normalmente lo olvida por completo, y por lo tanto, por esa vez, ese plano deja de ser, en cuanto al Ego se refiere.
Desde ese punto de vista, no es extraño que el Ego, dentro de un estado de conciencia, esté dispuesto a negar la realidad de otros estados. Como quiera, sabemos que tal negación es injusta, porque la experiencia nos demuestra que lo que parece inactividad, o aún más, lo que parece ser inexistente cuando lo vemos desde otro plano distinto, puede ser que allí ocurra un estado de actividad intensa de una naturaleza diferente, si lo vemos desde el plano donde la experiencia se presenta. La experiencia también nos demuestra que otros planos de conciencia pueden existir, de lo cual, al permanecer en el estado de alerta normal, somos completamente ignorantes de ellos, y así, nos parecen inexistentes.
Por lo tanto, lo que nos parece ser un período de inconsciencia o de inexistencia, ya sea al dormir o después de la muerte, muy bien podrían ser planos llenos de intensa actividad, de cuya existencia somos completamente ignorantes en nuestro estado normal de alerta.
Así como el plano físico deja de ser para el Ego cuando se retira a otros planos, así mismo le pasa al Ego al desaparecer y dejar de ser para quienes continúan conscientes en el plano físico. El regreso del Ego, lo cual ocurre en su debida oportunidad, nos demuestra que esa ausencia, como quiera, no significa extinción.
Cierto sentido de identidad, o noción del hilo de la continuidad de su existencia, es percibido por el Ego en las diversas condiciones de la conciencia. Por ejemplo, al soñar despiertos sabemos que el Ego es el mismo que el de la condición de alerta. En sueños comunes y en estados anormales, cuando se recuerdan, también nos autoreconocemos, o tenemos tal vez una reflexión vaga de nosotros mismos, como el actor principal. Sentimos el vínculo que ata los diversos aspectos del Ego a su fuente, el Rayo de Conciencia; y que es el mismo Yo soy Yo, o una porción de él, el que se convierte en el observador, espectador o el que experimenta los hechos, los cuales varían de acuerdo al escenario en el cual ocurren.
Ahora veamos qué papel desempeña el cuerpo físico en las diversas actividades no físicas del Ego.
Las funciones automáticas normales del cuerpo no afectan directamente las condiciones de conciencia del Ego.
La actividad intensa del cuerpo reduce la capacidad para desarrollar trabajo mental.
La mejor condición para trabajar mentalmente es conseguir un estado pasivo del cuerpo.
Al soñar despiertos, el cuerpo se desactiva.
El dormir es causado por el fracaso del cuerpo, mediante fatiga, para suministrar la energía para el funcionamiento adecuado del cerebro.
Actividad física inevitable impide el sueño.
El dormir es el abandono del cuerpo de parte del Ego.
Sobrestimulación provocada por una comida sobreabundante impide un sueño restaurador, y ata al Ego a su cuerpo.
La mejor condición para disponerse a dormir es desatar las cadenas del cuerpo y volverlo pasivo, logrando que el Yo se libere para que despegue con rumbo a otros planos de conciencia.
El cuerpo no participa en las experiencias del Ego cuando se está en estado de coma, o en una condición de delirio debido a una fiebre.
El cuerpo se vuelve completamente inactivo, y sus funciones automáticas se reducen casi a cero, en casos de animación suspendida e inducida artificialmente.
¿Pueden estos hechos indicarnos que el cuerpo no es útil para el Ego, y que en un momento dado puede ser un estorbo para actividades que no son físicas?
Las funciones del cuerpo son similares a las de una caldera que provee el vapor para el funcionamiento de una máquina. La máquina se activa mediante la caldera, pero cuando el ingeniero detiene la producción de vapor para marcharse a su casa, la máquina también se detiene, y la caldera deja de ser útil y se vuelve inactiva.
De igual manera, cuando el Ego mentalmente se activa, el cuerpo debe proveer la energía que el cerebro necesita, mas cuando el Ego se retira a dormir, la mente inferior se desactiva, y el cuerpo deja de ser útil para el Ego.
En cuanto el ingeniero esté fuera de actividades laborales, la caldera también está fuera de funcionamiento, pero cuando el ingeniero regresa a sus obligaciones al día siguiente, se necesita haber dejado esa caldera en buenas condiciones y con un fuego mínimo para que, al reanudar el trabajo, sea fácil producir vapor. El cuerpo, con sus funciones automáticas, se mantiene en estado de preparación para las actividades del día siguiente, pero durante el sueño no es de utilidad para el Ego, igual que la caldera, la cual no es útil para el ingeniero cuando la máquina no trabaja.
De esta manera, si el cuerpo juega un papel subordinado en la actividad mental, la cual es la de mayor importancia para el Ego en la condición de alerta; y aún más, si el cuerpo es todavía menos importante para las actividades normales del Ego durante el dormir, y si aún se puede volver un estorbo para esas actividades, entonces, ¿Para qué puede servir el cuerpo al Ego en su existencia y actividades después de la muerte?
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