jueves, 10 de noviembre de 2011


MEDICINA


Otra experiencia definitiva fue la vivencia tan directa y participativa que pude obtener junto a los médicos y biólogos que conjuntamente desarrollaban sus técnicas y sus conocimientos, en una de las tantas estancias próximas a la escuela. Como pude informarme, la Medicina, la Biología, junto con las ramas propias de la Astronomía y Astrología, forman la columna vertebral de la intelectualidad más elevada de este pueblo. Los estudiantes de estas materias, están cautivados por su estudio e investigación. Recuerdo con curiosidad la imagen mental que al salir de todas estas experiencias hice, comparando el amor al estudio y a la ciencia de estos seres, con las universidades nuestras, repletas de ideales políticos y degeneradas filosofías absurdas, que han poseído a nuestras joyas, y han convertido la escuela en el centro de reunión del caos moral e intelectual. Un planteamiento de esta índole en aquellos estudiosos es realmente imposible. Todos, todos están entregados sin reservas o merma alguna a la labor investigadora que cotidianamente efectúan para su bien y el devenir de la comunidad. Como cada día, estaba acompañado de Manor y fuimos requeridos por el hermano que vigilaba los paneles centrales de la computadora motriz de la ciudad. Se nos ordenó encaminarnos al recinto de estudios de estas materias, confiando nuestras personas una vez allí, a otro hermano muy joven, con cabeza ampliamente abultada y cabellos negros muy largos, quien, previamente había sido designado para servir de interlocutor y guía en esta vivencia programada en mi enseñanza complementaria. Entramos a una sala repleta de instrumentos anárquicos en sus formas y en sus estilos y tomamos asiento delante de una grandísima pantalla. Me fue conectada una red de sensores en determinadas partes del cuerpo y nuestro guía, que se llamaba Serpis, comenzó su instrucción de esta manera.
‑Bienvenido seas en nombre de todos y de nuestro equipo estudioso. He sido seleccionado para instruirte conceptualmente en los principios básicos de nuestra medicina y considero un honor, tenerte en mi presencia con tu ánimo abierto y sincero.
Tomó una pausa y se sentó junto a mí, para proseguir:
‑Nosotros consideramos al hombre en su integridad, dividido en tres partes fundamentales: espíritu, alma y cuerpo. Cada una de estas partes está perfectamente motivada e instruida por la otra, para que al unísono funcionen sincrónicamente coordinadas por la energía psíquica y espiritual del cosmos; es decir, que la perfección de la máquina humana responde a una programación que viene de una Superior Inteligencia y vuelve al hombre operante y consciente de su vivencia. Nuestra medicina no es superficial y se limita a curar el cuerpo en su manifestación física, como hacéis en vuestra sociedad. Penetramos en las verdaderas causas de las anomalías y curamos tanto los problemas psíquicos, como los que se originan a nivel espiritual o trascendente. Para conocer el cuerpo, asimilamos todos y cada uno de los "porqués" que nuestras capacidades captan del orden natural y biológico, que como seguramente sabes, está perfectamente resumido y asimilado en cada cuerpo humano. Consideramos esta corporalidad humana como la simbiosis o codificación de millones de años experimentados y realizados en los distintos pasos evolutivos de la materia, que a su vez motiva las células más elementales y los tejidos más complejos de nuestra naturaleza. Pero este cuerpo no funciona aisladamente obedeciendo a reacciones mecánicas, físicas o químicas, sino que es la consecuencia directa del alma o aspecto psíquico que la impulsa a su funcionamiento, siendo a su vez esta naturaleza psíquica o alma, la consecuencia directa de la operatividad del espíritu omnipresente y eterno, por ser de naturaleza Divina. Después de describirte sintéticamente al hombre, puedes imaginar, que nuestra medicina está enfocada y dirigida en torno a satisfacer las distintas necesidades que se crean en cada una de las partes esenciales del hombre. Pero a diferencia de vuestros médicos, no hacemos tantas especialidades de un solo problema o mal, puesto que consideramos al enfermo y no a la enfermedad. Cuando existe una anomalía, no es ni más ni menos que el resultado de un desequilibrio de estos tres componentes y enseguida procuramos curar la causa y no el efecto, como vosotros hacéis.
‑No te entiendo muy bien Serpis, te ruego que me lo expliques.
‑Imagínate un barril en cuyo interior se crea una reacción que debilita las paredes de su envoltura. En un momento determinado, el barril presenta un orificio que vuestra medicina tapa rápidamente, para a continuación producirse otro y otro, que vuestros médicos siguen tapando con millones de productos, hasta que se consigue la intoxicación del enfermo y el agravamiento de la enfermedad. Nosotros atajamos la causa primaria y motivadora que está dentro del barril y no en sus paredes, ¿comprendes?
‑Si. ¿Cómo se podría remediar este estado de cosas?
‑Vuestros médicos están educados para curar al hombre en un solo aspecto físico y racional y son totalmente insensibles y opacos a las potencias interiores, cuyo cuidado y atención, lo dejan a los sacerdotes o quizá en estos últimos tiempos, a los psicólogos. Nuestros médicos no se hacen en el estudio. Al igual que los maestros, nacen con esa predisposición especial y esa virtud que les hace penetrar en esta sensibilidad del hombre y curar las causas y no los efectos. Esta real medicina, fue practicada por Jesús en el tiempo antiguo, y fue perseguido y crucificado por ello.
‑Pero Jesús no curaba, hacía milagros, que es totalmente distinto.
‑Una religión llena de misterios y llena de milagros, no puede ser nunca amada por los que la sirven, porque no la entienden. Yo no puedo amar a mi hijo, si éste no ha nacido y no sé si nacerá. Las actuaciones de tesis están perfectamente justificadas en nuestra ciencia volumétrica, que considera al hombre motivado por causas internas y no circunstancias externas y superficiales. Esta tesis conocía esta trascendental cualidad del hombre y actuaba sobre estas potencias, para manifestarse a continuación de su intervención, los efectos en el aspecto físico, dado que el terminal físico del hombre es precisamente el resultado de estas potencias interiores.
‑Entonces, ¿en vuestra medicina no existen especialidades o ramas diferenciadas?
‑Nosotros estudiamos al hombre y sus "porqués" y hombre sólo hay uno, por tanto, la medicina en este aspecto es sólo una. Si tuviéramos distintos hombres, con distintas composiciones fundamentales, seguramente nuestros planteamientos serían distintos, pero nuestra ciencia es y tiende a lo sintético. Recuerda Juan este dicho, que nosotros aplicamos con frecuencia: "Después de infinitas formas de multiplicidad y de otras tantas caras y modos de cada concepto, sólo se encuentra la unidad sustancial que las abarca y las contiene en un solo latido y un solo suspiro del pensamiento ideal". Lo sintético es lo que define y lo derivado, lo que impresiona y matiza.
Después de esta breve charla, me indicó que prestara atención a la pantalla situada enfrente de mis ojos, para activar a mi espalda una serie de mandos que proyectaron luz e imagen a la misma. Lo primero que vimos eran mis pies totalmente desnudos, a pesar del calzado que portaba, luego la imagen desapareció para ver sólo uno de ellos y posteriormente el dedo más grueso del mismo.
‑Bien Juan, vamos a repasar tu cuerpo y por primera vez en tu vida, vas a verte por dentro con absoluta nitidez. Procura asimilar las imágenes y condensar las reacciones que veas, puesto que hemos activado determinados centros nerviosos de tu cerebro a la memoria fotográfica de todo cuanto observemos en este camino, que será muy largo y a través de todo tu organismo.
Antes de proseguir el relato, debo manifestar, que a la salida de la ciudad y en determinadas ocasiones que fui requerido en el consuelo de algún enfermo o sanamiento de alguna enfermedad, pude ver a través de una pantalla mental interna, el miembro o anomalía física del enfermo, gracias a la programación que determinados centros de mi cerebro, sufrieron en la experiencia que ahora relato.
La pantalla seguía mostrándome imágenes impresionantes de mi cuerpo pero a tamaño enorme, como si recorriera grandes túneles o calles de tejidos y células. Resulta fantástico experimentar este fenómeno Clínico que te hace saltar en cada vértebra, reparar en cada nervio y trascender en cada golpe de vitalidad. Después de esta observación detallada de toda mi naturaleza, me enamoré de mi mismo y me preguntaba y me pregunto cómo hay personas que se quitan la vida, y cómo hay seres que no creen en Dios. Fui instruido no sólo en los aspectos físicos del cuerpo material, sino que se grabó en lo más recóndito de mis neuronas y en la propia esencia de mi espíritu, aquellos conocimientos de naturaleza imponderable que no se ajustan al lenguaje racional, pero que yo sé, me pertenecen y saldrán a la luz obedeciendo a la objetividad de la justicia que visite mi ánimo de dar y corregir el mal. Si los médicos de mi sociedad conocieran el aspecto fundamental de la medicina, de naturaleza inmaterial, se enamorarían de su propio trabajo y dejaríamos de ver la total y absoluta falta de responsabilidad que les dirige en su ciencia racionalista y absurda. Serpis prosiguió hablando una vez concluida la experiencia de visualización, para decirme:
‑En vuestra sociedad, existen determinados curanderos que actúan en el cuerpo sustancial o motivador y consiguen resultados que sorprenden a la ciencia oficial y a los médicos más cualificados, que no obstante se encargan de negar su mérito y ridiculizarlos. Estas personas por sus características psicofísicas y con el consentimiento de una Superior Voluntad, atraen hacia sí la energía astral o dinámica precisa, para aplicarla al lugar donde se presenta la anomalía o carencia, con el consiguiente resultado satisfactorio.
‑Pero existen muchos farsantes.
‑Esta dicho: "Por sus frutos les reconoceréis".
Prosiguió con más candor y entusiasmo la conversación y Serpis se volcaba en cada palabra y en cada enseñanza, como intentando hacerme partícipe de todo su ímpetu.
‑Hemos observado el Universo constantemente y nuestros archivos están repletos de datos, que nos proyectan a una mayor conciencia y conocimiento de nuestras propias naturalezas. Somos una copia exacta de este Universo que nos contiene.
‑Pero es imposible observar todo el Universo...
‑Fuiste instruido en la función real de la imaginación y deberías saber que esta potencia se alimenta de los fundamentos reales de lo que vibra en nuestro alrededor y en nosotros mismos. Nuestra tecnología ha logrado penetrar con elementos psiquizados y con el principio de esta imaginación, a campos impensables para vosotros. Nos hemos hecho acreedores a una ciencia superior, que nos ha sido portada por otros seres de otros mundos, amantes de nuestro progreso y nuestra entrega. Todos estos elementos de trabajo y sobre todo la predisposición o virtud que encierran los servidores de esta medicina, producen una ciencia exacta, que no deja nada a la casualidad y que edifica sólo bienestar.
‑ ¿Existen muchas enfermedades entre vosotros?
‑Ninguna, hemos aislado totalmente las causas que las producen.
‑Entonces, ¿para qué queréis estudiar medicina?
‑Bastaría tu presencia para justificar todo mi amor por el conocimiento, pero debes esforzarte en comprender que cada médico nuestro es sobre todo un filósofo, un amante del descubrimiento constante, puesto que es sólo conociendo cada día más, que se puede aumentar el amor.
‑ ¿Qué tiene que ver el conocimiento con el amor?
‑El cosmos descubre maravilla tras maravilla, belleza tras belleza, progreso tras progreso; ¿conoces tú alguien que no ame lo maravilloso, lo bello y lo progresivo? ... La comunión más elevada de nuestra raza se da entre estos seres amantes de la ciencia, que son capaces de atraer hacia sí la gnosis o el conocimiento total de las causas primordiales. Su paso y su presencia, están auroleadas por un clima de perfecta armonía y equilibrio.
Después de estas preguntas y respuestas, nos encaminamos a otra sala, en cuyo interior se encontraba una camilla protegida en su extremo con células de naturaleza lumínica, que se encendieron al justo momento de ser activadas por Serpis. Luego Manor se acostó mirando al techo, sobre la camilla, y cerrando los ojos se dispuso a servir de conejito de indias para la nueva experiencia. Serpis activó otros mandos y encima de Manor se empezaron a formar miles y miles de cordones luminosos de distintas intensidades y colores, que dibujaban perfectamente el volumen de su imagen, como una reproducción en luz. Enseguida pregunté:
‑ ¡Qué cosa más maravillosa!... ¿Qué es?
‑Lo que ahora estás viendo, no es otra cosa que las corrientes dinámicas del cuerpo de nuestro hermano. Para que te hagas una idea, la réplica volumétrica de vuestra acupuntura. Hemos conseguido descubrir miles de estas corrientes coordinadoras y estamos en la consecución de descubrir otras, que resaltan a la excitación de nuestros medios. En estos momentos estás viendo una parcela pequeña de nuestro universo sobre el cuerpo de Manor, que por cierto está perfectamente equilibrado y sereno.
Una leve sonrisa se dibujó en los labios de Manor por el cumplido de su hermano y éste sonrió a su vez, devolviéndole el chiste.
‑Como has podido comprobar, nuestra medicina es totalmente positiva y perfectamente coordinada por una ciencia que no deja nada a la improvisación o al azar, como hace la vuestra, que no sólo no consigue resultados positivos, sino que se reviste de auténtica crueldad hacia los enfermos y hacia los animales, con las prácticas de vivisección.
Habíamos concluido las experiencias y demostraciones prácticas, pero quedaban todavía algunas respuestas por asimilar:
‑La composición física del hombre, está formada por los elementos o fuerzas primordiales de la naturaleza, coordinadas por el elemento psíquico emanado por el Sol. Nuestro cuerpo come la naturaleza física, que inseminada por la energía psíquica, pasa a convertirse en energía y sangre, que riega nuestras células y nuestros tejidos. Esta naturaleza ingerida por nuestro cuerpo, es transformada y retornada a su exterior, bien en energía elaborada o en esfuerzo edificador y funcional, creándose constantemente un ciclo de reasimilación. Pero la energía psíquica, por no ser de naturaleza corpórea y no estar sometida a las leyes físicas, retorna al generador principal o Sol, pero en energía experimentada y concienciada. De este principio podéis observar, que la inter‑relación entre el Sol y el hombre es total y dependiente. Está dicho: "Beberéis mi sangre", y es efectivamente cierto, si se tiene en cuenta que esta energía no es otra cosa que el fluido vital convertido en líquido o sangre.
‑Ya que hablas de sangre.... En nuestra sociedad determinadas sectas religiosas, prohíben la transfusión de sangre y son tan férreas sus normas, que incluso dejan morir a los pequeños antes de someterles a una transfusión.
‑Nosotros pensamos que la transfusión indiscriminada de la sangre no se debería de dar, puesto que es necesario corregir los males en las causas, pero como te he explicado previamente, la sangre no es otra cosa que energía transformada y que no nos pertenece en su raíz, sino que somos portadores de ella, para restituirla y servirla ordenadamente. La sangre entregada se recupera enseguida en cualquier cuerpo, pero el caso que me planteas es simplemente una prueba de amor y amar. Es dar la sangre, como Él nos la dio hasta la última gota, o como nos la da el Sol, sin pedirnos nada a cambio.
Seguimos a Serpis hasta una sala más espaciosa, repleta de paneles con dibujos numerosísimos, sobre miles y miles de animales y formas, tanto animadas como inanimadas; incluso figuras humanoides diversas y extrañas. Estas láminas y dibujos formaban parte de los estudios y clasificaciones que a través de miles de años, esta civilización ha efectuado sobre el mundo dinámico y estático, tanto de nuestro planeta como de otros que han tenido la dicha de contactar, a través de las diversas visitas e intercambios científicos y culturales. Después penetramos en otra sala más pequeña, que contenía una macro‑computadora recolectora de fluidos, donde tuve que registrar mis impulsos dinámicos, a través de la imposición de mis manos en unas pantallas luminosas.
‑En estos momentos has sido microfilmado y registrado biodinámicamente y formas parte del archivo médico de nuestra ciencia.
‑Esto es un poco anormal. Entre los míos se llamaría espionaje.
‑Todos estos archivos, serán entregados a la humanidad, al momento preciso de su llegada a las cotas necesarias de convivencia y justicia que les permita usar nuestra tecnología con sabia cordura. En esta computadora se encuentran registradas todas las formas inimaginables de diagnóstico e investigación humana y animal. Los datos se obtienen a través de las memorias instintivas presentes en todos los organismos.
‑No entiendo muy bien tus explicaciones.
‑Te lo diré de la forma más científica posible. Tu corazón, tus órganos y tu cuerpo, funcionan a pesar tuyo, corno si una mente instintiva supiera los ritmos, las pausas y las frecuencias. Si nosotros consultáramos a tu razonamiento sobre tus características, no obtendríamos más que una parcela muy subjetiva de tu parecer, mientras que si consultamos a la mente instintiva o cerebro inmaterial que contiene tu cuerpo en relación con su dependencia energética exterior, obtendríamos unos datos precisos, tanto del presente como del pasado y del futuro, al estar memorizadas todas y cada una de tus reacciones en tus células o en tus átomos más elementales. En un futuro próximo, esta técnica formará parte de vuestra ciencia, pero sólo al momento de conquistar los valores previamente anunciados.
He tratado de resumir conceptualmente toda la vivencia que pude registrar en esta experiencia y después de todo lo vivido, me he enamorado de la medicina y de la biología, por ser una forma maravillosa de proyección y de realización. Fuimos acompañados por Serpis hasta la salida de la facultad de medicina y sus palabras finales me llenaron de alegría:
‑Querido Juan, un día tu espíritu recordará tu verdadera vocación, próxima a nuestros esfuerzos y a nuestra ciencia. Siempre te llevaremos en el corazón.
Se abrazó a mí y me dio tres besos prolongados y cargados de afección, que nunca podré olvidar.
Luego de este tiempo, he marchado entre los estudiantes de medicina de mi sociedad, buscando un Serpis entre ellos y sólo he encontrado seres atados a convencionalismos, planteamientos políticos, laborales, etc. etc..., presurosos para atender a la subversión y al inconformismo llenos de ideas esclavizantes dictadas por seres que han matado sus ansias de protagonismo individual. He visto muchos médicos que se sirven de la medicina para sus fines egoístas y no que la sirven sin pedir nada a cambio. Si hubiera relatado a Serpis la actividad que la medicina ha creado en torno a los honorarios cuantiosísimos que estos médicos imponen a sus pacientes, se hubiera entristecido por utilizar este medio tutelador y maravilloso, para fines especulativos y lucrativos. "Curar es un don reservado a los puros de corazón". Estas palabras me las repetía muchas veces Serpis en nuestras conversaciones.

Del libro: "Alternativa Extraterrestre"


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