El propósito de la meditación es el contacto con el alma y, finalmente, la unión con el alma; todo su objetivo es permitir al hombre ser en la manifestación externa lo que es en la realidad interna. Mediante la práctica de la meditación el hombre puede identificarse con su aspecto alma y no simplemente con las características de su personalidad.
Los poderes del alma se desarrollan por medio de la meditación. Cada vehículo por el cual se expresa el alma, contiene latente en sí cierta potencia inherente; pero el alma, fuente de todos ellos, la posee en su forma más pura y sublime...
Los poderes del alma se desenvuelven en forma normal y natural, no porque se deseen o desarrollen conscientemente, sino porque a medida que el Dios interno ejerce control y domina Sus cuerpos, Sus poderes se manifiestan en el plano físico como potencialidades y son realidades conocidas...
...El testimonio de los místicos e iniciados de todas las edades, puede corroborarlo. El hecho de que otros se hayan realizado puede alentarnos a interesarnos, pero únicamente eso, a no ser que emprendamos una acción definida; porque este proceso para el desarrollo de la consciencia razonadora debe ser autoaplicado y autoiniciado.
Esto implica el desarrollo de la mente como un sentido que se ha sintetizado, el sentido común, rigiendo su empleo en relación con el mundo de la vida terrena, de las emociones y del pensamiento. Involucra también su orientación a voluntad hacia el mundo del alma, y su capacidad de actuar como intermediaria entre el alma y el cerebro físico.
La primera relación se desarrolla y fomenta por medio de los sensatos métodos educativos exotéricos y de entrenamiento. La segunda es posible por la meditación, una forma más elevada del proceso educativo.
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