martes, 31 de agosto de 2010

¿Puede, quién lo desee, beneficiarse con la práctica de la meditación y dominar su técnica?

Debe recordarse, desde el comienzo, que el sólo anhelo de emprenderlo puede considerarse que indica el llamado del alma hacia el Sendero del Conocimiento. No debemos amedrentarnos si en ciertas cosas esenciales descubrimos que carecemos de las cualidades necesarias. La mayoría estamos más avanzados, mejor equipados y somos más inteligentes de lo que creemos. Todos podemos empezar a practicar la concentración desde ahora, si queremos.

Poseemos una gran masa de conocimientos, de poder mental, de aptitudes, que nunca hemos extraído de los reinos del subconsciente, ni hemos llevado a la utilidad objetiva. Quienquiera haya observado los efectos de la meditación, producidos en el principiante, corroborará esta afirmación...

Los resultados del primer paso en la disciplina de la meditación, es decir, la concentración, son a menudo sorprendentes. Las personas se descubren a sí mismas; descubren facultades ocultas y una comprensión que nunca habían aplicado; desarrollan una percepción, incluso del mundo fenoménico, que para ellas es milagrosa; repentinamente registran la existencia de la mente y de que pueden utilizarla, y la diferencia entre el Conocedor y el instrumento de conocimiento se hace cada vez más evidente y reveladora.

Al mismo tiempo se produce una sensación de pérdida. Los antiguos estados de ensoñación, de beatitud y paz, otorgados por la oración y meditación mística, desaparecen, y se experimenta temporalmente un sentido de aridez, nulidad y vacuidad, siendo a menudo desesperante. Esto se debe a que el foco de la atención se ha alejado de las cosas de los sentidos, no importa lo bellas que sean.

Las cosas que la mente conoce y puede registrar, aún no se han plasmado; tampoco el mecanismo sensorio hace su impacto familiar sobre la consciencia. Es un período de transición que debe mantenerse hasta el momento en que el nuevo mundo empiece a impresionar al aspirante. Ésta es una de las razones por las cuales la persistencia y la perseverancia deben desempeñar su parte, particularmente en las primeras etapas del proceso de la meditación.

Uno de los primeros efectos de la práctica de la meditación es comúnmente una creciente eficiencia en la vida diaria, sea en el hogar, en el trabajo o en cualquier campo de la actividad humana. Emplear la mente en los asuntos del vivir es en sí, un ejercicio de concentración y produce notables resultados. Alcance o no el hombre la iluminación final, mediante la práctica de la concentración y la meditación, habrá adquirido mucho y enriquecido grandemente su vida, aumentando mayormente su utilidad y poder y ampliando su esfera de influencia .

...Todo aquel que no sea puramente emocional, que tenga una regular educación y esté dispuesto a trabajar con perseverancia, puede emprender el estudio de la meditación con ánimo, empezar a organizar su vida y dar los primeros pasos en el sendero hacia la iluminación, y tal organización constituye uno de los pasos más difíciles. Téngase presente que todo paso inicial es difícil, porque deben neutralizarse hábitos y ritmos de muchos años; pero una vez dados y dominados dichos pasos, el trabajo resulta más fácil.

Resumiendo, por tanto, ...la respuesta a nuestra pregunta es:

Primero: Aceptamos la hipótesis de que existe un alma y que esta alma puede ser conocida por el hombre capaz de entrenar y controlar su mente.

Segundo: Con esta hipótesis como base empezamos a coordinar los tres aspectos de la naturaleza inferior y a unificar la mente, las emociones y el cuerpo físico, en un todo organizado y comprensivo. Esto se logra mediante la práctica de la concentración.

Tercero: A medida que la concentración se fusiona con la meditación (acto de concentración prolongada), se hace sentir la imposición de la voluntad del alma sobre la mente. Poco a poco, el alma, la mente y el cerebro, se ponen en armonía. En primer lugar la mente controla al cerebro y a la naturaleza emocional, luego el alma controla a la mente. Lo primero es consecuencia de la concentración; lo segundo, de la meditación.

De esta correlatividad de actividades, el investigador interesado logrará comprender que hay un verdadero trabajo que realizar y que la primera cualidad necesaria es perseverancia... la organización de la vida mental en todo momento y en todas partes y, en segundo lugar, la práctica regular de la concentración, diariamente a la misma hora si es posible, proporciona la actitud unilateral, siendo ambas la base del éxito.

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