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A unos 3 km de la localidad de Selçuk en Turquía, las ruinas de Éfeso constituyen un importante atractivo arqueológico, histórico y religioso, y una visita obligada por aquellos viajeros que buscan lugares para hacer turismo arqueológico, además, es un atractivo turístico que está en la ruta de los cruceros que navegan por el Mar Egeo rumbo a Estambul.
Éfeso fue una de las doce antiguas ciudades de Jonia, un antiguo territorio griego sobre la costa oeste de Asia Menor, cerca de la actual ciudad turca de Izmir. Fue un importante puerto en la desembocadura del río Caístro, y además, sirvió como punto de partida de las rutas comerciales hacia el interior de Asia Menor.
Conocida en la antigüedad por sus santuarios, el más famoso fue el templo de la diosa Artemisa, una de las siete maravillas del mundo antiguo, también conocido como Templo de la diosa Diana, que es su nombre romano.
La ciudad siguió siendo un centro importante en los primeros momentos del cristianismo, y su monumento cristiano más grandioso fue la basílica de San Juan Evangelista, del siglo IV, lujosamente reconstruida por el emperador bizantino Justiniano I a principios del siglo VI. Según la tradición, aquí murió la Virgen Maria.
Durante las excavaciones que comenzaron en 1.863, se ha ido descubriendo esta joya histórica que forma parte del Patrimonio de Turquía, conformado por templos, edificios públicos, tiendas, casas, calles, un espectacular teatro e iglesias. En Turquía podemos conocer varias ciudades antiguas y ruinas clásicas, pero Éfeso es la mejor conservada y la mayor de ellas.
Durante un recorrido por este lugar rodeado de una gran belleza natural e impregnado de historia cada uno de sus rincones podemos conocer el Templo de Diana, como antes mencioné, considerado una de las siete maravillas del mundo, y la propia población poseía gran renombre por su riqueza y su belleza.
Asimismo, podremos conocer la gruta de los Siete Durmientes, que según la leyenda; eran siete jóvenes cristianos que perseguidos por los romanos durmieron durante dos siglos y luego se despertaron y se acercaron tranquilamente a la ciudad para comer algo.
De las ruinas también se destacan el colosal gimnasio, la vía Arcadia con su calzada de mármol, el imponente Templo de Adriano y una gran profusión de fuentes, piscinas, bibliotecas y letrinas públicas.
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