La Biblia nos instruye “Pero aun si uno de nosotros o un ángel del cielo les predicara un evangelio distinto del que le hemos predicado, ¡que caiga bajo maldición!” (Ga. 1:8). Tal como vimos anteriormente, Miguel y sus ángeles echaron a Satanás y sus ángeles fuera del cielo. Estas entidades incorpóreas nos han estado rodeando desde los albores del tiempo interfiriendo en el plan de Dios para el hombre. Ellos pueden velar las mentes de aquellos que pierden el control de la conciencia a través del pecado, la lujuria, las drogas, el alcohol, la meditación, yoga, los cánticos, la visualización y el control de la mente, y la violencia (incluyendo la violencia ficticia fabricada por los medios). Esas entidades pueden aparecer como visiones o materializarse en formas corporales. Yendo más allá del engaño de Satanás en el Edén, estos ángeles caídos son muy adeptos a predicar “evangelios diferentes” y a crear nuevos “sistemas religiosos”. Habiendo interferido en los asuntos humanos desde los tiempos de Adán y Eva, pueden relatar eventos pasados. Entran y poseen el cuerpo de sus médium bajo el pretexto de ser algún tipo de “ser iluminado” y predicen el futuro. Ellos pueden sanar al enfermo, realizar los conjuros de los que practican brujería, hacer que se cumplan las fantasías de aquellos que practican el “pensamiento positivo” o “afirmaciones positivas”. Pueden ocasionar estragos en las iglesias a aquellos que buscan “señales y maravillas” sin ejercer el discernimiento espiritual. Somos muy vulnerables a la imitación cuando hablamos de asuntos espirituales. Si no tenemos un marco de referencia como el que nos ofrece la perspectiva bíblica, aun el más vehemente ateo puede ser víctima del engaño, especialmente el ateísta, por que puede ser impresionado por cualquier manifestación que no puede explicar. Una sociedad como la nuestra que durante muchos años ha negado lo sobrenatural, es presa fácil de la imitación. Los Estados Unidos en los años cincuenta se preocuparon por su “destino manifiesto” en el período de la posguerra civil con su expansión industrial a través de ambas guerras mundiales. Temprano en los años sesenta brotó una cultura opuesta rebelándose contra el materialismo y contra el surgimiento tibio y marginal del cristianismo de los adultos. Esta contracultura llevó a las drogas y a las doctrinas del oriente, se apegó al “amor libre” resultando en la práctica de la lujuria en todas sus aberraciones. La contracultura de los sesenta es ahora la cultura dominante de hoy. Ahora es visible el resultado del “amor libre” con el galopante y legalizado aborto. Existe un apetito insaciable por lo oculto, las películas, los programas de televisión y los libros que tratan de la muerte, lo macabro y lo sobrenatural; tienen un éxito fenomenal. Barbara Tuchman en su bien investigado libro “Un Espejo Lejano” (A Distant Mirror) describe el culto a la muerte que estuvo presente en Europa en el siglo XV: | |||||
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Si suena repugnante, sencillamente acérquese a la tienda de videos y observe algunos de los títulos. Encontrará bajo la categoría de “entretenimiento” y muy bien representado los temas de la muerte, cadáveres, vampiros, abuso femenino, sodomía, mutilaciones, asesinatos en serie y otras formas de violencia. A la par con este culto a la muerte encontrará una profunda fascinación con temas de ocultismo: casas encantadas, hombres lobos, espiritismo, poderes psíquicos, reencarnación, comunicación con los muertos (o mejor dicho, personificaciones demoníacas de los muertos), platillos voladores, astrología, lectura de palmas, hechicería (ya sea blanca o negra), etc. Todos estos temas han impregnado nuestra sociedad a tal extremo que las comiquitas mañaneras de los sábados están saturadas de estos temas. El segundo producto de exportación internacional de los Estados Unidos son las películas, y están contaminando al mundo cada vez que su mensaje esta centrado en la maldad. El propósito de Satanás es corromper la creación de Dios, hacer del hombre una bestia degenerada al romper su relación con Dios. Ya lo hizo en el Edén y ahora lo está haciendo en el presente. Al corromper el conocimiento del hombre del plan de salvación de Dios, al crear otros sistemas de creencias, al promover el ocultismo, al envilecer al hombre, Satanás destruye nuestra relación con Dios. Hay tanto polvo regado por el aire que el Hijo no puede ser visto y se cumple el propósito de Satanás de expandir la población del infierno con los que no son salvos. Sin embargo, la victoria final es de Dios. El destino de Satanás y de sus ángeles esta preordenado: “El diablo, que los había engañado, será arrojado al lago de fuego y azufre, donde también habrán sido arrojados las bestia y el falso profeta. Allí serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 10:20; ver también Mateo 25:41). |
Desde un espacio de mi corazón me gustaría dedicar a mis semejantes un sentimiento de paz interior en armonía con el latido de Gaia.A los seres de buena voluntad,animo a hallar nuestro propio camino en libertad.
sábado, 18 de diciembre de 2010
ÁNGELES CON EVANGELIOS DIFERENTES
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