Los límites de la ciencia: ¿dónde está la verdad?
El físico cuántico Bernard d’Espagnat, de 87 años, fue galardonado con el Premio Templeton en 2009 por sus trabajos sobre las implicaciones filosóficas de la ciencia en la religión y en la realidad del ser humano. Los naturalistas rigurosos consideran provocadora la tesis del científico francés, según la cual es un error pensar que la ciencia pueda descubrir la realidad tal y como es. GEO dialogó con él – en el auténtico sentido de la palabra – acerca de Dios y el mundo y sobre la definición de los límites de la ciencia.
GEO: Muchas personas confían en la capacidad de la ciencia para describir los fenómenos tal y como se presentan en la realidad. ¿Qué es lo que le lleva a usted, como físico, a ponerla en duda?
Bernard d’Espagnat: Mis reflexiones al respecto concuerdan con el pensamiento del filósofo Immanuel Kant, quien ya a finales del siglo XVIII postulaba que el hombre de ciencia no es capaz de reconocer las cosas tal y como son en sí mismas. De acuerdo con él, estoy convencido de que la realidad no se puede comprimir en el estrecho corsé de una ciencia racional, con sus restrictivas categorías de lugar, espacio y tiempo.
GEO: Los filósofos hacen infinitas conjeturas. ¿Existen indicios empíricos de que la realidad supera nuestro potencial de comprensión?
Bernard d’Espagnat: Quisiera aclarar este punto mediante la física cuántica. Al contrario de lo que ocurre con la física clásica, con su división en campos y parcelas que se consideran un reflejo de la realidad, los “objetos” de referencia de la física cuántica son insólitos. Las partículas cuánticas actúan de forma impredecible e indeterminada y, a menudo, no poseen propiedades palpables o detectables que permitan establecer su localización espacial, ni unos márgenes acotados de energía, ni su sentido de giro. Yo me atrevería incluso a decir que estas formas misteriosas no son otra cosa que nociones que hemos ideado para representar nuestro mundo empírico.
Entonces, ¿cual es la realidad que describe la ciencia?
Bernard d’Espagnat: Saca conclusiones lógicas, relaciona fenómenos físicos y predice los resultados de experimentos en el marco de determinadas hipótesis. Yo denomino esto como „realidad empírica“. Sólo nos proporciona una idea muy poco precisa sobre la naturaleza verdadera de las cosas, la llamada „realidad ontológica“.
¿Su distinción entre realidad empírica y ontológica se aplica también a la relación entre procesos bioquímicos del cerebro y el conocimiento subjetivo?
Bernard d’Espagnat: Los elementos y compuestos químicos también pertenecen al campo de la física cuántica y, por lo tanto, forman parte de la realidad empírica. Como tales son igualmente algo parecido a "sombras chinescas“ o espectros de nuestro espíritu, y me resulta difícil entender como tales "siluetas“ pueden dar origen a un espíritu. Por eso creo que la conciencia es de hecho una parte de la realidad ontológica y, por esa misma razón, inescrutable.
La ciencia y la religión
GEO: ¿Deja la ciencia algún resquicio libre para la intervención divina?
Bernard d’Espagnat: Soy muy cauto a la hora de emitir opiniones. Después de todo el concepto de "Dios“ es una imagen mental concebida por el ser humano. A mi juicio, el hombre trata de representar con ella todo aquello que se escapa a su comprensión. Sin embargo, estoy convencido de la existencia de una entidad superior divina o espiritual, un ser "más allá de lo material“, una realidad básica sublime a la que debemos respeto. En este sentido me considero una persona religiosa.
GEO: Su padre fue un pintor reconocido. Si no lo hace la ciencia, ¿puede la intuición humana en el arte enseñarnos algo sobre la realidad "verdadera“?
Bernard d’Espagnat: Uno de los cuadros más significativos del pintor surrealista René Magritte representa una pipa de fumar y lleva como título: "Esto no es una pipa “. Con un gran sentido del humor, Magritte ilustra en su lienzo la facilidad con la que cualquiera puede llegar a confundir la realidad empírica y la ontológica. Yo estoy convencido de que la sensibilidad que despierta el arte puede facilitar a la mente humana la percepción de realidades más profundas. Se atribuye a Mozart la afirmación de que la física no es más que una quimera, que sólo los artistas conocen lo que es la auténtica realidad. Sin embargo, yo creo que cada cual la interpreta de una manera diferente, lo mismo que ocurre con el arte. Volvamos a la cruda realidad: ¿A qué piensa destinar la elevada suma de más de un millón de euros que ha recibido del premio?
Bernard d’Espagnat: Tengo previsto destinar una parte a la creación de un centro de investigación sobre elconcepto de realidad. Un tercio del montante lo donaré a instituciones benéficas y el resto quisiera retenerlo para poder vivir junto a mi esposa, que está minusválida, el mayor tiempo posible en nuestro hogar.
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