A partir del momento en que uno consigue controlar su ego y poner el servicio en primer lugar, es decir, llegar a un plano maestro espiritual, tiene que seguir mejorando para no dejar lugar a la comodidad que lleva al estancamiento y luego al retroceso.
El dejar de lado la parte espiritual hará que los momentos de calma sean cada vez menos. Hay que recordar que el espíritu es fuente de luz, si uno se aleja de ella finalmente tropezará con algo por no tener la claridad suficiente.
Es necesario poner en práctica la introspección, mirar hacia adentro, analizar todo lo que está ocurriendo en nuestra mente, en nuestra alma. Sacar conclusiones, y actuar en pos de ello. Es necesario estar continuamente atento.
Posteriormente, cuando tenemos suficiente sabiduría, al estar en posesión de uno mismo, toda palabra, todo acto que emane contendrá luz y sabiduría, pues es eso lo que el tethán transmite. Las palabras sanan heridas, recomponen vidas, levantan ánimos, eso es un don que muchos quisieran tener. No hay que desperdiciarlo. Ese don es la consecuencia de haber querido y haber comprendido que es lo correcto para uno mismo y para los demás.
Cuando nuestro espíritu lo tiene asumido, cuando nuestro espíritu tiene asumida cualquier cosa, por poco ordenado que esté lo traduce en acción continuamente. Tiene, por así decirlo, la capacidad de no distraerse de su concepto, obviamente por ser directamente concepto.
Es importante recordar que eso se aplica para los espíritus Maestros y de Luz, ya que las entidades que moran los planos 2 y 3 sí se dispersan, debido a sus engramas y roles del ego.
Se da la paradoja que nosotros como encarnados comprendemos algo y lo trasladamos a nuestro tethán, el cual empieza a aplicarlo mucho mejor que nosotros y sin distraerse, cuando nosotros, que lo habíamos comprendido, nos distraemos o perdemos en cualquier dirección.
Eso indirectamente explica por qué funciona la psicoauditación, por la relativa dificultad que tiene el tethán para desprenderse de su concepto, para obviar algo que tiene demasiado vivo dentro de sí, cosa más fácil para la parte encarnada si así lo desea. La parte encarnada puede centrarse en lo que está haciendo no teniendo en cuenta el resto de su concepto. Entonces, al incorporarse el tethán al receptáculo, este adquiere temporalmente las ventajas (y desventajas) de estar encarnado.
Reparar en cada momento, en cada segundo del día, se esté en la actividad que se esté; liberar por un momento la mente de lo que la ocupa y analizarse, visualizarse, salir del cuerpo y mirarse; dar vueltas alrededor y luego volver a ‘conectarse’. Con sólo hacer eso, se logra la cognición del momento, de lo que se siente, se piensa y se hace, y eso pone la mente en tiempo presente, logrando que la energía espiritual fluya hacia uno mismo con poder creador. Eso se llama "despersonalizarse" o salirse de la película... y uno se ve como si fuera otra persona... y así es más fácil analizarse. Es importante no olvidarse de hacerlo al notar que estamos desordenados.
Las actividades que llevemos a cabo manteniéndonos alerta y usando estos sistemas u otros equivalentes, serán menos dispendiosas y las haremos mejor. El día terminará sin el agotamiento provocado por el estar disperso. Estar centrado cansa menos que no estarlo, con la condición de tener el ego en su sitio, de estar psicointegrado. Cuando se consigue, al final del día se está más fresco. Estar centrado implica estar "alerta" y no dejar que ningún rol tome el timón de nuestros actos. Por eso se logra esa sensación de frescura interior...
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