La meta es la búsqueda.
No es mirando hacia otro lado la manera de no ver
la paja en el ojo ajeno.
Si quieres que nadie te preste atención,
empieza a hablar de tí mismo.
Pregonar nuestra misericordia
es otra manera de rasgarnos las vestiduras.
Si logras que tu alma pueda ser tierra fértil
para sembrar semillas de piedad,
crecerán en tí frutos de misericordia.
Si te jactas de tus buenas obras,
solo lograrás la complacencia de tu ego.
El amor impersonal no necesita.
¿Por qué piensas que el Servicio es dolor y tribulación?
¿Acaso crees que la Luz es sufrimiento?
La mente analiza.
El alma comprende.
Al final no habrá un juicio,
sino una comunión.
Importante no siempre es útil.
Si el castigo fuera eterno,
no tendría sentido la Ley del Karma.
Para acercarte a la Luz no precisas flagelarte,
sino brindarte a tus semejantes.
Tu ego te empuja, a veces,
a querer tirarle perlas a los cerdos.
El amor es poder, pero su utilidad
es el servicio, no el poder.
Hacia arriba, subes.
Hacia adentro, te elevas.
El ciego puede ver las desgracias ajenas.
El egoísta, no.
Cuando dejes de querer, comenzarás a amar.
Las verdaderas pruebas espirituales
se rinden en los momentos de crisis extrema.
Cuando salgas de tí mismo, entrarás en tu interior.
Todo es por algo. (2)
La verdadera ofrenda es el Servicio.
El amor-sustantivo es Palabra.
El amor-verbo es Servicio.
El único premio es darnos cuenta
de lo hermoso que es Servir.
Si sientes rencor por aquel
que te pone obstáculos en tu
elevación espiritual, le habrás
facilitado su objetivo.
Desinterés también es protagonismo.
La sabiduría es una meta.
El aprendizaje está en el trayecto.
Si la serenidad guía tus acciones,
la sabiduría guía tu alma.
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