martes, 21 de septiembre de 2010

La cuestión del aborto.

No voy a magnificar ni minimizar el aborto, pero sí lo voy a poner en su justo lugar. El karma no es un castigo sino una lección a aprender. No es la Ley del Talión, ojo por ojo, diente por diente.

El aborto no mata a una vida porque la vida no puede ser matada. Un aborto solamente quita una oportunidad al espíritu de encarnar.

Pero el espíritu tiene infinitas otras oportunidades de encarnar en otra familia, no es que falten oportunidades sino que por el contrario sobran.

Además, no siempre el aborto expulsa al espíritu que se incorporó, pues muchas veces se produce el aborto sin que el espíritu esté incorporado aún. Ignoro cómo es tu caso en este sentido.

En síntesis, siempre hay una evaluación de nuestra conducta cuando desencarnamos.

No es lo mismo un aborto que se provoca por el "honor" que un aborto provocado por necesidad.

Para concluir con el tema, tienes que pensar que si lo único que hace el aborto es quitarle a un espíritu la oportunidad de encarnar, ¿qué tan grave puede ser quitarle a un espíritu esa oportunidad cuando tiene infinitas otras oportunidades?

Éste es único punto que tienes que poner en uno de los platillos de la balanza. En el otro pondrás las razones que tú has tenido para el aborto.

Es una evaluación que tendrás que hacer tu mismo, ya que nadie podrá hacerla por ti.

Y lo que jamás debes hacer es sentirte culpable. Eres responsable, no culpable.

Sentirse culpable abate y pone a la persona "en efecto". En cambio, asumir la responsabilidad pone a la persona "en causa".

Precisamente, una de las argucias más deleznables de las iglesias para manipular a los feligreses es hacerles sentir culpas por sus "pecados". ¡Nunca caigas en esta trampa!

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