miércoles, 15 de septiembre de 2010

LUCHANDO POR NUESTRA RAZA

La voz de la sangre es tan intensa y tan real, amigos y camaradas, que sólo a ella puedo atribuir el hecho de que yo sea nacional socialista prácticamente desde que tenía uso de razón. Como tantos otros de mi generación, yo nací en una época y en unas circunstancias, en las cuales era materialmente imposible “ser nazi” pues todo, todo, todo -la educación teledirigida, el ambiente estudiantil, la estructura familiar, la ‘vida’ social…- constituía un entramado tal que sólo cabía la posibilidad de transitar por las veredas sempiternas de lo políticamente correcto, con sus ilusorios cambios de color. Ya a los quince años, en plena “transición democrática” española no me atraía en absoluto la política (con minúscula), a diferencia de -y esto ya es otra cosa- la Gran Política tal y como la entendía Nietzsche, que ésta sí que me atraía y mucho. Nunca me dejé seducir pues ni por la izquierda socialista o comunista, ni por la derecha liberal, descubriendo ya en aquel entonces que eran las dos caras de la misma moneda judía y materialista, obsesionada con el dinero y la economía como “fundamentos de la sociedad”...

Sin embargo, y a pesar de que siempre aparecían como “malos malísimos” de todas las películas, me atraían muchísimo tanto el fascismo como el nazismo. A estas grandes cosmovisiones tuve dos acercamientos: el primero, sin el cual no se entiende el resto, fue de tipo emocional y orgánico. Me encantaban los símbolos y emblemas que portaban, sus banderas, sus uniformes, su marcialidad, sus desfiles, su porte… Percibía ya en aquel entonces una luz que venía de otro mundo y que se manifestó en una época concreta con una majestuosidad y una grandeza indescriptibles… Después ya vino una segunda aproximación personal, recién entrado en la edad adulta, y que podría llamar “intelectual”, aunque esta palabra me chirría porque es demasiado judaica, así que mejor diría que entré en una época formativa: en orden cronológico inverso, empecé leyendo -devorando diría yo- a autores egregios de finales del siglo XIX y del siglo XX, como Knut Hamsun, Ezra Pound, Jack London, R. E. Howard, H. P. Lovecraft, J. R. R. Tolkien, Martin Heidegger, Ernst Jünger, Mircea Eliade, W. B. Yeats, R. M. Rilke, G. Hauptmann, Alain Daniélou, René Guénon, Gobineau, Robert Brasillach, Hermann Hesse, Carl Gustav Jung, Alain de Benoist, Guillaume Faye, Konrad Lorenz, etc., etc., etc.…

Todavía en esta etapa de la historia, quise conocer más a fondo la médula del nacional socialismo y del fascismo y entonces ya me entregué totalmente a las lecturas de H. S. Chamberlain, Julius Evola, Savitri Devi, Alfred Rossenberg, Miguel Serrano e Ignacio Ondargain entre otros. Además, y en cuanto a un encuentro personal que va más allá de los libros, tuve un Maestro que me instruyó en el hitlerismo esotérico y del que algún día futuro, si Wotan quiere, hablaré. Él ya murió y ahora está en el Valhala, pero me dejó un legado enorme de conocimientos que iré compartiendo con vosotros para que no se pierdan… Lo considero como un deber insoslayable.

Tras completar esta formación antedicha, fui leyendo y aprendiendo de otros muchos autores de nuestro glorioso e inmortal pasado ario, que aquí no cito por no cansar más con nombres, pero sí reseñando mi eterna y rendida adoración hacia Wagner y hacia Nietzsche, que han sido y son junto a Hitler, la trinidad hiperbórea ante la que me inclino son suma reverencia y admiración. –Dicho sea entre paréntesis, siendo pagano como soy, no tengo empero ningún problema con los cristianos, y esto por diversas razones: en primer lugar, tengo la convicción suprema de que Cristo fue ario, lo cual está además documentado; segundo, tengo muchos amigos cristianos; tercero, hubo muchos cristianos luchando a favor del Tercer Reich, y cuarto, milité durante muchos años en CEDADE, que como bien sabéis tenía un respeto enorme por el cristianismo reivindicando también al Cristo Ario…-

Tengo 45 años, y desde hace unos diez años, aun manteniendo siempre muy claras mis ideas y enarbolando mi lucha en el ámbito profesional y familiar, he estado como “aletargado” o “dormido” en el sentido de que me ha faltado un cierto impulso a la hora de adquirir un mayor compromiso político en pro del nacional socialismo, que como bien sabéis, es mucho más que una ideología.

He estado agobiado en esta última década por un sin fin de problemas, lo cual tiene su lógica si tenemos en cuenta que habitamos en el universo demiúrgico. Pero nuestra Weltanschauung dinámica me impele ahora, del mismo modo que me lo dicta mi sangre aria, a resurgir en todos los aspectos. Por esto, me dirijo ahora con frecuencia a vosotros y me siento muy honrado de poder escribir en esta magnífica y necesaria web siempre y cuando vosotros me lo permitáis, como lo estáis haciendo, por lo que os estoy profundamente agradecido. Lo que estáis haciendo en esta web a favor de nuestra raza, no se paga con nada, amigos y camaradas. Gracias, gracias, gracias por estar ahí, hace falta mucha gente como vosotros, con valentía, con honor, con dignidad, con amor a su pueblo y a su sangre, como vosotros demostráis en el día a día, arriesgando mucho, y todo por el Ideal más alto que existe: la supremacía de la raza blanca.

Los arios despiertos, los nacidos dos veces, tenemos ahora más que nunca que arrimar el hombro, y trabajar por nuestra sangre. Mientras me quede un hálito de vida tengo muy claro que voy a luchar por nuestra raza aria. En el ámbito genético, yo ya he hecho lo que he podido: mi ex-mujer, Helen, que es irlandesa, y yo, tuvimos cuatro hijos, que afortunadamente están sanos y ya están teniendo descendencia. Y en el campo de las ideas, siempre queda mucho por hacer a la hora, por ejemplo, de propagarlas. Ahora quiero ocuparme de esto, y aquí me vais a tener, en la trinchera y a vuestro servicio.

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