lunes, 20 de septiembre de 2010

Dones y no poderes.

En plano físico los seres encarnados solamente tenemos dones, no poderes. Los poderes de algunos seres humanos solamente es posible en las películas de ciencia ficción.

El propio Jesús, cuando resucitó a Lázaro, lo pudo hacer porque éste aún no había muerto. Se entiende que alguien está muerto cuando el cerebro está deteriorado. El cerebro de Lázaro estaba intacto y el relato de la Biblia donde dice que el cuerpo estaba putrefacto, es pura invención.

A Jesús lo resucitaron los extraterrestres y no fue ningún milagro porque los milagros no los puede hacer ni siquiera el propio Absoluto (el cerebro de Jesús estaba intacto a causa de la radiación recibida en "la Transfiguración").

Un milagro sería si yo tiro una piedra y en lugar de caer se elevara. Es decir, todo un disparate. Claro que el Absoluto podría hacer que una piedra se elevara en lugar de caer, pero para eso tendría que cambiar las reglas que él mismo hizo de la gravedad.

Pero si lo hiciera, el propio Absoluto sería incongruente con su propia congruencia. Y, además, si cambiara las reglas de la gravedad, entonces no sería ningún milagro el que una piedra se elevara y no cayera, sino algo absolutamente normal.

El milagro, pues, como un hecho violatorio de las leyes naturales de la Creación, no existe.

Sin embargo, si bien el hombre no tiene los poderes de los "seres dimensionales" de las historietas cómicas, sí puede realizar otras proezas, como construir naves espaciales que vayan a los confines del universo, realizar viajes en el tiempo, sea hacia el pasado para ver cómo Nerón incendia Roma o Jesús es crucificado, sea hacia el futuro para presenciar el nacimiento de las Pléyades o la destrucción del universo por el Big Crunch, o incluso resucitar personas, como lo hacen rutinariamente en la actualidad hasta los aprendices de enfermeros en los hospitales... ¿Para qué más?

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