Queridos amigos,
A medida que me acerco a ustedes hoy y comparto mi energía me lleno de alegría. Yo comparto mi energía con ustedes, pero ustedes también la están compartiendo. Su luz brilla y resplandece sobre el mundo, aunque ustedes no siempre se den cuenta de esto. Ustedes están marcando la diferencia sobre la Tierra, aquí y ahora, en esta época en la que tantas cosas están cambiando.
En este punto del tiempo hay un estallido de Luz. La conciencia está evolucionando sobre la Tierra e incita a la oscuridad a salir de su lugar oculto. Trae a la superficie mucho de lo viejo y corrompido, para que todos lo vean. Esta es la razón de por qué aparece tan contradictoria en sus manifestaciones. La conciencia crece, pero puede llegar a ponerse más oscuro antes de que la Luz gane una posición firme y verdaderamente brille en su mundo.
Ustedes son los que mueven lo viejo a la superficie, lo fuerzan a exponerse por medio de su conciencia, por medio de su Luz. Esta es la razón por la que ustedes se sienten llamados, esto es lo que ustedes son. Ustedes son trabajadores de la luz. Ustedes son almas que sienten profundamente una misión; son movidos por un llamado que se agarró de mí también durante mi vida en la Tierra. Muchos de ustedes fueron mis seguidores en aquél entonces, o mejor dicho, seguidores de la enseñanza y de la energía que yo difundí.
Yo soy su corazón, yo soy su alma. Yo no soy sólo aquél ser humano quien una vez vivió en la Tierra y quien ahora está regresando a ustedes. Yo vengo aquí ante ustedes como la expresión de la energía Crística: su supra alma, la energía que los enlaza a ustedes, que es su fuente y origen. Es un campo de energía que ahora se está acercando más y más hacia la Tierra, tocando los corazones de muchas personas y afectando sus emociones.
Esta ola de Luz genera mucha confusión en las personas que no están preparadas para el cambio. Ellos se sienten inseguros, experimentan una falta de significado en sus vidas, y no saben cómo tratar con estas emociones confusas. Y ustedes son aquellos en la Tierra quienes están aquí para irradiar Luz a estas personas. Ustedes son los pioneros, ustedes son los maestros de esta Nueva Era. Ahora ustedes pueden preguntarse: ¿estoy preparado para hacer esto? ¿Cómo debería empezar? ¿Cómo irradio o expreso mi Luz? La respuesta es más simple de lo que ustedes piensan: ustedes ya lo están haciendo. Ustedes están haciendo lo que vinieron a hacer.
Una de las razones por las que tienen tantas dudas acerca de ustedes mismos es que ustedes temen enfrentar su propia grandeza. En su vida diaria, aún albergan un montón de pensamientos negativos y emociones acerca de ustedes mismos que les hacen preguntarse: “¿puedo yo realmente estar anclado y arraigado en este lugar llamado Tierra, estoy realmente en casa aquí? ¿Cumplo yo verdaderamente mi misión aquí?” Y yo les estoy diciendo: especialmente cuando se ven desafiados por el miedo, la desesperación o la tristeza, ustedes son capaces de cumplir su misión. Porque justo ahí es donde su Luz más se necesita. Nadie está mejor equipado que ustedes para sanar su dolor interior. Al iluminar su propia oscuridad interior, con amor y compasión, están mostrando un ejemplo de trabajo de luz que irradia hacia afuera hacia los demás y los alienta a ellos a iluminarse.
Ustedes son viejos y vienen de lejos. Se están acercando a la consumación de un ciclo de vidas. Y ahora, al final de este ciclo, su energía se ha vuelto tierna, llena de compasión y de sabiduría. Pero ustedes también han llegado a desanimarse, y de vez en cuando se deprimen, cuando miran el estado de la madre Tierra, esta hermosa creación de los reinos vegetal, animal y humano, que podría estar tan llena de vida y vitalidad. También, cuando observan sus relaciones con los demás, con frecuencia sienten que algo está faltando. Extrañan una cierta sinceridad, amor, regocijo, conexión. Sienten nostalgia por una realidad en la cual puedan compartir esto con los demás. Esto los angustia. Sienten dolor por el mundo. Sienten dolor por las personas cercanas a ustedes. Sienten dolor por ustedes mismos. Ustedes sienten nostalgia y un profundo amor por dentro que encuentran difícil de expresar y de encarnar aquí en la Tierra.
Pero yo les digo que ustedes están en el umbral de una Nueva Era. Tengan fe, yo estoy aquí con ustedes para apoyarlos y alentarlos. Sin embargo son ustedes quienes cruzan la barrera, son ustedes quienes continúan mi trabajo. Ustedes son los Cristos de la Nueva Era. Especialmente cuando se sienten agotados y cansados, perdiendo toda confianza, por favor ábranse a esta nueva posibilidad, la luz que está esbozándose, y ríndanse a ella. No traten de pelear o luchar contra sus miedos y tristezas. Ellos están ahí –dejen que yo cuide de eso. Sientan mi energía aquí y ahora, yo estoy con ustedes.
Yo soy ustedes, somos uno. Permitan que la luz y el bienestar de la energía Crística estén con ustedes y sientan cómo todos nosotros estamos conectados por este poderoso portador de Luz. Ustedes son el Cristo de la Nueva Era.
Ahora quiero pedirles que dirijan su atención a su parte herida, el niño interior que se ha sentido batido y humillado a lo largo de muchas vidas en la Tierra. Ustedes han pasado por muchas cosas, tanto en esta vida como en otras pasadas. Es este querido niño dentro de ustedes, físicamente localizado en su abdomen, quien necesita cuidado y atención. Especialmente, él necesita paciencia y confianza por parte de ustedes. Este niño, esta parte emocional suya, no se sana inmediatamente. Él ha sido herido profundamente, y desde esta herida crea emociones negativas en su vida, tales como soledad, miedo, sentimiento de abandono o de rechazo. Estas emociones señalan sus llagas más profundas. Ni siquiera es la muerte lo que ustedes más temen. Es la sensación de total desconexión de Dios lo que constituye la más profunda agonía. Sentirse separado de la presencia amorosa del Espíritu, desconectado de la luz natural y unidad de la Creación, ha creado la carga más pesada dentro de ustedes. Yo les estoy pidiendo que vean ese dolor dentro de ustedes y que extiendan sus manos al niño interior herido.
Sólo imaginen que ustedes son un ángel, un representante de los reinos de la Luz, y sientan cómo su energía de ángel envuelve su cuerpo con un suave y cálido manto. Es una energía dorada que los acaricia y pueden sentir cómo gira alrededor de ustedes, desde la cabeza hasta la punta de los pies. Noten cómo unas manos doradas se extienden hacia su abdomen, hacia el pequeño e inocente niño interior. Díganle al niño que es bienvenido y precioso más allá de las palabras.
Díganle “hola” a ese viejo dolor suyo y permítanle estar ahí. “Tú puedes ser parte de mi vida, no te estoy abandonando”. Esta es la compasión que ustedes anhelan, esto es lo que los hace sentirse completos, déjenlo ser. Sostener a su propio ser herido, no dejar que el niño interior sufra todo él sólo, es la energía que los convierte a ustedes en el Cristo. En su vida diaria, cada vez que ustedes se resisten a su propio dolor, deseando poder librarse de su miedo e ira de una sola vez, maldiciéndose a ustedes mismos por eso, están abandonando al niño interior. Al resistirse a su dolor, y juzgar el comportamiento que surge de él, apartan al niño de ustedes. Ustedes dicen “yo no quiero más estar triste o enojado o temeroso, yo sólo quiero estar feliz, por qué no puedo superarlo, me odio.” Pero el niño interior está llorando y llamándolos, y no va a ser sanado por medio de su resistencia o condena.
Tómense el tiempo para sanarse. Cuando sientan resistencia, deténganse ahí mismo y siéntense. No le den la espalda, liberen la resistencia, por el bien del niño. Quédense con su niño herido, permitan que la energía dorada de su propio ángel lo abrace. ¡No teman ser tan grandes! Tómense todo el tiempo y espacio que necesiten para sanarse. Este proceso de sanación es la verdadera razón por la que eligieron esta vida en la Tierra. La transformación interior que están atravesando es precisamente lo que ustedes se propusieron completar, lo que están llamados a hacer, y lo que la Tierra está esperando.
Tengan compasión por su dolor. Enfrenten la desolación profunda interior y díganle a esa parte suya “yo estoy ahí para ti, yo SOY el ángel que trae Luz, yo te llevaré a la tierra prometida. No tengas miedo, porque yo estoy de pie junto a ti, estoy de pie detrás de ti, estoy delante de ti y estoy dentro de ti. Yo no vengo de arriba, no vengo de abajo, vengo de tu alma. Yo soy Tu esencia”.
Ustedes se están volviendo ángeles en la carne. Ustedes son ángeles encarnados en la materia física. Tienen mucho para dar y compartir con la gente, pero no dejen que eso los distraiga. Ustedes son lo primero en su vida, y siempre necesitan estar conectados a esa parte de niño interior suya. Tan pronto como ustedes noten que sus emociones se vuelven ingobernables, que se sienten intranquilos, tensos, ansiosos o molestos, denle la cara inmediatamente. Esto es más importante que cualquier otra cosa que ustedes necesiten hacer en su vida. Incluso las otras personas están en segundo lugar. Su vida se trata de ustedes. Ustedes sólo pueden canalizar su luz de ángel dentro de su existencia humana, si también están dispuestos a extenderse hacia su parte más oscura.
Dediquen tiempo y espacio para la auto-sanación. Hagan todo lo que los ayude o los conforte, ya sea asesoramiento espiritual, leer libros, salir a caminar o prepararse una rica comida. Nútranse tanto a nivel espiritual como a nivel humano. Permanezcan enfocados y tómense su tiempo. Así es como ocurre la auto-sanación. Así es como ustedes encarnan su luz de ángel y hacen lo que vinieron a hacer a esta vida. ¡Se trata de ustedes!
Nosotros los saludamos. Estamos aquí en gran número, ¡mucho más grande de lo que ustedes piensan! Hay ángeles y guías rodeando a cada uno de ustedes. Ellos quieren ayudarles a que encuentren su camino en la vida. Hay mucha ayuda para ustedes desde el cosmos, mucho respeto y aliento. Ustedes son quienes lo están haciendo aquí en la Tierra, nosotros no podemos hacer esto por ustedes. Pero nosotros haremos todo lo que podamos para enviarles alegría y consuelo. Ésta es verdaderamente una época de transformación. Por favor llámenos, estamos ahí para ustedes. Estamos cruzando ese umbral juntos y parece que va a ser ¡una (Nueva) Edad Grandiosa
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