Estimados hermanos de Gaia, la Madre Tierra: Ahora que en el hemisferio norte estamos en la época del Sol, la estación del verano, viene a colación un tema muy importante para la humanidad y especialmente para los trabajadores de la luz, aquellas personas que caminan por el sendero de la conciencia y de la luz: nuestra relación con el Sol. Una de las jugadas de la oscuridad ha sido hacernos creer que el Sol es dañino y algo de lo que nos tenemos que proteger. A base de gafas oscuras de sol y de cremas de protección solar, la mayoría de las personas de nuestro mundo se encuentran hoy en día separadas de la gran fuente de energía que es el Sol. La luz dorada del Sol es la energía del Espíritu que irradia sobre nuestro mundo y nuestra conciencia. A través del Sol de nuestro sistema solar se están transmitiendo, procedentes del sol central de la galaxia, códigos de ascensión crística, de cambio genético y de elevación de la conciencia, que a través de nuestra glándula pineal y de nuestro tercer ojo (chakra de la frente - ajna chakra) inciden directamente sobre todos nuestros chakras y nuestros sistema.
Así como el Sida ha sido la excusa del miedo inventada para intentar controlar aún más la sexualidad humana, el "agujero de ozono" y la hipotética dañicidad del sol ha sido la excusa ideal utilizada por la conciencia de la oscuridad para, a través del miedo, mantenernos alejados de los códigos de luz que se transmiten a través del sol. La conciencia de la oscuridad sólo tiene un solo objetivo: impedir el despertar y la liberación de la conciencia humana.
El Sol no es algo que haya que temer. Es sólo nuestra separación del Sol (y de la propia Naturaleza) lo que nos daña y lo que convierte al Sol y a la Naturaleza en nuestros enemigos. Es sólo nuestra separación y nuestra lucha contra la Madre Tierra la que nos convierte en seres enfermos y atacados por multitud de dolencias que nos acechan continuamente.
Personalmente hace años que no uso cremas de protección solar y que dejé de usar, las en etapas anteriores de mi vida, omnipresentes gafas oscuras de sol. También hace algún tiempo que comencé por mi cuenta a practicar el "mirar al sol", consciente de la energía que a través de él (El Ángel del Sol) se me transmitía. Ante mi propio asombro y pasados los temores iniciales de que me podría quedar ciego, que podría tener problemas de retina, y todas aquellas voces que el mundo nos transmite y que quedan impresas en nosotros, descubrí que podía mirar al sol directamente incluso en las horas del medio día donde el sol está más alto. Y recordé también, cómo desde pequeño, el mirar al sol estaba presente ya entonces en mi.
Después de pasar una iniciación de 5 días en una cabaña de oscuridad en total aislamiento de luz, descubrí ante mi asombro y el de la persona que fue a buscarme al final de la experiencia, que al salir de la cabaña no tenía ninguna necesidad de protegerme la vista (lo normal después de estas experiencias es que la gente al salir después de 5 días sin ver nada de luz, necesite de unas gafa protectoras hasta que la vista se acomode de nuevo a la luminosidad). Para mi asombro y el de la persona que fue a sacarme de la cabaña, salí con los ojos totalmente abiertos y la luz lejos de hacerme daño me hacía ver todo con una claridad supraluminosa, una experiencia extraña pero maravillosa. Ahora puedo mirar al sol directamente y mantener la mirada incluso en las horas de máxima luminosidad al medio día.
Unos de los efectos que he sentido de esta conexión con la luz solar tienen que ver con la energía de la comida y con el dormir. Mi dormir ha pasado a ser mucho más ligero y consciente que hace años. Digamos que ya no me hundo en el abismo del sueño durante horas, como les ocurre a la mayoría de las personas, sino que mi sueño es corto y medio consciente, dejándome perfectamente descansado y con mucha más energía que cuando dormía mis ocho horas "de rigor". Mi relación con la comida ha cambiado enormemente, hasta el punto de tener consciencia de que mi nutrición no viene de ella. Ahora sólo como prácticamente fruta, quitando mi glotonería que me lleva algún día que otro a comer una "pizza". Pero sé que es simplemente un juego, un juego en el que me permito algunas veces dar satisfacción a esa programación del apego al comer. Pero mi energía comienza claramente a no estar ya allí. Mi alimento viene del sol, del aire, de la tierra, de mi meditación, realmente de la luz que hay en mi.
El Sol ha dejado de ser mi enemigo. Simplemente hablo con el Sol, le pido que me proteja y me llene de su energía, que eleve la vibración de mi cuerpo físico, de mi adn y de mis cuerpos energéticos. Y el Sol me protege, con una piel rejuvenecida y una energía cada vez mayor.
Os incluimos a continuación información de las conferencias que el yogui hindú Hira Ratan Manek, promotor por todo el mundo de la conciencia solar y de la práctica de mirar al Sol, ha estado dando en España. Un saludo, en el amor y el servicio.
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