En el sitio arqueológico de La Venta, las zanjas con objetos de jade depararon una nueva sorpresa a los investigadores. En el interior de las mismas habían sido depositados unos curiosos y sofisticados espejos cóncavos que estaban confeccionados con mineral de hierro cristalizado y presentaban una curvatura y un pulimento perfectos, lo que pone de relieve unos avanzados conocimientos ópticos. Los investigadores de la Smithsonian Institution, ubicada en Washington (EE.UU.), creen que estos espejos podrían haber sido utilizados para condensar y dirigir los rayos solares hacia un punto determinado con el objetivo de encender fuego o bien con fines rituales. Varios de estos espejos de hematita, magnetita y obsidiana, que reflejan perfectamente el rostro humano, se encuentran en la actualidad en el Museo Nacional de Antropología de México D.F. Asimismo, en una tumba de Chalcatzingo apareció una curiosa figura femenina (en la foto) que tenía un espejo de hematita sobre el pecho.
JUGUETES INFANTILES QUE HACEN PENSAR
Es tan poco lo que sabemos de los olmecas que cualquier dato aporta una portentosa luz sobre esta misteriosa civilización. Las condiciones de humedad que caracterizan al Golfo de México han impedido que llegue a nosotros un solo esqueleto o un triste hueso de algún representante de esta cultura. No sabemos apenas nada de su organización social, de sus ceremonias, de sus dioses, de sus creencias, de su lengua... pero, en cambio, sí sabemos algunas cosas de sus hobbies. Tanto en las estelas de piedra como en las figuras de jade se muestra a los olmecas como individuos de constitución musculosa, representados como participantes en el juego de pelota (relieves de El Tajín) o con niños recién nacidos en sus brazos. Al excavar el yacimiento de Tres Zapotes en 1939, el arqueólogo estadounidense Matthew Stirling encontró varias estelas, una cabeza gigantesca y unos extraños juguetes infantiles, entre ellos unos animales con forma de perritos dotados de ruedas, lo que supuso un nuevo mazazo para quienes sostenían que la rueda no se utilizó en Centroamérica hasta los tiempos de la Conquista. Es de suponer que los olmecas y los mayas (que fabricaron juguetes de similares características) utilizaban también la rueda para menesteres menos infantiles. En el Museo de Antropología de Xalapa se puede ver asimismo otro curioso juguete que representa a un elefante de arcilla, animal que no existe en América, así que quien lo diseñó tuvo que haber observado a estos paquidermos hace más de 2.000 años en algún lugar como, por ejemplo, África.
EL TEXTO MÁS ANTIGUO DEL NUEVO MUNDO
Hasta hace muy poco tiempo muchos se negaban a dar el calificativo de civilización a los olmecas porque carecían de un sistema de escritura. Sin embargo, esto ha cambiado recientemente. En septiembre de 2006 la revista Science publicó un artículo en el que se demostraba que el texto más antiguo de América es olmeca. Un grupo de arqueólogos mexicanos identificó lo que parece ser el sistema de escritura más antiguo de toda América: una losa de piedra, bautizada como “bloque de Cascajal”, que fue descubierta accidentalmente en 1999 en el sur del estado mexicano de Veracruz, a las afueras de San Lorenzo. Pesa unos 12 kg y mide 36 cm de largo por 21 cm de ancho, con 13 cm de espesor. El texto que contiene está compuesto por 62 símbolos, algunos de los cuales se repiten hasta cuatro veces. Se trata de uno de esos raros hallazgos que cambian la historia. El bloque de piedra, tallado en un tipo especial de roca, ha sido datado hacia el año 900 a.C., es decir, es unos 400 años anterior a los que hasta entonces estaban considerados los registros más antiguos de escritura. El texto empieza con la imagen de una abeja “que fue domesticada por los olmecas” y que sigue existiendo en Veracruz, según explicó Mª del Carmen Rodríguez Martínez, investigadora del Instituto Nacional de Antropología de México (INAH). Aparentemente, esta abeja era sagrada para los olmecas porque el insecto abre secuencias de escritura, y se repite en tres ocasiones. Uno de los autores del estudio, Stephen Houston, de la Universidad Brown (EE.UU.), destacó que puede ser el comienzo de una nueva era de estudio de la civilización olmeca. El texto se ajusta a todas las características de la escritura porque tiene elementos diferenciados, secuencias, patrones y un orden consistente de lectura. Es una nueva y profunda evidencia de que los olmecas tenían escritura. La inscripción no ha podido ser descifrada por el momento, pero los científicos creen que puede ser una especie de “piedra Roseta” que abrirá las puertas a nuevos y sorprendentes descubrimientos.
UNA TRÁGICA DESAPARICIÓN
De nada les sirvió a los olmecas ser una de las culturas más avanzadas de su tiempo. También ellos desaparecieron en las brumas de la historia cuando, al inicio de la era cristiana, abandonaron paulatinamente, y sin razón aparente, sus emplazamientos. Quienes se instalaron después en aquellos asentamientos actuaron con espíritu vengativo: derribaron las esculturas olmecas de sus bases y arrojaron colina abajo las cabezas gigantescas para que se hundieran en los marjales. Parece que los asentamientos olmecas fueron abandonados de manera gradual: los primeros, sobre el año 300 a.C. y, posteriormente, en el siglo I, los más meridionales. El emplazamiento arqueológico de Monte Albán, situado en la costa del Pacífico, alberga algunas pistas sobre el fin de esta civilización. Allí se han localizado, empotradas en un muro conmemorativo, decenas de losas que llevan grabadas imágenes de individuos negroides, a los que alegremente se dio el nombre de “danzantes” por las posturas que adoptaban. Hoy los investigadores proponen diversas hipótesis para explicar el significado de estas figuras: desde que se trata de chamanes en éxtasis bajo el influjo de hongos alucinógenos hasta la posibilidad de que fueran enanos que servían para distraer a la nobleza zapoteca. Últimamente se tiende a pensar que representan a prisioneros olmecas con cuerpos mutilados, desnudos y muertos después de ser sacrificados. Monte Albán se convirtió en la antigua capital de los zapotecas, cultura que sucedió a la olmeca y que se desarrolló entre los años 500 a.C. y 800. La leyenda dice que la ciudad, cuyos edificios están orientados al Norte, fue construida con la ayuda de unos “seres de las nubes”, los nosoobi, que han sido interpretados como sabios de la cultura olmeca.
JUGUETES INFANTILES QUE HACEN PENSAR
Es tan poco lo que sabemos de los olmecas que cualquier dato aporta una portentosa luz sobre esta misteriosa civilización. Las condiciones de humedad que caracterizan al Golfo de México han impedido que llegue a nosotros un solo esqueleto o un triste hueso de algún representante de esta cultura. No sabemos apenas nada de su organización social, de sus ceremonias, de sus dioses, de sus creencias, de su lengua... pero, en cambio, sí sabemos algunas cosas de sus hobbies. Tanto en las estelas de piedra como en las figuras de jade se muestra a los olmecas como individuos de constitución musculosa, representados como participantes en el juego de pelota (relieves de El Tajín) o con niños recién nacidos en sus brazos. Al excavar el yacimiento de Tres Zapotes en 1939, el arqueólogo estadounidense Matthew Stirling encontró varias estelas, una cabeza gigantesca y unos extraños juguetes infantiles, entre ellos unos animales con forma de perritos dotados de ruedas, lo que supuso un nuevo mazazo para quienes sostenían que la rueda no se utilizó en Centroamérica hasta los tiempos de la Conquista. Es de suponer que los olmecas y los mayas (que fabricaron juguetes de similares características) utilizaban también la rueda para menesteres menos infantiles. En el Museo de Antropología de Xalapa se puede ver asimismo otro curioso juguete que representa a un elefante de arcilla, animal que no existe en América, así que quien lo diseñó tuvo que haber observado a estos paquidermos hace más de 2.000 años en algún lugar como, por ejemplo, África.
EL TEXTO MÁS ANTIGUO DEL NUEVO MUNDO
Hasta hace muy poco tiempo muchos se negaban a dar el calificativo de civilización a los olmecas porque carecían de un sistema de escritura. Sin embargo, esto ha cambiado recientemente. En septiembre de 2006 la revista Science publicó un artículo en el que se demostraba que el texto más antiguo de América es olmeca. Un grupo de arqueólogos mexicanos identificó lo que parece ser el sistema de escritura más antiguo de toda América: una losa de piedra, bautizada como “bloque de Cascajal”, que fue descubierta accidentalmente en 1999 en el sur del estado mexicano de Veracruz, a las afueras de San Lorenzo. Pesa unos 12 kg y mide 36 cm de largo por 21 cm de ancho, con 13 cm de espesor. El texto que contiene está compuesto por 62 símbolos, algunos de los cuales se repiten hasta cuatro veces. Se trata de uno de esos raros hallazgos que cambian la historia. El bloque de piedra, tallado en un tipo especial de roca, ha sido datado hacia el año 900 a.C., es decir, es unos 400 años anterior a los que hasta entonces estaban considerados los registros más antiguos de escritura. El texto empieza con la imagen de una abeja “que fue domesticada por los olmecas” y que sigue existiendo en Veracruz, según explicó Mª del Carmen Rodríguez Martínez, investigadora del Instituto Nacional de Antropología de México (INAH). Aparentemente, esta abeja era sagrada para los olmecas porque el insecto abre secuencias de escritura, y se repite en tres ocasiones. Uno de los autores del estudio, Stephen Houston, de la Universidad Brown (EE.UU.), destacó que puede ser el comienzo de una nueva era de estudio de la civilización olmeca. El texto se ajusta a todas las características de la escritura porque tiene elementos diferenciados, secuencias, patrones y un orden consistente de lectura. Es una nueva y profunda evidencia de que los olmecas tenían escritura. La inscripción no ha podido ser descifrada por el momento, pero los científicos creen que puede ser una especie de “piedra Roseta” que abrirá las puertas a nuevos y sorprendentes descubrimientos.
UNA TRÁGICA DESAPARICIÓN
De nada les sirvió a los olmecas ser una de las culturas más avanzadas de su tiempo. También ellos desaparecieron en las brumas de la historia cuando, al inicio de la era cristiana, abandonaron paulatinamente, y sin razón aparente, sus emplazamientos. Quienes se instalaron después en aquellos asentamientos actuaron con espíritu vengativo: derribaron las esculturas olmecas de sus bases y arrojaron colina abajo las cabezas gigantescas para que se hundieran en los marjales. Parece que los asentamientos olmecas fueron abandonados de manera gradual: los primeros, sobre el año 300 a.C. y, posteriormente, en el siglo I, los más meridionales. El emplazamiento arqueológico de Monte Albán, situado en la costa del Pacífico, alberga algunas pistas sobre el fin de esta civilización. Allí se han localizado, empotradas en un muro conmemorativo, decenas de losas que llevan grabadas imágenes de individuos negroides, a los que alegremente se dio el nombre de “danzantes” por las posturas que adoptaban. Hoy los investigadores proponen diversas hipótesis para explicar el significado de estas figuras: desde que se trata de chamanes en éxtasis bajo el influjo de hongos alucinógenos hasta la posibilidad de que fueran enanos que servían para distraer a la nobleza zapoteca. Últimamente se tiende a pensar que representan a prisioneros olmecas con cuerpos mutilados, desnudos y muertos después de ser sacrificados. Monte Albán se convirtió en la antigua capital de los zapotecas, cultura que sucedió a la olmeca y que se desarrolló entre los años 500 a.C. y 800. La leyenda dice que la ciudad, cuyos edificios están orientados al Norte, fue construida con la ayuda de unos “seres de las nubes”, los nosoobi, que han sido interpretados como sabios de la cultura olmeca.
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