lunes, 1 de noviembre de 2010

PRISIONEROS DEL EGO

                        

 

                                                
Go to fullsize imageSon pocas las metas que el hombre no pueda conquistar. Si vemos la Historia en forma retrospectiva deberemos aceptar que las hazañas, conquistas e inventos que ha realizado la Humanidad son absolutamente impensables para los antiguos. Podemos subir a la montaña más alta, viajar a la estrella más lejana. Con el tiempo, sin duda alcanzaremos una vida legendaria y el conocimiento alcanzará niveles extraordinarios. Pero aún llegando a los límites de la imaginación, no podremos cambiar ni un milímetro nuestro Karma.
Las cosas ocurren cuando tienen que ocurrir, con independencia de nuestros deseos o nuestras conveniencias. No podemos parar la muerte, ni el devenir del tiempo, ni el carácter de los seres más próximos a nosotros.
Si investigáis en vuestra carta astrológica, veréis que en todo momento estáis cumpliendo con un programa perfectamente establecido por la Ley del Espíritu.
Si os han contado que podemos ejercitar el libre arbitrio. Si os han dicho que podéis hacer lo que deseéis, si os han dicho que con la voluntad, con la oración, o con la invocación a tal o cual dios o principio se puede cambiar algo de vuestra vida, pues simplemente estáis equivocados o bien os han mentido.
Todo sigue una Ley, un devenir perfectamente establecido. Ningún “ministro de dios”, ningún brujo, chaman, talismán o mantram, puede actuar en forma caprichosa, mutando la Ley del devenir. Se podría decir, que estamos simplemente cumpliendo en este espacio tiempo, lo que ya se ha dado en otro espacio tiempo, donde se vive un eterno presente.
He realizado cerca de ocho mil cartas natales y os puedo asegurar que nunca vi ninguna carta perfecta, ninguna persona absolutamente feliz, ninguna persona que no sufriera o se doliera de algo o se lamentará de alguna circunstancia. De hecho las personas que simplemente afirman que nada les afecta o que son felices, suelen ser personajes profundamente egoístas que no perciben su entorno o paranoicos, colgados de alguna idea fanática o religiosa.
Si subimos nuestra conciencia, si elevamos nuestro conocimiento, en la misma medida nuestra implicación emocional es mayor y comenzamos a integrar el dolor de los cuarenta mil niños que se mueren de hambre al día o a dolernos del destrozo ecológico al que estamos sometiendo a nuestra madre Tierra. Incluso si nos aislamos de las sensaciones externas, comenzamos a sufrir por la tremenda soledad de nuestro egoísmo. Como astrólogo comprobé en forma categórica, que planeta Tierra y nuestro paso por él mismo, no es sino para aprender, para experimentar y para proseguir en el camino del conocimiento. Como decía mi viejo maestro. “La vida es una sonrisa y un lágrima”.
He comprobado, que junto a este clima histórico de limitación, dolor y aprendizaje, se dieron siempre “mercaderes de la culpa” o “intermediarios de dioses absurdos”. Digo mercaderes de la culpa, por que durante miles de años, se ha utilizado el cielo, el infierno, el premio y el castigo, el pecado y el perdón como herramientas de sometimiento y de confusión.
Os aseguro que si hoy tenéis una oposición entre Saturno y Marte; nada, ninguna oración, ningún majadero con túnica podrá evitar un conflicto, en vuestro espíritu. No perdáis el tiempo rezando; es inútil. Pero sobre todo no hagáis caso de los oportunistas que os pueden sacar dinero quitándoos el supuesto “mal de ojo”. Ni de los que os dicen que aceptéis el dolor para redimir al mundo o que recéis a tal o cual Dios de turno para evitar el dolor. Os aseguro que si os duele la muela por una infección, solo con un antibiótico adecuado se os quitará el dolor, no por poner una estampita encima del carrillo.
Tampoco los extraterrestres vendrán a rescataros por ser buenas personas, ni a castigar a los malos. Ellos no pueden crearos conciencia, no pueden sustituir vuestros estados de ánimo. Ni tampoco pueden alterar vuestro propio karma, puesto que ni siquiera pueden alterar el suyo.
Aunque os leáis todos los libros de autoayuda, aunque tengáis el mejor de los gurús, aunque practiquéis la técnica de meditación más sofisticada, no podréis alterar la Ley del devenir de las cosas, de las especies y de los espíritus. Incluso, cuando penséis que os habéis escapado a las consecuencias del karma y que en esta ocasión habéis ejercitado la libertad, veréis que a posteriori todo está escrito en vuestra carta natal, y que el acto de libertad que creéis haber ejercitado, estaba escrito.
Desengañaros en igual medida, al analizar la figura de los dioses de antaño, o de los profetas y santos a los que ciertas religiones invocan. Ellos eran imperfectos, estaban limitados, cumplían su Karma.  De hecho si viéramos sus vidas en una pantalla de televisión veríais que eran seres humanos, quizás mejor que vosotros, pero en igual medida sometidos a la Ley del Karma. Los adeptos, los oficiantes del culto, los religiosos, atribuyeron cualidades, méritos, y maravillas, a cual más grades, pues esto es un fenómeno de frustración que se estudia en primero de psicología. No acepto mi realidad, ni mi dolor, ni mi limitación y frustro esta realidad creando a Supermán a este u otro Dios, y además les pido a los demás que lo imiten. En igual medida, al ser personajes nacidos de la frustración, producen en nosotros más frustración, al no poder jamás alcanzar su supuesta virtud o su estado de santidad. Veréis que enseguida sale un “mercader de la culpa” que os dice: - eres pecador, debes imitar la santidad de este u otro modelo, y si no puedes te vas al infierno. ¡Por supuesto, yo estoy para ayudarte, y por esta ayuda me tienes que pagar tal o cual prebenda!
Los iniciados en los misterios de todos los tiempos comprendieron que no se puede adorar a ningún ser encarnado en la Tierra, pues lo nacido del barro humano, no es sino imperfecto.
Los moradores de la selva más remota del Amazonas, han comprendido que si matan a todos los monos llegará un momento en que no podrán comer carne. Han comprendido que su “yo” esta profundamente ligado al orden natural, a la Ley de la supervivencia de las especies.  Ellos saben que si queman la selva, no podrán comer plátanos. Su Ego esta perfectamente vinculado al ego colectivo.Ellos saben que no existe el libre arbitrio, puesto que si no siguen las normas, simplemente desaparecen. En occidente por el contrario nuestro ego ha alcanzado tal dimensión egoísta, que todos nuestros sistemas de creencias se basan en ignorar el entorno, a los demás, y a la Ley, pudiendo saltarme el Karma, invocar a mi dios que me llevará al cielo, o marcharme en una nave espacial, que los ET, tienen ya dispuesta para mi, como elegido. 

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