jueves, 11 de noviembre de 2010

LOS EVANGELIOS Y EL EXOTERISMO

Quede en claro aquí que no se trata de seguir una corriente religiosa convencional sino ir de lleno a indagar que hay detrás del texto evangélico. Mucha gente sospechó que los Evangelios dicen cosas totalmente distintas de lo ue la Iglesia pretende. Un renombrado estudioso, Charles Guignebert profesor de Sorbona, afirmó categóricamente en su obra sobre Jesús, que su enseñanza original no lo sobrevivió. En cierta forma era adherirse a una tesis actualmente corriente, la cual afirma que el Cristianismo que conocemos lo inventó San Pablo, pero que de la doctrina original de Jesús sabemos poco y nada.
Sin embargo vamos a ver que hay una corriente secreta, subterránea, esotérica dentro del Cristianismo, y examinaremos en qué consiste, cuál es su contenido y cuál es el enfoque real de esa enseñanza. Siempre debe distinguirse en toda escritura, los sentidos aparentes de los ocultos. Eso ocurre incluso en libros escritos deliberadamente como obras de ficción, pero que bajo la superficie presentan nociones muy profundas y muy cargadas de enseñanzas esotéricas, las que no pueden darse a todo el mundo. Un ejemplo clásico es la Divina Comedia de Dante.
El mismo Dante lo insinúa cuando dice: "Los que tenéis el intelecto sano mirad la doctrina que se esconde bajo el velo de los versos extraños". Porque la Divina Comedia es una obra iniciática, como lo es también el Don Quijote de la Mancha. Detrás del Don Quijote hay una enseñanza esotérica de otro tipo. Y esto se hace mucho más notable cuando llegamos a los Evangelios.
En los Evangelios se revela un cuerpo de doctrina esotérica tradicional que es francamente extraordinaria y que revela la conexión directa de Jesús con la Jerarquía Iniciática de la India. Vamos a ver acto seguido de qué se trata.
Sin duda este tema reviste enorme trascendencia espiritual. Se trata de intentar revelar varios puntos esenciales de la enseñanza contenida en la tradición secreta del Cristianismo, siempre negada por algunos pero que existió indudablemente desde Jesús mismo. No se nos oculta el riesgo de tal empresa, no sólo por sus dificultades propias, sino, sobre todo, al abordar aspectos que por rozar ideas fanáticas pueden encender emociones primero y polémicas después.
Esto no debe ocurrir pues sólo se lograría apartarnos de nuestro objetivo: investigar la verdad en forma impersonal con mente serena y ecuánime, plenos de ese espíritu fraternal que debe distinguir a quienes han centrado sus vidas en el sendero espiritual.
De hecho siempre han existido dos cristianismos, uno dado a los muchos y otro reservado a los pocos. Del primero nada queremos decir pues no nos interesa. Es el segundo el que nos cautiva con sus joyas espirituales tesoros recónditos que se mostrarán gradualmente a medida que el alma madure y despierte, llegando así a estar en condiciones de reclamar la divina herencia de cada uno. Este Cristianismo esotérico ha sido celosamente preservado a lo largo de dos mil años. No siempre desgraciadamente, como una forma de guardar lo más noble para los más nobles, sino como una táctica de poder. La enseñanza que se imparte en ciertos cenáculos difiere considerablemente del dogma impartido a los fieles.
Situación que se ha mantenido inalterable desde los orígenes mismos del cristianismo hasta hoy. A los remisos en creer esto sólo cabe recomendarles consultar la literatura patrística (o sea de los padres de la Iglesia) y la de los apologéticos del siglo II. Por ejemplo, en sus misceláneas o "stromata", San Clemente de Alejandría habla explícitamente del esoterismo cristiano, como también de la iniciación en la cual el Maestro toca a los discípulos digamos con el bastón o tirso, equivalente a la Yoga Danda, o centro de poder yóguico de los gurúes hindúes.
En las iniciaciones, el Maestro Iniciador toca a cada uno con un Yoga Danda, un cetro largo, que tiene reliquias en su interior, vale decir, un bastón hueco que contiene una cápsula de oro con cenizas de Grandes Iniciadores de la India. Exactamente lo mismo se hacía en los primeros siglos del Cristianismo. El obispo con el tirso tocaba a cada discípulo impartiendo así la iniciación. René Guénon en su obra "Apercus sur l'esoterisme chrétien" se refiere precisamente al hecho de la iniciación cristiana primitiva, la que ya no existe. Al desaparecer la Iniciación el Cristianismo se convirtió en un exoterismo, es decir una corriente meramente religiosa. Al parecer no se conservó la Iniciación dentro de ningún círculo de la Iglesia. El orden sagrado, por ejemplo, es un ritual puramente externo. No puede ser considerado iniciación como algunos han pretendido, ni tampoco el bautismo es una iniciación. Esto es importante aclararlo, pues Frithjof Schuon, un discípulo confundido de Guénon, sostenía lo contrario. Es decir que todo bautizado, según este autor, era un Iniciado. Este es no tener la menor idea sobre en qué consiste una iniciación.
Esta es algo totalmente distinto, que vamos a ir aclarando conforme avancemos.
Afirma San Clemente, sin rodeos: "Los misterios cristianos no son para todos". Con eso ya señalaba a las claras, la existencia de un esoterismo cristiano. Su discípulo Orígenes, en su famosa polémica con Celso (su famoso "Contra Celso"), se ve forzado a reconocer que parte de las enseñanzas cristianas eran secretas. En su obra "De Principiis" Orígenes insiste en lo que se ha dicho muchas veces: las escrituras sagradas no sólo tienen un significado aparente sino otro más recóndito que escapa el conocimiento de la mayoría de la gente. Si tomamos los Evangelios siempre iremos descubriendo sentidos mas y más recónditos, más elevados, según nosotros mismos vamos madurando. Lo mismo pasa con la mayoría de tales escrituras. Ireneo, otro de los santos padres, en su obra "Contra las Herejías" se refiere también, claramente, a esta tradición apostólica qué conserva la sabiduría de los perfectos, la gnosis o conocimiento de la que también habla San Pablo. Esta tradición es enseñada luego por el segundo Dionisio (Dionisio Areopagita) y difundida en Europa por las traducciones latinas de Erígena, siendo recogida finalmente por el fraile Osuna en sus famosos "Abecedarios". En esta última fuente beberán luego ávidamente la sabiduría esotérica tradicional los dos grandes iniciados cristianos del siglo XVI, Teresa de Avila y Juan de la Cruz.
La tradición oral se mantiene incólume hasta hoy entre ciertos dignatarios eclesiásticos. No hace mucho Robert Ambelain ha publicado un libro, ahora traducido al castellano, que se llama "Jesús o el secreto mortal de los Templarios", que contiene el fascímil de una página de un brevario para obispos, con la fórmula de un juramento muy solemne por el cual el prelado se compromete a no revelar los secretos sobre el dogma que le han sido confiados.
Veamos el contenido de esta tradición secreta que se origina en el fundador mismo del Cristianismo. Contenido que resulta sorprendente por cuanto encierra enseñanzas sobre la vida contemplativa en forma de Raja Yoga, sobre el karma, sobre la transmigración, sobre la Jerarquía Espiritual, sobre la Presencia de la Divinidad entronizada en la cámara etérica del corazón del hombre y sobre las iniciaciones.
Nada más y nada menos. Es decir, es un cuerpo de doctrina tradicional e iniciática totalmente disimulado y bajo velos en el Evangelio, y que uno puede ir descubriendo a medida que lee y medita el texto. Pero para poder justificar tan rotundas afirmaciones es necesario recurrir a las fuentes comenzando por los libros que forman el Nuevo Testamento, particularmente los cuatro Evangelios denominados canónicos. Existen otras fuentes también, los llamados "Evangelios apócrifos" y los "agrafa" o sea palabras no escritas atribuidas a Jesús las que se conservan por tradición oral. Además existe un escrito pseudo-gnóstico de carácter a menudo extravagante denominado "Pistis Sofía". Todas estas fuentes (con excepción de las llamadas canónicas que constituyen el Nuevo Testamento) carecen de valor para un estudio serio de los contenidos esotéricos y espirituales en las enseñanzas de Jesús. Hay sin embargo una obra muy interesante, un Evangelio Gnóstico, hallado en Nag-Hammadi en 1946 y que es el Evangelio de Tomás (o según Tomás el Dídimo), que contiene una serie de apreciaciones y frases que conciernen directamente al esoterismo del cristianismo y revelan una coincidencia con la filosofía hermética absolutamente notable.
Cito un corto fragmento: "Cuando hagáis de dos uno, -dice Jesús- y cuando hagáis lo que está adentro como lo que está afuera y lo que está afuera como lo que está adentro, y lo que está arriba como lo que está abajo, y cuando hagáis el macho con la hembra una sola cosa de modo quo el macho no sea macho y la hembra no sea hembra, y cuando hagáis ojo en lugar de ojos y una mano en lugar de manos y un pie en lugar de pies, y una imagen en lugar de imágenes entonces entraréis en el reino de los cielos". (Aclaremos que esto supone trascender las dualidades y realizar la Unidad).
Habrán observado eso de "arriba y abajo". Aquí la idea clarísima es restablecer dentro del ser humano la Unidad. El reino de los cielos consiste en superar toda dualidad y restablecer la Unidad; y llegar a alcanzar -esta es una noción cabalística- el andrógino primordial, donde cada ser desarrollará en sí mismo las cualidades y atributos deseables de ambos sexos.
Hay otro párrafo que merece discusión y análisis aunque no sean tan directos.
Incluso hay párrafos tanto en este Evangelio como en el de Felipe - otro Evangelio Gnóstico - que produce un gran choque emocional a lectores de tipo beato-devoto, o frecuentadores de Iglesias porque presentan a Jesús en una dimensión que no están preparadas para asimilar, debido a que la Iglesia a través de tantos siglos nos ha cargado de prejuicios y de puntos de vista totalmente ridículos. Por ejemplo en la India, es sabido que los textos están atiborrados de descripciones de los amores de Sri Krishna con Radha, y eso no sorprende absolutamente a nadie. Pero vaya uno en Occidente a hablar de los amores de Jesús y se arma un escándalo. Eso es exactamente lo que hace ese Evangelio en uno de los pasajes. En éste María Salomé se dirige a Jesús y le dice: "Hombre que te crees, has comido en mi mesa y dormido en mi cama". Y en el Evangelio de Felipe se dice que Pedro se ponía furioso cada vez que el Señor entraba y la besaba a María de Magdala en la boca, cosa que evidentemente la mentalidad frailera no puede soportar. Entonces lo que hay que buscar en el Evangelio, es un sentido más oculto, más profundo, más elevado y valioso. Este ejemplo es sólo una acotación para poner de manifiesto que Jesús era verdaderamente un hombre, por más que fuera a la vez un Avatar, o sea una Encarnación Divina.
Pasemos a referirnos al Avatar Jesús, llamado el Cristo, para decir algo sobre su vida oculta y poner en claro el esoterismo evidente que campea en sus Parábolas y que tiene su origen incontestable en la Jerarquía Blanca de los Himalayas.
Veamos qué es lo que nos enseña la tradición esotérica respecto de la personalidad histórica de Jesús.
Hay una serie de asuntos interesantísimos acerca de la vida de Jesús, y que surgen apenas en forma indirecta del Evangelio. Por ejemplo ¿quiénes eran los tres Reyes Magos, según la tradición?. Esto lo hemos recibido de muy elevadas fuentes: eran tres Maestros espirituales, venidos de Oriente, con el deliberado propósito de otorgar a Jesús, tan pronto naciera, una iniciación especial, que e concede a los grandes Avatares futuros y que remueve del cuerpo físico todas las impurezas debidas al proceso de la gestación. Cuando nació Sri Krishna le ue dada la misma iniciación, y cuando nació, en 1919, Sri Bhagavan Mitra Deva cerca de Bombay) también esta le fue administrada. Por consiguiente los tres Magos llegaron de Oriente mucho más que para rendir adoración a Jesús o regalarle oro, incienso y mirra. Después, Jesús es llevado a Egipto. El pretexto es que Herodes había ordenado la matanza de los inocentes; y se dice que la familia no retorna a Judea hasta después de la muerte de Herodes. Esto está en el Evangelio de San Mateo. Si tomamos en cuenta que Herodes tardó unos cuantos años en morir, ¿qué pasó en ese lapso de tiempo? Todo indica que Jesús toma contacto con los Misterios Egipcios y recibe iniciaciones en Egipto. Después, el silencio de los Evangelios en cuanto a la vida de Jesús es total. Pero el misterio se quiebra por otro lado. Por tradición oral tuvimos noticias de que Jesús había estado en el Tibet y los Himalayas, había vivido un tiempo en la ciudad de Ladakh en el norte de la India y después había pasado a los Himalayas.
Incluso la famosa vidente alemana, Ana Catherina Emmrich describe esta visita de Jesús a los Himalayas y su encuentro con el Dios de la Tierra, con el Rey del Mundo. Pero esa parte de las visiones ha sido cuidadosamente expurgada por la Iglesia. Se les han escapado, empero algunas cosas. Hay una edición en castellano de estas Visiones en tres tomos muy voluminosos difícil de hallar, donde se habla de una visita al Monte de los Profetas, allí donde se conserva el carro de guerra de Sri Krishna. Esto, escrito en Europa a comienzos del siglo XIX, pone de relieve las posibilidades psíquicas de Ana Catherina. Felizmente un viajero ruso - Nicolás Notovich - recogió de una lamasería (convento de Lamas) de los Himalayas, la traducción de un manuscrito de los lamas donde se narra la estadía de Jesús en la India, en el Tibet, y algo también se dice de su permanencia en los Himalayas. Cuando Notovich volvió a Europa, los curas le ofrecieron sumas ingentes para hacer desaparecer ese escrito, diciendo que era una verdadera herejía que no debía ser dada a conocer. Más tarde, un famoso escritor racionalista - Ernesto Renán quiso despojarlo de la gloria del descubrimiento mediante una hábil maniobra, pero Notovich pudo burlar la trampa de Renán y finalmente editar ese escrito que se difundió mucho durante el siglo pasado pero que hoy está casi olvidado. Hay una edición mejicana reciente de la obra de Notovich con el título : "La vida secreta de Jesucristo", muy interesante de leer. Así transcurren los treinta primeros años de Jesús sobre los que los Evangelios no dicen nada.
De fuentes iniciáticas hindúes sabemos que en los Himalayas existe una gran caverna llamada la Maja Guha, donde, entre otras mil cosas, hay un gran mural; en él se lo representa a Jesú estudiando el Bhagavad Gita. Y eso se desprende del texto evangélico mismo, donde a menudo Jesús emplea figuras e imágenes tomados del mismo Gita y de los Upanishads. Por ejemplo cuando dice a los apóstoles palabras del Gita, aclarando que : "el cuerpo puede ser muerto pero el alma no". Pero hay otro ejemplo más interesante que veremos enseguida.
Mucha gente había puesto en duda la autenticidad del manuscrito del profesor Notovich, y este cuestionamiento sobre su legitimidad duró hasta 1926, cuando el profesor Nicolás Roehrich, de Nueva York, visitando el Tibet consiguió otros manuscritos tibetanos de idéntico contenido. Según el texto que logramos obtener, Jesús abandonó Jerusalén a los trece años, para evitar casarse -porque los padres lo querían casar - y se dirigió a la India donde residió en diversos puntos incluyendo Benares, durante un lapso de seis años. Sus predicaciones a los sudras (parias y descastados a quienes incitaba a rebelarse contra el yugo que les imponían los brahmines y los kshatriyas) lo obligaron a refugiarse en el Nepal donde aprendió el pali a la perfección y se dedicó al estudio de los sutras budistas, tarea en que invirtió otros seis años

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