Yo soy aquel quien estuvo entre ustedes y a quien han conocido como Jesús.
Yo no soy el Jesús de su tradición de la iglesia o el Jesús de sus escrituras religiosas.
Yo soy Jeshua-ben-Joseph; yo he vivido como un hombre de carne y hueso.
Yo alcancé la conciencia Crística antes que ustedes, pero fui apoyado en esto por poderes que están actualmente más allá de su imaginación. Mi venida fue un evento cósmico – Yo me dispuse para eso.
No fue fácil. No tuve éxito en mis esfuerzos por transmitir a la gente la inmensidad del amor de Dios. Hubo mucho malentendido. Llegué muy temprano, pero alguien tenía que venir.
Mi llegada fue como arrojar una piedra en una gran piscina. Todos los peces huyeron y la piedra se hundió en lo profundo. Sin embargo, después de mucho tiempo, aún hay ondas perceptibles. Se podría decir que la clase de conciencia que yo quise transmitir, hizo su trabajo secretamente después de todo.
En la superficie de la piscina hubo constantes perturbaciones; bien intencionadas, pero las interpretaciones mal guiadas los llevaron a ustedes a encontrarse y pelear unos con otros en mi nombre.
Aquellos quienes fueron tocados por mi energía, motivados por el impulso de la energía Crística, no pudieron realmente integrarla con su realidad psicológica y física.
Ha pasado mucho tiempo antes de que la conciencia Crística pueda establecerse en la tierra. Pero ahora el tiempo ha llegado. Y yo he regresado y hablo a través de muchos, a través de todos y cada uno quien quiera oírme y haya logrado comprenderme desde la quietud de sus corazones.
Yo no predico ni juzgo. Mi esperanza sincera es hablarles de la inmensa e inagotable presencia de Amor, accesible a ustedes en todo momento.
Soy parte de una conciencia mucho más grande, una entidad más grande, pero yo, Jeshua, soy la parte encarnada de esa entidad (o campo de conciencia).
No me gusta mucho el nombre Jesús, porque éste ha sido enredado con una versión distorsionada de lo que yo represento. “Jesús” pertenece a las tradiciones y autoridades de la iglesia. Este ha sido moldeado para adaptarlo a los intereses de los patriarcas de la iglesia por siglos, tanto que la imagen impuesta de Jesús está ahora tan alejada de lo que yo represento, que realmente me complacería si ustedes tan solo pudieran dejarla ir y liberarme a mí de esa herencia.
Yo soy Jeshua, hombre de carne y hueso.
Yo soy su hermano y amigo.
Yo estoy familiarizado con ser humano en todos los aspectos.
Yo soy maestro y amigo.
No me teman. Abrácenme como ustedes abrazarían a uno de su familia.
Somos familia.
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